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VÍCTOR VILLAGRÁN AMAYA

Tumba de la Familia Villagrán Amaya (Cementerio General)

POETA QUETZALTECO

 

BIOGRAFÍA

 

• Nace en Quetzaltenango el 6 de septiembre de 1914. Hijo de Eduardo Villagrán Ovando y Luz Amaya de Villagrán.

• Realiza sus primeros estudios en el Instituto América.

• Juntamente con Oscar Mirón Alvarez funda el periódico "Prensa Nueva" en 1935. Posteriormente funda un programa literario en Radio TGQ, titulado Un Rato De Lírica Nueva.

• Parte a El Salvador y luego a Managua, Nicaragua durante la década del 40, donde se alista como voluntario en las filas de los franceses libres del general Charles De Gaulle. Fue un decidido adalid que se batió en los distintos lugares en que estuvo este ejército, hasta liberar París de los alemanes y también en la gloriosa batalla Del Alamein.

• A su vuelta en 1947, inicia la Colección Contemporáneos con el libro Poetas De Guatemala.

• Obra literaria: Baladas de la estampa (1937), Musicólogo Jesús Castillo (1938), El son de los que ya no son (París, 1943), Coplero marero (en francés y español, traducción de Jean Camp, 1945) , Rima y clima (1946) y Romances de las tierras altas (1947).

• Fallece en 1954.

 

 

ANTOLOGÍA


EL ROMANCE DE DON CHEVO

Orondo señor don Chevo,
persona morrocotuda;
rico, ricote, ricacho,
ricazo de gran fortuna,
tan crecida, tan cuantiosa
que no la midieras nunca;
ricacho señor don Chevo,
el de la vida de chunga
vivida en Quezaltenango,
vamos a contar algunas
historias de tu existencia,
que fuera chusca, ¡ tan chusca!

Sé que bajaste de un techo,
a muchos metros de altura,
cogido de un chorro de agua
como de cuerda segura;
y que bajo el aguacero
a festines y tertulias
llegabas a disculparte
de no asistir por la lluvia.
Después cortaste una rama
montado sobre su punta,
y al separarla del tronco
sufriste caída brusca.

Y a pesar de que el ingenio
le va haciendo añadiduras
pintorescas a tu vida,
sin mala intención ni culpa,
ya te quedaste en el alma
del pueblo que fue tu cuna.

Orondo tío don Chevo,
persona de gran fortuna:
con el perdón de tu alma,
que ya se fue a las alturas,
remato aquí este romance,
que es también leyenda tuya.

 


BALADA DEL CERRO QUEMADO

Quemado en sus erupciones,
hasta volverse carbón.
Hoy no sacude a su pueblo,
porque ya le puso amor.

¡Corazón de piedra,
que se enamoró!

Mira todas las distancias
bajo de su elevación,
regando en el llano jade
la sombra de su color.

¡ Volcán viejo,
trampolín del sol!

Con el perfil en el aire
es una estampa al crayón,
que en los brazos de la bruma
arrebuja su sopor.

¡Corazón de piedra,
que se enamoró!

Ahora es como un abuelo
que habla de la tradición.

¡Volcán viejo,
trampolín del sol!

Doblose sobre su tronco
cuando su tierra asoló:
después se durmió por siempre
para olvidar su furor.

¡Corazón de piedra,
que se enamoró!

 


BALADA DEL RIO XEQUIJEL

¡Arrastra fiesta de trinos
patinando entre sus playas!
Y despacio, muy despacio,
divide milpas, y pasa.

Sendero de vidrios,
entre las montañas.

Del Xequijel son las ondas
anchas y lentas que avanzan,
siendo espejo de los pájaros
que asperjan de su garganta
la primera luz del día,
conjugando la mañana.

Sendero de vidrios,
entre las montañas.

Y va llevando a la historia
su tinto oropel de hazañas,
desde que en lucha sangrienta
de los indios contra España,
esta trenza de cristales
dejaron empurpurada.

Caminito manso
con sangre en el alma,
por donde a la gloria
se fuera mi raza.

Multiplica sus espejos
de aristas en desbandada,
cuando al quebrarse la línea
da sus repiques el agua.

Veredita fresca,
que dormida canta!

¡Río cargado de siglos,
que va rodando a la fábula!

Veredita fresca,
que dormida canta!

Mañana cae en el mar,
pero ya besó los trigos
y se sombreó en los cerezos
parados en su camino.

Riega las milpas,
nace en los riscos,
lame los llanos,
va hacia el abismo.. .

El pueblo mío se arrima
hasta su orilla mojada,
y el río, en abrazo dulce,
lo ciñe, lo besa y pasa.

Caminito manso
con sangre en el alma
por donde a la gloria
se fuera mi raza.

 


ROMANCE DE LA MEJOR CALLE DEL PUEBLO

Resbala de La Pedrera
en manantial de alegría.
Es una calle de estampa,
como mi pueblo sencilla.

Un camino la atraviesa
con alarde de osadía
y torcida se prolonga,
porque recta no sería
la mejor calle del pueblo
rebelde a la simetría.

Toda la luz se le unta
sobre su lomo en el día,
y hubo de nacer angosta,
porque ancha no sería
la mejor calle del pueblo,
ni manantial de alegría.

Un paisaje entero es esta
calle corta, callecilla
que cabe toda en los ojos,
que al no caber, no sería
la mejor calle del pueblo
con cerros de orilla a orilla.

Calle por donde pasé
con morena compañía;
soñando por ti pasamos
calleja de maravilla,
por ti pasamos amando
bajo la luna que ardía,
pintando blanco mi pueblo,
con cal de su fantasía.

Y porque el alma la tienes
como mi pueblo, sencilla,
te me has metido en el alma,
donde sólo ella cabía.

 


BALADA DE XELAJU

iXelajú!,
trigo y pinos;
y bajo el sol
un anillo
de horizonte
limpio, limpio.

Y amaneciendo entre pájaros,
rubio en la orilla del trigo,
rubio en sus ribas con bruma;
pero tiene, por ser indio,
el corazón muy moreno
dentro sus curvas con frío.

Apretuja
-do de frío
acurruca-
do en su nido.

Y como nació entre cerros
es que fue rosa de abismos
y cuenca de honda pupila,
mirando al cielo en los pinos
y en los cipreses que mecen
un largo viento de siglos,
y en sus enormes volcanes
metidos en lo infinito.

Apretuja
-do de frío
y acurruca-
do en su nido.

Pueblo nuevo y cerros viejos,
vieja furia y nuevo brío:
el pueblo nace de abajo,
pero está al cielo prendido
con las garras de sus sierras
y los brazos de sus picos.

iXelajú!,
trigo y pinos;
y bajo el sol
un anillo
de horizonte
limpio, limpio.

 

 

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