LA IDEOLOGIA DEL ANARQUISMO
Rudolf Rocker
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El anarquismo no es una solución definitiva a todos los problemas humanos, ni la Utopía es un orden social perfecto (como se la ha llamado a menudo), puesto que, en principio, rechaza todo esquema y todo concepto absolutos. No cree en ninguna verdad dogmática ni en ningún objetivo final definitivo para el desarrollo humano, sino en una perfectibilidad ilimitada de los modelos sociales y de las condiciones de vida humana, que siempre se esfuerzan por llegar a formas mas altas de manifestación y a las que, por esa misma razón, no se les puede asignar un limite preciso ni asignar una meta final.
Soy anarquista,
no porque crea en un futuro milenio en donde las condiciones sociales,
materiales y culturales serán absolutamente perfectas y no necesitarán ningún
mejoramiento más. Esto es imposible, ya que el ser humano mismo no es perfecto y
por tanto no puede engendrar nada absolutamente perfecto. Pero creo en un
proceso constante de perfeccionamiento, que no termina nunca y sólo puede
prosperar de la mejor manera bajo las posibilidades de vida social más libres
imaginables. La lucha contra toda tutela, contra todo dogma, lo mismo si se
trata de una tutela de instituciones o de ideas, es para mí el contenido
esencial del socialismo libertario. También la idea más libre está expuesta a
este peligro, cuando se convierte en dogma y no es accesible ya a ninguna
capacidad de desenvolvimiento interior. Donde una concepción se petrifica en
dogma muerto, comienza el dominio de la teología. Toda teología se apoya en la
creencia ciega en lo firme, lo inmutable, y lo irreductible, que es el fundamento de todo despotismo. A
dónde llega eso, nos lo muestra hoy la URSS, donde
incluso se prescribe al hombre de ciencia, al poeta, al músico y a los filósofos
lo que deben pensar y crear, y eso en nombre de una teología de estado
omnipotente, que excluye todo pensamiento propio e intenta introducir con todos
los medios despóticos la era del hombre mecánico.
Jamás en mi vida
he estado tan firmemente persuadido como lo estoy hoy de la exactitud interior
de nuestras concepciones. Justamente por eso, cuando un nuevo absolutismo brutal
del pensamiento amenaza envenenar todas las ramas de la vida social, es preciso
defender con todas las fuerzas el gran tesoro ideal de nuestros precursores.
Pero eso no se hace elevando cada frase de nuestros grandes pensadores (escrita
hace 100 años e incluso hace 50 años), con encarnizamiento unilateral, a la
categoría de una verdad absoluta, sino aplicando a todos los nuevos problemas de
la era novísima la filosofía de la libertad, y buscando para ella una actuación
práctica. El Anarquismo no es un sistema cerrado de ideas, sino una
interpretación del pensamiento que se encuentra en constante circulación, que no
se puede oprimir en un marco firme si no se quiere renunciar a él. Esto es lo
que sostuvo siempre Max Nettlau y lo que no deberíamos olvidar nunca. Cada uno de
nosotros no es más que un ser humano, y como tal expuesto al error. Todos
aprendemos solamente por las experiencias, los unos más, los otros menos. Pero
los pequeños o grandes Papas que nos quieren prescribir lo que debemos pensar,
no tienen felizmente todavía ningún valor en el movimiento libertario. La "línea
pura" se adapta a los hombres del Kremlin y a sus adeptos, pero no ciertamente a
nosotros. Por esta razón habría que
examinar toda opinión y respetarla, mientras surja de una convicción
honrada. El que se estima a sí mismo, estima también a los otros. Este es el
fundamento natural de todas las relaciones humanas, lo único que es obligatorio
también para nosotros.