El Último Card Captor

               por Mikki-chan

 

 

 
" ¡Todo esto es muy extraño!!! .. yo solo estaba capturando la carta "change" y ahora resulta que Kero es Li y Li es Kero....¡han cambiado de cuerpos! y Li estaba muy

 enojado... aunque sinceramente me preocupó bastante... se ve desvalido en el cuerpo de Kero y tuve que llevarle a casa... ¡estaba demasiado indefenso!... aunque también le pasaron cosas en la casa: Primero cayó de la ventana y tuvo la suerte de que Yukito y mi hermano estaban entrando... sabes que Yukito es muy bueno y me lo devolvió... pero me dí cuenta que mi hermano le empezó a mirar de una forma .... ya sabes, la forma en que siempre mira a Kero... por un momento casi temí que se hubiera dado cuenta que ´no era el mismo´ y por eso lo llevé a mi cuarto lo más rápido que pude.. a veces me preocupa mucho cuando mi hermano se pone así..... pero no pasó nada.

Ahora estamos en la escuela y Tomoyo ya lo sabe ¡es que es muy lista!! (y Kero, en el cuerpo de Li, estaba haciendo tonterías y ella le descubrió muy fácil) .. les hemos convencido de que se porten bien..... ¡mientras esté así tengo que cuidar de él!!"

 

 

Capítulo 7: Viejos conocidos II

- "Bonjour, ha logrado usted comunicarse con el domicilio de Tracie Junot pero en este momento ella no se encuentra en casa.. por favor, deje su mensaje para que pueda comunicarse con usted en cuanto le sea posible.."

Sakura suspiró quedadamente. Era la cuarta vez que intentaba comunicarse con Tomoyo y que le respondía la máquina de mensajes ¿acaso su amiga no querría saber de ella y por eso no había contestado sus llamadas?.. porque no se le ocurría que otra cosa podía ser el motivo para que no se comunicara con ella y aún no terminaba de acostumbrarse al nombre de diseñadora que usaba Tomoyo: ¡Tracie Junot!... ¿quién lo hubiera pensado?.

Cuando supo que ese era el nombre que ahora usaba su amiga había tratado de informarse y sí que había quedado asombrada. Tomoyo era la más joven promesa como diseñadora de modas a nivel europeo y había mucha información de sus actividades en la Internet. Comparada con ella, Sakura Kinomoto era solo una simple estudiante de periodismo... tal vez demasiado simple para la vida sofisticada de quien fue su mejor amiga.

- "¿Qué pasó?.. ¿tampoco pudiste localizarla esta vez?" –le preguntó Kero.

- "No. Me contestó el servicio de mensajería otra vez" –dijo algo decepcionada- "Oye Kero.. ¿crees que Tomoyo realmente se haya olvidado de mí y no quiera ni devolverme la llamada?"

- "¡Claro que no!" –le animó el muñeco de felpa con energía- "lo que me parece es que ahora ella es una persona muy ocupada y quizá no pudo revisar sus mensajes telefónicos.. ¡trata de animarte Sakura!"

- "Bueno, definitivamente tendré que animarme" –dijo mientras buscaba su bolso apuradamente- " porque si no me doy prisa llegaré tarde al trabajo y con las vacaciones que me dieron eso sí sería el colmo... de modo que tú quédate aquí tranquilito que todavía estás algo débil .."

El muñeco frotó su ala con gesto aburrido.

- "Pero ni siquiera me dejas usar los juegos de video.. ¡ten compasión Sakura!!!"

- "Es mejor que descanses bien para que te recuperes lo antes posible" –dijo tratando de animarle- "además puedes ver la televisión desde ahora, ya ves que papá salió más temprano que yo el día de hoy" –miró el reloj que tenía en su muñeca- " ¡ahora sí que se me hizo tarde!!!"

La muchacha tomó su bolso y salió corriendo con una amplia sonrisa en el semblante alegre. Lo que había sugerido Kero a había puesto de buen humor y realmente le fue bastante útil en el trabajo –había que verla llevando los pedidos de los comensales de aquí para allá con una encantadora sonrisa en su rostro- cuando una de sus compañeras le avisó que le llamaban por teléfono desde su casa, justo cuando se disponía a entregar la cuenta a los ocupantes de una mesa.

- "¿Teléfono?" –se asombró- "¿estás segura Mako?.. ¿acaso es mi papá?"

- "Lo dudo" –sonrió la otra camarera- "es alguien que tiene una voz graciosa..."

- "Una voz graciosa... " –murmuró mientras se acercaba al auricular- "¿hola?.. soy Sakura.. ¿con quién hablo?"

- "¡Sakura!!!" –chilló Kero- "¡tengo que..!"

- "¿Estás loco?" –murmuró lo más bajo que pudo- "¿porqué me llamas a mi trabajo?.. ¿qué sucede?"

- "Es que acabo de comunicarme con tu universidad.. ¡tal y como me lo pediste!"- dijo apuradamente- "!y me han dicho que tus clases empiezan mañana!"

- "¿QUEEEEEEE?!" –casi gritó espantada- "¡eso es imposible!... ¡nos habían dicho que hasta la próxima semana!"

- "Ya sabía que te ibas a sorprender y por eso te llamé Sakura... no te enojes conmigo.."

- "No estoy enojada contigo Kero... soy presa del pánico... ¡ahora voy a tener que ir a verificar mi matrícula y pedir mis horarios hoy mismo!!" –murmuró preocupada- "¿qué voy a hacer?"

- "Pero tal vez tu padre pueda ayudarte en hacer eso.."

- "Eso espero. ¿Cómo no se me ocurrió averiguarlo antes?" –continuó lamentándose- "claro, si papá ya había dispuesto que las clases de su facultad empezaban mañana, pero yo me confié demasiado en que para mi facultad no sería lo mismo.. ¿qué voy a hacer?"

- "Trata de calmarte Sakura" -dijo Kero por el auricular- "creo que lo mejor que puedes hacer es dejar tu trabajo por un rato y ordenar todo eso.."

- "Creo que es lo único que me queda" –aceptó- "gracias por avisarme Kero..."

- "¡Una cosa más Sakura, no vayas a cortar la comunicación!!!... estoy sintiendo mucha magia y creo que..."

Silencio. Sakura le había dejado hablando solo.

- "¡Ay Sakura!" –protestó mientras dejaba el teléfono- "!por favor ten mucho cuidado!!!... hay mucha magia cerca y no me gusta nada...."

En ese instante la puerta de la habitación se abrió y Kero apenas si tuvo tiempo de quedar estático, como el muñeco que se supone era.

- "¿Sakura? ... ¿Sakura aún estás aquí?" –repuso el profesor Kinomoto- "¡que extraño!!!... casi creí que ya habría regresado...." –lanzó una mirada a la habitación de su hija, notando el auricular descolgado del teléfono- "... ¿dejó así el teléfono?..."

Una gotita apareció en el semblante de Kero mientras el profesor empezaba a marcar el número del trabajo de su hija.

- "Por favor, ¿puede comunicarme con Sakura?" –dijo cuando le contestaron- "la estoy llamando de su casa.. soy su padre y tengo que darle una noticia muy importante.."

- "¡Oh señor Kinomoto buenas tardes!!" –dijo Mako, que había contestado otra vez el teléfono- "lo lamento pero ella salió hace un momentito..... la persona que la llamó de su casa hace un rato le dijo que tenía que ir a la universidad para lo de su matrícula.."

- "De eso justamente era lo que quería hablarle" –suspiró el Decano- "yo mismo ya me he encargado de todo eso y solo tiene que ir a verificar sus horarios...." –entonces se dio cuenta de lo que la chica había dicho- "disculpe... ¿dijo que alguien la llamó desde la casa?"

- "No hace cosa ni de cinco minutos señor... yo misma le contesté aunque no me dijo quien era... ¡tenía una voz muy graciosa!!!"

- "¡Oh bueno!.. lo importante es que Sakura ya fue para la universidad.... ¡muchas gracias!!!"

El profesor terminó la charla y entonces quedó pensativo por un instante... ¿la persona que llamó a Sakura desde SU casa?... eso sí que era peculiar pero también era cierto que el teléfono de la habitación de su hija estaba descolgado...

Quizá era un muchacho algo tímido –que llamó seguramente de la universidad- quien le había dado a su hija el oportuno aviso....

Y abandonó la habitación de su hija para dirigirse a la cocina donde estaba todo revuelto... especialmente una enorme caja de galletas que acababa de comprar ayer.

¿Que estaba pasando aquí?

Esto empezaba a serle familiar......

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

- "Deja de enfadarte conmigo Tracie.. todo lo que quería era darte una sorpresa agradable y no que te..." –el rostro del rubio palideció- "¡oh no, otra vez!"

Y se puso de pie corriendo hacia los servicios higiénicos del avión.

- "Por eso mismo no quise que me acompañaras a este viaje Jean" –le replicó la molesta muchacha de largo cabello oscuro que estaba sentada a su lado cuando finalmente regresó- "de sobra sabes que los aviones te marean y te conviertes en un compañero de viaje absolutamente imposible, pero todavía insististe y ahora sí que me has acabado de arruinar el día.."

- "Ya deja eso Tracie... Estoy demasiado mal para discutir contigo...."

- "Si me hubieras hecho caso no estarías en esta situación tan desagradable.."

Jean quedó en silencio mientras la joven que él conocía como Tracie Junot contenía su disgusto a duras penas. Ambos sabían perfectamente el porqué de su insistencia en acompañarla. Aunque Jean había dicho repetidas veces que deseaba conocer a la familia de su exitosa novia y ese era el pretexto oficial para su "compañía sorpresa" ambos sabían que su verdadero propósito había sido asistir a los principales eventos de la moda –donde nunca faltaban las celebridades y miembros del Jet Set- a donde la joven había sido invitada y que formaban parte del viaje de negocios que realizaba desde hacía una semana. Aunque su viaje incluía también Tokyo, donde su madre se encontraba por el momento.

Según se acercaban a su destino final –donde la joven, en su papel de socia debía verificar la apropiada instalación de una cadena de boutiques- la muchacha oriental se ponía más y más pensativa. De buena gana hubiera delegado esa responsabilidad a alguien más pero era quien mejor conocía el mercado oriental y no podía eludir eso por más tiempo. Pero mientras las asistentes del avión les avisaban –en inglés y japonés- que en segundos pisarían tierra japonesa, la frialdad y hermetismo de Tracie Junot desaparecía para dejar paso a una pensativa y triste Tomoyo Daidouji.

No sólo era que no veía a su madre hace mucho tiempo. Era el hecho de volver a verla en el mismo Japón reavivaba los recuerdos que con tanto trabajo intentaba dejar atrás.

Las protestas de Jean la sacaron de su mutismo.

- "¿Qué fue lo que dijo?"

- "Dijo que estaremos caminando por el aeropuerto en cuestión de minutos" –replicó automáticamente.

- "Tracie... por favor.. ya te he dicho que me disculpes.." –murmuró Jean- "sólo quiero conocer finalmente a tu madre para poder casarme contigo...."

Repentinamente sintió el deseo de creerle. Por una sola vez deseó que realmente la quisiera y no fuera el interés en su posición social el motivo por el que estaba allí. Una sola vez, una persona que realmente la amara a ella por sí misma y solo por eso... alguien que no la hubiera considerado una imitación de hija o familia y que por ello hubiera perdido a alguien especial en su vida.

Como su madre. Su madre, que la adoptó tratando de que ocupara el lugar que hubiera tenido una hija y que había pagado su equivocación perdiendo a su esposo...

- "¡A veces desearía nunca haber adoptado a Tomoyo!!"

Esa frase aún resonaba en su cabeza. La habitación del hospital y su madre al lado de su ex-esposo –pues él nunca mereció el calificativo de padre- lamentándose haber perdido a su pareja por una niña que ni siquiera era su hija.

Todo volvió a su mente de nuevo y sintió dolor.

Dolor y vergüenza.

Dolor por haber sido la causante indirecta de que alguien que había sido tan bondadosa con ella hubiera sufrido; vergüenza porque nunca podría mirarla a la cara sin sentirse culpable del divorcio entre los esposos Daidouji. Porque no la odiaba, al contrario. Le estaba demasiado agradecida para reclamarle –además.. ¿cómo podría reclamar si le dieron todo?- y solo quiso dejarla sola para darle la oportunidad de rehacer su vida, pero este regreso a su país natal –e iba a ser por una temporada algo larga- le complicaba todo. Era más fácil olvidar en Europa. Japón le traía demasiados hermosos recuerdos que ahora solo le hacían daño. Su infancia feliz, sus amigos –a quienes no volvió a ver desde que se marchó de Tomoeda- su vida familiar y la tranquila paz y confianza en quien era y lo que tenía que entonces la rodeaba.

Recordarlo dolía, porque pese a su éxito no sentía ninguna paz.

- "Dime Jean" –por primera vez se volvió al joven con una expresión tan dulce que no tenía desde que era una niña- "¿es verdad que me quieres?"

Jean parpadeó desconcertado. Tal vez la langosta que había comido en el avión le había hecho daño, porque le parecía notar cierta expresión tierna en Tracie.

- "¿Tracie?" –murmuró asombrado.

- "¿Es cierto Jean?" –continuó la muchacha en el mismo tono, casi como si suplicara una respuesta afirmativa- "¿de verdad... me amas?"

Jean quedó deslumbrado. Cuando esa dulzura brillaba en los ojos de Tracie se veía realmente más bella que nunca, pero cuando se disponía a contestar sintió un leve dolor en el vientre que le motivó una queja ahogada que fue una muy mala respuesta para la anhelante muchacha, que volvió a su mutismo habitual.

Al parecer realmente aquella langosta le había hecho daño.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

La puerta del departamento se abrió y Touya ingresó a su casa sin decir palabra alguna. En realidad no estaba deprimido pero sí muy cansado; afortunadamente las cosas iban mejorando en el hospital y como su trabajo absorbía gran parte de su vida, esto le había hecho sentirse mucho más tranquilo. El doctor Sakashi había probado ser una persona mucho más razonable de lo esperado. Por supuesto que había insistido en el valor de su experiencia en el caso del paciente del 25-A pero en cuanto le probó que dicho paciente presentaba un cuadro clínico muy inestable el doctor había modificado sus procedimientos y había logrado que dicho caso empezara a mejorar mucho antes de lo que Touya había esperado. Por supuesto que el doctor Sakashi era un gran profesional y había sido felicitado por sus compañeros por la mejoría del caso, pero también era cierto que el médico admitía el valor de la intervención del jefe de residentes.

Dejó la bolsa de su uniforme en la pequeña salita y entonces sus sentidos se alertaron.. mucho silencio... mala señal... ¿qué estaría haciendo Kiku?. La última vez que hubo tanto silencio en cuanto llegó a su casa casi lo echan del departamento por el incendio que Kiku casi había provocado –tuvo que decir que fue su culpa dejar la cocina encendida- y eso sí que le ponía de peor humor.

Había caído bastante bajo. Vivir con una niña fantasma era demasiado trabajo.

El punto era que Kiku había sido una más de los fantasmas que había conocido en el hospital –era increíble la cantidad de espíritus que andaban por los pasillos- pero le llamó mucho la atención por su edad. Apenas tenía siete años cuando –al menos hace noventa años atrás- murió por la ignorancia de algunos métodos médicos que hubieran podido salvarle la vida pero al parecer sus padres habían intentado comunicarse con ella por medio de algún extraño y mal hecho conjuro espiritista. Lo único que había resultado de aquello era que el alma de la pequeña había quedado atrapada en el mundo de los vivos sin ninguna comunicación con su familia ni ninguna persona viviente y había pasado todos aquellos años deambulando incansablemente por el viejo templo cuando su familia había muerto -donde después se construyó el hospital- su estado general era de lloroso pánico y terror ante otros espíritus quienes lamentablemente eran los únicos con quienes podía comunicarse, pues pese al tiempo transcurrido seguía siendo una niña pequeña de principios de siglo.

Al conocer al doctor Kinomoto la pequeña se había allegado a él instantáneamente. No solo porque era la única persona que había conocido en todo este tiempo que podía verla y charlar con ella sinó porque pese a su -a veces- muy hosco trato y constante malhumor podía, con su natural simpleza infantil, sentir que se preocupaba sinceramente por ella.

De allí que a veces tratara de agradar a su "hermanito" –palabra que siempre solía traer a Touya un mundo de recuerdos- con alguna idea que casi siempre terminaba en problemas para el joven médico.

Y ahora, al contemplar la cena preparada y la mesa lista para que se sentara a comer –con el trabajo que le había costado enseñarle a cocinar con métodos modernos- Touya sí que tenía la certeza de estar en otro lío.

- "Kiku... ¿que hiciste ahora?" –bufó con enfado.

Detrás de la mesa, una pequeña cabecita fantasmal apareció y unos enormes ojitos castaños le miraron con aprensión.

- " Hermanito.. ¿porqué dices eso?"

- "Habla de una vez" –continuó el joven en el mismo tono acre y sin sentarse- "¿que fue?"

- "¡No fue mi culpa!.. yo solo estaba preparando la cena y olvidé cerrar la ventana del tragaluz y entonces la señora Kotoko ...."

Silencio.

- " La señora Kotoko ... ¿qué?" –dijo más y más serio.

- "Ella se asomó por allí... creo que escuchó el ruido..... y después gritó y creo que se desmayó..."

- "Un momento, un momento..." –ahora sí se sentó- "dices que hiciste ruido y la señora Kotoko se asomó por el tragaluz... después gritó y se desmayó... ¿pues que estabas haciendo?"

- "Cocinando.."

- "¿Cocinando?" –repitió Touya , algo confundido.

- "Sí..... estaba usando esas cosas que dices... ollas modernas y picando las verduras y.."

A Touya aún le tomó un segundo asimilar eso. La señora Kotoko había escuchado ruido y se había asomado por el tragaluz justo para contemplar.....

contemplar las ollas y sartenes moviéndose solos y también un cuchillo picando automáticamente las verduras sin que nadie que lo sostuviera.

¡Con razón se había desmayado!!!

- "Esto es peor que cuando vivía con el monstruo.." –murmuró.

- "Pero hermanito...." –murmuró la pequeña mientras el médico aún trataba de pensar en algo coherente, abriendo todavía más sus ojitos castaños- " ¿y porqué no podemos vivir con tu hermana y tu papá?..... ninguno de los otros espíritus te ha dicho porqué puedes vernos... ¿entonces porqué no regresas a tu casa?... yo lo haría si mi papá y mi mamá vivieran... ¿y porqué no lo haces tú?"

Por primera vez en su vida, Touya Kinomoto no supo como replicar convincentemente a alguien.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Naoko tocó la puerta antes de ingresar a la oficina. Había recibido el mensaje de presentarse en la sala del profesorado de secundaria cuando salió de clases y el asunto la tenía lo bastante intrigada como para dirigirse allí lo más pronto posible. Su fértil imaginación por una vez estaba muda y su mente continuaba preguntándose el motivo para que la llamaran allí mientras ingresaba lentamente a la oficina.

Una mujer estaba frente a ella y la contemplaba con una leve sonrisa. A un rápido vistazo, Naoko le calculó cuando menos 25 a 30 años, aunque no podía estar segura del porqué su rostro resultaba serle tan familiar.

- "Pasa por favor señorita Yanahisawa...." –le dijo la mujer aún sonriente- "me llevé tan grande sorpresa cuando encontré tu nombre en los registros de la universidad que me permití citarte aquí.."

- "Gra... gracias" –replicó la muchacha, aún sin reconocer a su anfitriona- "... disculpe pero... su rostro me parece algo familiar pero no estoy muy segura.. ¿acaso la conozco?"

- "Bueno, cuando estabas en quinto grado de primaria fui tu profes..."

- "¡Es cierto!!... ¡la señorita Mizuki!" –la muchacha la reconoció súbitamente- "¡usted es la señorita Kaho Mizuki!!" -su interlocutora amplió su sonrisa cuando Naoko empezó a hacer ciertos gestos que bien podían interpretarse como mezcla de alegría y sorpresa profunda- "¿trabaja ahora aquí?... ¡que enorme sorpresa!!"

- "Me alegra mucho que todavía me recuerde señorita Yanahisawa.." –dijo gentilmente- "aunque hace algún tiempo que ya no me llamo Mizuki estos últimos días me han hecho recordar cuando todavía me llamaban así.."

- "¿Trabaja aquí señorit..?.. ¡oh perdón!... lo siento... es que no sé su nombre de.... "

- "Mi nombre ahora es Monouhi y sí, ahora soy la Supervisora de Ciencias... para Profesores de Secundaria de la Institución Clamp.. justamente estaba verificando unos registros y uno de los profesores de la Universidad me dejó unos papeles.... donde ví tu nombre y se me hizo familiar"

- "Bueno, no me asombra entonces que no la haya visto hasta ahora" –sonrió Naoko- "con lo gigantesco del Campus, nunca me dirijo por el área de Secundaria, justamente les decía a Rika y a Yamazaki.." –se interrumpió bruscamente y comentó- "¿sabe que hace poco tiempo me encontré con algunos compañeros que también eran de la primaria Tomoeda?"

- "¡Vaya!... parece que el mundo es muy pequeño.." –un brillo interesado apareció en los ojos de la señora Kaho Monouhi- "¿y quienes son los compañeros a los que ha visto hace poco señorita Yanahisawa?"

- "¿Recuerda a mi amiga Rika Sasaki?.. bueno, ella estudia administración y tiene una tienda de curiosidades en las afueras del Campus... por el área de preparatoria.. y justamente con ella trabaja otro compañero de la primaria... Takashi Yamazaki.. ¿lo recuerda?"

- "Sí, a ambos los recuerdo perfectamente" –sonrió- "la señorita Sasaki era muy gentil y madura para su edad, además de ser una excelente repostera.... y el joven Yamazaki tenía cierta habilidad para decir cosas que podrían interpretarse como mentiras.. ¿me equivoco?"

- "¡Que excelente memoria tiene!" –se admiró Naoko.

- "Es que tengo muy buenos recuerdos de su grupo. Y tal vez, si no es molestia, ¿podría acompañarme a visitar la tienda de la señorita Sasaki?... con todo el tiempo transcurrido me sentiré muy contenta de ver cuanto han cambiado mis pequeños alumnos.." –continuó mientras Naoko asentía y buscaba en su bolso el teléfono de la tienda, para avisar a la propietaria de la inesperada visita- "y son.. ¿son ustedes los únicos compañeros de su grupo que han continuado viéndose?"

- "Sí. Aunque nos gustaría mucho saber como están Chiharu y los otros.. pero no sabemos nada de ellos desde que salimos de Tomoeda"

Mientras ambas se dirigían al área de preparatoria del Campus –por donde sería mucho más rápido llegar a la tienda de la señorita Sasaki- Kaho pensaba que si bien su búsqueda había empezado de manera muy alentadora, para encontrar a la señorita Kinomoto tendría que recurrir a otros medios... Porque si bien la ciudad de Tokyo se hallaba en una encrucijada de poderes místicos en los que se sabía no capacitada para intervenir, ella también había empezado a sentir el peligro que había mencionado Yukito Tsukishiro y si quería cumplir la palabra ofrecida, tendría que darse prisa.

No sólo al profesor Tsukishiro se le estaba terminando el tiempo.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Sakura sonrió dulcemente cuando vió a Kero profundamente dormido en su diminuta camita y bajo la luz de la luna, que se filtraba débilmente por la ventana de su habitación.

La luna. Tan brillante y hermosa como de costumbre. Tan serena e inalcanzable.. por un instante casi podía sentirse acompañada y protegida.

Yue.

En su mente empezó a formarse una imagen plateada y alada cuando repentinamente tropezó y salió bruscamente de su ensoñación al sentir un leve dolor en la rodilla. Bien merecido se lo tenía... Shaoran le había dicho en Hong Kong que probablemente, cuando Kerberos fue sellado en el libro hace años, Yue también debió haber permanecido de la misma manera en el interior de Yukito y sólo podría liberar ese sello cuando encontrara a Yukito o pudiera usar completamente sus cartas.

Pero no pensaba romper ese sello. Eso era cosa decidida.

Probablemente Yukito tenía ahora una vida normal y feliz, lo más seguro era que la hubiera olvidado y no era justo despertar a Yue –y posiblemente colocar a Yukito en una situación difícil- sólo porque se sentía algo preocupada por los sucesos de Hong Kong. Ahora estaba en casa y aquellos problemas entre hechiceros habían quedado con los hechiceros, en China, con Shaoran y su familia. Ella había vuelto al mundo normal –con poderes mágicos, pero no en medio de una guerra de hechiceros- y tenía que aplicarse no solo en los estudios, el trabajo y cuidar bien de su padre –aunque él parecía cuidarla más a ella- ahora tenía que desarrollar su magia.

Porque una cosa si estaba clara para ella.

Las palabras que pronunció Shaoran la tarde en que se volvieron a ver después que Kero había explicado que su "Maestra de Cartas" había olvidado sus poderes por propia voluntad...

- "Aquellos que hemos sido favorecidos con poderes mágicos no podemos darnos el lujo de comportarnos de esa forma" –había dicho sin perder la calma ante los ataques de Kero- "tenemos una responsabilidad hacia los demás y si todos renunciáramos o culpáramos a la magia de nuestros problemas, algunos hechiceros sin escrúpulos podrían hacer mucho daño"

No podía ser egoísta. A partir de mañana iba a usar sus cartas para encontrar a sus amigos y a su hermano, para asegurarse de que estuvieran bien. Si no lo estaban, entonces usaría su magia para ayudarles. Nunca haría nada que les hiciera daño o perjudicara en modo alguno.

Pero la verdad era que estaba muy cansada. Bueno, en realidad cansada no era la palabra adecuada para expresar como se sentía. Había estado muy ocupada en ordenar sus horarios desde que supo que su padre ya había tomado las medidas necesarias para su inscripción -¡su dulce y amado papá, tan bueno como siempre!- y apenas acababa de convencer a la dueña del cafetín donde trabajaba para la súbita modificación de su horario de trabajo... pero se había enojado de tal forma que lo más seguro era que empezara a buscar otro empleo.

Suspiró de nuevo mientras se acostaba. ¿Porqué se estaría sintiendo tan triste?... si estaba en casa y no en Hong Kong, donde lo sobrenatural parecía ser parte de la rutina; estaba en su hogar y no en la peculiar mansión de Shaoran... rodeada por su no menos particular familia... estaba en su casa.... y Shaoran se había quedado en Hong Kong y posiblemente no volvería a verlo jamás.

Suspiró por última vez antes de mover las cortinas de su ventana.

No vería a Shaoran nunca más.

Y en la luna, algunas manchas de sangre empezaban a aparecer mientras en el Hospital del Campus Clamp una figura estaba envuelta en un silencio sólo interrumpido por los sonidos de las máquinas que le ayudaban a sobrevivir...

Hasta ahora.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Touya casi pudo escuchar su nombre en medio del alboroto de la guardia del hospital. La enfermera parecía preocupada y nerviosa mientras se le acercaba y por un momento temió que fuera algo grave lo que estaba pasando.

- "¡Por favor Doctor, es mejor que hable usted mismo con ese tipo!!" –casi sollozó la muchacha- "¡está histérico y a amenazado al doctor Kahiki con demandarlo!"

El jefe de los residentes contuvo su enfado a duras penas.

Ese era el problema con los estudiantes. Podían ser a veces lo bastante inseguros como para permitir que un paciente histérico los pusiera a temblar. De modo que se dirigió a paso rápido al lugar de donde se escuchaba el alboroto.

Dos hombres de muy elegante y atildado aspecto parecían estar histéricos.

- "Soy el doctor Kinomoto, Jefe de Residentes del Hospital Central de Tokyo" –dijo fríamente en cuanto le salieron al paso- "y si ustedes no son pacientes, les agradeceré que se queden en los pasillos y no interrumpan las labores del personal.."

- "¿Qué ha dicho?" –repuso uno de los hombres, de cabello castaño claro y con fuerte acento extranjero- " ¿acaso nos está echando de aquí?"

- "Están ustedes estorbando la atención médica de su amigo" –dijo con voz helada- "y si no obedecen me veré obligado a recurrir a la seguridad del hospital"..

- "¡¡Oh no!.. ¡por favor no!!!" –gimió otra voz masculina desde el lecho de hospital- "¡me siento muy mal y no quiero morir solo!!"

Touya se le acercó entonces y le dijo, mirándolo con dureza.

- "Es mejor que deje de quejarse porque no está en peligro de muerte... lo único que usted tiene que hacer es recuperarse del ataque de apendicitis que sufrió y controlar su propia crisis histérica.. aquí si tenemos gente enferma a la que sus quejidos ponen peor..."

- "¡No me hable así!.. ¡acabo de ser operado!"

- "Su operación de apendicitis y fue totalmente exitosa, de modo que mejor controla sus nervios y...."

- "¡Oiga usted doctor!.. ¡yo soy francés y no voy a permitir que ningún japonés venga a decirme lo que debo hacer!!... la comida japonesa fue la que me provocó el ataque y ningún japonés me va a decir lo que debo o no debo hacer..!"

Touya no se alteró. Al menos no aparentemente. Contempló los rostros burlones de los otros dos extranjeros y llamó rápidamente a la enfermera.

- "Pues temo mucho decirles que están seriamente confundidos" –dijo disimulando su enfado- "en primer lugar, ustedes están en Japón y creo que vinieron solos... en segundo lugar este es un hospital, soy el médico y quien da las órdenes.. ." –continuó entonces mientras los otros callaban asombrados- "señorita Tanaka, aplíquele un sedante a este hombre" –dijo señalando al pálido rubio que instantáneamente se puso a gemir- "y quizá prefieran esperar en los pasillos o abstenerse de más comentarios.."

- "¡Oiga usted!" –protestaron- "¡informaré a la cancillería de esto!"

- "Me parece estupendo" –dijo, sin alterar siquiera la inflexión de su voz- "por mí pueden irse si se les antoja.."

- "¿Porqué nos iríamos?" –intervino una voz femenina y los tres hombres la miraron.

- "Sus amigos deseaban llevar algunas quejas a su embajada.. ¿se irá con ellos también?"

- "Pero no pienso dejar solo a mi novio esta noche doctor.."

- "Como prefiera" –el aludido se encogió de hombros- "solo le agradeceré que no provoque los desagradables inconvenientes que hicieron sus amigos."

- "Oiga usted doctor.. ¡no puede hablarnos así!.. somos fotógrafos profesionales y la señorita es la más famosa diseñadora de modas de.."

- "Les llamaré cuando necesite fotos o quiera que diseñen un nuevo uniforme al hospital" –dijo cortante mientras los hombres palidecían y la muchacha le miraba conteniendo su enfado- "pero por ahora les pido que nos permitan hacer nuestro trabajo o tendré que sacarles de aquí.."

La muchacha le miró con frialdad.

- "Solo espero que sea tan bueno en su trabajo como nosotros en el nuestro doctor.." –dijo con helada cortesía.

- "Cada uno a lo suyo señorita" –volvió a encogerse de hombros- "soy incapaz de diseñar algo y no pretendo hacerlo, solo pido que me dejen hacer lo que es mi trabajo.."

La muchacha asintió en silencio y se volvió a ver al enfermo –ignorando al médico- mientras los otros dos hombres quedaron en silencio a un gesto de ella y el doctor se marchaba después de hacer un gesto de que volvieran a sus puestos al personal de seguridad del hospital.

- "Estúpidos turistas.." –murmuró antes de alejarse.

- "Ese tipo es un témpano" –comentaron los fotógrafos- "y bastante sarcástico también... ¡desagradable!.. ¿no lo crees?" –le preguntaron a la muchacha.

Pero ella nada dijo. Ni siquiera miraba a su novio –que yacía dormido- sinó más bien contemplaba una foto –que había sacado de su elegante bolso de mano- donde estaban abrazadas una mujer de cabello castaño y corto y una pequeña niña, que tenía una cámara de video en las manos y que tenía unos incomprensibles kanjis en ella...

Ambos fotógrafos se encogieron de hombros. Sabían que al igual que toda la gente de ese hospital y aquel médico que les había hecho tamaño desplante, ella también era japonesa... ¿quién podía entenderlos?.... quizá todos eran parientes... no sería de asombrar...

Pero la muchacha no pensaba en ese momento ni en su novio, los médicos, o sus acompañantes... una sola pregunta estaba en su mente..

- "Ya estoy en Japón... pese a todo ya estoy aquí otra vez... ¿qué puedo hacer?...¿llamaré a mi madre para decirle que he vuelto?.. ¿le confesaré que estoy enterada de todo?.. ¿qué debo hacer?... ¡al menos nadie conocido me ha visto!"

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

La muchacha ingresó casi atropelladamente por el pasillo de la universidad. Estaba muy consciente de que solo sus habilidades atléticas podrían salvarla de llegar tarde a las primeras clases y tenía que intentar llegar a toda costa. ¡Ya era muy tarde y se había quedado dormida!...

La puerta del salón se cerraba.. se cerraba... casi como por reflejo Sakura pudo entrar casi por una rendija, mientras una aturdida compañera suya la miraba sin entender el motivo de su prisa..

- "¡Sakura!.. ¿porqué corres?"

- "¿Y el profesor?" –dijo mirando el lugar donde se suponía estaba el maestro.

- "¿Cómo, no lo sabes?" –se asombró su compañera- "¿no recuerdas que llegaría diez minutos tarde por única vez?"

La muchacha suspiró con alivio dispuesta a agradecer a los dioses la inesperada bendición, pero en aquel momento la puerta se abrió y un profesor de edad madura y rostro de pocos amigos ingresó al aula. Al parecer, había terminado su retraso en apenas cinco minutos.

- "¿Y bien señorita?" –dijo el maestro- "¿acaso no piensa sentarse para que yo pueda empezar mi clase?"

Sakura parpadeó por un instante sin saber que hacer, pero súbitamente una voz familiar murmuró a sus espaldas...

- "Puedes sentarte aquí.... " –la voz tenía cierto toque de incomodidad y vergüenza- "si quieres claro......"

Sakura Kinomoto giró hacia el lugar de donde venía la voz.. ¿era posible?... ¡no podía ser porque esa voz era de una persona a quien no volvería a ver!!!.. un joven hechicero que seguramente estaba en ese momento....

sentado en su propio salón de clases.... en la Universidad de Tokyo.

Sus ojos se abrieron como platos...... y mientras el maestro empezaba con los objetivos de su curso ella vió a Shaoran fruncir el ceño ante su aún no disimulado asombro además que Chisato golpeó levemente su brazo para llamar su atención:

- "¿Le conoces?" –susurró- "acaba de ser transferido de la Universidad de Hong Kong y tomará algunos cursos con nosotros..."

- "¡¡Otra vez!!!!!" –susurró Sakura

Shaoran escuchó el comentario y se ruborizó.

- "Pero.. ¿qué estás haciendo aquí Shaoran?" –se animó a susurrar.

- "Lo mismo de siempre" –murmuró desalentado- "pasar vergüenzas ... ¿que otra cosa?.. parece que mi destino es pasar vergüenzas en este país... si no es por las cartas Clow tiene que ser Lao.. ¡solo por esto voy a disfrutar el atraparlo!"

- "¡Lo mejor de todo es que es guapísimo!!!" –continuó Chisato- "¿no me presentas?"

- "¡Preséntamelo a mí Sakura! ¡Preséntamelo a mí!!" –susurraron otras chicas.

Un leve murmullo se alzó en el aula y mientras los muchachos de la clase contenían una sonrisa divertida, las chicas contenían un suspiro...

- "¡Muy bien señoritas...! a ver si dejan la admiración hacia el estudiante extranjero para más tarde que seguramente el joven podrá esperar para que le continúen admirando.. ¿podría usted dar el ejemplo señorita?" –dijo dirigiendo una mirada inquisitiva a la aún atónita Sakura.

Las mejillas de ambos jóvenes estaban ya no rojas... casi estaban moradas.

Notas de la autora: ¡Hola a todos!! ^u^ aquí llego con el capítulo siete: ¿Sorprende que Tomoyo no revisara su mensajería? ¡si hay gente que nunca revisa sus emails! Ji, ji... Bueno, espero que entiendan que las preguntitas de Kiku van a ocasionarle a Touya mucho que pensar y que los reencuentros del Campus Clamp les alegren.. ¡me facilitan mucho esa parte de reencuentros!... aunque claro, que algunos personajes se encuentren no significa que vayan a reconocerse, como ya lo habrán notado... Otra cosa.. aclaro que no tengo nada contra los turistas (¡en mi país adoramos a los turistas!) pero hay cada gente malcriada que a veces es increíble.... sean de la nacionalidad que sean.

Ji, ji, ji.. ¿Sorprendidos por el reingreso de Shaoran?, ¿o pensaron que iba a quedar fuera del fic al regresar la protagonista a casa?.. ¡eso sí que no!!, especialmente considerando que ya empiezo a desentrañar este enredo con otro más grande aún. ¿Protestas por que Yue no aparece?.. bueno, paciencia.^u^

Como siempre comentarios, sujerencias y tomatazos dirigirlos a mikki_chan@hotmail.com

Avances del siguiente capítulo

¡Finalmente aparece el personaje que da titulo al fanfic!! (ya estuvo bien de mencionarlo, es tiempo que ingrese) y las cosas se ponen realmente difíciles para Shaoran y Sakura y considerando también que el Ultimo Card Captor no es el único problema que tienen.. y una que otra sorpresita...

Capítulo VIII ¡Peligro!! el último Card Captor ha.. ¿regresado?!

 

<<Menú