Jesús, el hacedor de milagros.
Cristianos Unidos
Por:addavelez
Hoy
amanecí alabando a Jesús, pues una vez más, hizo un milagro en mi vida. Tenía
tres días bajo el ataque de un virus muy agresivo, que me causaba malestares
físicos como dolor de cabeza, dolor de garganta, dolor de pulmones y bronquios,
y la nariz suelta. Ayer, mi esposo y yo
tuvimos que dirigir la oración en mi iglesia, y yo le pedí a Jesús que
reprendiera al virus para que yo pudiera orar sin tener que toser o sonarme la
nariz. Dios lo hizo, y yo pude orar como
tenía en mi corazón sin tropiezo alguno. Pero inmediatamente después de la
reunión de oración, los síntomas volvieron y se arreciaron para desconcierto
mío. Yo pensaba, ¿Porqué Jesús me sanó por un momento solamente? Mientras mi fe
flaqueaba, el virus se volvía mas violento y agresivo. Me dieron ataques de tos
y asma durante toda la tarde de ayer. Caí en cama y me acabe una caja de
Kleenex en dos horas. La noche fue
especialmente horrible para mí. Me levantaba cada media hora tosiendo
violentamente, y sintiendo que me iba a morir de un momento a otro. Finalmente,
como a eso de las tres de la mañana, le dije a mi Señor: ¡Jesús, ayúdame! En el
instante sentí su presencia delante de mí y caí en un profundo sueño –sin
despertar con tos- por el resto de la noche. Amanecí ¡Sanada! Por ello, alabo a
mi Señor, pues una vez mas se manifestó a mi vida con un milagro. Para algunos
puede ser nada, pero para mí, Jesús lo es todo.
8Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo:
9Si Faraón os respondiere diciendo:
Mostrad milagro; dirás a Aarón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, para
que se haga culebra. 10Vinieron,
pues, Moisés y Aarón a Faraón, e hicieron como Jehová lo había mandado. Y echó
Aarón su vara delante de Faraón y de sus siervos, y se hizo culebra. 11Entonces llamó también Faraón sabios y
hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus
encantamientos; 12pues echó cada
uno su vara, las cuales se volvieron culebras; mas la vara de Aarón devoró las
varas de ellos. 13Y el corazón de
Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho. Éxodo 7:8-13
En este pasaje de la escritura, vemos como
Jehová Dios hizo un milagro delante de Faraón, sabiendo que los hechiceros de
faraón podían falsificarlo. Todo esto era parte del plan de Dios para
mostrarnos varias cosas: Una, que algunas veces para que Satanás nos suelte es
necesario que nosotros veamos milagros, para que creamos. Los milagros tenían
como fin, no convencer a faraón, sino que los Israelitas vieran que el Dios de
Israel estaba con Moisés y Arón. También
Dios nos muestra que Satanás es capaz de falsificar los milagros de Dios, pero
lo de Satanás es falso, y sus frutos son mentira, engaño, espejismos,
irrealidades. Cuando la culebra de Moisés se comió a las culebras de ellos,
Dios mostró que los milagros de Dios son verdaderos y mas poderosos que las falsificaciones de
Satanás. En el libro de Éxodo vemos como Jehová no sólo hizo un milagro, sino
muchos milagros que fueron falsificados por los hechiceros de Faraón. Con cada milagro, aumentaba la fe de los
Israelitas, quienes aunque dudaban un poco cada vez que los hechiceros
“repetían” el milagro, el Espíritu de Dios les convencía que su liberación
estaba a las puertas. Dios hizo muchas
maravillas, prodigios y Señales para los Israelitas. Faraón intentó falsificarlas todas, y con eso
tener un poco de paz en su mente creyendo que “sus dioses” eran tan poderosos
como Jehová. Faraón estaba equivocado. Por oponérsele a Jehová, y por aceptar
las falsificaciones, Faraón perdió todo. Desde su hijo primogénito, sus
ganados, sus sembradíos, su salud y su poder, sus ejércitos.. Faraón perdió
todo. Y los Israelitas que creyeron en Jehová, salieron de ahí con todo,
bendecidos. Entre los milagros, Dios mandó diez plagas a Egipto, partió el mar
en dos, les mandó el maná del cielo, les dio agua de la Roca. Proveyó para
ellos, como lo sigue haciendo hoy por ti y por mí.
20Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto
con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir. 21Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de
los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías;
22sino que pedirá cada mujer a su vecina
y a su huésped alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales
pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto. Éxodo
3:2022
Alabado
sea Dios, quien muestra sus maravillas.
Cuando un hijo de Dios es libertado de las garras del diablo, Dios no solo
hace que el diablo nos deje ir, sino que antes de dejarnos ir, Dios le hace que
aún nos devuelva lo que nos robó, para que no nos vayamos con las manos
vacías. Nosotros, en Cristo, tenemos
autoridad de despojar a Satanás de lo que nos robó hasta 7 veces más.
“El
ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su
hurto” Éxodo 22:2b
Uno
de los milagros mas grandes de todos los tiempos, realizado para la edificación
de nuestra fe, fue el nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo. Fue
profetizado para que muchos creyeran que El es, y le reconocieran.
9En aquel día, dice Jehová, desfallecerá el
corazón del rey y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán
atónitos, y se maravillarán los profetas” Jermías 4:9
En
aquellos días, Satanás estaba como loco, tratando de matar al Salvador desde
antes de que naciera. Primero, puso en el corazón de José, el esposo de María,
repudiarla o deshacer el matrimonio, pues José sabía que ese hijo que ella
esperaba no era suyo. Esto significaba la muerte para María, y la muerte del
fruto de su vientre. Un ángel se le apareció a José –milagrosamente- y le dijo
que tomara a María por esposa, pues el hijo que ella esperaba era el Hijo de
Dios. Con ello, Dios salvó a María de ser apedreada. El mismo ángel de Dios
alertó a José de huir a Egipto para evitar la muerte de Jesús, cuando el Rey,
enloquecido, mandó matar a todos los niños menores de 2 años. La profecía de
Jeremías se cumplió ampliamente. Dios seguía manifestando sus milagros para la
edificación de nuestra propia fe. De todos los que habríamos de creer en El, y
en su unigénito, Jesucristo. ¡Aleluya! Jesús entonces, con todas las cualidades
y atributos de Dios, haría milagros a diestra y siniestra, como lo sigue
haciendo hoy. Alabado sea Su nombre. Jesús nuestro Señor es especialista en
hacer milagros de Sanidad. El es nuestro médico:
Sanó la
lepra Mateo
8:2-4
Al
siervo del centurión romano Mateo
8:5-13
Sanó
a la suegra de Pedro Mateo
8:14-15; Marcos 1:30-31; Lucas 4:38
Sanó
al paralítico Mateo
9:2-7
Sanó
a la mujer con flujo de sangre Mateo
9:20-22; Lucas 8:43-48
Devolvió
la vista a los ciegos Mateo
9:27-31
Libertó
a los poseídos del diablo Mateo
9:28
Sanó
al de la mano seca Mateo
12:10; Lucas 6:6
Sanó
al ciego y sordo Mateo
12:22
Sanó
al hombre con un espíritu inmundo Marcos
1:23
Sanó
a una niña endemoniada Marcos
7:25-29
Sanó
a uno que no podía oír ni hablar Marcos
7:32
Resucitó
a los muertos Lucas
7:12-15
Resucitó
al hijo de un noble Juan
4:46-54
Sanó
al hombre enfermo por 38 años Juan
5:5
Resucitó
a su amigo Lázaro Juan
11
Jesús
nuestro Señor sigue haciendo milagros hoy. La ciencia médica ha reconocido que
una persona enferma en un hospital tiene más probabilidades de ser sanada si
sus familiares están orando a Jesús por esa persona. Está comprobado que en los
hospitales en los que los médicos y enfermeras oran antes de hacer cirugías,
tienen menos probabilidades de cometer errores garrafales que en los hospitales
en los que los médicos no oran, porque no creen. Jesús nuestro Señor está
activo hoy. El ha sanado enfermos de Sida, ciegos, sordos, mudos, endemoniados,
esclavos de drogas, alcohol, pornografía, etc. Jesús está en acción hoy. El es
el inspirador de este escrito, pues El me sanó a mí, otra vez. Alabado sea Su
nombre! Los milagros de Jesús no se limitan a sanidad solamente. Jesús hizo
milagros abarcando todas las necesidades del ser humano:
Caminó
en el mar para edificación de Pedro Mateo
14:25
Alimentó
a 4000 multiplicando los panes Mateo
15:32
Sacó
dinero de la boca de un pez Mateo
17:27
Detuvo
la tormenta Marcos
4:35
Escapó
de la multitud que quería lincharlo Lucas
4:28
Llenó
las redes de peces Lucas
5:1
Convirtió
el agua en vino Juan
2:1
Alimentó
a 5000 Juan
6:5
“Hizo
además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no
están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creas que
Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengas vida en su
nombre.” Juan 20:30-31
Los
milagros que Jesús hizo, los discípulos hicieron, y Jesús nos dio autoridad
a nosotros, los creyentes, para hacer
milagros en Su nombre.
Algunos
de los milagros que los Apóstoles hicieron cuando estaban llenitos del Espíritu
Santo, fueron:
Hablaron
en lenguas Hechos
2:6-11
Sanaron
a un cojo de nacimiento Hechos
3:1-10
Se
les abrieron las puertas de la prisión Hechos
5:19
Hicieron
muchos milagros y señales Hechos
5:12-16
La
conversión de Pablo Hechos
9
La
curación de Eneas Hechos
9:32-35
Resucitación
de Dorcas Hechos
9:36-43
Pablo
sanó a un cojo Hechos
14:8
Resucitación
de Eutico Hechos
20:7-12
Amados,
si nosotros tuviésemos la fe del tamaño de un grano de mostaza, haríamos las
cosas que los Apóstoles hicieron,
quienes hicieron lo que Jesús hizo. Todo es cuestión de fe. Si Jesús
algunas veces se manifiesta en nuestra vida, para sanarnos de enfermedades, y entonces
creemos, seremos como Tomás, quien sólo viendo creyó. Nosotros debemos creer
sin ver. Todo el tiempo. Debemos creer que Jesús no está colgado inerte de un
madero, sangrante. Jesús está vivo, y anhela manifestarse con poder en tu vida,
sin importar tus circunstancias. Si tan
solo crees en El, se manifestará durante tu salud y enfermedad, durante tus
riquezas y durante tus pobrezas, durante tus problemas y durante tu paz,
durante tu vida, y durante tu muerte. Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre, y
Su palabra nos dice que Dios no cambia, no tiene sombra de variación. El mundo necesita saber de Jesús, el mundo
necesita a Jesús. Y es responsabilidad de los creyentes predicar de JESÚS el
sanador, el hacedor de milagros.
A
Cristo Jesús sea toda honra y honor, alabanza y poder, por los siglos de los
siglos Amen.
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