LAS SEMILLAS
Cristianos
Unidos
Por: Adda Vélez
“Mis estatutos
guardarás. No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie; tu campo no
sembrarás con mezcla de semillas,
y no te pondrás vestidos con mezcla de hilos”. LEVITICO 19:19
Según el diccionario una
semilla es “la parte de una planta que da origen a una nueva planta cuando
germina. Cosa que da causa u origen a otra.”
En esta porción de la escritura Dios nos ordena como estatuto no mezclar
las semillas, y todos sabemos que en la Biblia la palabra de Dios es la
semilla. Dios nos está ordenando que no mezclemos otras ideologías, libros,
corrientes de pensamiento, con la palabra de Dios.
“No sembrarás
tu viña con semillas diversas,
no sea que se pierda todo, tanto la semilla
que sembraste como el fruto de la viña.” DEUTERONOMIO 22:9
Hoy en día,
muchas iglesias están esparciendo corrientes de enseñanza que están alejados
del fundamento de la Iglesia que es la sana doctrina que Jesús y sus apóstoles
predicaron. Satanás conoce las
escrituras al derecho y al revés y sabe que lo que Dios alerta que no hagamos,
es lo que él puede usar en contra de nosotros. Lo hizo desde el principio: Dios
le aseguró a Adán y Eva que si comían del fruto del árbol de la ciencia del
bien y del mal, morirían. Satanás vino inmediatamente a ofrecerles del fruto
que Dios les dijo que no comieran, y éstos, pese a la advertencia de Dios,
desobedecieron, y el pecado entró al hombre por todas las generaciones. Cuando
Dios nos alerta de no mezclar otras enseñanzas, doctrinas, con la BUENA
SEMILLA, que es la Palabra de Dios, es porque El sabe que toda la cosecha puede
perderse.
“Irá andando y
llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.” SALMOS 126:6
Dios profetizó la venida de
Jesucristo en todo el antiguo testamento. En este salmo se anunció que todo
aquel que lleve la semilla, que es La palabra de Dios, y la preciosa semilla
que es el evangelio de Jesucristo, sufrirá, pero su esfuerzo dará frutos
abundantes. El camino de los seguidores
y hacedores de la palabra de Jesús está lleno de montañas y de valles, pero la
recompensa es tan dulce como el maná que cayó del cielo.
“Y diez yugadas
de viña producirán un bato, y un homer de semilla producirá un efa.” ISAIAS 5:10
Sabemos, porque
la palabra de Dios lo dice, que Jesucristo vino a sembrar semillas que se
multiplicarían al mil por uno. Cuando
los cristianos hablamos la palabra de Dios, estamos sembrando una semilla en
los corazones de la gente, y esta semilla DARA SU FRUTO A TIEMPO. Sabemos que
la ley natural nos dice que no debemos sembrar fuera de tiempo, ni cosechar
fuera de tiempo porque podríamos echar a perder toda la cosecha. Pero si
aplicamos la paciencia, que es un fruto del Espíritu Santo, y sembramos la
semilla después de haber preparado la tierra, estaremos entonces aplicando una
semilla que indudablemente crecerá y dará muchos frutos. Si la regamos con el
ejemplo y la práctica de la palabra de Dios, con nuestras oraciones y con nuestras
acciones, esa semilla DARA un fruto abundante, en su tiempo.
“Porque como
desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega
la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no
volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en
aquello para que la envié”. ISAIAS 55:10
Si basamos
nuestro sembrar en la palabra de Dios, no mezclando filosofías de hombres, sino
basándonos única y exclusivamente en la Palabra de Dios, podemos esperar
confiados que esa semilla dé mucho buen fruto. Si oramos PARA que Dios prohíba
a Satanás que se robe la semilla que nosotros hemos plantado en el corazón de
las personas a las que les compartimos, podemos estar seguros que esa SEMILLA
dará más semilla al que siembra, y pan al que come, y no regresará vacía,
porque Dios así lo decretó.
Y les habló muchas cosas por parábolas,
diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó
junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha
tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
pero salido el sol, se quemó; y porque no
tenía raíz, se secó.
Y parte cayó entre espinos; y los espinos
crecieron, y la ahogaron.
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto,
cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
El que tiene oídos para oír, oiga Mateo 13:3-9
De todas las
semillas que el sembrador llevaba, solo una cayó en buena tierra. La buena
tierra fue preparada por el mismo sembrador, la abonó, revolvió, ablandó y
luego sembró la semilla en el lugar preciso, para que las aves del cielo no se
la comieran. Nosotros los cristianos somos los sembradores del evangelio de
JESUCRISTO a todos los inconversos, y la semilla que portamos es JESUS mismo en
nuestro corazón. Si antes de compartir
preparáramos la tierra con oración y ayuno, y además suplicáramos al Padre que prohibiera
a Satanás venir y robar la semilla plantada, veríamos prodigios en nuestro
servicio al Señor. Por eso, Dios nos alertó con su palabra lo que habría de
suceder, para que siguiéramos sus instrucciones al pie de la letra, y
actuásemos con estrategias sobrenaturales que producirán frutos abundantes. Si
la tierra no está lista, sabemos que la semilla terminará en el vientre de
algún pájaro madrugador. Pero si hacemos nuestra parte, Dios hará la suya, y la
semilla germinará en el corazón de la persona que la recibirá, y se
multiplicará.
“El campo es el mundo; la buena semilla
son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo”. MATEO 13:38
“ Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa
semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla
brota y crece sin que él sepa cómo.” Marcos 4:26-27
Efectivamente, nosotros no
sabemos cómo sucede, pero Dios hace, en el mundo espiritual, todo lo que sea
necesario para que la semilla que nosotros plantamos de acuerdo al plan de Dios
brote en los corazones de la gente. Esa es la manera en que se explica que la
Biblia siga siendo el libro más vendido desde que se inventó la imprenta de
Gutemberg, en 1440. También se explica, para los que no creen, la
multiplicación de los cristianos nacidos de nuevo en todo el mundo, en todas
las épocas desde que Jesús caminó por esta tierra. La semilla es la Palabra de Dios, y la
semilla es Jesucristo, y la semilla somos todos los hijos del reino. Y Dios está en el negocio de la
multiplicación desde el principio de la creación, y nada ni nade puede detener
el crecimiento del Reino de Dios.
¡Alabado sea Jehová de los
ejércitos!
A Cristo Jesús sea toda Honra
y Honor
Amén.
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