<<< regresar

SECCIÓN UNO
Por LOLI M.

Susan acababa de llegar a la Sección Uno. Aunque ella todavía no sabía muy bien qué era lo que significaba aquello.

Unos problemas informáticos imposibles de resolver desde dentro, había originado que hubieran tenido que buscar a alguien de fuera para arreglarlos. Es la primera vez que ocurría aquello, y todo el mundo parecía muy nervioso. Dos horas antes habían reunido a todo el personal para explicarles que aquella persona venía del "mundo exterior", lo único que sabían es que era de una agencia del gobierno, dado que ella trabajaba para la Agencia Nacional de Seguridad, y había sido a través de unos contactos que Operations tenía que la habían enviado, dado que ni siquiera esta agencia sabía a qué se dedicaba la Sección Uno.

Madeleine, tampoco estaba muy segura de que aquello fuera una buena idea, pero prefirió no decir nada, sus relaciones con Operations hacía tiempo que no eran muy buenas.

Nikita, escuchaba sin abrir la boca, en el fondo le parecía una locura que a estas alturas tuvieran allí a alguien "del mundo exterior", aunque por otra parte, sería gracioso ver a alguien que no sabía lo que allí hacían. Además nadie les había dicho de quien se trataba, ni el sexo, ni la edad, pero bueno, dentro de unos minutos saldrían de dudas.

Susan era una mujer joven, de unos 28 años, de mediana estatura, rubia y con ojos pardos. Su formación académica le había permitido trabajar para el Gobierno, aunque sin un puesto fijo se encargada de los "desastres" que se cometían con los ordenadores, pero a ella le gustaba, y además le encantaba ir de un lugar a otro, aunque tuviera su residencia en Nueva York, rara vez aparecía por allí . Ahora se encontraba otra vez en Europa, donde también vivían sus padres, y a pesar de haber tenido alguna pareja que otra, ninguna había cuajado. En el fondo a pesar de tener casi 30 años le parecía que le quedaban muchas cosas por hacer y por vivir...

Operations la recibió en el vestíbulo.

Susan le acompañó por aquel lugar, bastante extraño, había mucha gente por allí y casi todo el mundo le dirigía una mirada de reojo, aquello no le extrañaba, en las agencias del gobierno siempre se veía con desdén que alguien de fuera se introdujera en sus vidas, aunque fuera por un par de días. Llegaron a una sala grande, donde había monitores, allí se encontró con más personal. Operations y Madeleine salieron de la estancia y se fueron hacia el despacho del primero. Madeleine no está tan segura, había leído su currículum, y aunque nunca había dado problemas, las mujeres tienen un sexto sentido que les advierte quizás de demasiadas cosas.

Nikita se había enterado que ya había llegado Susan, y tenía curiosidad por conocerla en persona, pero también tenía envidia, envidia de una mujer que podía hacer lo que quisiera con su vida, entrar y salir... A pesar de que trabajando en el Gobierno ella sabía que también podía ser "espiada", su vida era un libro abierto, y desde luego eso era algo de lo que ella carecía: vida propia.

Michael había estado fuera, tenía que hacer algunos "arreglos" antes de volver a la Sección. No le parecía buena idea tener que aplazar todas las misiones, aunque fuera sólo por un par de días.

Cuando entró en la Sección le avisaron que ya había llegado la "extraña". Operations le dijo que fuera a presentarse.

Entró por la parte de atrás, y detrás de los cristales vio a Birkoff, con un ordenador portátil, un poco a la izquierda vio una cabellera rubia ceniza, llevaba puestos unos walk-man, mientras tecleaba con rapidez un ordenador.

Avanzó más hacia la sala y saludó a Birkoff, en este momento Susan se giró y se quedó con la mirada fija en Michael.

Birkoff estuvo observando la escena, desde luego no era el Michael de siempre, pero cuando ahora todo el mundo tenía que fingir, no sabía a ciencia cierta si la espontaneidad y la simpatía de Michael eran producto de una ficción o era sincero.

Nikita había ido a ver a Michael. Hacía tiempo que no tenían una velada romántica, quizás Michael ya no estaba atraído por ella, pero Nikita no quería que aquello acabara así, en el fondo siempre había estado enamorada de él. Y lucharía por él.

Nikita se quedó pensativa, quizás era cierto que Michael y ella habían cerrado una puerta que por ahora no volvería a abrirse. Demasiados problemas, demasiados tiras y aflojas, una vez ella, otra vez Michael.

Pero estaba dolida, aunque no quería que eso lo viera Michael.

Michael volvió la vista hacia el ordenador, pero su mente estaba confusa. Su historia con Nikita había sido extraña y dura. En el fondo, sabía que todo quizás había pasado porque dos personas que estaban encerradas en aquella vida tenían que encontrarse tarde o temprano, pero no era algo verdadero, sino algo fatuo, y por tanto, mejor que se quedara así. No quería perderla como amiga, porque también era cierto que los amigos allí no abundaban.

En ese momento sonó el móvil de Susan. Una melodía pegadiza hizo que parte del personal se quedara mirando hacia la sala de ordenadores. Birkoff la estaba escuchando y sintió envidia, como el resto de los presentes, envidia de una vida normal, de poder quedar con los amigos, de poder ir de vacaciones, en fin de vivir la vida.

Michael también la había escuchado, y en ese momento vinieron a él recuerdos vividos y emociones que hacía tiempo que no sentía. Se preguntaba cómo se sentiría aquella chica si supiera exactamente dónde estaba y a qué se dedicaban aquellas personas que tan afectuosamente la habían saludado.

Era hora de comer, pero Susan ni siquiera había reparado en la hora, ya que seguía enfrascada con aquel ordenador que no le hacía caso y con la cinta de música que ella tarareaba.

Operations estaba con Madeleine y con Michael.

Michael fue a recoger a Nikita, que todavía seguía un tanto trastocada después de su conversación con él y se dirigieron a ver a Susan.

Susan, en ese momento estaba apagando el ordenador y se disponía a llamar por tu teléfono portátil.

Tanta cortesía adulaba a Susan, pero a la vez le parecía extraño, más que nada porque ella había ido allí para hacer un trabajo específico. Pero aquello le encantaba. Michael y Nikita esperaron junto a ella. Salieron de la Sección y se encaminaron a un restaurante cercano. Era francés y muy coquetón. Pidieron una copa de vino y miraron la carta. A Susan todo le parecía demasiado ensayado, demasiado perfecto, pero tampoco le importó. Además aquellos dos parecían pareja, aunque había algo extraño que le hacía duda, sobre todo por la cara de Nikita, que no era de mucha alegría, quizás sería una pelea de enamorados. Una pena, porque un hombre como ese no se encuentra fácilmente.

Durante la comida, hablaron de cine, de libros,... En el fondo resultó una comida divertida, pero en ningún momento hablaron de ellos mismos, Susan sí lo hizo, habló de su trabajo, de sus amigos, de su casa. Ellos no.

De vuelta a la Sección Operations habló con Michael, y él le tranquilizó diciéndole que era una chica normal y que no daría problemas.

Se hizo tarde y Susan estaba cansada. Había podido recuperar alguna información, que estaba en clave, con lo cuál no sabía de qué se trataba pero estaba contenta de haberlo hecho. Como no había traído coche, pensó que la mejor idea sería coger un taxi y así se lo dijo a Birkoff.

La voz Michael sonó a sus espaldas. Fueron al garaje y Susan vio un coche imponente. Y pensó para sí misma que realmente trabajar allí debía ser un chollo. Durante el trayecto casi no hablaron, Susan creyó que había metido la pata, y por ello no abrió la boca. Se le antojaron bastantes pensamientos –"¿Y si le digo que vayamos a tomar algo?". Pero antes Susan tenía que pasar por una farmacia a buscar un medicamento para su hermano. Ella entró en una, y poco después de oyeron gritos. Michael salió del coche corriendo, y en ese preciso momento vio como un chico, de poco más de 18 años, cogía a Susan por el brazo y le pedía insistentemente dinero al cajero. El chico le miró con cara de pocos amigos y puso su pistola en la sien de Susan.

Michael sacó una pistola y le apuntó directamente a la cabeza.

Susan estaba muerta de miedo, no estaba acostumbrada a las armas, a pesar de trabajar en agencias donde todos las usaban, y por lo tanto no le parecía extraño que Michael llevara una. Sólo esperaba que la supiera manejar bien.

El chico empezó a forcejear y al final la soltó, estaba a punto de disparar a Michael cuando éste dio un tiro certero que le fue a dar directamente a la cabeza. Susan gritó, y vio como la sangra le salpicaba, al tiempo que el chico al caer al suelo hizo un disparo que pasó rozando el brazo de ella, lo cuál Susan también cayó al suelo.

El vendedor se apresuró a llamar a la ambulancia y a la policía. Michael sacó la placa de una agencia inexistente y el vendedor se calmó.

Se puso junto a Susan, que sangraba por el brazo, y a quien se le estaban escapando las lágrimas de dolor.

Susan tomó su mano y la notó cálida. Después miró sus ojos que estaban junto a los de Michael, unos ojos claros, transparentes y en ese momento notó como todo le daba vueltas.

Cuando despertó se encontraba en un hospital, una luz tenue brillaba en la habitación, y junto a ella se encontraba Michael.

Susan vio su brazo inmovilizado, pero ya no le dolía, y en ese momento sólo pensaba en cómo iba a trabajar con el ordenador, suerte que era el izquierdo, porque si no tendría problemas. Y ahora no quería coger la baja. Ahora no. Michael se le acercó y tomó su mano. Susan dormitó enseguida y Michael se quedó junto a ella. Él la miraba fijamente. Así dormida parecía aún más joven e indefensa. ya había hablado con Operations y le había comentado lo sucedido. A Operations, no le había parecido nada bien que hubiera disparado contra el atacante y le hubiera dado muerte. Así no. Demasiado papeleo. Pero no habría problemas.

Susan estaba intranquila y con pesadillas, Michael estaba junto a ella y le acariciaba la frente. Una ternura infinita le embargaba, y no sabía exactamente porqué.

Al día siguiente Michael había ido a su casa a ducharse y a cambiarse. Sonó el teléfono.

A Nikita le parecía raro que Michael, que era un personaje serio y duro, se hubiera vuelto de pronto tan generoso. Nikita estaba bastante enfadada, bien para ella no tenía tiempo, pero sí para una desconocida, qué pobrecita he habían disparado a un brazo. Desde luego estaba deseando que se marchara de allí y les dejara con su "vida".

Michael recogió a Susan y se dirigieron a casa de ella.

Llegaron al apartamento. Era pequeño pero bien decorado. Regalo de sus padres cuando se fueron a vivir a otra ciudad. Tenía luminosidad por todas partes.

Michael ayudó a Susan a ponerse cómoda, y en ese momento sus ojos se miraron. Susan sintió un estremecimiento, pero tenía dudas, no sabía si Michael se portaba tan bien porque era así o si sentía algo hacia ella.

Michael vio en los ojos de Susan frescura y deseó besarla, pero no sabía si aquello era una buena idea.

En ese momento sonó el teléfono.

Toda la magia que se había creado desapareció, y Michael le dijo que si no necesitaba nada más tenía que volver al trabajo.

En la Sección al se hoy un día "normal", volvieron a sus quehaceres diarios, tenían un día antes de que volviera Susan.

Nikita pensaba como Madeleine. No le hacía ninguna gracia que Michael pasara tanto tiempo con ella, pero pronto se acabaría todo. Operations dio comienzo a una reunión relámpago y después cada uno se fue a su trabajo.

Nikita acabó el último informe que tenía y ante el ordenador (el único que se había salvado del destrozo), y visionaron las nuevas misiones que comenzarían a finales de semana.

Era casi mediodía y Michael llamó a Susan.

Michael sonrió y siguieron una conversación que duró cerca de un cuarto de hora.

Nikita les interrumpió y Michael le hizo una señal.

Cuando salió Michael estaba oscureciendo y le pareció una buena idea ir a ver a Susan. Cuando llamó a la puerta oyó voces dentro.

Dentro había dos personas más, un chico y una chica, con sendos trajes chaqueta.

Susan se los presentó, eran amigos. Dos de ellos trabajaban para el Departamento del Tesoro y resultaron ser simpáticos y amenos.

Poco después se despidieron, puesto que tenían un concierto y aunque Susan no podía ir, les dijo que no perdieran las entradas.

Una vez que se quedaron solos, Susan le preparó una cerveza a Michael. Susan no dijo nada más. Michael estaba de pie y Susan sentada en el sofá. En ese momento Michael tocó la cabeza de ella delicadamente. Después bajó hasta su altura y se quedó a pocos centímetros de sus ojos. Se miraron unos segundos y Susan bajó la cabeza. Cenaron frugalmente en una terraza que Susan poseía. Después de los dulces besos de despedida Michael se fue y Susan se quedó entre embobada y pensativa en su casa. Todo había ido muy rápido, pero estaba tan encantada que no podía pensar en otra cosa.

Michael llegó a su casa y tenía un mensaje de Operations; al día siguiente tenía que estar a primera hora en la Sección, había problemas con una misión.

Nikita también llegó pronto y se encontró con Michael. había algo extraño en él. Sus ojos tenían un brillo especial, y Nikita intuyó que podía ser algo relacionado con Susan.

Michael la miró y no dijo nada. Había roto todas las reglas, se había enamorado, y de alguien que no debía. Ni él mismo se lo creía, hacía un par de días era una persona oscura, y ahora se sentía feliz. Feliz, pero al mismo tiempo, con miedo. No tenía ninguna posibilidad. Enamorarse de una persona que no formaba parte de la Sección, que no sabía a qué se dedicaba, no podía decírselo, pero en el fondo sabía que era su única salvación. Fueron a una parte donde él sabía que no podía oírles. Les interrumpió Madeleine, que por suerte no había oido nada: Cuando Madeleine se fue, Nikita atacó:

Susan llegó sobre las 10 de la mañana, después de haber ido al médico. Estaba contenta y asustada también, no sabía como debía comportarse pero prefirió hacerlo con normalidad. No estaba bien visto, y eso lo sabía, que los agentes tuvieran relaciones.

Pero Operations y Madeleine no estaban muy seguros del todo. Operations había hecho seguir a Michael la noche pasada y sabía que había estado en casa de Susan. No le hacía ninguna gracia. Llamaron inmediatamente a Michael. Michael la miró fieramente antes de contestar. Michael salió de la habitación enfermo. Enfermo de todo lo que había oído allí. Esto no podía seguir así, había que hacer algo. No sabía qué pero había que hacerlo.

El día siguió su curso en la Sección todo parecía tranquilo, aunque era una paz que presagiaba una tragedia, o lo que es lo mismo, una paz superficial y vana.

Michael estaba en su despacho revisando informes e intentando encontrar una salida a aquella situación, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo. Además se encontraba sólo. Sabía muy bien que Nikita no le apoyaría, no después de haberle dicho que estaba enamorado de Susan. Quizás sería mejor dejarlo estar. Susan sería al día siguiente y todo volvería a continuar igual.

Nikita estaba intentando concentrarse, pero no podía. Había sido duro, muy duro para ella que Michael se hubiera sincerado de esa manera. Tampoco podía creer que en sólo dos días alguien pueda enamorarse como él le había dicho. Y, tampoco se fiaba de Susan. Demasiado mosquita muerta. Pero a pesar de todo, ella lo que quería es que acabara todo aquello, que acabara la Sección, de vivir su vida, aunque ya no sabía qué vida quería, y ni siquiera sabía si serviría para otra cosa que no fuera lo que había hecho hasta ahora.

Susan antes de ir al trabajo se vio con un compañero, David. A pesar de ser solamente un compañero de trabajo, aquella relación quizás pudo llegar más lejos, sobre todo por parte de él. Aunque Susan tenía recelos y más aún ahora que había conocido a Michael. Pero la vida nunca es lo que parece.

Susan se quedó a solas con el vídeo y lo puso en marcha.

Lo que allí vio la dejó aterrorizada. Vio a Michael y Nikita y a otros miembros de la Sección como mataban y asesinaban. Sí que es cierto que lo hacían a personas que también eran asesinos o a traficantes, pero al verlo allí se quedó helada. ¿Cómo una persona como Michael podía ser así?.

Susan estaba recordando esta escena mientras tecleaba un ordenador, a pesar de todo había podido recuperar información que había pasado directamente a la agencia. Estaba hecha un lío, no quería ni imaginar que David supiera lo que le estaba pasando. Porque ella se estaba enamorando de Michael. De un asesino. No quería ni pensarlo.

A pesar de ello sabía muy bien que Michael tarde o temprano le contaría cosas, y ella sabía que todo eso lo tendría que utilizar en su contra. Por un momento pensó en dejarlo todo, pero no podía.

Michael le envió a través del móvil un mensaje: "Esta noche a las 21:00 horas. Café Russinyol. Te quiero".

Cuando Susan llegó al Café Michael ya estaba allí. Era una locura quedar allí porque podían estar vigilándolos, pero había que arriesgarse.

Michael la miró, no podía mentirle, y además quería hablar. Al diablo con todo, tenía que conseguirlo, estaba enamorado. Y Michael comenzó a hablar.

Habló de su juventud en París, de las manifestaciones de jóvenes radicales, de un cóctel molotov que explotó y mató a una persona, que aunque él no fue el causante directo de ello, fue detenido, encarcelado y que estuvo a punto de morir. Que alguien le salvó, le salvó la vida pero a cambio tuvo que pagar un duro precio: toda la vida estaría condenado a servir a la Sección. Le contó todo, le contó los asesinatos, la muerte de su mujer, lo que resto de la Sección hacia.... En fin, se desnudó ante ella.

Susan no sabía muy bien que decir, pero las lágrimas comenzaban a aflorar a su rostro. Bien, pensó para ella, quizás sean asesinos, pero no han tenido otro remedio.

Ya estaban en la calle y se dirigían a casa de Susan. ¿Qué podía hacer Susan? ¿contarle que ella estaba allí para acabar con todos ellos?

Una vez en casa de Susan, Michael la rodeó con sus brazos y la besó.

Después él la llevó hacia su dormitorio, y allí lentamente y sin prisas hicieron el amor. Después dormitaron uno entrelazado al otro.

Pero Susan despertó enseguida. Tenía que hacer algo, pero no sabía muy bien qué. Sólo se le ocurría hablar con David, hablar con David y explicarle todo, pero ¿y si David sabía la verdad?.

Al día siguiente Susan había quedado con David. Ella no tendría que volver a la Sección. Por lo menos no a trabajar, pero tenía muy claro lo que quería hacer.

David sabía que sin estas pruebas no se podía hacer nada, con lo cuál pensó que lo mejor era dialogar. David salió del despacho y fue directamente al despacho de su superior. Susan recibió la noticia con alegría, aunque era una alegría que no tardaría mucho en desvanecerse cuando se dio cuenta de que aquello quizás podía significar que Michael y ella dejarían de verse por siempre.

Todo ocurrió como agencia había previsto. Decenas de hombres se introdujeron en la Sección sin que nadie pudiera hacer nada. No hubo muertos. Pero sí algunos heridos.

Todos ellos fueron conducidos a distintas salas para comenzar los interrogatorios antes de llevárselos de allí.

Ryder se ocupó personalmente de Operations y Madeleine. Ellos eran los máximos responsables en esa Sección, no había posibilidad de que salieran indemnes, más aún, no había posibilidad de que salieran vivos. Pero eso era algo que Ryder no decidiría. Antes ya se habían encargado de Overside.

David y Lara Riordon se encargarían de Michael y Nikita respectivamente.

David entró en la sala blanca, donde se encontraba Michael esposado. Todavía se encontraba sin poder pensar, todo había sido demasiado rápido pero quizás sus plegarias habían sido escuchadas y por había acabado todo. Lo único que podía pensar en ese momento era en Susan, y en si la volvería a ver.

Michael le miró de forma interrogante. En ese momento Michael le preguntó: Michael se quedó pensativo y muchas cosas pasaron por su mente, pero no podía ver con claridad. Michael desvió la vista. Michael estaba aturdido, pero comprendió todo. Una infiltrada en la Sección para poder obtener pruebas. Quizás le utilizó, quizás, pero había algo sincero en ella. Tenía que hablar con ella. Pero ahora no era el momento.

Cuando David salió de la habitación blanca, se encontró con Lara que había hablado con Nikita.

Lara calló, quizás fuera mejor así. Pero no creía que fuera forma de hacer las cosas. No había podido hablar con Susan todavía y deseaba hacerlo lo antes posible.

Nikita se quedó en la habitación pensando, al igual que Michael ella también creía que había sido una salvación, y aunque cuando se enteró de que Susan era una infiltrada se enfadó, después pensó que era la única manera. Además ahora desaparecería de sus vida.



Lara fue a ver a Susan a casa.

Michael llegó a su nuevo destino: su nueva vida como le habían dicho. Y no le decepcionó. Trabajaría en una oficina que pasaba datos a la Agencia y su trabajo sólo era ese. Además le habían conseguido una casa, que aunque era pequeña estaba bien. Aunque eso sí, muy vacía.

La oficina donde trabajaba era de un aspecto limpio, con mucha luz y bastante personal. El resto también eran agentes o informantes de la Agencia, o solamente se encargaban de tareas administrativas. Personas normales, en definitiva. Pero vio algo que le sorprendió en sobremanera: a Nikita.

Michael se extrañó y mucho de que estuvieran de nuevo juntos. La vida era como un rompecabezas: cuando ellos habían querido estar juntos todo eran trabas y ahora que estaban libres, que podían hacer de su vida lo que quisieran, pero ahora ya nada era lo mismo, por lo menos por parte de Michael. Estaba claro que aquello no podía ser casualidad. Seguramente aquel agente que le interrogó había tenido algo que ver y tenía una ligera sospecha de por qué sería: Susan.

Lara estaba en el despacho de David, hacía unos minutos que le estaba esperando, aprovechando que Susan había salido a comer.

Susan, después de comer se había tomado la tarde libre. Necesitaba estar sola y pasear. Desde que se llevaron a Michael no había tenido más noticias, no la habían dejado despedirse. Sería mejor que olvidara todo, pero lo cierto es que no podía. Quizás era irracional que se hubiera enamorado de aquella manera en tan poco tiempo, pero era cierto. Esa misma noche había quedado con David para ir al cine. En el fondo era buen chico, quizás un poco vanidoso, pero hacía mucho tiempo que le conocía y había sido un buen amigo. Lo mejor sería centrarse en la realidad y olvidar algo que jamás debió ocurrir.

El tiempo iba pasando y Michael se iba acostumbrado a su nueva vida. Nunca antes hubiera imaginado que sería tan maravilloso salir de trabajar y pasear, o quedarse en casa leyendo, sin tener que preocuparse de nada más. Su vida era tranquila. Normalmente no coincidía con Nikita, aunque ella insistiera en que salieran a cenar. Además ella también había hecho nuevos amigos en la ciudad. Pero esa tarde, Michael y Nikita salieron juntos.

La vida de Susan seguía su curso. Susan había estado saliendo bastante con David, pero hasta la fecha sólo como amigos, pero había algo raro, ella se notaba extraña y su mente muchas veces tenía lagunas mentales, quizás fuera el estrés del trabajo, quizás debería ir al médico. Lara no dijo nada más. Aquello era muy extraño, y Susan creía lo que estaba diciendo, ¿cómo podía haberlo olvidado?, aquello no le cuadraba para nada. Tenía que ser David el culpable.

No hubo manera de poder hablar más con David. Lo cierto es que pensándolo fríamente, él sabía que quizás no era demasiado buena idea, pero no quería verla sufrir de aquella manera, no podía estar con Michael, y lo mejor era que olvidara su amor por él. Michael nunca volvería a entrar en sus vidas.

Michael se las había ingeniado para acercarse lo más posible al entorno de Susan, Nikita le había ocultado, y aunque no le parecía bien lo que iba a hacer Michael, le ayudaría. No podía hacer otra cosa.

Se encontró frente a Susan, cerca de su casa.

Susan se quedó estupefacta y a renglón seguido le empujó. En ese momento apareció Lara y como había contemplado la escena se acercó a los dos. Susan miró extrañada a Lara y a Michael y subió a su casa. Michael no podía dar crédito a lo que estaba oyendo. Y diciendo esto salió de la cafetería y Lara le perdió de vista. Ella tuvo la tentación de llamar a David, pero no lo hizo. "lo siento –pensó- tú te lo has buscado".

Una vez en el apartamento de Susan, Lara se sentó junto a ella.

Michael encontró a David bajando de su coche. Se puso detrás de él y habló: Michael y David se encaminaron hacia un laboratorio, donde David tenía todo lo necesario. Un vez que Michael obtuvo la droga llamó a Lara al móvil, y se la dio, se tenía que administrar por la noche, era un desinhibidor y sus recuerdos volverían, pero nadie sabía a ciencia cierta si volverían todos o no.

Una vez suministrada la droga, Lara se percató de que aquella droga podría devolverle el sentimiento de amor hacia Michael, pero a la vez eliminaría otros recuerdos, tendría que hablar con Michael.

Michael se quedó mudo. No podía ni creer lo que estaba oyendo. Susan se acordaría de que le había amado, y esperaba que aún fuera así y lo siguiera haciéndolo, pero no recordaría de lo que habían hecho, de que habían hecho el amor..... Le parecía absolutamente inconcebible. Michael se quedó esperando que amaneciera y que Susan despertara. Estaba en un pequeño sofá que había en la habitación de ella, y después de pasadas las 7 de la mañana lo hizo.

Susan se despertó lentamente –como si hubiera dormido en un sueño profundo durante años- y al abrir los ojos vio a Michael frente a ella.

Michael se acercó a ella y la besó, y aquel beso fue para Susan como si fuera el primero, algo inaudito quizás, pero verdadero. Pero Michael, quería que todo fuera despacio, que ella sintiera lo que él estaba sintiendo desde hacía meses: un deseo interno que se acrecentaba y que a duras penas podía reprimir. Salieron, hacía un día espléndido, un cielo azúl inmaculado y una brisa fresca. Pasearon por un parque cercano. Después fueron a comer a un restaurante cerca de un lago, mientras saboreaban vino. Después fueron al cine, una película trivial, pero hacía tanto tiempo que Michael no iba al cine, que le encantó.

Al salir del cine vieron un local de música en directo, música latina.

Entraron y el ambiente era íntimo, no había demasiada gente y después de beber una copa, los músicos empezaron a actuar. Música frenética, y unas letras que no podía entender, pero que llenaban de ritmo sus cuerpos. Y empezaron a bailar.

Después la música cambió y se hizo lenta, una música sinuosa. Los cuerpos de Susan y Michael se acercaron más, y sus movimientos eran lentos.

Susan acariciaba el cuello de Michael, mientras esté sostenía la cintura de Susan. Siguieron así durante algún tiempo, y cada vez los cuerpos se iban juntando más y más. Michael besó el cuello de Susan y ésta sintió un estremecimiento, después sus labios se unieron, primero suavemente, pero después con pasión, una pasión que aunque Susan sabía que la había sentido antes, no la recordaba. Los brazos de Michael la apretaban cada vez con más fuerza.

Michael y Susan se miraron, y en sus ojos había una luz especial, a pesar de que estaba todo oscuro, ellos podían verse, y no veían a nadie más.

En ese momento Michael la miró fíjamente, sentía el fuego de sus labios que le quemaban y un deseo que no había sentido de aquella manera nunca, una pasión cegadora y a la vez una ternura que le hacían ciego a todo lo que no fuera estar con Susan, amarla durante toda la noche, durante toda la vida. Sólo esperaba que su pasión no se desbordara, porque quería que aquello fuera algo que nunca, nunca, olvidaran ninguno de los dos. Salieron del bar y se encaminaron hacia casa de Susan. No estaban lejos de ella. Comenzó a llover. Pero no les importó. Michael cogía de la mano a Susan y aprovechaban cualquier esquina o cualquier semáforo en rojo para besarse.

Lara había ido a ver a David de nuevo.

David palideció por momentos, pero entendió que no había otro remedio.

- Bueno, Lara, espero que sigamos siendo buenos amigos, y quizás algún día podamos ir a ..... – no puedo acabar la frase, porque en ese momento ella ya se había ido.

SUBIR