NOVELA CORTA
El niño bajo el abrigo
A la mañana siguiente
llegó la abuela de Florián.
-Y tú, ¿todavía no te puedes levantar?-preguntó.
-No -dijo Florián secamente.
-¿Aún te duele?
-Sí.
-Ya podrías ser un poco más expresivo.
-¡Ah!, abuela -murmuró Florián-. De verdad, no tengo ganas de hablar siempre de
mi pierna.
-Entonces, ¿de qué te gustaría hablar? -preguntó la abuela molesta.
-De papá. ¿Se le daban bien de niño las
matemáticas?
-No especialmente.
-¿Le dieron alguna vez clases particulares?
-No. No nos las podíamos permitir.
-Pero hay gente que no pide dinero por ellas.
-¿Sí? ¿Quién? -preguntó la abuela en tono de duda.
-Harry, por ejemplo -contestó Florián, y miró atentamente a su abuela para
comprobar si se sobresaltaba al oír ese nombre.
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