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Puse un video. Está tomado y editado por Julio, un joven e inquieto compañero de trabajo. Está en formato para ser reproducido por medio del Real Player. Se grabó en las oficinas de gobierno del Instituto Politécnico Nacional y en los jardines que los rodean, al norte de la Ciudad de México.

Mi relación con "el Poli" -como cariñosamente se le llama en todo México al Instituto- data prácticamante de toda la vida.

Mi padre, Ingeniero Industrial Militar, formó parte de aquella generación de profesores llegados del ejército que consolidaron la planta docente de la Institución. Entré a sus aulas por vez primera en el año de 1963, para cursar el segundo año de prevocacional y continué hasta terminar estudios de Maestría en Ciencias en 1976.

El haber estudiado matemáticas, me dio dos cosas: aprender a pensar y a trabajar duro. Con esas dos armas me he defendido en el camino.

En 1972 un profesor me preguntó si quería ayudarlo en su curso de Cálculo con la clase de problemas y fue así como me contrataron con un interinato que en 1973 -estando yo en el tercer año de la licenciatura- se convirtió en contrato de base.

Y al escribir esto han pasado ya casi treinta años, estoy a unos meses de poder solicitar mi retiro por jubilación... Iniciaré una nueva etapa en una vida que se ha significado por estar orientada al cambio, y que considero ha sido muy generosa conmigo.

Fue en el Poli donde conocí a mi primera esposa, y a la segunda. Fue ahí donde encontré a un buen amigo que me impulsó en mis primeros pasos por la administración pública, actividad a la que he dedicado los últimos 17 años de mi vida profesional, tanto en el Poli como en otras Instituciones estatales.

Fue con mis cuates del Poli con quienes aprendí las primeras tiradas de billar, juego de destreza para el que resulté bueno y que en una época me dio para complementar la Beca de la Maestría, jugando de apuesta.

Así es, el Poli y yo estamos muy ligados.

El gusto por la música, ése lo mamé en la casa. A mis padres les gustaba mucho y fue un hermano de mi madre quien me enseñó las primeras pisadas en la guitarra. Las reuniones bohemias en la casa de mis inolvidables viejos nutrieron y estimularon mi gusto por la guitarra, la cantada y todo eso que también ha formado parte de mi vida.