ARGENTINA RESURGE
UN NUEVO MOVIMIENTO PARA UNA NUEVA ARGENTINA
DECLARACIÓN DE CIUDADANOS.
I. Proponemos la constitución de un nuevo movimiento político,
destacando los aspectos que consideramos decisivos para la recuperación de
la Nación: 1) defensa de la soberanía y recursos argentinos, 2)
independencia económica y política 3) lucha contra la pobreza y la
desnutrición, 4) lucha contra la corrupción, 5) reforma política. 6) defensa
de las instituciones democráticas 6) acceso igualitario a la salud,
educación y justicia.
II. Deseamos un nuevo movimiento político, que decimos, será para una Nueva
Argentina. Una Nueva Argentina donde tal vez no aparezca algo tan novedoso,
sino reencontrarnos con valores que nunca debimos haber perdido, retomar un
rumbo del que nunca debimos habernos extraviado.
III. Pensamos que es necesario un nuevo movimiento, porque estamos
convencidos que los partidos tradicionales no pueden dar respuesta a los
acuciantes problemas por los que atraviesa el país. Han perdido su
identidad, en tantas evoluciones ideológicas y pragmatismos. Han perdido
representatividad y credibilidad en la opinión pública, que no siente que su
clase política está para servir a la sociedad. Los partidos se han
convertido en aparatos de poder y control social, en cascarones vacíos de
contenido humano y popular.
Por eso creemos que es necesario crear un nuevo movimiento, capaz de
contener las esperanzas, la energía y la creatividad de millones de
argentinos que hoy se encuentran como convidados de piedra de la fiesta de
los políticos y otros privilegiados, a quienes no llega nunca el hambre, la
pobreza, ni menguados haberes jubilatorios.
IV. Queremos un nuevo movimiento que no esté atado a culpas, compromisos ni
complicidades. Que no sirva para dividir a los argentinos por el pasado,
sino que por el contrario, represente una nueva oportunidad para comenzar de
nuevo todos juntos, los argentinos de buena voluntad. Civiles, militares,
afiliados de todos los partidos y apartidarios son convocados por igual para
refundar la convivencia, el lazo social, para construír un futuro feliz para
nuestra Patria. La unión, la reconciliación de los argentinos, son los
únicos caminos posibles para enfrentar los graves problemas que tenemos
ahora. Reactualizar viejas contiendas o discutir la historia es una forma de
salir de la realidad, de debilitar a través de la discordia, la fuerza de la
Nación.
V. No tenemos más lealtad que la debida al pueblo de la República, no
tenemos más bandera, más escudo ni más insignias que los símbolos patrios.
No estamos atados a ninguna ideología, a ningún ritual partidario, a ninguna
figura “intocable” del pasado. Sólo estamos comprometidos con el futuro, y
con el ideal de una sociedad ética y solidaria. Sólo estamos comprometidos
con la defensa de la integridad de la República Argentina y el bienestar de
su pueblo, hoy seriamente amenazados.
VI. Partimos de estos principios fundantes:
· Proponemos que la base de este movimiento sea la transformación ética de
la sociedad, la revalorización de la verdad, la decencia, el trabajo y la
solidaridad humana.
El privilegio del cuidado de la vida humana por sobre toda otra
consideración, recogiendo las mejores tradiciones humanistas de todos los
credos.
La absoluta oposición a toda forma de violencia y discriminación, pasada,
presente o futura.
· El reencuentro de todos los argentinos en pos de la supervivencia de
nuestro país y la construcción de un futuro para nuestros hijos.
· Los valores de la democracia y la dignidad humanas: sólo hay democracia
cuando los derechos fundamentales del hombre tienen efectivo cumplimiento:
No hay democracia bajo la sombra del hambre. No hay democracia sin equidad
ni justicia. Sólo hay Patria cuando hay solidaridad, cuando tomamos
conciencia que sólo entre todos los argentinos unidos podemos salvarnos.
· La necesidad de una profunda y drástica reforma en el sistema político y
electoral. Queremos un sistema que permita el acceso de los mejores
ciudadanos a la función pública, con real representatividad y efectivo
control ciudadano de los actos de gobierno. Proponemos eliminar para siempre
toda práctica perversa “clientelística” que haga cautiva la voluntad
popular, burlando de esta forma al sistema democrático. Asumimos claramente
la defensa de la vigencia de las instituciones, porque la democracia es la
única forma de convivencia civilizada.
· Consideramos caduca la clase política que actúa en el presente, por la
responsabilidad que tienen en la decadencia de nuestro país, por la
inoperancia de sus viejos métodos para afrontar la grave crisis por la que
atravesamos, los que no se condicen con una verdadera democracia. Aspiramos
a que la vieja política sea barrida en elecciones libres por una nueva forma
de pensar y de actuar.
· Rechazamos por inmoral y perverso el principio: “roban pero hacen”. Los
que roban pueden tener sólo un destino: la cárcel. Allí deben ir, no
importan quiénes sean, qué cargos o lugares ocupan o han ocupado en la
sociedad. La ley debe aplicarse por igual a todos. Debe desandarse todo
camino que conduce al perjuicio de la Nación, debe deshacerse cualquier
compromiso leonino que hayan firmado corruptos desleales. Proponemos la
aplicación de los principios por sobre todo “pragmatismo”. No admitimos
suspensiones de la moral por ninguna clase de pretexto. Queremos jueces que
tengan el coraje y la ciencia de aplicar los principios morales contenidos
en el Derecho.
· El más preciado capital de la Nación es su población. No queremos más
niños hambreados, que serán mañana hombres minusválidos física y
mentalmente, ignorantes y sometidos. No queremos más ancianos indigentes y
humillados, que mueren en el abandono y la indiferencia. A la conducta de
desvalorización, humillación u opresión del débil, y exaltación del rico,
poderoso o “exitoso”, oponemos el principio del honor, que es la protección
del débil, enfermo, anciano, niño, discapacitado, como divisa de la nueva
sociedad que proponemos. Una sociedad solidaria, de amor al prójimo. ESTO ES
LO QUE TIENE DE REVOLUCIONARIA NUESTRA PROPUESTA.
· Una población fuerte, sana, bien alimentada y educada es requisito para un
pueblo libre. Y. UN PUEBLO FUERTE Y LIBRE ES NECESARIO PARA TENER UNA NACION
IGUALMENTE FUERTE, LIBRE Y SOBERANA.
ARGENTINOS, A RETOMAR EL VALOR, LA MÍSTICA DE LA PATRIA.
A CONSTRUÍR LOS VASOS COMUNICANTES ESPIRITUALES QUE UNIRÁN NUESTRAS
VOLUNTADES PARA RECONSTRUÍR NUESTRA QUERIDA ARGENTINA.
AL GRAN PUEBLO ARGENTINO SALUD.
II. DIAGNOSTICO DE SITUACION
1. Es absolutamente obvio decir que hay, desnutrición, pobreza y tremendas
desigualdades económicas, sociales y culturales. .Nuestro país carga con una
deuda externa tan agobiante como cuestionable. Su independencia se halla
condicionada por el nuevo imperialismo y los compromisos financieros. Y su
supervivencia misma como nación está hoy amenazada por intereses
internacionales, que codician nuestros ricos recursos naturales. Es evidente
que todo esto no se produjo al azar, sino que fue el resultado de groseras
maniobras especulativas, de la entrega y traición a la Patria, que dieron
como resultado la quiebra de la República Argentina, así como la
concentración de riquezas, que guardan paralelismo con el empobrecimiento y
exclusión social de vastos sectores de la población.
2. Lo que no es tan obvio es que todo eso es la punta del iceberg. Lo que
está oculto es el mal moral que aqueja a nuestra Nación. Lo que hace que
sectores de nuestra sociedad vendan el alma al diablo, consintiendo la
entrega, la ruína del país y el hambre de su pueblo, a cambio de un
bienestar económico mal habido, que llega a ser tan obsceno por su arrogante
ostentación como irritante por su absoluta impunidad.
3. Si bien están vigentes las instituciones democráticas y el estado de
derecho, puede decirse que dichas instituciones se han desviado de su
esencia y objetivos: Se han pervertido. Los legisladores, de representantes
del pueblo se han devenido en representantes de los partidos políticos que
los llevaron –listas sábanas mediante- a sus bancas. Las bancas
parlamentarias son “propiedad”, pues, de los partidos, que por razones de
conveniencia política, pueden hacer que haya “quórum” en las sesiones, o no
se debatan las cuestiones por el bochornoso expediente de dar el faltazo.
Los legisladores no son sino lenguaraces de los partidos a los que
pertenecen, y tienen la misión de levantar o no la mano para aprobar las
leyes. En realidad este parlamento no es sino una partidocracia. Y eso sin
recordar episodios vergonzosos, como el del “diputrucho”, y los sobornos
denunciados para aprobar la ley de reforma laboral, cuya investigación, como
siempre ocurre con los más escandalosos hechos de corrupción, terminó en
nada.
4. Con respecto al Poder Judicial, si pensamos que su designación debe pasar
por la aprobación del Senado, mal puede albergarse alguna ilusión de que
pueda ser independiente, ya que tiene una deuda de origen con quienes lo
designaron. Mal podrían investigar ilícitos de los senadores, como se ha
visto recientemente.
5. Y por si todavía hiciera falta alguna otra cosa para desnaturalizar la
democracia, están los “decretos de necesidad y urgencia”, verdaderos atajos
para evadir el tratamiento constitucional de cuestiones que de urgentes
habitualmente no tienen nada. Y de necesarias, habría que ver a las
necesidades de quiénes responden fundamentalmente.
6. Los partidos políticos, se han convertido en organizaciones destinadas a
hacerse del poder, y a beneficiar a sus dirigentes con cargos públicos,
negocios, y otra clase de recursos que más o menos claramente los catapultan
a la prosperidad económica, a veces notable en un país de pobres e
indigentes. Los partidos políticos son eficaces y eficientes aparatos de
poder y control social. Para eso se valen de los recursos que obtienen de
distintas fuentes, evidentemente no bien explicitadas, tal vez con la
contribución de los presupuestos nacionales, provinciales o municipales, o
intereses privados. Se valen también del poder de adjudicar planes sociales,
puestos de trabajo, cuando no la intimidación de “punteros y patoteros” y la
tácita amenaza de la colaboración de la fuerza pública. Completa el panorama
el control más o menos embozado de los medios de difusión gráfico, radial y
televisivo a través de la propaganda oficial. Con todo lo cual se hace
cautiva a la voluntad popular, desnaturalizándose totalmente lo que es un
sistema democrático.
7. Los medios de difusión se hallan orientados por los intereses económicos
de las empresas propietarias de los mismos, a los que no pueden ser ajenas
las presiones que pueden tener de las reparticiones oficiales que actúan
como anunciantes. De este modo, la información puede ser distorsionada,
ocultada, presentada tendenciosamente, quedando así afectado el derecho a la
información, imprescindible a la hora de tomar decisiones electorales
verdaderamente libres.
8. El estado de la seguridad pública es altamente insatisfactorio. Hay una
verdadera epidemia delictiva que azota nuestro país. Particularmente
notorios son los secuestros extorsivos, en los que se ha llega a celebrar
como éxito el hallazgo con vida de la víctima previa satisfacción de las
exigencias de los delincuentes. Porque de los cabecillas de las
organizaciones no se tiene ni noticia, así como que jamás se obtiene la
restitución de un peso de los rescates abonados. Las instituciones
policiales están gravemente sospechadas de connivencia con el delito, y a
pesar de las numerosas purgas de personal corrupto, la sospecha persiste. La
opinión pública nunca se entera cómo determinados jefes separados de sus
cargos pudieran tener millones “ahorrados”, por lo que se puede inferir que
siguen disfrutando de esas fortunas, lo que es un verdadero escándalo. No se
advierte una lucha frontal contra el narcotráfico, quedando atrapados en las
redes del sistema represivo los consumidores, verdaderas víctimas de ese
flagelo, para dejar pasar a los invisibles cabecillas de los carteles.
9. Es evidente que la igualdad ante la ley es letra muerta en la Argentina.
La Constitución sabiamente reconoce muchos derechos, que la pobreza hace de
cumplimiento imposible para millones de argentinos. Derecho a la salud, a la
educación, a la justicia….Ilusorios si no se puede comer, si no se pueden
comprar remedios, o tener un hospital equipado cerca. Ilusorios si no se
puede trasladarse a una escuela o comprarse útiles, o si hay que trabajar
para sostener el hogar, o porque la anemia no le permite aprender. Ilusorios
si no se pueden pagar un abogado que los defienda, a veces de tremendas
iniquidades y arbitrariedades, como tienen los delincuentes de guante
blanco, que como máximo conocen cárceles VIP para reponerse del estrés, para
luego salir en libertad, a disfrutar de sus hazañas, no sin decir que
confían en “Dios y la justicia”. Las cárceles están llenas de pobres: esta
es la realidad de la igualdad ante la ley en la Argentina.
10. Toda esta pintura deprimente de nuestra realidad no sería tal, si no se
sustentara y mantuviera en una mentalidad, en una conducta práctica de
nuestra sociedad. Tantos años de corrupción impune, tantas injusticias y
delitos premiados por el éxito, tantos méritos y conductas probas
postergadas, ignoradas y hasta despreciadas, no pueden sino ir haciendo su
docencia siniestra en nuestro pueblo. Así, tenemos una “Argentina trucha”,
una vida cotidiana donde nada es como se dice que es, donde la mentira, el
acomodo, la corrupción, el incumplimiento de los compromisos contraídos, y
de normas, reglamentos u horarios, son más o menos aceptados como recursos
habituales en la conducta. Hay un escepticismo generalizado respecto a la
posibilidad de un cambio. Tantos engaños y frustraciones sufrió la Argentina
de sus gobernantes, que ya no cree que alguien pueda hacer nada para cambiar
las cosas, peor aún, que todas las promesas electorales no son sino
mentiras, que rápidamente se olvidan después de los comicios, para dedicarse
a la verdadera tarea, la de llenarse los bolsillos a espaldas del pueblo
burlado. Por eso, la población cumple sus deberes cívicos con resignada
desesperanza y ninguna ilusión, salvo la de tener algún amigo en alguna
lista, que pudiera favorecerlo con algún beneficio.
11. En síntesis, esta es la Argentina de hoy. Un país postrado, incapaz de
la menor reacción frente a los graves problemas que tiene. Un país donde
reina el individualismo del “sálvese quien pueda”, donde cada quien cuida de
sus intereses sin importarle lo que le sucede a sus compatriotas: un país
sin solidaridad. Un país que mira sus símbolos patrios como una lejana
reminiscencia infantil, o como elementos estéticos o folklóricos de un
pasado aún más lejano. Pero seguramente no como el cauce que comunica con
los profundos sentimientos del corazón de amor a nuestro suelo y a nuestro
pueblo. Este terreno de desesperanza, indiferencia, egoísmo es la tierra
preparada para que prospere el despojo de nuestro país a manos de quienes
codician sus riquezas.
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