by
Rei Kinomoto
Capítulo
5
Recuerdos
Una mano salió de entre las sábanas, que estaban
cubiertas por papeles sobre los resultados de las últimas investigaciones que
había realizado, ante el insistente sonido de la alarma del despertador. Tanteó
por la mesa de noche hasta dar con el molesto objeto y apagarlo, asomó su
despeinada cabeza rojiza y miró el reloj con soñolencia.
7:43 am
- "Un cuarto para la ocho..." - murmuró medio
dormida - "¡¡Un cuarto para las ocho!! ¡¡Voy a llegar tarde al
trabajo!!" - exclamó alarmada.
Buscó en el armario algo de ropa y se cambió
apresuradamente, al tiempo que salía de su habitación y se dirigía al
pasillo. Tocó una puerta identificada con un enorme afiche con el emblema del
Manchester United, pero no recibió respuesta por lo que decidió entrar.
El cuarto esta en la penumbra y algo desordenado, con una
que otra prenda de vestir mal colocada sobre los mueble o colgada en la manilla
de la puerta, en algunas de las paredes se podían ver diferentes afiches, en su
mayoría referentes a equipos de fútbol o deportes, y alguna que otra chica de
buen ver. Se detuvo a ver una repisa en la que se podían ver medallas y algunos
trofeos, junto con las fotos de los chicos del equipo de fútbol de la escuela.
- "Me pregunto por qué lo habrá dejado" -
murmuró la mujer intrigada, mientras examinaba con detenimiento una de las
fotografías - "Siempre le encantó, y era muy bueno..."
Se giró para ver la cama, en la que se notaba un enorme
bulto cubierto con las sabanas y el cubrecama. Únicamente se podía inferir que
había alguien abajo por el sutil movimiento de su respiración.
- "Brian, levántate que ya se nos hizo tarde"
- susurró la Susan, mientras lo agitaba un poco
- "Hhhhhhmmmmmm...."
De entre las sabanas salió el muchacho, se estiró con
pereza, y dio un vistazo al reloj. Esa noche había sido especialmente mala, sólo
había dormido una hora... le dolía la cabeza y todo el cuerpo, pero de todos
modos se levantó con lentitud.
- "Creo que no tendremos tiempo de
desayunar..." - se lamentó Susan, mientras abría las cortinas de par en
par, para que el cuarto se iluminara.
La señora Wesley dejó rápidamente la habitación de su
hijo y entró en la siguiente. Esta era mucho más organizada y delicada, sólo
tenía algunos cuadros las paredes, la mayor parte de los muebles eran de
madera; en una de las esquinas se encontraban acomodados varios peluches de
todos los tamaños, sobre su peinadora había un par de fotos y una caja de música
y encima de la misma un enorme espejo.
La arqueóloga abrió las cortinas y claridad que entraba
por las ventanas se encargó de despertar a la joven rubia que dormía
placidamente.
- "Buenos días, mamá" - murmuró medio
dormida.
- "Buenos días, cariño" - respondió la mujer
con afecto - "Será mejor que des prisa, porque nos quedamos dormidos"
Ella asintió y fue al baño del piso inferior (el del
segundo piso estaba ocupado por su hermano) se cepillo los dientes y se lavó la
cara. Subió nuevamente a su cuarto y sacó su uniforme, el cual consistía en
una blusa blanca, una corbata de rayas negras y grises (más corta que la de los
chicos), falda plisada de color gris y una chaqueta negra con el escudo del
colegio bordado, y finalmente zapatos negros y medias grises. Era un traje muy
sobrio, aunque en opinión del mejor amigo de su hermano era casi fúnebre.
Sonrió al recordar el primer día de clases en la secundaria cuando tan solo
tenían 11 años (1).
- "Este uniforme es demasiado serio" - se había
quejado el escocés, mientras intentaba aflojarse el nudo de la corbata, el cual
su madre había apretado demasiado - "Me siento como un pingüino"
- "A mi me parece bonito" - replicó la rubia
admirando su traje.
- "Si supieras que utilicé uno igual el día en que
enterraron a la tía abuela Mildred" - murmuró Mc Dowell con tono
espectral, al oído de la chica.
- "No fastidies, Russell" - se molestó la
pequeña
Él y su hermano se echaron a reír para mayor disgusto
de Bridget. Al ver que estaba realmente enojada el chico de cabello negro se
acercó y la tomó de la mano.
- "Hey, no te enfades que sólo es una broma" -
había dicho con una gran sonrisa, pero ella había volteado la cara en gesto de
ofensa - "Vamos, sé que realmente no estas tan disgustada conmigo" -
insistió poniendo una cara graciosa, a la que la chica no pudo contener la risa
- "Lo ves ¿Me perdonas?" - finnalizó poniendo cara de cachorro
arrepentido.
- "Esta bien, te perdono. Amigos de nuevo" -
contestó ella.
- "Uuuuyyyyy, a mi me parece que tú y Russell son más
bien novios" - comentó Brian en tonó burlón.
- "¡No es cierto!" - gritó la niña más roja
que un tomate.
- "¿Por qué no? A mi me parece que nos vemos
lindos juntos" - rió su amigo colocándole el brazo alrededor de los
hombros, siguiendo el juego.
- "¡¡¡¡¡No es cierto!!!!!" - se enfureció
la avergonzada chiquilla.
Los dos niños comenzaron a correr por sus vidas mientras
reían a carcajadas, con una furiosa Bridget pisándoles los talones.
De vuelta al presente, se sorprendió al darse cuenta del
increíble cambió de carácter de su hermano: de ser un niño alegre, bromista
y algo irresponsable, a un muchacho muy serio, extremadamente responsable y un
tanto sombrío. Incluso ella misma había cambiado, antes era más extrovertida,
tenía un carácter muy volátil y se tomaba todo muy a pecho, pero ahora era
mucho más sosegada y serena...
La vida los había hecho madurar demasiado rápido...
Ese infeliz suceso le hizo ver quienes eran sus
verdaderos amigos, y los únicos que estuvieron a su lado en esos difíciles
momentos fueron la familia Mc Dowell, el señor Wood y el señor Kinomoto. El
resto del mundo les dio la espalda, los juzgaron sin piedad basándose en
chismes y rumores, con poco o ningún fundamento.
Aun recuerda como su madre intentaba mantenerse fuerte
durante el día, pero por las noches lloraba, creyendo que ellos se habían
quedado dormidos, cuando en realidad se encontraban detrás de la puerta observándola
con impotencia; Brian se volvió agresivo y retraído y sumamente sobre
protector con ella y su madre. En cuanto a ella... trató de llevar lo sucedido
lo mejor posible, pero finalmente la realidad la arrastró consigo...
Soledad.
Esa extraña sensación de estar rodeada de gente y
sentirse completamente solo en el mundo. Si, eso fue lo que experimento cuando
sus "amigas"la abandonaron por "el que dirán" ,y más aun
cuando se enteró que habían hablado de ella a sus espaldas.
Eso fue lo que acabó con su templanza, lo que terminó
por quebrar su alma. Recordaba aquella noche, cuando la fría lluvia caía sobre
ella empapándola por completo, lavando sus lagrimas y helándola hasta los
huesos; pero a ella no le importaba, en realidad le había dejado de importar
todo. Estaba convencida que nunca más volvería a confiar en nadie, de que la
bondad no era más que una burda creación de la televisión para vender y de
que la verdadera naturaleza de ser humano era el egoísmo...
Pero...
De repente la lluvia dejó de caer sobre ella.
- "Las lágrimas no se ven bien en un rostro tan
bonito como el tuyo" - había murmurado dulcemente una voz a su lado.
La pequeña había volteado un poco asustada por el
inesperado comentario. Y ahí estaba él, parado a su lado, cubriéndola con su
paraguas y sonriéndole tiernamente... Quien sabe, tal vez él sólo estaba en
el lugar adecuado en el momento justo, cuando ella estaba más vulnerable ante
el mundo...
- "Pero "no existen las casualidades, sólo lo
inevitable"... " - río la joven mientras se peinaba el cabello.
Súbitamente la tristeza se apodero de los ojos de
Bridget, al recordar él sonriente rostro de aquel joven que había cambiado su
vida después de una noche de lluvia, cuando un simple y sincero "Te
creo" salió de sus labios y sus profundos ojos azul marino la miraron con
humanidad. A partir de ese momento, entre ellos surgió una gran amistad que se
profundizo cada vez más con el pasar de los años.
A pesar de que estudiaban en colegios diferentes, se veían
todos los veranos sin falta y pasaban todos juntos (Brian, Russell y ellos dos)
algunos de los mejores momentos de sus vidas.
Pero llegó el día en que se marcharon a Oxford y hubo
una triste despedida, en la que por primera vez en su vida la tomaron
completamente por sorpresa. Sin embargo el 22 de diciembre del año pasado se
volvieron a encontrar en amargas circunstancias.
- "De ahora en adelante todo se volverá mucho más
peligroso" - había dicho Brian con imperturbable seriedad, mientras lo
miraba directamente a los ojos - "Sólo yo y mi hermana estamos
directamente relacionados con todo esto, así que eres completamente libre de
decidir si nos ayudas o no"
El aludido la observó por unos instantes, y luego miró
nuevamente al joven Wesley.
- "Dame un poco de tiempo para investigar y pensar
que puedo hacer por ustedes, si les seré útil o si solo les resultaré un
estorbo" - respondió el muchacho con tranquilidad - "Cuando este
listo les daré una respuesta"
-Esta bien" - murmuró Bridget con cierta decepción
- "Que así sea"
Nueve meses habían transcurrido desde ese día, y aun no
tenía noticias suyas; ni una llamada, ni una carta, ni siquiera un e-mail...
Era como si la tierra se lo hubiera tragado. Sin embargo todavía confiaba en él,
a pesar de los constantes reproches de su hermano.
- "No va a regresar" - decía con frecuencia -
"Es obvio que se acobardo y que decidió no intervenir en este asunto"
- "Él regresará, lo sé" - contestaba ella.
Pero esa fe se empezaba a resquebrajar, por la falta de
noticias suyas...
No. Él volvería para ayudarles, seguramente algo lo
estaba retrasando y por eso se había demorado tanto en dar una respuesta... o
por lo menos eso quería creer.
Desde la puerta abierta de su habitación vio a su
hermano pasar silbando una melodía, mientras se terminaba de arreglar la
chaqueta. Sonrió nuevamente; en estos momentos tenía otros asuntos en los que
pensar, entre ellos, una disculpa que tenía que ofrecerle a alguien....
Brian fue el primero en estar listo, como siempre, por lo
que bajó las escaleras con lentitud para esperar su hermana y madre. Pero a la
mitad de su camino se detuvo, ante lo extrañamente familiar que se le hacía
ese ambiente. Aquella claridad que entraba por las ventanas daban a la entrada
una curiosa aura nívea a toda la sala, que junto con un silencio casi
ceremonioso, le hacía recordar un hecho de su pasado que hubiera preferido
olvidar para siempre...
Su mente voló cinco años atrás, cuando tan sólo tenía
11 años y creía que el mundo era un lugar tranquilo y sin mayores
dificultades. En su mente revivía lo acontecido aquella mañana de principios
de verano, agradable y fresca, en la en los árboles evidenciaban la abundancia
de frutos propia de la época. Estaba parado en la entrada de su vieja casa de
Londres; podía ver con claridad el amplio pórtico de color blanco y las
ventanas a los lados de la puerta de madera, por donde se filtraba una luz
blanquecina... frente a él, un hombre que en aquel entonces le parecía altísimo,
de cabello rubio, ojos color miel y expresión bondadosa, al que él admiraba y
quería ciegamente. Llevaba puesto uno de sus mejores trajes, y en su mano
derecha tenía el maletín que él y su hermana le habían regalado el día de
su cumpleaños; tenía que hacer un trabajo muy importante fuera de la ciudad y
no regresaría sino dentro de una semana.
- "Ahora tu eres el hombre de la casa, Brian, así
que cuida mucho a tu mamá y a tu hermana ¿Entendido?" - le había dicho
afectuosamente.
- "Claro que lo haré, no te preocupes" - había
contestado él con la combinación de inocencia y valentía de la que sólo era
capas un niño.
El hombre le despeinó el cabello con cariño en forma de
aprobación, salió de la casa cerrando la puerta tras de si...
Y nunca más volvió.
El resentimiento se apoderó por unos momentos del joven
ingles, apretó con fuerza el pasamanos de la escalera en un intento de
controlar se ira...
- "¡Hijo, no te quedes ahí parado, ve abriendo la
puerta!" - lo apresuró la señora Wesley desde el piso superior.
- "¿Eh?... sí, mamá" - murmuró regresando
al presente.
Tomó las llaves y abrió la cerradura, mientras su madre
y hermana bajaban por las escaleras.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Sakura
revisó su reloj una vez más.
7: 40 am.
- "Ya deberían haber llegado..." - suspiró la
joven, mientras se asomaba por la esquina esperando alguna señal de los Wesley.
Para evitar retrasar al otro, los tres habían acordado
una hora límite de espera, cumplido ese tiempo el que esperaba se podría ir
para no llegar tarde a la escuela.
Y ya faltaban apenas 5 minutos para que se cumpliera el
plazo.
Se volvió a mirar la destruida plaza, en la cual se había
dado su primer choque frontal con aquel siniestro ser. Estaba rodeada por una
cinta amarilla de seguridad y llena de policías que buscaban alguna evidencia
que les indicara qué había causado tal devastación, al tiempo que algunos
inspectores de obras examinaban los daños. A los oficiales se les era difícil
mantener alejados a la gran cantidad de curiosos y algunos reporteros que se
amontonaba en el lugar con la típica frase de "Aquí no hay nada que
ver"
La antigua Card Captor detalló con tristeza la zona
desde la acera del frente, alejada del barullo, y no le resulto extraño que las
personas miraran conmocionadas el escenario.
Las aceras estaban totalmente dañadas, y en muchos casos
sólo quedaban fragmentos de las mismas, las pequeñas cercas de hierro que
separaban los camino de las zonas verde estaban dobladas y deformadas de tal
manera casi no podía ser reconocidas. Pero lo que verdaderamente le trajo los
peores recuerdos sobre la batalla, fueron aquellas retorcidas ramas, casi negras
y chorreantes de babosa resina, que surgían del suelo y formaban una especie de
grotesco bosque; a los árboles de la plaza se les habían caído la mayor parte
de las hojas, y las que quedaban se había marchitado. Por un momento la joven
japonesa tuvo la sensación de que la vegetación de ese lugar había sido
corrompida por las malignas fuerzas del portador de la hoz.
Y casi Shaoran y ella murieron por esa causa....
- "Puede haber sido un escape de gas" - especuló
un uniformado que tomaba fotografías.
- "Puede ser, pero cuando llegamos anoche no había
rastro de fuego por ninguna parte" - contestó otro.
- "¿Terrorismo?" - preguntó uno de los
inspectores, mientras anotaba algo en una carpeta.
- "Es demasiado temprano para sacar cualquier
conclusión" - indicó otro policía, el cual parecía llevar el mando del
grupo.
- "Saben, tal vez no sería mala idea llamar a un
botánico, en la primera vez en mi vida que veo algo como esto..." - comentó
un oficial mientras tomaba unas muestras del líquido amarillo que goteaba de
uno de los troncos.
- "Mire esto señor" - dijo un joven oficial
mientras hacía gestos con las manos para que fueran hasta donde él estaba. En
el momento en el que todos llegaron, el muchacho les señaló un trozo de las
ramas - "Mire este extremo, tiene un corte muy limpio y la otra punta tiene
algo que me atrevería a identificar como sangre..."
- "Tienes razón. ¡Que interesante! Parece que lo
hubieran realizado el corte con una sierra eléctrica..."
- "O una espada muy afilada" - comentó uno de
los oficiales - "No sé, pero esto se me parece cada vez más a lo que paso
en Salisbury"
- "Es verdad, han sucedido cosas muy extrañas en el
país desde ese día" - dijo el fotógrafo, mientras movía el lente de la
cámara para enfocar mejor la imagen de la rama.
- "Salisbury... " - pensó la Maestra de Cartas
al escuchar la conversación - "Si ese policía tiene razón, entonces todo
comenzó con el descubrimiento del Arca..."
Al pensar en esto se preocupó por su padre, si eso era
cierto, la más seguro era que el señor Kinomoto y la señora Wesley estuvieran
corriendo peligro... pero sólo eran especulaciones suyas, y sin ningún
fundamento hasta ahora.
La noticia sobre la devastación de la pequeña ciudad le
había dado la vuelta al mundo, al igual que el descubrimiento del Arca. Cerró
los ojos por un momento y recordó las imágenes que había visto desde la
comodidad de su sofá en la antigua casa de Tomoeda; eran muy parecidas.... pero
la vegetación se veía muy diferente, era verde he inmaculada, sin ningún tipo
de corrupción.
Se sentía tan terriblemente insegura...
Necesitaba saber que era lo que estaba sucediendo, qué
era lo que quería ese sujeto de túnica negra y por qué había sido salvada
por aquellas personas de poderes tan extraños. Ya no podía seguir el consejo
de Kero y mantenerse al margen de todo, las circunstancias la habían obligado a
participar... ¿Por qué? No lo sabía, pero por lo menos quería tener alguna
idea sobre qué estaba pasando.
- "Las tuberías de gas están bien, pero no puedo
decir lo mismo de las del agua, están muy dañadas" - murmuró un
inspector a uno de sus colegas, mostrándole un plano del lugar -
"Tendremos que cambiar todas la piezas de aquí a acá, y hacer unos
arreglos por este lado... Así que tendremos que cortar el suministro a toda la
zona este del urbanismo, por unos cinco día más o menos"
Sakura escuchó la plática con la cabeza gacha, se sentía
responsable de por lo ocurrido. Si tan sólo hubiera tenido más poder para
enfrentarse a aquel ser, tal vez hubiera evitado que causara toda esa destrucción...
Pero sobre todo, no hubiera lastimado de esa forma a Shaoran. Sus ojos
comenzaron a llenarse de lágrimas ante el terrible recuerdo de Li herido
cruelmente en todo su cuerpo, indefenso y débil ante la maldad del portador de
la hoz, sin que ella pudiera hacer algo para evitar que lo matara.
Y así hubiera sido, si no fuera por la oportuna llegada
de los dos desconocidos que salvaron sus vidas.
Aun recordaba cuando ellos se marcharon, y ella y Shaoran
se quedaron solos, sentados en el piso, aun totalmente desconcertado con el
extraño comportamiento de las cartas Watery y Windy. A unos metros les habían
dejado su dije (el báculo que había regresado a su forma original), junto con
la carta escudo y el talismán con el que Li invocaba su espada. Ella se acercó
y los tomó con cuidado, poco después consiguió su bolso a algunos metros de
distancia, el cual estaba sucio y cubierto con un líquido amarillento.
- "Ugh... que asco" - musitó mientas lo asía
por el lado más limpio.
Guardo la carta, se colocó el dije, con el bolso una
mano y el talismán en la otra se giró hacía el chino; vio como intentaba
pararse en vano. Aparentemente a pesar de que sus heridas se habían curado, aún
no recuperaba las fuerzas, tal vez por el agotamiento de la batalla o la perdida
de sangre...
- "Por favor, ayúdame a ponerme de pie, Sakura"
- había pedido el chino.
Ella asintió, corrió hacia él y le asistió para que
pudiera pararse. No pudo evitar notar cierto gesto de humillación en el rostro
de su amigo.
- "Si quieres, podemos buscar un lugar para
sentarnos un rato más y así poder descansar mejor ¿No crees?" - propuso
con prudencia la antigua Card Captor.
Él la miró por unos momentos. Había una cierto brillo
en sus ojos difícil de describir, inspiraba respeto y ternura a la vez, lo cual
hizo que Kinomoto se ruborizara un poco.
- "Esta bien" - susurró el mago con resignación.
La japonesa le sirvió como apoyo para caminar un par de
metros hasta que se sentaron en uno de los bancos del pequeño parque. Durante
el camino pudo notar con preocupación la debilidad del chino, sólo se mantuvo
en pie gracias a su ayuda y cada paso parecía requerirle un gran esfuerzo. Lo
miró de reojo: estaba sentado a su lado mirando el piso, con los brazos
apoyados en sus rodillas y respirando con cierta dificultad.
- "¿Te encuentras bien?"
Él se limitó a asentir.
La muchacha le miró con tristeza, iba a decir algo pero
se contuvo; en cambio comenzó a observar el jardín del parque. Era
sencillamente encantador, estaba repleto de flores de la temporada, pequeñas,
pero graciosas y de vivos colores, y árboles tupidos de hojas verdes; los
senderos de piedra recorrían todo el lugar franqueados por faroles, y en el
centro de todo se encontraba un parque de juegos para niños, con columpios,
toboganes y otros aparatos.
- "Es muy bonito ¿verdad?" - susurró Li
- "Si" - estuvo de acuerdo la joven.
- "Me recuerda mucho al Parque Pingüino"
- "Si, es vedad, pero sin el Rey Pingüino" -
rió ella - "Aun recuerdo cuando la carta Power lo puso de cabeza"
- "En verdad fue difícil capturar esa carta" -
dijo el chino con nostalgia - "Sakura..."
- "Dime"
- "¿Qué paso después de que me fui?¿Cómo están
todos?"
Ella se detuvo un momento a recapitular todo lo sucedido
durante los últimos 5 años.
- "Bueno, después de que regresarte a Hong Kong
todo volvió a la normalidad, no hubo ningún otro evento mágico" - comentó
la chica - "Tomoyo se fue a Francia porque su madre quería ampliar los
mercados de su compañía; durante todo este tiempo nos hemos mantenido en
contacto, pero en el últimos mes no he tenido noticias de ella" - murmuró
con cierta tristeza la Maestra de Cartas. Li no pudo disimular su sonrisa al
recordar su fortuito encuentro con Daidouji en la escuela, pero prefirió no
decirle nada a la pequeña Kinomoto para no arruinarle tan grata sorpresa.
- "Estoy completamente seguro que dentro de muy poco
sabrás de ella" - dijo el joven con picardía- "Y cómo esta Yukito?"
- "Yukito también se marchó, a Okinawa (2), porque
su abuela tenía una artritis muy fuerte y los inviernos de Tomoeda la afectaban
demasiado. Me pidió permiso para irse y cuidar de sus abuelos... yo no me pude
negar. Kero protestó muchísimo, pero en el fondo, yo sabía que
independientemente de que él sea la identidad falsa del Guardián de la Luna,
también tenía derecho de hacer una vida propia, sin estar atado a mi o a mis
problemas... por eso sellé a Yue" - finalizó con melancolía.
- "Debió ser muy difícil para ti"
- "Lo fue y aun lo sigue siendo, pero sé que era lo
mejor para él"
Shaoran la miró con admiración, sin duda había
madurado mucho durante todo este tiempo. Le colocó la mano en el hombro
intentando reconfortarla, gesto al que ella respondió con una sonrisa; no sabía
por qué, pero esa cara sonriente y esos enormes ojos verdes que reflejaban
profundo agradecida lo conmovieron profundamente.
- "¿Y Yamasaki y los demás? "continuó
preguntando.
- "Rika y Naoko se fueron, pero aun hablo con ellas
de vez en cuando. Yamasaki y Chiharu continúan viviendo en Tomoeda, él todavía
sigue mintiendo y ella aún lo estrangula cuando lo hace" - rió la joven.
Él también comenzó a reír al recordar todas las
andanzas de su mejor amigo de la primaria. Sin duda Takashi era todo un
personaje... Comenzó a ver el nublado cielo de Londres, negro y algo siniestro.
Observó su reloj y se sorprendió de que aún funcionara después de la
batalla.
10:23 pm.
- "Es tarde y ya deben estar preocupados por
nosotros, será mejor que nos vayamos a casa" - apuntó mientras se ponía
en pie.
Pero sus fuerza le fallaron y sus rodillas se doblaron
bajo su propio peso; hubiera caído de cara contra el suelo si no hubiera sido
por la intervención de la antigua Card Captor.
- "¡Shaoran!" - se asustó la joven.
- "Ya... Ya pasó, Sakura" - dijo él mientras
ella lo volvía a sentar en la silla -"Solamente estoy muy cansado por la
batalla y..." - se detuvo y se sonrojó ante la cercanía de la japonesa.
Sus rostros estaban separados por centímetro, por lo que él desvió la mirada
avergonzado.
- "No creo estés en condiciones de caminar hasta tu
casa" - dijo Sakura - "Tomaremos un taxi"
- "Pienso que en este estado no sería
prudente" - comentó él - "Nos haría muchas preguntas sobre nuestra
apariencia"
La joven al principio no entendió las palabras de
Shaoran, pero luego se dio cuenta de que su uniforme estaba totalmente sucio de
tierra y resina, con algunos desgarros y una pocas salpicaduras de sangre; ni
hablar de su acompañante: Li era todo un desastre, su ropa no sólo estaba
inmunda, llena de lodo, sangre y aquel líquido amarillento, sino que también
completamente rasgada.
- "Supongo que tienes razón" - reconoció la
joven con una enorme gota en la frente - "¿Entonces qué vamos a
hacer?"
- "Tal vez pueda hacer un hechizo y...."
- "No. Estas muy débil. Yo podría utilizar la
carta Fly y volar hasta nuestras casa"
- "Es una buena idea" - aceptó el mago después
de pensarlo un poco.
Y así lo hicieron. Sakura liberó la carta Fly y pronto
una hermosas alas blancas surgieron de su báculo. Los dos orientales subieron a
él y no tardaron en emprender el vuelo; se elevaron por encima de Londres
pasando por encima de rascacielos y monumentos históricos dándoles una
espectacular vista del lugar. Li no tardó en reconocer su edificio, y cuidando
de que nadie los viera aterrizaron en la terraza del departamento, donde Wei los
esperaba con preocupación, la cual aumentó al ver las condiciones se
encontraban.
Dejó al chino explicándole lo sucedido al anciano, y
ella siguió hasta su casa, aterrizó en el techo y entró con cautela por la
ventana de su cuarto, cuando...
- "¡¿¡¿DÓNDE SE SUPONE QUE ESTABAS SAKURA?!?!"
El grito casi hizo caer a la Maestra de Cartas del
tejado.
- "Ke... Kero" - tartamudeó la joven sujetándose
del marco de la ventana.
- "¡¿Sabes lo preocupado que me tenías?! Hace 6
horas que debías haber llegado, y más con todos esos suceso raros que están..."
- el pequeño guardián se le quedó miranddo horrorizado - "¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAHHHHHHHH!!!!!!!
¿SAKURA QUÉ TE PASÓ? ¡¿ESTAS HERIDA?!"
- "Tranquilízate, Kero. Estoy bien... Lo que sucedió
fue que Shaoran y yo..."
- "¡El mocoso te hizo esto! ¡Es que lo mato! ¡LO
MATO!"
- "¡¡¡¡¡ESCUCHAME KERO!!!!!" - gritó la
joven enfadada
El muñeco se quedó de piedra, era la primera vez que su
querida ama le gritaba de esa manera.
- "Sakura..." - murmuró asombrado.
- "Shaoran no me hizo daño, todo lo contrario, me
intentó proteger del sujeto que vimos cuando llegamos a Londres"
- "A... ¿a qué te refieres?"
La japonesa le contó todo lo sucedido durante la
batalla, desde el momento en que fue atacada por las ramas, pasando por la
llegada de Li y como los sujetos misteriosos les habían salvado la vida. Esto
no hizo más que aumentar el nerviosismo del guardián, pero al final ella logró
calmarlo un poco.
Confirmó que su padre y hermano aun no había llegado,
se baño, se cambió de ropa y tomó el destrozado uniforme y lo botó a la
basura. Bajó a la primera planta y notó que la contestadora tenía un mensaje
donde se escuchaba la voz de su padre.
- "Hijos, lamento no poder llegar temprano hoy, pero
tenemos mucho trabajo en el museo y es muy posible de que llegue después de las
10, así que no se preocupen si no me encuentran en casa" - el mensaje
terminó.
Shaoran
y Rebecca entraron al salón como lo hacían todos los días, en el interior había
una gran algarabía de los chicos conversando sobre diferentes temas. Li dio un
rápido vistazo al aula y pudo notar que Sakura y lo Wesley aun no habían
llegado, le pareció un poco raro porque ellos vivían más cerca que él de la
secundaria, pero luego le restó importancia al hecho, seguramente se habían
retrasado.
Sin embargo, se sentía un poco inquieto por Kinomoto....
Se dirigió directamente a su pupitre y se sentó con una
inusual tranquilidad, ya se había acostumbrado a las miradas asesinas de Brian
y sus constantes provocaciones durante todo el día.
- "Hola Shaoran" - dijo con alegría una voz
conocida a su espalda - "¿Te sientes mejor?"
El chino volteó y se encontró con una risueña Sakura.
- "Hola Sakura" - saludó con gusto - "Me
siento mucho mejor, gracias por preocuparte... ¿Y tu cómo te sientes? ¿Te
hicieron muchas preguntas en tu casa?"
- "Muy bien, parece que los dos sujetos de ayer
saben como curar heridas, ni siquiera tengo marcas. Y no había nadie en casa
cuando llegué, sólo Kero que se puso histérico cuando me vio..."
- "Menos mal..." - suspiró el muchacho, pero
luego no pudo evitar preguntar - "¿Dónde están los Wesley?"
- "No lo sé. No aparecieron cuando los esperaba
para irnos juntos a la escuela como siempre... ¿Qué les habrá ocurrido?"
- De repente Sakura le miró con detenimiiento - "Shaoran..."
- "Dime"
- "Muchas gracias por lo de Tomoyo" - dijo
agradecida.
El chino sonrió
- "De nada"
Su conversación se vio interrumpida por la llegada de la
Profesora de biología, pasó la lista y no tardó en dar inicio a la clase.
Li se encontraba sorprendido y aliviado ante la ausencia
de los Wesley. Por fin tendría unos momentos de paz en la secundaria...
De repente puerta del salón se abrió.
- "Perdone la demora, profesora" - se disculpó
Bridget.
La señorita Goldsmith, la más joven de los profesores,
los miró inexpresivamente por unos momentos pero luego sonrió pacientemente.
- "Esta bien, los perdono por hoy porque es la
primera vez, pero que no se vuelva a repetir. ¿Ok?"
Ellos asintieron con alivio y entraron al salón.
Sin duda la señorita Samanta Goldsmith era la más
flexible y amigable de los profesores, con tan solo 25 años era una estupenda
docente y se había ganado el aprecio de los alumnos, sin dejar de ser bastante
estricta a la hora de poner orden. Era una mujer de ojos castaño oscuro y
cabello largo hasta los hombros del mismo color, de estatura media, piel blanca
y contextura más bien delgada; usaba lentes y vestía de forma moderna pero
discreta.
Brian camino al lado del chino sin siquiera mirarlo,
parecía exhausto; Li escuchó la silla moverse y el ligero golpe cuando el inglés
se sentó. Sus instantes de tranquilidad habían terminado, seguramente las
miradas asesinas y los continuos insultos no se harían esperar...
Pero media hora después del inicio de la clase se
respiraba una calma completamente inaudita. Se volvió con cautela, procurando
no ser visto por el rubio, lo que vio lo dejó completamente sorprendido: Brian
estaba sentado apoyando la cabeza en su mano derecha mirando distraídamente su
libro de biología, parecía estar más dormido que despierto.
Se giró sin terminar se creer su buena suerte. Tal
vez... aunque sea por este día, podría disfrutar de la secundaria con toda
tranquilidad.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
El timbre anunció la llegada del tan ansiado descanso, y
los alumnos prácticamente huyeron de las aulas hacia el patio. La verdad, es
que el viernes todas las clases se hacen muy pesadas.
El salón de Patrick y Tomoyo se tardó un poco más en
salir que el resto, ya que estaban terminando de anotar la abundante tarea de
les había dejado la profesora de matemática. Mientras, Sakura esperaba con
impaciencia cerca de la puerta a su mejor amiga; tenían tantas cosas que
contarse... el tiempo que habían pasado conversando mientras caminaban al
colegio fue demasiado corto....
- "Hola Sakura" - escuchó de repente.
La aludida se giró solo para encontrarse con una
sonriente Tomoyo acompañada de Patrick.
- "Hola chicos" - saludó alegremente la chica
de ojos verdes - "Tomoyo quiero presentarte a unos amigos..." - luego
miró al irlandés - "Es verdad que tu tampoco conoces a los Wesley ni a Mc
Dowell, si quieres tu también puedes venir, Patrick"
- "¿Estas segura de que es conveniente?" -
preguntó el joven - "Es que yo en realidad preferiría no...."
- "No te preocupes, ya lo veras son muy simpáticos,
no te vas a arrepentir" - dijo la antigua Card Captor mientras lo tomaba de
la mano y lo llevaba al lugar donde se encontraban los ingleses.
- "Sakura, es en serio yo......."
- "Nada de peros. No seas tímido"
- "No seas así Patrick, acompáñanos, no va ser
tan malo, ya lo veras" - dijo Tomoyo.
El muchacho suspiró... ¿Cómo decirle que no a esas
suplicas?
- "Bueno.... esta bien, no puede ser tan malo, ¿no?"
- se resignó el muchacho.
O'Connor no pudo oponer demasiada resistencia y no le
quedó más remedio que seguir a Kinomoto y Daidouji hasta un cedro en el patio
principal, debajo de el se podían ver tres personas, dos hombres y una mujer. A
lo lejos se podía distinguir a Brian, que encontraba recostado del tronco del
árbol con los ojos cerrados y los brazos cruzados sobre el pecho, estaba
tomando una breve siesta antes de continuar con el ajetreado día de clases, al
verlo de esa forma parecía otra persona: se veía tan relajado y apacible,
ligeramente indefenso pero con algo de solemne autoridad; a su lado se
encontraba su hermana, somnolienta, pero aun despierta, comiendo su almuerzo
lentamente y hablando con Russell, el cual le contaba emocionado que había
logrado convencer a sus padres de que ya era hora de enseñarle a conducir, y
que si tenía suerte tal vez le permitirían manejar el Ferrari de su padre...
aunque ella lo dudaba mucho.
- "Hola chicos" - saludó la maestra de cartas
con su habitual alegría.
Ambos se voltearon a ver a la joven japonesa que corría
hacia ellos, mientras, O'Connor se detuvo en seco con los ojos dilatados de
sorpresa y algo de espanto , como si hubiera visto un fantasma o algo así.
Daidouji notó el extraño comportamiento de su amigo y lo miró desconcertada.
- "¿Te sucede algo?"
Ante la pregunta el chico despertó de su
ensimismamiento.
- "¿Eh?.... No, nada, no me pasa nada" - dijo
de forma un poco entrecortada.
- "Buenos días Sakura" - le saludó Bridget,
mientras su hermano comenzaba a despertarse - "Lamento no haberte podido
acompañar esta mañana a la secundaria"
- "No importa, yo también me he quedado dormida
muchas veces" - rió la joven japonesa
- "Hola Sakura" - saludó Mc Dowell, mientras
dirigía una mirada a Tomoyo y una astuta sonrisa se formaba en sus labios -
"eh... Sakura...¿No vas a presentar a tu amiga?"
- "Si, claro. Ella es Tomoyo Daidouji, mi mejor
amiga desde la primaria"
- "Mucho gusto"
- "Y él es Patrick O'Connor, también es amigo mío"
La conversación continuaba; Russell parecía intentar
impresionar a Tomoyo, cosa de la ella se dio cuenta de inmediato y le hizo
bastante gracia, Bridget hacía un gesto de resignación ante el comportamiento
del escocés, mientras Kinomoto no parecía darse cuenta de nada. Brian no
aguantó al cansancio por mucho tiempo por lo que decidió dormir un poco más....
Por su parte, Patrick no decía una palabra, sólo se mantenía sentado e inmóvil
mientras no paraba de mirar tímidamente a Russell, el cual ya empezaba a
incomodarse con el asunto. De repente el joven irlandés se puso de pie y sin
decir nada comenzó a caminar rumbo al edificio de la escuela.
- "¿A dónde vas Patrick? " - preguntó Sakura.
- "Voy...al baño"
La verdad es que estaba desde hace tiempo buscando
cualquier excusa para alejarse del lugar, era realmente muy incomodo para el
estar junto a los hermanos Wesley, pero en especial de ese Russell Mc Dowell....
- "Sólo persigues fantasmas, Patrick..." -
murmuró para si mismo con pesar, mientras caminaba en busca de Shaoran y
Rebecca.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Symonds y Li se encontraban como de costumbre almorzando
en el patio cuando el irlandés llegó y se sentó a su lado. Después de
algunos minutos de charla entre Rebecca y Patrick, este buscó su libro de
literatura para terminar la tarea que le habían dejado, mientras que la
neoyorquina se volvió a ver a Shaoran el cual estaba callado desde la última
clase; comía muy lentamente, con la mirada perdida en algún punto en el
horizonte.
- "Estas muy pensativo desde esta mañana, Shaoran"
- comentó la norteamericana.
- "Es que necesito hablar con un viejo amigo mío
que vive aquí, en Londres" - bajando un poco la mirada - "Se llama
Eriol Hiragisawa"
- "¿Y por qué no lo llamas?"
- "Ojalá fuera tan fácil" - replicó el joven
- "Es que hace 5 años que no lo veoo y no recuerdo su número telefónico
ni su dirección..."
- "Ya veo, no va a ser fácil encontrarlo"
- "Va a ser como buscar una aguja en un
pajar..." - murmuró Shaoran algo desanimado.
O'Connor había comenzado a terminar de hacer la tarea de
literatura.
- "¿Cómo dijiste que se llamaba?" - preguntó
Patrick, apartando la vista un momento de su libro.
- "Eriol Hiragisawa ¿Por qué?"
- "¿No haz pensado en buscarlo en la guía telefónica?"
- comentó con ingenuidad el irlandés - &"Después de todo ¿Cuántos
Hiragi no sé que puede haber en Gran Bretaña?" - terminó encogiendo los
hombros y volviendo a su lectura.
Li parpadeó un par de veces ante la recomendación de su
amigo. ¡Pero si era la cosa más obvia del mundo! Y él no la había
pensado....
- "Oye Shaoran, ¿tienes la pregunta 8 del
cuestionario de Literatura? Es que no la pude encontrar en ninguna parte"
- "Si, la tengo, pero dejé el cuaderno en el salón"
- dijo mientras se colocaba de pie - &quuot;Voy a buscarlo"
Li se alejó poco a poco de sus amigos, entró al
edificio de la escuela y subió los primeros peldaños de la escalera del
segundo piso, donde se encontraba el pasillo que lo conducía a su aula.
Pero de repente...
Una poderosa energía se sentía por todo el pasillo; muy
densa y fría. Provenía de un salón no muy alejado, al final del pasillo del
primer piso. El chino descendió lentamente de la escalera, mirando
desconfiadamente la puerta del salón. Era extraño, parecía que algo lo estaba
llamando, y ese algo provenía de allí.
Shaoran entró al aula, la cual se hallaba completamente
desierta. Estaba fría y oscura, únicamente iluminada por la escasa luz que
atravesaba los cristales de los ventanales, los pupitres estaban apilados unos
sobre otros a lo largo del recinto, y las telarañas y el polvo de varios años
se había apoderado del lugar. En conjunto, formaban una atmósfera
verdaderamente siniestra.
Avanzó con cautela tratando de encontrar algo anormal,
pero no hallaba nada....
- "Te estaba esperando" - dijo una voz
femenina.
La inesperada voz sobresalto un poco al futuro jefe del
clan Li, el cual observó una sombría silueta en el fondo del salón.
- "¿Quién eres?" - preguntó.
Poco a poco la sombra camino hacía él, con una suavidad
tal que parecía flotar en el aire, para luego dejarse ver gracias a la tenue
luz que entraba por una ventana. Era una chica alta y esbelta, de cabello largo,
rubio y ondulado, hasta la mitad de la espalda. Tenía ojos azul celeste, una
mirada muy penetrante, pero un rostro sereno y apacible.
- "Bridget Wesley" - murmuró Shaoran con tono
severo.
- "Quisiera hablar contigo un asunto muy
serio..."
- "¿Por qué tu y tu hermano no me dejan en
paz?"- la interrumpió a la defensiva - "Estoy harto de que siempre me
estén vigilando, de que me miren como si fuera un degenerado, de que me pongan
en duda en frente de mis amigos, de que ni siquiera me dejen hablar con Sakura...
¿No puede entender que lo del aeropuerto fue un mal entendido? Porque si es eso
lo que tanto les molesta a ustedes dos, les diré que sólo fue eso, un mal
entendido. Sé que la situación era muy comprometedora, pero yo jamás haría
algo así...." - en esta última frase Wesley pudo notar un tono de
amargura en su voz - "¿Pero para qué pierdo mi tiempo hablando contigo si
tú nunca me vas a creer?" - finalizó con frustración mientras se daba la
vuelta y se dirigía a la puerta.
- "Te creo" - murmuró Bridget, mientras Li se
volvía a mirarla completamente sorprendido, realmente no se esperaba esa
respuesta - "En un principio realmente pensaba que eras un pervertido, pero
luego me di cuenta que no era así... Por favor, perdónanos por todo lo que te
hemos hecho pasar en los últimos días"
El joven mago la miró con desconfianza, parecía
realmente arrepentida, pero le era difícil creer en sus palabras. Era demasiado
bueno para ser verdad...
De repente un extraño brillo apareció en los ojos de la
joven, su mirada se endureció sobremanera, al tiempo que se acercaba lentamente
a Shaoran con aire amenazador.
- "Sé que tu no quisiste hacerme daño en el
aeropuerto, por el contrario, querías protegerme" - dijo en un tono increíblemente
serio y casi espectral, ante la completa perplejidad del mago, el cual dio un
paso atrás ante el inesperado cambio de expresión de la joven - "Viste
algo, algo que sólo tu podías ver, algo que quería matarme... ¡¿Qué fue?!
- exigió saber la muchacha.
Li tardó unos instantes para recuperarse de su asombró
ante tal cambió de actitud, y más aun por lo que le que acababa de decirle.
Frunció el ceño. Esto si que era extraño, ¿cómo podía ella saber eso?...
Por un momento...
Por una fracción de segundo, percibió en ella lo que
parecía ser...
Había muchas interrogantes sin respuesta sobre los
gemelos Wesley...
- "Primero quisiera que me respondieras unas
preguntas... ¿Qué hacían tu y Brian en el aeropuerto?"
- "No puedo decírtelo"
- "¿Y cómo sabes de ese "algo"que intentó
hacerte daño?"
- "Tampoco puedo decírtelo...." - miró
fijamente al chino - "Hay cosas que es mejor no saber, Li. Por tu propia
seguridad, será preferible que no vuelvas a hacer ese tipo de preguntas"
- "¿Es una amenaza?"
- "Es más bien un consejo" - replicó la
joven.
- "Entonces ya no tenemos nada de que hablar" -
terminó Li con recelo, mientras se dirigía a la salida.
Bridget lo vio desaparecer detrás la puerta del salón;
él estaba enfadado, confundido y un poco asustado