Visitantes de Occidente

by Rei Kinomoto

Capítulo 5

Recuerdos

Una mano salió de entre las sábanas, que estaban cubiertas por papeles sobre los resultados de las últimas investigaciones que había realizado, ante el insistente sonido de la alarma del despertador. Tanteó por la mesa de noche hasta dar con el molesto objeto y apagarlo, asomó su despeinada cabeza rojiza y miró el reloj con soñolencia.
7:43 am
- "Un cuarto para la ocho..." - murmuró medio dormida - "¡¡Un cuarto para las ocho!! ¡¡Voy a llegar tarde al trabajo!!" - exclamó alarmada.
Buscó en el armario algo de ropa y se cambió apresuradamente, al tiempo que salía de su habitación y se dirigía al pasillo. Tocó una puerta identificada con un enorme afiche con el emblema del Manchester United, pero no recibió respuesta por lo que decidió entrar.
El cuarto esta en la penumbra y algo desordenado, con una que otra prenda de vestir mal colocada sobre los mueble o colgada en la manilla de la puerta, en algunas de las paredes se podían ver diferentes afiches, en su mayoría referentes a equipos de fútbol o deportes, y alguna que otra chica de buen ver. Se detuvo a ver una repisa en la que se podían ver medallas y algunos trofeos, junto con las fotos de los chicos del equipo de fútbol de la escuela.
- "Me pregunto por qué lo habrá dejado" - murmuró la mujer intrigada, mientras examinaba con detenimiento una de las fotografías - "Siempre le encantó, y era muy bueno..."
Se giró para ver la cama, en la que se notaba un enorme bulto cubierto con las sabanas y el cubrecama. Únicamente se podía inferir que había alguien abajo por el sutil movimiento de su respiración.
- "Brian, levántate que ya se nos hizo tarde" - susurró la Susan, mientras lo agitaba un poco
- "Hhhhhhmmmmmm...."
De entre las sabanas salió el muchacho, se estiró con pereza, y dio un vistazo al reloj. Esa noche había sido especialmente mala, sólo había dormido una hora... le dolía la cabeza y todo el cuerpo, pero de todos modos se levantó con lentitud.
- "Creo que no tendremos tiempo de desayunar..." - se lamentó Susan, mientras abría las cortinas de par en par, para que el cuarto se iluminara.
La señora Wesley dejó rápidamente la habitación de su hijo y entró en la siguiente. Esta era mucho más organizada y delicada, sólo tenía algunos cuadros las paredes, la mayor parte de los muebles eran de madera; en una de las esquinas se encontraban acomodados varios peluches de todos los tamaños, sobre su peinadora había un par de fotos y una caja de música y encima de la misma un enorme espejo.
La arqueóloga abrió las cortinas y claridad que entraba por las ventanas se encargó de despertar a la joven rubia que dormía placidamente.
- "Buenos días, mamá" - murmuró medio dormida.
- "Buenos días, cariño" - respondió la mujer con afecto - "Será mejor que des prisa, porque nos quedamos dormidos"
Ella asintió y fue al baño del piso inferior (el del segundo piso estaba ocupado por su hermano) se cepillo los dientes y se lavó la cara. Subió nuevamente a su cuarto y sacó su uniforme, el cual consistía en una blusa blanca, una corbata de rayas negras y grises (más corta que la de los chicos), falda plisada de color gris y una chaqueta negra con el escudo del colegio bordado, y finalmente zapatos negros y medias grises. Era un traje muy sobrio, aunque en opinión del mejor amigo de su hermano era casi fúnebre. Sonrió al recordar el primer día de clases en la secundaria cuando tan solo tenían 11 años (1).
- "Este uniforme es demasiado serio" - se había quejado el escocés, mientras intentaba aflojarse el nudo de la corbata, el cual su madre había apretado demasiado - "Me siento como un pingüino"
- "A mi me parece bonito" - replicó la rubia admirando su traje.
- "Si supieras que utilicé uno igual el día en que enterraron a la tía abuela Mildred" - murmuró Mc Dowell con tono espectral, al oído de la chica.
- "No fastidies, Russell" - se molestó la pequeña
Él y su hermano se echaron a reír para mayor disgusto de Bridget. Al ver que estaba realmente enojada el chico de cabello negro se acercó y la tomó de la mano.
- "Hey, no te enfades que sólo es una broma" - había dicho con una gran sonrisa, pero ella había volteado la cara en gesto de ofensa - "Vamos, sé que realmente no estas tan disgustada conmigo" - insistió poniendo una cara graciosa, a la que la chica no pudo contener la risa - "Lo ves ¿Me perdonas?" - finnalizó poniendo cara de cachorro arrepentido.
- "Esta bien, te perdono. Amigos de nuevo" - contestó ella.
- "Uuuuyyyyy, a mi me parece que tú y Russell son más bien novios" - comentó Brian en tonó burlón.
- "¡No es cierto!" - gritó la niña más roja que un tomate.
- "¿Por qué no? A mi me parece que nos vemos lindos juntos" - rió su amigo colocándole el brazo alrededor de los hombros, siguiendo el juego.
- "¡¡¡¡¡No es cierto!!!!!" - se enfureció la avergonzada chiquilla.
Los dos niños comenzaron a correr por sus vidas mientras reían a carcajadas, con una furiosa Bridget pisándoles los talones.
De vuelta al presente, se sorprendió al darse cuenta del increíble cambió de carácter de su hermano: de ser un niño alegre, bromista y algo irresponsable, a un muchacho muy serio, extremadamente responsable y un tanto sombrío. Incluso ella misma había cambiado, antes era más extrovertida, tenía un carácter muy volátil y se tomaba todo muy a pecho, pero ahora era mucho más sosegada y serena...
La vida los había hecho madurar demasiado rápido...
Ese infeliz suceso le hizo ver quienes eran sus verdaderos amigos, y los únicos que estuvieron a su lado en esos difíciles momentos fueron la familia Mc Dowell, el señor Wood y el señor Kinomoto. El resto del mundo les dio la espalda, los juzgaron sin piedad basándose en chismes y rumores, con poco o ningún fundamento.
Aun recuerda como su madre intentaba mantenerse fuerte durante el día, pero por las noches lloraba, creyendo que ellos se habían quedado dormidos, cuando en realidad se encontraban detrás de la puerta observándola con impotencia; Brian se volvió agresivo y retraído y sumamente sobre protector con ella y su madre. En cuanto a ella... trató de llevar lo sucedido lo mejor posible, pero finalmente la realidad la arrastró consigo...
Soledad.
Esa extraña sensación de estar rodeada de gente y sentirse completamente solo en el mundo. Si, eso fue lo que experimento cuando sus "amigas"la abandonaron por "el que dirán" ,y más aun cuando se enteró que habían hablado de ella a sus espaldas.

Eso fue lo que acabó con su templanza, lo que terminó por quebrar su alma. Recordaba aquella noche, cuando la fría lluvia caía sobre ella empapándola por completo, lavando sus lagrimas y helándola hasta los huesos; pero a ella no le importaba, en realidad le había dejado de importar todo. Estaba convencida que nunca más volvería a confiar en nadie, de que la bondad no era más que una burda creación de la televisión para vender y de que la verdadera naturaleza de ser humano era el egoísmo...
Pero...
De repente la lluvia dejó de caer sobre ella.
- "Las lágrimas no se ven bien en un rostro tan bonito como el tuyo" - había murmurado dulcemente una voz a su lado.
La pequeña había volteado un poco asustada por el inesperado comentario. Y ahí estaba él, parado a su lado, cubriéndola con su paraguas y sonriéndole tiernamente... Quien sabe, tal vez él sólo estaba en el lugar adecuado en el momento justo, cuando ella estaba más vulnerable ante el mundo...
- "Pero "no existen las casualidades, sólo lo inevitable"... " - río la joven mientras se peinaba el cabello.
Súbitamente la tristeza se apodero de los ojos de Bridget, al recordar él sonriente rostro de aquel joven que había cambiado su vida después de una noche de lluvia, cuando un simple y sincero "Te creo" salió de sus labios y sus profundos ojos azul marino la miraron con humanidad. A partir de ese momento, entre ellos surgió una gran amistad que se profundizo cada vez más con el pasar de los años.
A pesar de que estudiaban en colegios diferentes, se veían todos los veranos sin falta y pasaban todos juntos (Brian, Russell y ellos dos) algunos de los mejores momentos de sus vidas.
Pero llegó el día en que se marcharon a Oxford y hubo una triste despedida, en la que por primera vez en su vida la tomaron completamente por sorpresa. Sin embargo el 22 de diciembre del año pasado se volvieron a encontrar en amargas circunstancias.
- "De ahora en adelante todo se volverá mucho más peligroso" - había dicho Brian con imperturbable seriedad, mientras lo miraba directamente a los ojos - "Sólo yo y mi hermana estamos directamente relacionados con todo esto, así que eres completamente libre de decidir si nos ayudas o no"
El aludido la observó por unos instantes, y luego miró nuevamente al joven Wesley.
- "Dame un poco de tiempo para investigar y pensar que puedo hacer por ustedes, si les seré útil o si solo les resultaré un estorbo" - respondió el muchacho con tranquilidad - "Cuando este listo les daré una respuesta"
-Esta bien" - murmuró Bridget con cierta decepción - "Que así sea"
Nueve meses habían transcurrido desde ese día, y aun no tenía noticias suyas; ni una llamada, ni una carta, ni siquiera un e-mail... Era como si la tierra se lo hubiera tragado. Sin embargo todavía confiaba en él, a pesar de los constantes reproches de su hermano.
- "No va a regresar" - decía con frecuencia - "Es obvio que se acobardo y que decidió no intervenir en este asunto"
- "Él regresará, lo sé" - contestaba ella.
Pero esa fe se empezaba a resquebrajar, por la falta de noticias suyas...
No. Él volvería para ayudarles, seguramente algo lo estaba retrasando y por eso se había demorado tanto en dar una respuesta... o por lo menos eso quería creer.
Desde la puerta abierta de su habitación vio a su hermano pasar silbando una melodía, mientras se terminaba de arreglar la chaqueta. Sonrió nuevamente; en estos momentos tenía otros asuntos en los que pensar, entre ellos, una disculpa que tenía que ofrecerle a alguien....
Brian fue el primero en estar listo, como siempre, por lo que bajó las escaleras con lentitud para esperar su hermana y madre. Pero a la mitad de su camino se detuvo, ante lo extrañamente familiar que se le hacía ese ambiente. Aquella claridad que entraba por las ventanas daban a la entrada una curiosa aura nívea a toda la sala, que junto con un silencio casi ceremonioso, le hacía recordar un hecho de su pasado que hubiera preferido olvidar para siempre...
Su mente voló cinco años atrás, cuando tan sólo tenía 11 años y creía que el mundo era un lugar tranquilo y sin mayores dificultades. En su mente revivía lo acontecido aquella mañana de principios de verano, agradable y fresca, en la en los árboles evidenciaban la abundancia de frutos propia de la época. Estaba parado en la entrada de su vieja casa de Londres; podía ver con claridad el amplio pórtico de color blanco y las ventanas a los lados de la puerta de madera, por donde se filtraba una luz blanquecina... frente a él, un hombre que en aquel entonces le parecía altísimo, de cabello rubio, ojos color miel y expresión bondadosa, al que él admiraba y quería ciegamente. Llevaba puesto uno de sus mejores trajes, y en su mano derecha tenía el maletín que él y su hermana le habían regalado el día de su cumpleaños; tenía que hacer un trabajo muy importante fuera de la ciudad y no regresaría sino dentro de una semana.
- "Ahora tu eres el hombre de la casa, Brian, así que cuida mucho a tu mamá y a tu hermana ¿Entendido?" - le había dicho afectuosamente.
- "Claro que lo haré, no te preocupes" - había contestado él con la combinación de inocencia y valentía de la que sólo era capas un niño.
El hombre le despeinó el cabello con cariño en forma de aprobación, salió de la casa cerrando la puerta tras de si...
Y nunca más volvió.
El resentimiento se apoderó por unos momentos del joven ingles, apretó con fuerza el pasamanos de la escalera en un intento de controlar se ira...
- "¡Hijo, no te quedes ahí parado, ve abriendo la puerta!" - lo apresuró la señora Wesley desde el piso superior.
- "¿Eh?... sí, mamá" - murmuró regresando al presente.
Tomó las llaves y abrió la cerradura, mientras su madre y hermana bajaban por las escaleras.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Sakura revisó su reloj una vez más.
7: 40 am.
- "Ya deberían haber llegado..." - suspiró la joven, mientras se asomaba por la esquina esperando alguna señal de los Wesley.
Para evitar retrasar al otro, los tres habían acordado una hora límite de espera, cumplido ese tiempo el que esperaba se podría ir para no llegar tarde a la escuela.
Y ya faltaban apenas 5 minutos para que se cumpliera el plazo.
Se volvió a mirar la destruida plaza, en la cual se había dado su primer choque frontal con aquel siniestro ser. Estaba rodeada por una cinta amarilla de seguridad y llena de policías que buscaban alguna evidencia que les indicara qué había causado tal devastación, al tiempo que algunos inspectores de obras examinaban los daños. A los oficiales se les era difícil mantener alejados a la gran cantidad de curiosos y algunos reporteros que se amontonaba en el lugar con la típica frase de "Aquí no hay nada que ver"
La antigua Card Captor detalló con tristeza la zona desde la acera del frente, alejada del barullo, y no le resulto extraño que las personas miraran conmocionadas el escenario.
Las aceras estaban totalmente dañadas, y en muchos casos sólo quedaban fragmentos de las mismas, las pequeñas cercas de hierro que separaban los camino de las zonas verde estaban dobladas y deformadas de tal manera casi no podía ser reconocidas. Pero lo que verdaderamente le trajo los peores recuerdos sobre la batalla, fueron aquellas retorcidas ramas, casi negras y chorreantes de babosa resina, que surgían del suelo y formaban una especie de grotesco bosque; a los árboles de la plaza se les habían caído la mayor parte de las hojas, y las que quedaban se había marchitado. Por un momento la joven japonesa tuvo la sensación de que la vegetación de ese lugar había sido corrompida por las malignas fuerzas del portador de la hoz.
Y casi Shaoran y ella murieron por esa causa....
- "Puede haber sido un escape de gas" - especuló un uniformado que tomaba fotografías.
- "Puede ser, pero cuando llegamos anoche no había rastro de fuego por ninguna parte" - contestó otro.
- "¿Terrorismo?" - preguntó uno de los inspectores, mientras anotaba algo en una carpeta.
- "Es demasiado temprano para sacar cualquier conclusión" - indicó otro policía, el cual parecía llevar el mando del grupo.
- "Saben, tal vez no sería mala idea llamar a un botánico, en la primera vez en mi vida que veo algo como esto..." - comentó un oficial mientras tomaba unas muestras del líquido amarillo que goteaba de uno de los troncos.
- "Mire esto señor" - dijo un joven oficial mientras hacía gestos con las manos para que fueran hasta donde él estaba. En el momento en el que todos llegaron, el muchacho les señaló un trozo de las ramas - "Mire este extremo, tiene un corte muy limpio y la otra punta tiene algo que me atrevería a identificar como sangre..."
- "Tienes razón. ¡Que interesante! Parece que lo hubieran realizado el corte con una sierra eléctrica..."
- "O una espada muy afilada" - comentó uno de los oficiales - "No sé, pero esto se me parece cada vez más a lo que paso en Salisbury"
- "Es verdad, han sucedido cosas muy extrañas en el país desde ese día" - dijo el fotógrafo, mientras movía el lente de la cámara para enfocar mejor la imagen de la rama.
- "Salisbury... " - pensó la Maestra de Cartas al escuchar la conversación - "Si ese policía tiene razón, entonces todo comenzó con el descubrimiento del Arca..."
Al pensar en esto se preocupó por su padre, si eso era cierto, la más seguro era que el señor Kinomoto y la señora Wesley estuvieran corriendo peligro... pero sólo eran especulaciones suyas, y sin ningún fundamento hasta ahora.
La noticia sobre la devastación de la pequeña ciudad le había dado la vuelta al mundo, al igual que el descubrimiento del Arca. Cerró los ojos por un momento y recordó las imágenes que había visto desde la comodidad de su sofá en la antigua casa de Tomoeda; eran muy parecidas.... pero la vegetación se veía muy diferente, era verde he inmaculada, sin ningún tipo de corrupción.
Se sentía tan terriblemente insegura...
Necesitaba saber que era lo que estaba sucediendo, qué era lo que quería ese sujeto de túnica negra y por qué había sido salvada por aquellas personas de poderes tan extraños. Ya no podía seguir el consejo de Kero y mantenerse al margen de todo, las circunstancias la habían obligado a participar... ¿Por qué? No lo sabía, pero por lo menos quería tener alguna idea sobre qué estaba pasando.
- "Las tuberías de gas están bien, pero no puedo decir lo mismo de las del agua, están muy dañadas" - murmuró un inspector a uno de sus colegas, mostrándole un plano del lugar - "Tendremos que cambiar todas la piezas de aquí a acá, y hacer unos arreglos por este lado... Así que tendremos que cortar el suministro a toda la zona este del urbanismo, por unos cinco día más o menos"

Sakura escuchó la plática con la cabeza gacha, se sentía responsable de por lo ocurrido. Si tan sólo hubiera tenido más poder para enfrentarse a aquel ser, tal vez hubiera evitado que causara toda esa destrucción... Pero sobre todo, no hubiera lastimado de esa forma a Shaoran. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas ante el terrible recuerdo de Li herido cruelmente en todo su cuerpo, indefenso y débil ante la maldad del portador de la hoz, sin que ella pudiera hacer algo para evitar que lo matara.
Y así hubiera sido, si no fuera por la oportuna llegada de los dos desconocidos que salvaron sus vidas.
Aun recordaba cuando ellos se marcharon, y ella y Shaoran se quedaron solos, sentados en el piso, aun totalmente desconcertado con el extraño comportamiento de las cartas Watery y Windy. A unos metros les habían dejado su dije (el báculo que había regresado a su forma original), junto con la carta escudo y el talismán con el que Li invocaba su espada. Ella se acercó y los tomó con cuidado, poco después consiguió su bolso a algunos metros de distancia, el cual estaba sucio y cubierto con un líquido amarillento.
- "Ugh... que asco" - musitó mientas lo asía por el lado más limpio.
Guardo la carta, se colocó el dije, con el bolso una mano y el talismán en la otra se giró hacía el chino; vio como intentaba pararse en vano. Aparentemente a pesar de que sus heridas se habían curado, aún no recuperaba las fuerzas, tal vez por el agotamiento de la batalla o la perdida de sangre...
- "Por favor, ayúdame a ponerme de pie, Sakura" - había pedido el chino.
Ella asintió, corrió hacia él y le asistió para que pudiera pararse. No pudo evitar notar cierto gesto de humillación en el rostro de su amigo.
- "Si quieres, podemos buscar un lugar para sentarnos un rato más y así poder descansar mejor ¿No crees?" - propuso con prudencia la antigua Card Captor.
Él la miró por unos momentos. Había una cierto brillo en sus ojos difícil de describir, inspiraba respeto y ternura a la vez, lo cual hizo que Kinomoto se ruborizara un poco.
- "Esta bien" - susurró el mago con resignación.
La japonesa le sirvió como apoyo para caminar un par de metros hasta que se sentaron en uno de los bancos del pequeño parque. Durante el camino pudo notar con preocupación la debilidad del chino, sólo se mantuvo en pie gracias a su ayuda y cada paso parecía requerirle un gran esfuerzo. Lo miró de reojo: estaba sentado a su lado mirando el piso, con los brazos apoyados en sus rodillas y respirando con cierta dificultad.
- "¿Te encuentras bien?"
Él se limitó a asentir.
La muchacha le miró con tristeza, iba a decir algo pero se contuvo; en cambio comenzó a observar el jardín del parque. Era sencillamente encantador, estaba repleto de flores de la temporada, pequeñas, pero graciosas y de vivos colores, y árboles tupidos de hojas verdes; los senderos de piedra recorrían todo el lugar franqueados por faroles, y en el centro de todo se encontraba un parque de juegos para niños, con columpios, toboganes y otros aparatos.
- "Es muy bonito ¿verdad?" - susurró Li
- "Si" - estuvo de acuerdo la joven.
- "Me recuerda mucho al Parque Pingüino"
- "Si, es vedad, pero sin el Rey Pingüino" - rió ella - "Aun recuerdo cuando la carta Power lo puso de cabeza"
- "En verdad fue difícil capturar esa carta" - dijo el chino con nostalgia - "Sakura..."
- "Dime"
- "¿Qué paso después de que me fui?¿Cómo están todos?"
Ella se detuvo un momento a recapitular todo lo sucedido durante los últimos 5 años.
- "Bueno, después de que regresarte a Hong Kong todo volvió a la normalidad, no hubo ningún otro evento mágico" - comentó la chica - "Tomoyo se fue a Francia porque su madre quería ampliar los mercados de su compañía; durante todo este tiempo nos hemos mantenido en contacto, pero en el últimos mes no he tenido noticias de ella" - murmuró con cierta tristeza la Maestra de Cartas. Li no pudo disimular su sonrisa al recordar su fortuito encuentro con Daidouji en la escuela, pero prefirió no decirle nada a la pequeña Kinomoto para no arruinarle tan grata sorpresa.
- "Estoy completamente seguro que dentro de muy poco sabrás de ella" - dijo el joven con picardía- "Y cómo esta Yukito?"
- "Yukito también se marchó, a Okinawa (2), porque su abuela tenía una artritis muy fuerte y los inviernos de Tomoeda la afectaban demasiado. Me pidió permiso para irse y cuidar de sus abuelos... yo no me pude negar. Kero protestó muchísimo, pero en el fondo, yo sabía que independientemente de que él sea la identidad falsa del Guardián de la Luna, también tenía derecho de hacer una vida propia, sin estar atado a mi o a mis problemas... por eso sellé a Yue" - finalizó con melancolía.
- "Debió ser muy difícil para ti"
- "Lo fue y aun lo sigue siendo, pero sé que era lo mejor para él"
Shaoran la miró con admiración, sin duda había madurado mucho durante todo este tiempo. Le colocó la mano en el hombro intentando reconfortarla, gesto al que ella respondió con una sonrisa; no sabía por qué, pero esa cara sonriente y esos enormes ojos verdes que reflejaban profundo agradecida lo conmovieron profundamente.
- "¿Y Yamasaki y los demás? "continuó preguntando.
- "Rika y Naoko se fueron, pero aun hablo con ellas de vez en cuando. Yamasaki y Chiharu continúan viviendo en Tomoeda, él todavía sigue mintiendo y ella aún lo estrangula cuando lo hace" - rió la joven.
Él también comenzó a reír al recordar todas las andanzas de su mejor amigo de la primaria. Sin duda Takashi era todo un personaje... Comenzó a ver el nublado cielo de Londres, negro y algo siniestro. Observó su reloj y se sorprendió de que aún funcionara después de la batalla.
10:23 pm.
- "Es tarde y ya deben estar preocupados por nosotros, será mejor que nos vayamos a casa" - apuntó mientras se ponía en pie.
Pero sus fuerza le fallaron y sus rodillas se doblaron bajo su propio peso; hubiera caído de cara contra el suelo si no hubiera sido por la intervención de la antigua Card Captor.
- "¡Shaoran!" - se asustó la joven.
- "Ya... Ya pasó, Sakura" - dijo él mientras ella lo volvía a sentar en la silla -"Solamente estoy muy cansado por la batalla y..." - se detuvo y se sonrojó ante la cercanía de la japonesa. Sus rostros estaban separados por centímetro, por lo que él desvió la mirada avergonzado.
- "No creo estés en condiciones de caminar hasta tu casa" - dijo Sakura - "Tomaremos un taxi"
- "Pienso que en este estado no sería prudente" - comentó él - "Nos haría muchas preguntas sobre nuestra apariencia"
La joven al principio no entendió las palabras de Shaoran, pero luego se dio cuenta de que su uniforme estaba totalmente sucio de tierra y resina, con algunos desgarros y una pocas salpicaduras de sangre; ni hablar de su acompañante: Li era todo un desastre, su ropa no sólo estaba inmunda, llena de lodo, sangre y aquel líquido amarillento, sino que también completamente rasgada.
- "Supongo que tienes razón" - reconoció la joven con una enorme gota en la frente - "¿Entonces qué vamos a hacer?"
- "Tal vez pueda hacer un hechizo y...."
- "No. Estas muy débil. Yo podría utilizar la carta Fly y volar hasta nuestras casa"
- "Es una buena idea" - aceptó el mago después de pensarlo un poco.
Y así lo hicieron. Sakura liberó la carta Fly y pronto una hermosas alas blancas surgieron de su báculo. Los dos orientales subieron a él y no tardaron en emprender el vuelo; se elevaron por encima de Londres pasando por encima de rascacielos y monumentos históricos dándoles una espectacular vista del lugar. Li no tardó en reconocer su edificio, y cuidando de que nadie los viera aterrizaron en la terraza del departamento, donde Wei los esperaba con preocupación, la cual aumentó al ver las condiciones se encontraban.
Dejó al chino explicándole lo sucedido al anciano, y ella siguió hasta su casa, aterrizó en el techo y entró con cautela por la ventana de su cuarto, cuando...
- "¡¿¡¿DÓNDE SE SUPONE QUE ESTABAS SAKURA?!?!"
El grito casi hizo caer a la Maestra de Cartas del tejado.
- "Ke... Kero" - tartamudeó la joven sujetándose del marco de la ventana.
- "¡¿Sabes lo preocupado que me tenías?! Hace 6 horas que debías haber llegado, y más con todos esos suceso raros que están..." - el pequeño guardián se le quedó miranddo horrorizado - "¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAHHHHHHHH!!!!!!! ¿SAKURA QUÉ TE PASÓ? ¡¿ESTAS HERIDA?!"
- "Tranquilízate, Kero. Estoy bien... Lo que sucedió fue que Shaoran y yo..."
- "¡El mocoso te hizo esto! ¡Es que lo mato! ¡LO MATO!"
- "¡¡¡¡¡ESCUCHAME KERO!!!!!" - gritó la joven enfadada
El muñeco se quedó de piedra, era la primera vez que su querida ama le gritaba de esa manera.
- "Sakura..." - murmuró asombrado.
- "Shaoran no me hizo daño, todo lo contrario, me intentó proteger del sujeto que vimos cuando llegamos a Londres"
- "A... ¿a qué te refieres?"
La japonesa le contó todo lo sucedido durante la batalla, desde el momento en que fue atacada por las ramas, pasando por la llegada de Li y como los sujetos misteriosos les habían salvado la vida. Esto no hizo más que aumentar el nerviosismo del guardián, pero al final ella logró calmarlo un poco.
Confirmó que su padre y hermano aun no había llegado, se baño, se cambió de ropa y tomó el destrozado uniforme y lo botó a la basura. Bajó a la primera planta y notó que la contestadora tenía un mensaje donde se escuchaba la voz de su padre.
- "Hijos, lamento no poder llegar temprano hoy, pero tenemos mucho trabajo en el museo y es muy posible de que llegue después de las 10, así que no se preocupen si no me encuentran en casa" - el mensaje terminó.

Al poco tiempo llegó su hermano quejándose de una falla en el metro de Londres, que lo dejó 4 horas atrapado en uno de los túneles junto con los demás usuarios.
Fue una suerte que ni su padre ni su hermano hubieran llegado a la casa antes que ella.... habría tenido que dar demasiadas explicaciones. Pero lo más difícil fue convencer a Kero de que no necesitaba que la acompañara a la escuela.
De nuevo en la plaza.
- "¿Y cómo esta Bob?" - preguntó uno de los oficiales al fotógrafo - "Hoy no lo he visto por la comisaría"
- "Le dieron dos días de reposo" - replicó el aludido - "Ayer por la noche tuvo que tomar las fotos del asesinato una pareja, al parecer lo afectaron demasiado y le dio una crisis de nervios. Yo vi las imágenes, el homicidio realmente fue brutal"
- "Principiantes..." - bufó el jefe.
Pero la antigua Card Captor no escuchó estos últimos cometarios, estaba demasiado metida en sus pensamientos como hacerlo. Caminó con lentitud hacia la secundaria tratando de entender todo lo que había ocurrido desde su llegada a Londres; a decir verdad nunca fue buena para descifrar acertijos, por el contrario, siempre fue muy despistada y muchas veces no se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Pero en la época en la que ella era una Card Captor, constantemente contó con el apoyo de su mejor amiga: Tomoyo Daidouji. Ella era una chica muy inteligente e intuitiva, que no solo la le ayudó a atrapar algunas cartas, como The Shadow o The Song, sino que también colaboró para que descubriera su primer amor...
Shaoran Li.
-"¡Sakura, Sakura!" - gritaba alegremente una voz a su espalda.
La aludida se giró para ver quien la llamaba y sus ojos se dilataron de sorpresa ante la imagen de la persona propietaria de la voz.
- "No... no puede ser" - tartamudeó sin dar crédito a lo que veía

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Shaoran caminaba lentamente por las ruidosas calles de Kensington, como ya se empezaba a ser costumbre. El mismo ruido de los autos, las mismas calles repletas de gente, las mismas nubes grises en el cielo... Todo comenzaba a serle tan familiar...
Como en los últimos 4 días, caminaba hacia la escuela por la misma calle para pasar por Rebecca y los dos juntos se encontrarían con Patrick en aquella plaza.
Su caminar se hizo más lento y suspiró.
Dios, se sentía tan débil.....
La batalla de ayer lo había dejado completamente agotado, tanto física como mentalmente. Por un momento tuvo la certeza de que moriría, y así hubiera sido si no fuera por la oportuna intervención de aquellos desconocidos, los cuales no sólo salvaron su vida, sino también a Sakura. Eran muy poderosos, lo pudo sentir; y no conformes con librarles del maligno poder del portador de la hoz, también curaron sus heridas...
Se sintió repentinamente mareado, se detuvo unos segundos respiró profundamente y continuó su camino.
Había perdido demasiada sangre la noche anterior.
Estaba totalmente seguro de que Symonds notaría de inmediato que algo no andaba bien, siempre lo hacía, y haría todo lo posible para que le contara su problemas... y como siempre él hablaría; sin embargo no se arrepentía de hacerlo, era un verdadero alivio tener a alguien a quién contarle sus dificultades y lo animara a seguir adelante. Hasta ahora lo único que no le había confesado era todo lo referente a su magia; pero eso terminaría pronto, estaba plenamente dispuesto a contarle sobre su don", si era necesario se lo demostraría, y con esto, indudablemente, se le borraría cualquier duda sobre él.
Súbitamente los mareos regresaron con más fuerza que antes, perdió el equilibro y no tuvo más remedio que apoyarse en la gris fachada de un edificio para no caer; su respiración se había vuelto algo agitada y comenzaba a sudar. Tuvo que detenerse por unos instantes antes de seguir caminando.
Le demostraría a la norteamericana que tenía poderes.... si podía.
Pero...
¿Eso no la involucraría de alguna forma con los extraños sucesos que estaban ocurriendo en Londres? ¿No la haría presa fácil para el sujeto de la hoz? ¿No estaría exponiendo su vida?
Tal vez debería pensar más en su idea de contarle sobre su magia.
Por otro lado....
¿Por qué siempre se sentía tan a gusto con aquella chica? ¿Por qué no le podía guardar secretos? ¿Por qué le importaba tanto lo que ella pensara?
Esas preguntas siempre cruzaban por su mente, tanto, que ya empezaban a perder sentido; sólo era así y ya. No quería darle más vueltas al asunto, porque sencillamente no había respuesta. Además tenía otras preocupaciones más importantes...
Y todas ellas se dirigían a Sakura.
La noche anterior se dio cuenta de que su poder no había crecido mayor cosa en los últimos 5 años, y eso era alarmante. Tenía mucho talento, claro, y seguramente con entrenamiento podría ser una de las mejores hechiceras... Pero no lo hizo; se dejó llevar por la tranquilidad de Tomoeda, y era muy probable que el muñeco no había hecho nada para evitarlo... y eso lo enojaba hasta cierto punto; la magia era algo que debía ser valorado y cultivado con mucho esmero, y no ser desechado en juegos y caprichos... sin embargo estaba conciente de que no podía juzgar tan duramente a la japonesa, ella no tenía conciencia de su poder hasta que liberó por error las cartas Clow, no había tenido entrenamiento y su familia era bastante "normal"por decirlo de alguna manera. Él, en cambio, nació como el único heredero de un antiguo clan mágico, y había dedicado la mayor parte de su vida al estudio de las artes ocultas...
Pero ahora la situación era muy distinta, su vida corría peligro y ya no podía contar con la ayuda de Yue.
Sintió como un escalofrió recorría su espalda de tan solo pensar que hubiera sido de ella si no hubiera llegado a tiempo a noche, lo aterraba sobremanera la sola idea de verla morir a manos de ese desgraciado.
No, no podía permitir que aquella cosa le hiciera daño. ¡Sobre su cadáver!
Estos ya no eran los jueguitos de Eriol para obligarla a cambiar las cartas Clow a cartas Sakura. Esto ya era una situación de vida o muerte...
Un momento....
¡¡¡¡¡¡¡¡¡ERIOL!!!!!!!!!
Se detuvo en seco y se llevó las manos a la cabeza.
¡¿Cómo se pudo olvidar de él?! El vivía en Inglaterra ¡Y precisamente en Londres! Seguramente él debía saber algo de lo que estaba sucediendo, incluso podrían pedirle ayuda. Pero el problema era encontrarlo....
Tendría que dejar todo esto para luego, porque ya podía ver a Rebecca parada frente a su edificio, apoyada en la fachado y mirando pensativamente el suelo. Él se acercó lentamente, sin que ella se percatara de su presencia, lo cual le extraño bastante; generalmente Symonds corría a saludarle apenas lo veía cruzar la esquina o por lo menos le sonreía, mientras lo saludaba con la mano.
- "Hola Rebecca" - saludó Li como era costumbre, llamándola por su nombre y no por su apellido como ella tantas veces se lo había pedido.
La chica lo miró un poco sobresaltada por la sorpresa, para luego apartar la vista y contemplar nuevamente el pavimento.
- "Hola..." - dijo con cierta tristeza en su voz.
Definitivamente algo no estaba bien con la neoyorquina, en los dos meses que la conocía jamás había visto algo parecido a la tristeza en su cara.
- "¿Te sucede algo?" - preguntó el un poco preocupado.
- "Shaoran..." - dijo inusualmente seria - "he estado pensando mucho estos últimos días en nuestra amistad y... este... yo pensaba que algo debía cambiar" - el semblante de Li se transformo por completo ante aquellas palabras.
- "¿A qué te refieres?" - preguntó el joven sin poder esconder su inquietud.
- "Es algo de lo que me di cuenta ayer" - siguió con cierta amargura- "Y sé que esta mal..." - a cada palabra el chino se ponía más pálido ¿Acaso estaba terminando con su amistad? - "Y lo peor es que estoy muy conciente de que la culpable de todo soy yo" - esto si tomó por sorpresa al mago ¿De qué estaba hablando? - "Te he estado presionando demasiado para que me cuentes todo, y... eso no esta bien; todos tenemos nuestros secretos y muchas veces no tenemos deseos de contarlos a nadie ¿No es cierto?" - el muchacho asintió aliviado - "Por eso he decidido no obligarte a contarme todo si así no lo quieres ¿Estas de acuerdo?" - preguntó mirándolo con afecto.
Él la contempló; esas simples palabras le habían quitado un enorme peso de encima.
- "Si, lo estoy" - contestó agradecido.
Estaban tan ocupados en su charla, que no vieron a otras dos personas que salían del edificio. Eran un hombre y una mujer de mediana edad, vestidos con verdadera elegancia y sobriedad, y su caminar reflejaban gran seguridad en si mismos, de sólo darles un vistazo se podía deducir que trabajaban en una gran empresa.
La mujer, atractiva, de cabello corto y castaño oscuro, de piel un poco morena y de estatura media alta, se detuvo al ver a los dos jóvenes, hizo un gesto con la mano para llamar la atención de su acompañante; un hombre alto, de cabello castaño claro peinado hacia atrás y ojos turquesa. Ambos se acercaron por la espalda del chino.
- "Usted debe ser Shaoran Li ¿No es cierto?"
El aludido se volvió, mientras Rebecca se ponía pálida de horror.
- "Si, soy yo" - dijo el chino un poco extrañado.
Los señores lo miraron de arriba abajo con detenimiento, al tiempo que una sonrisa de satisfacción se formó en sus rostros.
- "Mucho gusto, es un placer conocerte"- saludó el hombre extendiéndole la mano - "Ella es mi esposa Julia y mi nombre es William, somos los padres de Rebecca"
- "El placer es mío" - respondió con educación, estrechándole la mano.
- "Ella nos ha hablado mucho de ti..." - comentó Julia.
La conversación continuaba, mientras, la norteamericana se mantuvo un poco alejada, deseando que se la tragara la tierra y temiendo lo peor.
- "Que no lo hagan de nuevo, por favor, que no lo hagan..." - era lo único que pasaba por su mente.
- "¿Vives por esta zona?" - preguntó el hombre.
- "Si, así es. En Vitorian Gardens"
- "¡Vaya! He escuchado que los departamentos en ese edificio son muy costosos..." - comentó la señora Symonds con ciertas intenciones ocultas.
- "¿Le parece?" - preguntó con inocencia Li - "Yo pienso que el precio es razonable, tomando en cuenta las instalaciones, la ubicación y los servicios adicionales que ofrecen...."
Los dos adultos intercambiaron una mirada de deleite ante lo que acababan de oír, sin duda ese muchacho debía venir de una familia muy adinerada.... cosa que se volvía mucho más interesante al recordar un comentario que había hecho su hija: "Él es muy responsable para un chico de su edad... tal vez sea porque es la cabeza de su familia"
- "Ya veo..." - se interesó el señor Symonds, pensando en Li como un potencial cliente - "Definitivamente conoces de bienes raíces, muchacho, y sin duda sabes la mejor manera de invertir tu dinero..."
El pánico se apodero de Rebecca, su padre había comenzado con sus estrategias de marketing... ¡Y lo peor era que Li era la victima! Seguramente dentro de poco comenzaría con "el maravilloso mundo de las acciones y los bonos de la deuda" ......
- "........ aunque mi favoritas son las acciones de la bolsa de valores; son un poco volátiles, lo sé, pero si se tiene buen olfato para los negocios y mucha experiencia en el campo, se pueden obtener grandes ganancias en poco tiempo. Sin embargo si prefieres algo más seguro, aunque menos productivo, están los bonos de la deuda; ¡oh, si! son lentos pero seguros......." - parloteaba el señor William sin parar, ante la completa perplejidad del futuro Jefe del Clan Li, el cual no tenía ni idea de que hacer... aunque todas esas palabras comenzaban a tener sentido y hasta le empezaban a sonar interesantes...
- "¡Suficiente! ¡Tengo que terminar con esto!" - pensaba con rabia la muchacha de ojos turquesa, al tiempo que se acercaba rápidamente al mago, lo tomaba del brazo y una sonrisa forzada aparecía en sus labios - "Será mejor que nos demos prisa o llegaremos tarde, Shaoran"
- "Es cierto, tendremos que dejar esta agradable charla para luego...." - señaló la mujer mirando su reloj, luego observó a su primogénita con picardía - "Cuídalo mucho, Becky, porque chicos así no se consiguen todos los día" - finalizó guiñándole un ojo.
Una enorme vena apareció en la frente de la joven, al tiempo que el rubor se apoderaba de sus mejillas ante semejante recomendación. ¡¿Acaso la querían matar de vergüenza o qué?! ¡¿Cómo se le ocurría decir algo así delante de Li?! Por su parte, el chino se le pusieron los ojos platos y sólo atinó a parpadear sorprendido por lo directo del comentario, mientras su cara tomaba la apariencia de un tomate maduro...
- "Lo lamento mamá, papá, pero llegaremos tarde. Adiós" - les recordó la muchacha mientras se despedía con la mano y apuraba al chino.
- "Adiós. ¡Joven Li, puedes venir a visitarnos cuando quiera!" - apuntó la señora Symonds antes de continuar su camino.
Durante todo el recorrido la joven americana no dijo nada, solamente caminaba rápidamente mirando el suelo; Li la observaba de reojo, notó lo que parecía ser cierto sonrojo en sus mejillas, pero era difícil decirlo, ya que su largo cabello tapaba buena parte de su rostro. Iba a decirle algo, pero se detuvo, tal vez no era prudente hablar ahora y lo mejor sería esperar un poco más. Finalmente llegaron a la plaza en la que usualmente se encontraban con el irlandés, donde algunas personas caminaban a sus trabajos, hacían deportes o paseaban a sus mascotas; se detuvieron allí como siempre lo hacían para esperar a su amigo. La americana se sentó en un banco cercano y comenzó a ver a la gente pasar sin decir palabra; el mago la miró fijamente sin entender muy bien el silencio de la joven.
- "Discúlpame, Shaoran" - murmuró ella al fin.
- "¿Disculparte por qué?" - preguntó Li.
- "Por la actitud de mis padres..." - respondió con un dejo de disgusto en su voz -"Cada vez que conocen a uno de mis amigos hacen lo mismo; siempre averiguan sutilmente cual es su posición económica, y si es buena y el chico les cae bien... PUM... ya quieren que sea su novia. Tu mismo escuchaste el "comentario"de mi madre"
Recordó el embarazoso momento y un leve rubor apareció en su cara, el cual sólo pudo ocultar agachando la cabeza.
- "Sí... Tienes razón..." - susurró de forma casi imperceptible.
- "A veces pienso que me casarían con el primer jeque árabe que les ofreciera un buen negocio... !¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?¡" - se lamentó la muchacha.
- "Tal vez... Tal vez no deberías ser tan dura con tus padre" - atrevió a decir el mago, al tiempo que se sentaba a su lado - "Ellos se preocupan por ti... y quizás lo reflejen buscándote cierta estabilidad económica para tu futuro" - explicó tratando de que no se le notara el tono de duda.
- "Vaya forma de hacerlo" - comentó la joven con un toque de ironía, para luego agregar - "A mi parece que a veces me utilizan como parte de sus negocios... ¡Dios! Aun me siento avergonzada por todo lo que mi padre te dijo"
- "Por lo menos tienes un padre..." - pensó en voz alta Shaoran mirando fijamente el suelo.
Ella lo miró algo sorprendida en un principio, pero luego recordó que su amigo no llegó a conocer a su progenitor, ya que este murió antes de que él naciera; por esta razón desde muy temprana edad el tuvo que empezar su formación como futuro jefe de su clan.
- "Tienes razón" - dijo ella con malestar - "No debería molestarme por tonterías como esa..."
- "No... no fue mi intención hacerte sentir mal" - se disculpó el chino.
- "No te disculpes, Shaoran, porque lo que me dijiste es un gran verdad" - replicó, mientras colocaba su mano sobre la del mago, en un intento de reconfortarlo.
El respondió el gesto con una tímida sonrisa, mientras sentía una agradable calidez a su alrededor.
De repente un chico delgado, ojos grisáceos, de cabello negro y despeinado, pasó frente a ellos a una velocidad impresionante con lo que parecía ser una tostada en la boca. Por un segundo volteó a donde estaban sentados, pero continuó su correría por unos metros más cuando se detuvo violentamente y volvió sobre sus pasos con rapidez. Se paró delante de ellos mientras intentaba recuperar el aliento.
- "¿Patrick? " - preguntó Li viéndolo de arriba a bajo sin salir de su asombro.
- "¡Hola!..... Disculpen la.... demora, pero me levanté.... un.... poco.... tarde hoy, apenas y me.... dio tiempo.... de vestirme..."
O'Connor era un verdadero desastre, tenía el cabello completamente desarreglado, la camisa estaba por afuera y el cuello de la misma completamente arriba, la corbata era poco más que una tira de tela que guindaba alrededor de su nuca, y la chaqueta del uniforme se le caía de uno de los hombros
- "Ya veo" - murmuró Shaoran mientras una gruesa gota bajaba por su frente.
Symonds se paró y se acercó al muchacho católico haciendo un ligero gesto de reprobación con la cabeza, entre tanto, este le daba los últimos mordiscos a su rebanada de pan con mermelada.
- "Mírate nada más, eres un desastre" - le regañó con un cierto tono maternal, mientras le hacía un nudo a la corbata y le arreglaba el cuello de la camisa - "Será mejor que acomodes la camisa y te coloques bien la chaqueta" - dijo al tiempo que buscaba algo en su bolso; sacó un peine y se lo dio al irlandés - "Toma, para que te peines un poco"
El chico obedeció sin siquiera rechistar, mientras terminaba de tragar su improvisado desayuno.
- "¿Mejor?" - preguntó al terminar de arreglarse.
- "Si, mucho mejor" - confirmó su amiga satisfecha, dándole unas palmaditas en la espalda.
- "Debemos darnos prisa, se nos está haciendo tarde" - les recordó el chino.
Reanudaron su camino, mientras charlaban alegremente. Li siguió a los dos occidentales unos pasos atrás, empezó a detallarlos y le hizo un poco de gracia la diferencias de tamaños entre Rebecca y Patrick, él apenas superaba la altura de los hombros de la joven... Definitivamente el irlandés era bastante bajito.
Pensó en la curiosa relación de sus dos amigos, era como si O' Connor fuera el hermano menor de Symonds, lo cual era un tanto extraño si se tomaba en cuenta que entre ellos no debía haber más que meses de diferencia... Aunque más de una vez había dudado que Patrick realmente tuviera 16 años, de hecho, la primera vez que lo vió pensó que tenía 14 años a lo sumo, tanto por su físico como por su forma de ser...
El joven mago se detuvo súbitamente, al notar que el malestar que lo aquejaba hacia pocos minutos había desaparecido por completo. Se sentía nuevamente fuerte y saludable...
- "Pero ¿cómo?..." - se preguntó mirando al cielo.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

- "¡Tomoyo!" - exclamó sorprendida Sakura
- "Tanto tiempo sin vernos amiga"
- "No puedo creer que estés aquí" - dijo con alegría la maestra de cartas, mientras le daba un gran abrazo - "¿Esta era la sorpresa verdad?"
- "Si, esto era ¿Shaoran no te dijo nada?"
- "No...bueno, en realidad cuando le comente que no me habías escrito, él sonrió de manera extraña y me dijo que pronto tendría noticias tuyas...Lo más seguro es que no quiso arruinar la sorpresa"
Las dos chicas comenzaron a conversar acerca de su llegada a Inglaterra; Tomoyo le explicó a Sakura acerca de los planes que su madre tenía para la empresa, y Kinomoto le contó sobre el Arca de Salisbury, el nuevo trabajo de su padre, también habló sobre los extraños hechos ocurridos desde que llegó y la batalla de la noche anterior. Al oír esto su amiga se quedó como en shock.
- "No puedo creerlo..." - murmuró Daidouji completamente asombrada y con la mirada algo perdida - "Es increíble...."
- "Tomoyo....¿Qué te sucede?" - preguntó la antigua Card Captor un poco preocupada.
De repente los ojos de Daidouji se llenaron de estrellitas
- "¡No puedo creer que tenga de nuevo la oportunidad de grabar las maravillosas aventuras de Sakura! Es como un sueño hecho realidad" - dijo la joven con las manos en la alrededor de su cara y mirando al cielo.
- "Ay Tomoyo, tu nunca vas a cambiar" - murmuró su acompañante con una gran gota en la cabeza.
Las dos amigas caminaron por las viejas calles de Londres, hablando de todo y de nada al mismo tiempo. Había demasiadas cosas que contar después de 5 años...

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Shaoran y Rebecca entraron al salón como lo hacían todos los días, en el interior había una gran algarabía de los chicos conversando sobre diferentes temas. Li dio un rápido vistazo al aula y pudo notar que Sakura y lo Wesley aun no habían llegado, le pareció un poco raro porque ellos vivían más cerca que él de la secundaria, pero luego le restó importancia al hecho, seguramente se habían retrasado.
Sin embargo, se sentía un poco inquieto por Kinomoto....
Se dirigió directamente a su pupitre y se sentó con una inusual tranquilidad, ya se había acostumbrado a las miradas asesinas de Brian y sus constantes provocaciones durante todo el día.
- "Hola Shaoran" - dijo con alegría una voz conocida a su espalda - "¿Te sientes mejor?"
El chino volteó y se encontró con una risueña Sakura.
- "Hola Sakura" - saludó con gusto - "Me siento mucho mejor, gracias por preocuparte... ¿Y tu cómo te sientes? ¿Te hicieron muchas preguntas en tu casa?"
- "Muy bien, parece que los dos sujetos de ayer saben como curar heridas, ni siquiera tengo marcas. Y no había nadie en casa cuando llegué, sólo Kero que se puso histérico cuando me vio..."
- "Menos mal..." - suspiró el muchacho, pero luego no pudo evitar preguntar - "¿Dónde están los Wesley?"
- "No lo sé. No aparecieron cuando los esperaba para irnos juntos a la escuela como siempre... ¿Qué les habrá ocurrido?" - De repente Sakura le miró con detenimiiento - "Shaoran..."
- "Dime"
- "Muchas gracias por lo de Tomoyo" - dijo agradecida.
El chino sonrió
- "De nada"
Su conversación se vio interrumpida por la llegada de la Profesora de biología, pasó la lista y no tardó en dar inicio a la clase.
Li se encontraba sorprendido y aliviado ante la ausencia de los Wesley. Por fin tendría unos momentos de paz en la secundaria...
De repente puerta del salón se abrió.
- "Perdone la demora, profesora" - se disculpó Bridget.
La señorita Goldsmith, la más joven de los profesores, los miró inexpresivamente por unos momentos pero luego sonrió pacientemente.
- "Esta bien, los perdono por hoy porque es la primera vez, pero que no se vuelva a repetir. ¿Ok?"
Ellos asintieron con alivio y entraron al salón.
Sin duda la señorita Samanta Goldsmith era la más flexible y amigable de los profesores, con tan solo 25 años era una estupenda docente y se había ganado el aprecio de los alumnos, sin dejar de ser bastante estricta a la hora de poner orden. Era una mujer de ojos castaño oscuro y cabello largo hasta los hombros del mismo color, de estatura media, piel blanca y contextura más bien delgada; usaba lentes y vestía de forma moderna pero discreta.
Brian camino al lado del chino sin siquiera mirarlo, parecía exhausto; Li escuchó la silla moverse y el ligero golpe cuando el inglés se sentó. Sus instantes de tranquilidad habían terminado, seguramente las miradas asesinas y los continuos insultos no se harían esperar...
Pero media hora después del inicio de la clase se respiraba una calma completamente inaudita. Se volvió con cautela, procurando no ser visto por el rubio, lo que vio lo dejó completamente sorprendido: Brian estaba sentado apoyando la cabeza en su mano derecha mirando distraídamente su libro de biología, parecía estar más dormido que despierto.
Se giró sin terminar se creer su buena suerte. Tal vez... aunque sea por este día, podría disfrutar de la secundaria con toda tranquilidad.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

El timbre anunció la llegada del tan ansiado descanso, y los alumnos prácticamente huyeron de las aulas hacia el patio. La verdad, es que el viernes todas las clases se hacen muy pesadas.
El salón de Patrick y Tomoyo se tardó un poco más en salir que el resto, ya que estaban terminando de anotar la abundante tarea de les había dejado la profesora de matemática. Mientras, Sakura esperaba con impaciencia cerca de la puerta a su mejor amiga; tenían tantas cosas que contarse... el tiempo que habían pasado conversando mientras caminaban al colegio fue demasiado corto....
- "Hola Sakura" - escuchó de repente.
La aludida se giró solo para encontrarse con una sonriente Tomoyo acompañada de Patrick.
- "Hola chicos" - saludó alegremente la chica de ojos verdes - "Tomoyo quiero presentarte a unos amigos..." - luego miró al irlandés - "Es verdad que tu tampoco conoces a los Wesley ni a Mc Dowell, si quieres tu también puedes venir, Patrick"
- "¿Estas segura de que es conveniente?" - preguntó el joven - "Es que yo en realidad preferiría no...."
- "No te preocupes, ya lo veras son muy simpáticos, no te vas a arrepentir" - dijo la antigua Card Captor mientras lo tomaba de la mano y lo llevaba al lugar donde se encontraban los ingleses.
- "Sakura, es en serio yo......."
- "Nada de peros. No seas tímido"
- "No seas así Patrick, acompáñanos, no va ser tan malo, ya lo veras" - dijo Tomoyo.
El muchacho suspiró... ¿Cómo decirle que no a esas suplicas?
- "Bueno.... esta bien, no puede ser tan malo, ¿no?" - se resignó el muchacho.
O'Connor no pudo oponer demasiada resistencia y no le quedó más remedio que seguir a Kinomoto y Daidouji hasta un cedro en el patio principal, debajo de el se podían ver tres personas, dos hombres y una mujer. A lo lejos se podía distinguir a Brian, que encontraba recostado del tronco del árbol con los ojos cerrados y los brazos cruzados sobre el pecho, estaba tomando una breve siesta antes de continuar con el ajetreado día de clases, al verlo de esa forma parecía otra persona: se veía tan relajado y apacible, ligeramente indefenso pero con algo de solemne autoridad; a su lado se encontraba su hermana, somnolienta, pero aun despierta, comiendo su almuerzo lentamente y hablando con Russell, el cual le contaba emocionado que había logrado convencer a sus padres de que ya era hora de enseñarle a conducir, y que si tenía suerte tal vez le permitirían manejar el Ferrari de su padre... aunque ella lo dudaba mucho.
- "Hola chicos" - saludó la maestra de cartas con su habitual alegría.
Ambos se voltearon a ver a la joven japonesa que corría hacia ellos, mientras, O'Connor se detuvo en seco con los ojos dilatados de sorpresa y algo de espanto , como si hubiera visto un fantasma o algo así. Daidouji notó el extraño comportamiento de su amigo y lo miró desconcertada.
- "¿Te sucede algo?"
Ante la pregunta el chico despertó de su ensimismamiento.
- "¿Eh?.... No, nada, no me pasa nada" - dijo de forma un poco entrecortada.
- "Buenos días Sakura" - le saludó Bridget, mientras su hermano comenzaba a despertarse - "Lamento no haberte podido acompañar esta mañana a la secundaria"
- "No importa, yo también me he quedado dormida muchas veces" - rió la joven japonesa
- "Hola Sakura" - saludó Mc Dowell, mientras dirigía una mirada a Tomoyo y una astuta sonrisa se formaba en sus labios - "eh... Sakura...¿No vas a presentar a tu amiga?"
- "Si, claro. Ella es Tomoyo Daidouji, mi mejor amiga desde la primaria"
- "Mucho gusto"
- "Y él es Patrick O'Connor, también es amigo mío"
La conversación continuaba; Russell parecía intentar impresionar a Tomoyo, cosa de la ella se dio cuenta de inmediato y le hizo bastante gracia, Bridget hacía un gesto de resignación ante el comportamiento del escocés, mientras Kinomoto no parecía darse cuenta de nada. Brian no aguantó al cansancio por mucho tiempo por lo que decidió dormir un poco más.... Por su parte, Patrick no decía una palabra, sólo se mantenía sentado e inmóvil mientras no paraba de mirar tímidamente a Russell, el cual ya empezaba a incomodarse con el asunto. De repente el joven irlandés se puso de pie y sin decir nada comenzó a caminar rumbo al edificio de la escuela.
- "¿A dónde vas Patrick? " - preguntó Sakura.
- "Voy...al baño"
La verdad es que estaba desde hace tiempo buscando cualquier excusa para alejarse del lugar, era realmente muy incomodo para el estar junto a los hermanos Wesley, pero en especial de ese Russell Mc Dowell....
- "Sólo persigues fantasmas, Patrick..." - murmuró para si mismo con pesar, mientras caminaba en busca de Shaoran y Rebecca.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Symonds y Li se encontraban como de costumbre almorzando en el patio cuando el irlandés llegó y se sentó a su lado. Después de algunos minutos de charla entre Rebecca y Patrick, este buscó su libro de literatura para terminar la tarea que le habían dejado, mientras que la neoyorquina se volvió a ver a Shaoran el cual estaba callado desde la última clase; comía muy lentamente, con la mirada perdida en algún punto en el horizonte.
- "Estas muy pensativo desde esta mañana, Shaoran" - comentó la norteamericana.
- "Es que necesito hablar con un viejo amigo mío que vive aquí, en Londres" - bajando un poco la mirada - "Se llama Eriol Hiragisawa"
- "¿Y por qué no lo llamas?"
- "Ojalá fuera tan fácil" - replicó el joven - "Es que hace 5 años que no lo veoo y no recuerdo su número telefónico ni su dirección..."
- "Ya veo, no va a ser fácil encontrarlo"
- "Va a ser como buscar una aguja en un pajar..." - murmuró Shaoran algo desanimado.
O'Connor había comenzado a terminar de hacer la tarea de literatura.
- "¿Cómo dijiste que se llamaba?" - preguntó Patrick, apartando la vista un momento de su libro.
- "Eriol Hiragisawa ¿Por qué?"
- "¿No haz pensado en buscarlo en la guía telefónica?" - comentó con ingenuidad el irlandés - &"Después de todo ¿Cuántos Hiragi no sé que puede haber en Gran Bretaña?" - terminó encogiendo los hombros y volviendo a su lectura.
Li parpadeó un par de veces ante la recomendación de su amigo. ¡Pero si era la cosa más obvia del mundo! Y él no la había pensado....
- "Oye Shaoran, ¿tienes la pregunta 8 del cuestionario de Literatura? Es que no la pude encontrar en ninguna parte"
- "Si, la tengo, pero dejé el cuaderno en el salón" - dijo mientras se colocaba de pie - &quuot;Voy a buscarlo"
Li se alejó poco a poco de sus amigos, entró al edificio de la escuela y subió los primeros peldaños de la escalera del segundo piso, donde se encontraba el pasillo que lo conducía a su aula.
Pero de repente...
Una poderosa energía se sentía por todo el pasillo; muy densa y fría. Provenía de un salón no muy alejado, al final del pasillo del primer piso. El chino descendió lentamente de la escalera, mirando desconfiadamente la puerta del salón. Era extraño, parecía que algo lo estaba llamando, y ese algo provenía de allí.
Shaoran entró al aula, la cual se hallaba completamente desierta. Estaba fría y oscura, únicamente iluminada por la escasa luz que atravesaba los cristales de los ventanales, los pupitres estaban apilados unos sobre otros a lo largo del recinto, y las telarañas y el polvo de varios años se había apoderado del lugar. En conjunto, formaban una atmósfera verdaderamente siniestra.
Avanzó con cautela tratando de encontrar algo anormal, pero no hallaba nada....
- "Te estaba esperando" - dijo una voz femenina.
La inesperada voz sobresalto un poco al futuro jefe del clan Li, el cual observó una sombría silueta en el fondo del salón.
- "¿Quién eres?" - preguntó.
Poco a poco la sombra camino hacía él, con una suavidad tal que parecía flotar en el aire, para luego dejarse ver gracias a la tenue luz que entraba por una ventana. Era una chica alta y esbelta, de cabello largo, rubio y ondulado, hasta la mitad de la espalda. Tenía ojos azul celeste, una mirada muy penetrante, pero un rostro sereno y apacible.
- "Bridget Wesley" - murmuró Shaoran con tono severo.
- "Quisiera hablar contigo un asunto muy serio..."
- "¿Por qué tu y tu hermano no me dejan en paz?"- la interrumpió a la defensiva - "Estoy harto de que siempre me estén vigilando, de que me miren como si fuera un degenerado, de que me pongan en duda en frente de mis amigos, de que ni siquiera me dejen hablar con Sakura... ¿No puede entender que lo del aeropuerto fue un mal entendido? Porque si es eso lo que tanto les molesta a ustedes dos, les diré que sólo fue eso, un mal entendido. Sé que la situación era muy comprometedora, pero yo jamás haría algo así...." - en esta última frase Wesley pudo notar un tono de amargura en su voz - "¿Pero para qué pierdo mi tiempo hablando contigo si tú nunca me vas a creer?" - finalizó con frustración mientras se daba la vuelta y se dirigía a la puerta.
- "Te creo" - murmuró Bridget, mientras Li se volvía a mirarla completamente sorprendido, realmente no se esperaba esa respuesta - "En un principio realmente pensaba que eras un pervertido, pero luego me di cuenta que no era así... Por favor, perdónanos por todo lo que te hemos hecho pasar en los últimos días"
El joven mago la miró con desconfianza, parecía realmente arrepentida, pero le era difícil creer en sus palabras. Era demasiado bueno para ser verdad...
De repente un extraño brillo apareció en los ojos de la joven, su mirada se endureció sobremanera, al tiempo que se acercaba lentamente a Shaoran con aire amenazador.
- "Sé que tu no quisiste hacerme daño en el aeropuerto, por el contrario, querías protegerme" - dijo en un tono increíblemente serio y casi espectral, ante la completa perplejidad del mago, el cual dio un paso atrás ante el inesperado cambio de expresión de la joven - "Viste algo, algo que sólo tu podías ver, algo que quería matarme... ¡¿Qué fue?! - exigió saber la muchacha.
Li tardó unos instantes para recuperarse de su asombró ante tal cambió de actitud, y más aun por lo que le que acababa de decirle. Frunció el ceño. Esto si que era extraño, ¿cómo podía ella saber eso?...
Por un momento...
Por una fracción de segundo, percibió en ella lo que parecía ser...
Había muchas interrogantes sin respuesta sobre los gemelos Wesley...
- "Primero quisiera que me respondieras unas preguntas... ¿Qué hacían tu y Brian en el aeropuerto?"
- "No puedo decírtelo"
- "¿Y cómo sabes de ese "algo"que intentó hacerte daño?"
- "Tampoco puedo decírtelo...." - miró fijamente al chino - "Hay cosas que es mejor no saber, Li. Por tu propia seguridad, será preferible que no vuelvas a hacer ese tipo de preguntas"
- "¿Es una amenaza?"
- "Es más bien un consejo" - replicó la joven.
- "Entonces ya no tenemos nada de que hablar" - terminó Li con recelo, mientras se dirigía a la salida.
Bridget lo vio desaparecer detrás la puerta del salón; él estaba enfadado, confundido y un poco asustado

- "Pronto lo comprenderás todo Shaoran Li...." - dijo para si misma de forma enigmática y amenazadora - "y no te va a agradar saberlo"

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