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Dudas de altura

La conexión Huancabamba - Tambogrande puede estar más allá, y más cerca, de Turmalina y Víctor Granda.

"Un ángel cayó. Un ángel murió. Un ángel se fue, y no volverá."
("Cuando los ángeles lloran". Maná)

--Nelson Peñaherrera Castillo

Huancabamba, Perú (NPC) -- En las alturas, la vista bien entrenada puede saber qué viene delante. Más arriba, uno puede jugar al geógrafo y tantear dónde está tal o cual ciudad.

Estamos ascendiendo por la carretera más alta, empinada y peligrosa que puede tener la capital departamental, Piura, con una de sus cabezas o capitales provinciales, la aún bella ciudad de Huancabamba.

Pero como no estamos esperando jugar al geógrafo o adivinar quién viene delante, buscamos estar alerta para un encuentro inevitable, que ya se vislumbra kilómetros más abajo.

La población de Canchaque sabe que aquella extraña roca en lo alto no es propiamente roca, sino relave: una gruesa costra sobre la cual, por milenios, no crecerá brizna alguna. Y el encuentro es inevitable, en la carretera.

CONTRADICCIÓN. Los relaves y residuos pulverizados de la mina Turmalina afectaron el valle de Canchaque, que se divisa al fondo, en esta foto de archivo (junio de 2000). Del otro lado, un par de kilómetros adelante, Víctor Granda murió en un accidente hasta hoy confuso. (Nelson Peñaherrera/NPC file)

Recuerdos hechos polvo

De lo que alguna vez fue la mina Turmalina no queda nada hoy, amén de algunas construcciones y el socavón donde algunos lugareños, esporádicamente, se aventuran para encontrar algo que pueda intercambiarse después por comida.

"De ahí sacaban cobre", dice Patty, una vendedora de dulces y frutas en Palambla, el último centro poblado antes de ascender, la última parada para comer antes que el ómnibus avance otras tres horas --similar tiempo desde Piura-- hacia el valle de Huancabamba.

A su lado, Don Juan, quien ahora distribuye útiles de escritorio en la zona, recuerda que cuando se sacaba agua y se dejaba reposar, al fondo quedaba un sedimento negro: polvo de mercurio.

"Hasta ahora hay agua sedimentada, aunque en menor cantidad, porque la mina no opera", confirma Samuel Guerrero, natural de Canchaque, hasta esta semana funcionario público residente en Huancabamba.

"Durante cinco años [entre 1990 y 1995], esa agua quemaba la hierba", recuerda Don Juan, quien señala que toda la zona aguas debajo de Turmalina se vio afectada. "Un día los peces amanecieron muertos", nos confió una estudiante de pedagogía.

Piedra por piedra

Turmalina cerró en 1995, debido a la presencia de metales pesados en el agua de la ciudad. Don Juan asegura que hay gente con cáncer debido a la mina; de hecho, una hermana de Guerrero tiene miomas uterinos que podrían estar relacionados con el caso.

Sin embargo, ningún médico o equipo especializado se ha acercado a la zona para descartar la conexión. No hay cifras ni investigaciones oficiales sobre el hecho, tampoco.

Entonces, la población encabezada por el congresista Miguel Ciccia, también nacido en Canchaque, donde tiene cierto monopolio hotelero y de bienes raíces, se encargó de sacar a pedradas a los mineros. La consigna era proteger "La Suiza Piurana", como se conoce al lugar debido a la belleza de sus paisajes.

La Minera Turmalina intentó ganarse a la gente regalando "carne y cajas de cerveza" y amedrentando a los opositores, llegando a encarcelarlos (claro está hasta que apareció Ciccia). ¿Suena familiar?

Mercurio, dios del desastre

Hasta ahora puede verse el mercurio pulverizado, cientos de metros abajo y alrededor de Turmalina en plena carretera, esparcido violentamente por el viento que entra desde el Pacífico y que en este lugar es forzado a virar al oeste, debido a la presencia de flujo de aire amazónico.

El efecto letal del mercurio no ha desaparecido aún. Como ejemplo, las operaciones de la corporación japonesa Chisso, en la bahía de Minamata, al sur, en 1930, que dejaron mercurio como remanente, causaron efecto recién veinte años después.

El mercurio es una neurotoxina, por lo que afecta al sistema nervioso, pudiendo degenerar en demencia. Su inhalación deja prácticamente inútil el cuerpo humano: alergias, pésima circulación, quemaduras, irritación, deformaciones en fetos y alta afectación a niños.

Chisso hasta ahora está pagando indemnizaciones a la gente afectada, que se dedicaba a la pesca, y que actualmente, simplemente, dejó la zona, empobreciéndola. Para colmo, les hizo firmar papeles, donde la gente debía abstenerse de demandarlos. El ejemplo peruano, por antonomasia: Choropampa, Cajamarca.

Pula coincidencia

La gente en contacto con el mercurio sufre de degeneración del sistema nervioso central (que comanda involuntariamente nuestras operaciones vitales), dificultad para hablar, adormecimiento de extremidades, adormecimiento de extremidades y coma. En algunos casos, se registra locura. Es exactamente lo que ocurre en Minamata y Choropampa.

Recordemos que la gente de Cajamarca, al ver la brillantez del mercurio creyó que era oro, lo hirvió y se armó el despelote, con Newmont/Yanacocha como responsable.

A mediados del año pasado, un camión que transportaba residuos de este metal líquido sufrió un accidente, se derramó y produjo tanta desgracia, que fue duramente castigada por el Gobierno, que obligó al Banco Mundial, financista del proyecto, a bajar el perfil, pero que a la empresa le dio lo mismo y siguió trabajando.

El común denominador de ambos casos es que Chisso se estableció en Kumamoto, tierra del prófugo ex presidente Alberto Fujimori, quien firmó la autorización de explotación en Cajamarca.

2015

La minería ha utilizado el mercurio para obtener oro. En el caso piurano no se especificó si pasará lo mismo; sólo se admitió el uso de cianuro, tan letal como el mercurio. La gran diferencia con Tambogrande es el tamaño del yacimiento.

Y probablemente el efecto de Tambogrande no se sienta en esta zona andina, si alguna vez procede la explotación minera, pero es casi seguro que Huancabamba librará dolor de cabeza aparte.

Por eso, en mayo de 1999, cuando Manhattan Sechura se presentó en Piura, Miguel Ciccia dijo al diario Visión del Norte que basándose en la experiencia de Turmalina, no recomendaba el proyecto, aunque años después no volvió a tener una posición tan definida como al principio.

El tema ya es cuestión olvidada en Canchaque y Huancabamba, a menos que alguien lo toque en la conversación, pero aún así se ve lejano... mientras tanto.

Morir demasiado alto

En la carretera a Huancabamba, hay un paraje llamado Cuello del Indio (2.500 m de altura), donde una piedra se parece mucho a un perfil aguileño. Entre Turmalina y esta zona se puede ver aún el sitio donde murió Víctor Granda.

El primer asesor legal del Frente de Defensa de Tambogrande se encontraba en el interior del ómnibus de la empresa H y D, a eso de las dos de la madrugada locales (¿0700 UTC?) a mediados del año pasado, cuando el conductor bajó a orinar olvidando dejar el vehículo debidamente asegurado.

De pronto, el carro se precipitó a un barranco de unos 50 metros de profundidad en una lóbrega madrugada de páramo. El Frente ha insinuado un sabotaje, a pesar que las investigaciones de la Policía y H y D establecieron que hubo negligencia del conductor.

"Estamos con duda", admite Manuel Román, directivo del Frente, acusado de haber participado en los actos vandálicos del 27 y 28 de febrero pasados. "Él estuvo totalmente identificado con el Frente".

Uno de los asesores del Frente recuerda una hipótesis que sostiene que Granda fue visto conversando con el conductor del vehículo, por lo que no se explica cómo luego resultó herido con una piedra, pero ¿dentro del vehículo? Si bien la zona tiene cubierta arbustiva, el suelo, o mejor dicho, la pendiente es rocosa.

¿La puerta correcta?

Parecería demasiada suspicacia, hasta que en Huancabamba, un trabajador del ayuntamiento local nos comenta que durante los últimos treinta días, "varias mujeres de Sullana han venido a pedir trabajo".

Son más de 260 km de recorrido, ¿por qué venir de tan lejos? Una razón puede ser el hecho de las nulas conexiones de parentesco entre Sullana y Huancabamba. Quizá por aquí esté escondida Leonila Sánchez Campos (o Campos Sánchez).

El nombre, su edad y Huancabamba son algunas pistas. "Han venido unas seis en el último mes", observa la fuente, mas ninguna coincide con su descripción, o al menos no de primera vista, y tampoco coincide la existencia del caserío Orcopampa, que la encargada oficina de turismo se afana en buscar en una copia de la Carta Geográfica Nacional.

Esta sería la mujer que podría confirmar quién asesinó a Godofredo García Baca, el pasado 31 de marzo, pero que en su manifestación a la Policía dijo no saber nada, si bien las primeras investigaciones señalaban que ella era la tercera testigo clave, tras la pastorcita de 13 años y Ulises García.

Al cierre de este informe, nuestra fuente en la ciudad andina dice no tener pistas, pero que si estuviera allá tampoco sería difícil encontrarla. Total, "pueblo chico, infierno grande", reza un refrán latino. Pero, ¿por qué Huancabamba?

Afrontar la verdad

NPC ha logrado establecer que esta mujer probablemente se encuentre en el distrito de San Miguel de El Faique, más cerca de Canchaque que de Huancabamba, pero tan desligado.

Aunque esa teoría puede desbaratarse por dos razones: una familiar, quien asegura que Leonila confesó haber visto al asesino tiene conexiones con "chamanes" o 'curanderos' en Huancabamba, por lo cual debe estar cerca de la ciudad, en el vecino distrito de Carmen de la Frontera; o simplemente, en ninguna parte, pues pudo decirse un lugar para despistar a los investigadores pensando en que el acceso sería difícil.

¿Tocó Leonila, la puerta del ayuntamiento, para pedir trabajo? Si fuera cierto, ¿qué sabe que la obligó a irse tan lejos, al este?

La respuesta es tan simple como afrontarla, como afrontar lo que podría pasar a Canchaque y su gente en el futuro, como afrontar quién es el verdadero asesino de García Baca, o sea, el que pagó por su cabeza, o como afrontar que Tambogrande no desea la minería, como su gente lo expresó.

Hace falta abrir los ojos, nada más, como para decir, de pronto y sin miedo, que desde las alturas se confirma que Piura es verde.

Martha Meier Miró-Quesada, de ecologiaaldia.com Lima, contribuyó a este informe.

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