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Homenaje a nuestros héroes
El País por fortuna ha perdido la timidez que le caracterizó por espacio de muchos años, para reconocer con firmeza la labor que cumplen nuestros Soldados y Policías.
Estos hombres generalmente en edades tempranas, recorren a diario palmo a palmo el territorio nacional exponiendo a cada paso su vida e integridad. Cada día se escucha de la muerte de uno y otro, de las heridas que discapacitan permanentemente, de la infamia del secuestro, del dolor causado a sus familias. Por ello nada mejor, que rendir un homenaje a quienes ofrendaron su vida e integridad física en cumplimiento del deber.
Escribo esto con el corazón en la mano pues por un sino trágico, he ido perdiendo a mis mejores amigos por causa de la guerra. Al Capitán Osorio, oficial llanero, alegre, leal, con un profundo sentido de patria y quien dedicó buena parte de su tiempo a
trabajar por comunidades marginadas en Ciudad Bolívar. El Capitán Hernández, hijo y nieto de General, un hombre sencillo y noble quien siguiendo las huellas de su estirpe, aún tenía muchos proyectos por desarrollar. El Teniente Jhonny Mina, un hombre de color orgulloso de su raza y sus logros, quien antes de ser Oficial había sido periodista de NTC. El Mayor Omar Vellojin, sereno, jovial, profundamente convencido de su deber, un amigo de esos que se sienten en el alma.
Estos son tan sólo algunos de los tantos nombres que se citan a diario, compañeros de armas que al igual que muchos, han dejado un vacío grande en sus hogares y una ausencia que jamás se llena en quienes fuimos sus amigos. Cada uno de ellos, así como los cientos de Oficiales, Suboficiales, Soldados, infantes de marina y policías caídos en acción, encontraron pedestal para su glorias al lanzar en cumplimiento de su misión un último grito de combate que aún resuena, en los oídos y las almas del pueblo que defendieron. Por fortuna hoy, la Nación reconoce como héroes a aquellos que caen a diario con el grito de patria en la boca.
Fieles a su compromiso trasegaron los caminos de la patria, dejando huellas de admiración y respeto en sus conciudadanos. La sociedad hoy más que nunca aprecia su labor, pues han revivido el entusiasmo de sus gentes con la evidencia de su coraje, con el acierto en la conducción, con la decisión inquebrantable de asegurar la coexistencia social bajo la premisa del respeto ajeno y la presencia de autoridad.
Cada vida ofrendada nos hace sentir como si la humanidad, estuviera sometida a un proceso pendular que ejerce una cruenta selección por medio de la guerra. Por ello, la obligación moral del País que debe acompañar a quienes han colocado sus vidas con profunda unción a los pies de la bandera Colombiana, para que sobre ella se afiance y sostenga la vigencia de la constitución y de las Instituciones que representa.
Ojalá esa Patria a la cual juraron servir, no les deje nunca en el olvido, procurando como homenaje póstumo guardar por siempre su memoria, pues tengo la certeza, que los buenos soldados nunca mueren, pasan apenas a la gloria de la eternidad.
Capitán (r) Cesar Castaño Rubiano, 19 de julio de 2005 |
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