Unicornio

Yo soy el Unicornio.

Aquí comparto con ustedes, como dice el título de la página, lo más profundo de mí.
Para aprovechar lo que sigue, trata de sumergirte en cada palabra,
porque dentro de cada una hay una historia.

Si quieres decirme algo, ya sabes dónde encontrarme.


Dolor

Ayer lo comprendí.

Con una punzada en lo más hondo del corazón

me dí cuenta que yo no era para tí.

Supe que solamente podía ser tu amigo.

Que me quieres de manera diferente a la que yo a tí.

Que no podría llegar más lejos de donde ya estaba.

Que era alguien especial, pero no lo suficiente.

Y moría.

No en el cuerpo, sino donde la muerte es muerte.

Tenía una sonrisa en los labios, y no paraba de reír;

pero lágrimas de dolor salían de mi alma.

Cómo mostrarte mi corazón?

Cómo hacerte entender que te necesito como al aire?

Cómo liberarme de esta espada atravesada?

Pero te quiero.

Y porque te quiero, quiero que seas feliz.

Porque eres todo para mí, te dejo ir.

Aún sin llegar a decirte cuánto te amo.

Sin haberme atrevido a decírtelo jamás.

Llorando a solas luego de verte feliz con otro,

resignándome a amarte en silencio,

adiós.

Presencia

para Verónica

No pude evitar que se fuera;

el viento del norte se la llevó,

y sólo me dejó el recuerdo

y una carta con un pequeño rumor.

Y no se lo pude decir

o mejor dicho, la cobardía no me dejó

cosió mi boca con hilos de miedo

y ató mis manos a la espalda de la timidez.

Cuando me dí cuenta ya era tarde;

un sol oscurecedor salía,

y el sonido del viento en mis oídos

hizo que comprendiera a mi nuevo desierto.

Y aunque sea inútil ya ahora,

-pues aunque no estás aquí, sí estás-

déjame decirte por primera vez

que te quiero y que no soporto estar sin tí.

Permíteme decirte, ahora sí

que las cadenas de la tristeza me han atrapado

mi corazón busca pero no encuentra

y el hambre de tí destruye mis entrañas.

Sólo me consuela el pensar

que algún día estaremos otra vez juntos;

no importa si una vida nos separa;

y entonces, sólo entonces, me completarás.

Mentiras

Miento

cuando digo que no suspiro por nada

cuando parece que lo hago todo

o cuando hago creer que soy de frío metal.

Miento

si digo que lo he vivido todo

o afirmo que todo es igual

sabiendo que luego de tí, ya nada es lo mismo.

Mi luz, mi fuego, mi calor; eso eres tú

y digo la verdad cuando digo que te amo

y no puedo ser más sincero al decir

que me derrumbo con un "te quiero" tuyo.

Miento

al decir que eres alguien más

al querer ser frío contigo

y no querer admitir que tu cariño me vence.

Miento

cuando digo que puedo estar sin tí

que otras cosas me pueden llenar

y sin embargo cada latido me habla de tí.

Mi luna, mi noche, mis estrellas; eso eres tú

y ya no miento al llamarte vida mía

y ya no puedo hacer más que pedir

que me abraces y me quieras... cada vez más.

Preferencias...

Prefiero ser gorrión a ser canario,

prefiero la simpleza a lo complicado,

prefiero la libertad a una jaula de oro,

pues no cambio el ser libre... por un canto.

Prefiero ser minino que león,

prefiero la paz a un batallón,

prefiero el chiquillo al grandulón,

pues el precio de ser grande es morir o ser enjaulado.

Prefiero ser cuna que ataúd,

prefiero ser mano que aguijón,

prefiero una salida a una puesta,

pues ya elegí el dar la vida... a no darla.

El Crucificado

No sé por qué me siento así

si no es la primera vez que lo hago

durante años clavé a cientos de hombres

y ahora

el recuerdo de éste no me deja tranquilo...

Fue en una mañana como cualquier otra,

y parecía un prisionero como muchos otros;

cientos coreaban su muerte, pero él

-era raro-

no respondía.

Lo echamos en la cruz para clavarlo,

y cogí el martillo para cumplir una vez más con mi deber;

pero mi mirada se cruzó con la suya

y fui yo quien sintió atravesado el corazón.

No lo pude soportar; cerré los ojos

y dí el primer golpe

ni un grito, ni una exclamación;

y sin poder evitarlo, lo miré otra vez...

No había rabia en sus ojos...

ni desprecio, ni rencor...

me miró a los ojos, compasivo,

y sin que lo pudiera comprender,

me sonrió...

Levantamos la cruz y sorteamos su manto

pero yo lo miraba de vez en vez

veía su mirada compasiva,

y no dijo nada cuando...

su manto gané.

Maneras y Decisiones

¿Cómo rayos te digo que ardo

que no aguanto el deseo de decir que te quiero

y que no tengo palabras para expresarlo?

¿Cómo rayos te digo que sufro

al ver que te retiras, al igual que la luz del día,

al igual que la esperanza del alma de un condenado?

Siente mi alma en tí

te llevo clavada dentro

necesito decidir

entre amarte y dejarte

necesito decidir

entre morir y morir

¿Cómo rayos te digo, te explico

que quedo desarmado cuando me envuelve tu abrazo

y me siento esclavo de tu ternura?

¿Cómo rayos te digo que en la noche

oigo los gritos de un espíritu atormentado

que lucha por no dejarse llevar por la nada?...

La Incongruencia y el Desatino

Dedicada a los rehenes que estuvieron atrapados
en la casa del embajador japonés en Perú por un 
grupo terrorista durante cuatro meses.

Dicen luchar por la justicia
pero ellos condenan sin juicio.

Dicen defender la vida de sus compañeros
matando a la familia de sus compatriotas.

Piden la libertad para sus secuaces
manteniendo rehenes entre cuatro paredes.

Afirman respetar la dignidad de sus víctimas
pero los secuestran, desnudan y encierran.

¡Qué contradicción!

¡revés al mundo el!

Sus argumentos son las bombas.

Sus escudos, vidas preciosas.

Piden para ellos lo que roban al resto.

Pero no todo acaba allí...
no todo acaba en esa casa.

Hay gente que mira todo desde sus ventanas.
Pero sus vidrios no son transparentes.
Ven lo que no es.
O ven lo que quieren ver.

¡Y se atreven a defenderlos!
"Es por la injusticia en aquella casa", dicen.
"Los patrones no dan de comer a los obreros".

¡Qué fácil es criticar la pintura de la casa
cuando no se sabe cuánto costó pintarla!

Lo que es verde, es verde aquí y allá;
la verdad no cambia con el tiempo ni el lugar.
Un puño hace levantar a otro
y éstos rompen las bocas que más líos pueden evitar.

Violencia engendra peor violencia,
cual náusea a vómito.

¿Hasta cuándo?

¡Son diecisiete años de guerra!

¡PAREN YA!

Viendo al Futuro

Cuando de aquí haya pasado,
cuando mi estadía se haya acabado,
y empiece la vida de verdad...
¿se acordará alguien de mí?

Nunca sabes cuándo creas un recuerdo
ni qué siembras en el campo de otro...
las semillas que yo sembré,
¿serán rosas o serán espinos?

El hombre piensa que aquí todo acaba.
Que pase lo que pase, la suerte está echada.
Por suerte, ¡la cosa está equivocada!
Aquí, señor mío, la cosa está inacabada.

Punto de Ruptura (I)

Estamos mal
algo está pasando entre nosotros...
un muro se alza
y separa nuestros corazones.

Eramos unidos
tanto como las notas a la música
como el azúcar a la caña
o las aves al cielo...

Pero algo pasa
puede que sea la costumbre
pero ya no mueres como antes
por estar conmigo...

Tal vez sea mi culpa
o tal vez sea de los dos
pero sin querer, cada uno
pone un ladrillo más
en aquella pared de maldades.

¿Será el fin?
¿Habrá acabado aquí
un amor jurado
en una noche de luna,
en una banca, al pie de un puente?

Tal vez te hartaste
de mi gran inmadurez
(y soy consciente de ello)
tal vez te cansaste
de unas manos que sólo
pueden ofrecer lo mismo,
siempre,
desde hace muchísimas lunas.

El caso es que
como quiera que sea,
nos alejamos,
como el caminante
y el pueblo de Machado.

Y no sé si es bueno o malo
tal vez es lo que debe ser
pero si no... y el muro se levanta...
moriré sin tí,
como un gorrión sin alas.

Punto de Ruptura (II)

No te vayas... te necesito.
No soy perfecto,
puede que sea eso;
puede que ese cansancio
sea lo que haya hecho
que nuestras manos
comiencen a separarse.

No te vayas... espera.
Todo empezó así,
tan rápido como
no sé, un rayo, una chispa;
y ahora parece
ir muriendo poco a poco
como una rosa sin agua.

¡No te vayas! ¡dime!
Algo nos pasa,
aquí, muy dentro;
nos carcome, nos mata,
nos debilita,
y ninguno sabe
-o quiere saber- qué hacer.

¡No te vayas! ¡por favor!
Quédate un rato,
ambos, sentados
en la hierba y en el corazón,
podremos encontrar
el remedio contra el veneno
que mata nuestra vida.

Y si te vas... yo me voy,
muerto por dentro,
mi fortaleza hecha escombros,
sin vida, sin ganas...
y caminando, un día, tal vez,
volvamos a cruzarnos...

Bella...

Eres bella...
No con la belleza
exuberante de las rosas
sino con la belleza
simple, sencilla de las margaritas.

Eres bella...
amo tu sonrisa
que se dibuja cual arco iris
en aquel limpio cielo
de tu amplio y bello rostro.

Eres bella...
amo tus ojos,
que al amanecer se abren
al igual que el sol
cuando se levanta en el horizonte.

Eres bella...
adoro tus mejillas,
que recorro con mis dedos
como un solitario caminante
cruzando suaves montes.

Eres bella...
amo tus manos,
encallecidas por el trabajo
pero que me acarician suave,
dulcemente en tu hombro.

Eres bella...
me anima tu fuerza,
que a pesar de todo me levanta
cuando pienso que ya no,
no vale la pena mi esfuerzo.

Eres bella...
gracias por tu amor,
porque con él me completaste,
me diste vida y forjaste
lo que necesitaba calor.

¡Eres bella!...
¡Muy bella!...

Por aquí regresa al índice... GRACIAS.

Colaboraciones