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****"EL LOBO MALUCO Y LAS SIETE CHIVITAS". Lic. Cruz Berbín Salazar. Lo que hoy les ofrezco es una deliciosa versión criolla de “El Lobo y Las Cabritillas” de Los Hermanos Grimm. Si desean la versión en español peninsular estándar... no tienen más que enviarme un e-mail a cronicasdesol@hotmail.com: ...En un claro del bosque, en una acogedora casita cerca del río, vivían siete chivitas con su madre, Mamá Chiva. Su vida habría transcurrido sin preocupaciones de no ser por el lobo maluco, que las acechaba para comérselas. Mamá Chiva les había dado instrucciones para protegerse mientras ella no estuviera en casa. “No abran la puerta a nadie cuando yo esté fuera. El lobo maluco es muy vivo e intentará engañarlas con trucos y marramuncias. Es muy peligroso, y no quiero que les pase nada”... ,-advirtió Mamá Chiva a sus hijitas. “¡Beee!...Vete tranquila, mamá; tendremos mucho cuidado” ,-contestaron las chivitas a coro. No había pasado mucho tiempo cuando alguien llamó a la puerta: ¡Tuntún! “¿Quién es?” ,-preguntó una de las chivitas. “Soy su mamá, abran la puerta para que entre” ,-respondió el lobo maluco. “No puedes ser nuestra mamá. Ella tiene la voz suave y dulce y tu la tienes ronca y fea”. Disgustado porque le hubieran descubierto, el lobo maluco volvió a su guarida y tomó un guarapo de papelón con miel de abejas para que se le aclarara la voz. También hizo gárgaras con claras de huevo de gallina piroca para que le sonara más aguda. Y de nuevo intentó suerte en la puerta de la casa de las chivitas. ¡Tuntún!... ,-llamó el lobo maluco. “¿Quién es?” ,-preguntó una de las chivitas. “Soy tu mamá, nena” ,- contestó el lobo maluco con voz aflautada y fina. “Enséñanos la patica por debajo de la puerta” ,- pidió la segunda chivita. El lobo hizo lo que le pedían, pero las chivitas gritaron: “¡No eres nuestra mamá!”; “Ella tiene las patas blancas como la nieve, y las tuyas están negras, hediondas y sucias”. El lobo maluco, cada vez más hambriento y furioso, se dirigió a una bodega cercana y metió las patas en harina de trigo, de tal forma que parecían blancas. ¡Tuntún! ,-llamó el lobo maluco en un nuevo intento de comerse a las chivitas. “¿Quién es?” ,-preguntaron las chivitas. “Soy su mamá, abran”. ,-dijo el lobo maluco con la voz aún aguda. “Enséñanos la patita por debajo de la puerta” ,-reclamaron ellas. Al ver la pata blanca del lobo maluco, una de las cabritas pensó que sería su mamá y abrió la puerta. “¡Cónchale, por fin las agarré!” ,-dijo el lobo antes de abalanzarse sobre las chivitas y comerse sin masticar a todas menos la más pequeña, que se escondió dentro del escaparate. Cuando Mamá Chiva volvió, la pequeña chivita le contó lo que había sucedido. “Vamos a pedir ayuda” ,-dijo Mamá Chiva. Pero...cuál no sería su sorpresa al salir y ver al lobo durmiendo junto al río. “Vete corriendo a la casa y tráeme la aguja grande, el hilo y el dedal ” ,-ordenó a su hijita mientras ella cargaba piedras desde la orilla. Con mucho cuidado y en silencio para no despertar al lobo, mamá cabra abrió la barriga del lobo y sacó de allí a sus hijas, que volvieron a casa corriendo. Después de rellenarle la panza con piedras y guarataras, volvió a coser al lobo, y se reunió con las siete cabritas, a las que abrazó y llenó de besos, contenta. Cuando el lobo maluco se despertó, se sintió una sed terrible: “¡Aaah!... ¡No sabía que comer chivitas daba tanta sed!” ,-y cuando se inclinó para beber, el peso de las piedras le hizo caer al agua, de donde no pudo salir y se ahogó. Y en su casa, Mamá Chiva y las chivitas celebraron verse libres de la amenaza con gran alegría y una docena de mangos para la cena.****** |
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