|
"¿Eres tú, mi príncipe?"-sonrió-.He esperado tanto tiempo..." Y él la tomó en sus brazos. Mientras tanto, todos en el castillo, hombres, mujeres y animales, se despertaban. El asado crepitaba de nuevo en el asador, y hasta las moscas zumbaban otra vez. El príncipe y la princesa cenaron en la sala de los espejos, al son de la música tocada con instrumentos que, aunque silenciosos durante cien años, todavía sonaban dulces y verdaderos. Y el sacerdote los casó esa misma noche. |
|