LA  CUCARACHITA  MARTÍNEZ
  La Cucarachita Martínez  era una cucarachita muy trabajadora y muy limpia . Un día, barriendo en la puerta de su casa, se encontró una monedita de oro.":-¿Qué me compraré? ¿Que me compraré?¿Me compraré caramelos? ¡Ay, no, no; que me dirán golosa! ¿Me compraré una prenda? ¡Ay, no, no; que me dirán vanidosa!... Me compraré una caja
de polvos."
Y la cucarachita se compró polvos de olor y, muy empolvadita, se sentó a la puerta de su casa.
Y pasó por allí un torito: —Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
—Como no soy bonita, te lo agradezco más.
—¿Te quieres casar conmigo?
—A ver, ¿qué haces de noche?
—¡Muuu, muuu!
—¡Ay, no, no; que me asustarás!
Y pasó por allí un perrito:
—Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
—Como no soy bonita, te lo agradezco más.
—¿Te quieres casar conmigo?
—A ver, ¿qué haces de noche?
—¡Guau, guau, guau!
—¡Ay, no, no; que me asustarás!
Y pasó por allí un gallito:
—Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
—Como no soy bonita, te lo agradezco más.
—¿Te quieres casar conmigo?
—A ver, ¿qué haces de noche?
—¡ Quiquiriquíii!
—¡Ay, no, no; que me asustarás!
Y pasó por allí un chivito:
—Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
—Como no soy bonita, te lo agradezco más.
—¿Te quieres casar conmigo?
—A ver, ¿qué haces de noche?
—¡Bee, beeee!
—¡Ay, no, no; que me asustarás!
Ya era muy tarde cuando pasó el ratoncito Pérez:
—Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
—Como no soy bonita, te lo agradezco más.
—¿Te quieres casar conmigo?
—A ver, ¿qué haces de noche?
—¡Dormir y callar! ¡Dormir y callar!
Y la cucarachita Martina y el ratoncito Pérez se casaron.


Al otro día, la cucarachita, al salir para el mercado, le dijo a su marido:
—Ratoncito Pérez, cuida bien la sopa de la
olla. Pero no te la tomes hasta que yo vuelva. Espúmala solo con el cucharón.
El ratoncito Pérez era muy goloso y, en seguida que la cucarachita se fue, sintió hambre. Se encaramó en la olla y trató de coger una cebolla doradita que asomaba en el caldo, pero, ¡aaaaay!, se cayó dentro. Cuando volvió la pobre cucarachita Martina, buscó al ratoncito por toda la casa y lo encontró completamente pelado, flotando entre los fideos. Salió la cucarachita a la puerta de la casa, y lloraba desconsolada:
—¡El ratoncito Pérez se cayó en la olla por la golosina
de la cebolla! ¡Y la cucarachita suspira y llora!