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La madre pato era muy feliz con sus patitos. Bien, con todos menos con uno, que era muy feo.
Cuando iban por el lago todos los animales le molestaban por culpa del patito feo.
- Sería mejor que te marcharas- le dijo uno de sus hermanos. Todo son problemas.
El patito feo se marchó, muy triste.
- Nadie me quiere! Qué culpa tengo yo, de ser feo? – pensaba.
Pero nadie quería estar con él. Era tan feo! Todos los animales le daban la espalda.
Llego el invierno y la nieve. El patito estaba muy débil por que no comía mucho y tenía frío. Un día se le acercó una viejecita y dijo:
- Pobre patito, esta tiritando!
La viejecita se lo llevó a casa y le dio de comer.
- Qué bien! - pensó el patito.
Pero al gato de la viejecita no le gustaba que el patito estuviera allí y le comenzó a hacer la vida imposible. La viejecita se cansó de las peleas y echó al patito fuera de casa.
El patito volvía a estar solo. Se fue a un lago y se escondió. Miraba a los cisnes como nadaban. Entró en el agua y vio su imagen reflejada. El también era un cisne!
Un cisne elegante y precioso que jamás volvió a sentirse solo. Había encontrado a su verdadera familia! |
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