POETA INVITADO

 

AMPARO OSORIO

 

 

Nacida en Bogotá, Colombia.  Es coordinadora editorial de la revista Común Presencia y de la colección internacional de literatura “Los Conjurados.”  Mención del Concurso Plural de México en 1989.  Ha publicado Huracanes de sueños (1983), Gota ebria (1987), Territorio de máscaras (1990), La casa leída (1996), Migración de la ceniza (1998) y Antología esencial (2001; segunda edición, 2004).  Su poesía has sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués, húngaro, alemán y ruso.  Obtuvo la Beca Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura de Colombia en 1994. 

 

 

 

IGUAL MUERE LA HUELLA

 

El viento esculpe rostros

y tú que vigilas la hierba

desconoces ahora los indicios

de toda eternidad.

 

Fuera de ti

no hay raíces posibles.

 

¿Cómo nombrarte

sin que crezca la muerte?

 

 

 

 

 

CENIZA BLANCA

 

Vértigo de la sangre congelada

del último suicida

¿en qué innombrado paraíso te acogieron?

 

Debajo de cada piedra escarbo

para buscar la huella y el origen.

Indago al viento que portó los hilos.

 

La desmemoria transita ebria

de uno a otro los pasajes del tiempo.

 

La desmemoria no da claves.  Calla.

No da colores.

Está en blando el envés

y seguirá lo mismo.

 

Sólo queda el vacío de otro cuerpo.

 

 

 

 

 

DÍA DE ESCOMBROS

 

Pasan días curvados

y tú, memoria

tiempo de trampa—

tornas al hastío.

 

Si tan sólo una estrella,

si un temblor de horizonte

hacia el futuro…

 

y otra vez creyera,

me juzgaría

toda esperanza.

 

Pájaro:

es imposible el vuelo

en esta hora.

 

 

 

 

 

LUZ DEL EXTRAVÍO

 

Ahora como antes

carecemos de certidumbre.

Vamos echando atrás, tiempo en el tiempo

todas las hojas.

Fue mentira que nunca se regresa.

Buscamos,

acaso en vano el sitio y el momento

en que la lluvia nos quebró la risa.

¿A quién, si todos temen sus recuerdos

podríamos preguntarle

por los rostros del mar?

 

Se remueve la sal y se renuncia

pero se vuelve sólo al extravío.

 

 

 

 

 

EQUILIBRIO

 

Acaso más allá de tu oleaje

poseas nuevos rostros.

Tal vez en la caída

y al filo nada más de la ascendencia

una gota de azul nos purifique

para acceder de nuevo al sobresalto.

 

Equilibrio:
Momento justo

de ser raíz indescifrable.

 

 

 

 

 

LLAMAMIENTOS

 

Llamé mil veces

invoqué a Satchmo

situé mayas.

Por calles que no he sido

reí la luna de los otros

y mis pálidas aguas se perdían

en tantas máscaras

que me quedé sin rostro.

 

Ahora sigo llamando.

 

Reconóceme

 

         Enrarecido aire.

 

 

 

 

 

CAÍDA INCESANTE

Nos queda todo.

 

Lo mortal.

Lo que se elude.

 

Nos queda

lo perdido en el aire

que pasa

y no posee nuestros rostro.

 

 

 

 

 

DISPERSIÓN DE CENIZA

 

Polvo que vuelve al polvo

con las manos abiertas.

Ya no cabe en el cielo

la soledad de párpados.

 

Muda y vacía

en ti yace la tierra.

 

Tierra de escombros

implacables ultraje

 

y el alto azul

lejano.

 

 

 

 

 

GÉNESIS

 

Cuando partir

conjugue

los nombres de la hiedra,

y la sombra

así quebrada en dos

mitad ceniza

mitad milagro…

 

¿dónde Tú el imposible?

 

 

 

 

 

TEJEDORAS DE LLUVIA

 

Vida atigrada sobre nuestras vidas

con cuál red apresarte?

Te amo, pájaro hostil.

    Andrée Chedid

 

Por años y años y años

fue duro despertar en esta tierra

signada por el miedo

mientras debajo de la luna

se ovillaban los muertos y las águilas.

 

Fue difícil aprender desde siempre la tortura

de no encontrar los ojos en los ojos

y consentir que el pan y la palabra

eran un largo escalofrío.

 

Por años y años

la identidad se fue desdibujando

entre voces antiguas.

 

Hoy todo en ti nos enamora.

Hasta tú, bella y oscurísima muerte.

 

 

                                               Preparado por Alberto Martínez-Márquez