ÁNGELA HERNÁNDEZ
Nacida en Jarabacoa, República Dominicana, en 1954, Ángela Hernández
Núñez es una de las escritoras dominicanas más destacadas en su país y a nivel
internacional. Ganadora de varios
premios literarios, es poeta, cuentista, novelista y ensayista. Ha publicado los siguientes libros de poesía:
Desafío
(1985), Tizne y cristal (1987), Edades del asombro (1990), Arca
espejeada (1995), Telar de rebeldía (1998) y Piedra
de sacrificio (1999).
NOCHE DE AVELLANA TRANSPARENCIA
Eran imanes del ocaso
yo te arrastraba a verlos.
Tú te cansabas del destino
tanto salitre, árbol derribado.
Tú te cansabas del silencio.
Para tu nave de óxido y luz,
tantos ojos arteriales.
Eran imanes del ocaso.
Una escultura.
Una efigie.
Por la que iba lento un río.
Un instante.
SU VENIR
El juego esconde su magnitud.
No demanda memoria
ni labra recuerdos.
El juego crea neblina
espesura.
Escalda una gota
la tornará torrente
la sazona en color
la muere en sal.
En el juego no hay heridas
ni esperanzas.
Sobre ellas se cultiva.
Quienes participan son los sedicentes
distraen del verdadero significado.
El juego genera su propia
especie.
Consume sus peligros.
AÚN NO JUZGAMOS LOS ESPEJOS
No hay distancia entre el cuerpo y el espacio. Un hueco
de mirar, página en que dibuja y borra, el firmamento.
En lo que luego se escapará, residimos.
Sin proyectos
que sobrepasen el aire al tacto, la
frescura arrojada de
la sangre. Única edad estrella.
Recuerda el bosque su parte en nuestros órganos.
Puede el alma renacer y morir sin saberlo. Incluso
en sitio angosto nadamos libres.
En aguas alquitranadas, cerca de anguilas mortales,
nadamos libres.
En suelo revuelto nuestros pies dan con rutas.
La música, la guerra, el agua; la sed madre, la tierra
y el gusano, la pendiente escalera, todo juego.
Somos bellos, tenga el día su empeño en nuestra piel
ahogando, o la azul negritud. El sitio cuna hospeda.
Dios y Diosa nos aman sin coacciones.
MIENTRAS PIENSA EN EL MAR
Perdona mi elegido
la fiebre de mi sangre
invocación que se arrastra
desde tu realidad
tenme
casi transparente enemiga
vano es romper el fuego
cálzame, ven
por este frágil nado
Bebamos vino
gocemos el asombro.
ARQUERÍA
Yazgo en la azotea. Abro los
ojos: doce
meridiano.
El cielo apiñado de estrellas.
Sus manos acrecientan mis cabellos.
Nunca más volveré a estar sola.
LA VIDA FESTEJADA
Desde que nací tengo demasiada edad.
Soy la que vive al final del muro
que resguarda bestias como flores.
Me miras en el sueño
y sientes que estoy soñándote.
Rojo se pone el horizonte si lo pienso.
El mar ha amanecido blanco.
Por la noche ha caído un diluvio.
Arderemos en la muerte.
EN TUS CICATRICES, ORÁCULO Y PLACER, BEBO MEMORIA
En tus ojos las violetas desaguan sus augurios.
En tus ojos los océanos templan alas para pájaros musicales.
En tus ojos el viento dispara flechas de rocío.
En tus ojos el sol detiene carruajes.
En tus ojos prosperan los viñedos.
Mi sabiduría consiste en mirarte.
Tu lengua es el entorno de mi emblema.
En tu boca se forman uvas deliciosas.
Nazco en ti, ola formada de sonrisa.
SIEMPRE EN JÚBILO ATURDIDA
Disco de cidra, disco de minerales
escoba de la boca al sexo
de la saliva a los orines; desde el pasmo a la fuga.
Gira nave vikinga con dos amantes.
La mujer vuelca el pelo como un mangle.
La mano del
hombre explorativa,
impala.
Disco de cidra, disco de minerales.
Alumbra el jara kiri, enmarca el epitafio de
la daga
a la huella y sombra de la pareja ensayo.
La siempreviva de pulido mirar, al gastado mirar se
ofrece anciana.
Preparado por Alberto Martínez-Márquez