AURORA
ARIAS
Nacida
en Santo Domingo en 1962. Estudió arte y psicología. Ejerce también
el periodismo, siendo co-editora de Quehaceres,
órgano del Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF). En
poesía ha publicado Vivienda de pájaros (1986) y Piano Lila (1994).
Es también narradora. En 1994 obtuvo el premio de Cuento de Casa de
Teatro por Invy's Paradise.
La Editorial de la Universidad de Puerto Rico publicó su colección de relatos Fin
de mundo (2000). Los poemas que siguen a continuación fueron tomados
de la antología de reciente poesía dominicana Juego
de Imágenes, compilada por Frank Martínez y
publicada por Isla Negra en 2001.
VIVIENDA DE PÁJAROS
Oh
Yo la hallada en
el desierto
luminosa e inédita
domada
bendigo esta jaula
de los pies a la cabeza
del techo a la última raíz
y la proclamo
almacén de todas mis alas
prisión de un pájaro íntimo
y asombroso.
CORAZONES
MUERTOS
Llevo un ataúd
precioso
clavado en los pulmones
un bosque de salitre.
¡Ronda la muerte de la luz
en su cama dorada!
Ronda la luna
transparente
en el lado oeste.
Llevo al mar
naufragando
en mis ojos.
Un destino de
huellas
nos espera a los dos.
El mar lo
enfrenta.
Mi corazón como
una brújula loca
se adentra oscuro
hasta este ataúd precioso.
Rondan corazones
muertos
en la arena.
LA MUJER QUE SOY
YO
Por ahí debe
andar
la mujer que soy yo
La mujer que me
tiene escondida
el silencio
Por ahí debe ser
La mujer de mí
misma
en la que no he vivido
Por ahí debe
verme de mirarse
La que me nació
al nacer
la simple
la forma verdadera del retorno
Por ahí debe
andar
donde el cuerpo no sabe aún
que existo
ANUNCIACIÓN
Yo
mujer de dos mitades
monstruo de juguete
encarnada
descarnada
y reencarnado en el vacío
no deseo otra cosa mas que
ascender
al lomo de tu desesperación
de tu tierno y amoroso instinto animal
y allí
con voz orgásmica
u ovular
gritarle a la piel nuestro deseo
concluido a destiempo
y allí
volver a amarte con la misma
exactitud de siempre.
NIDO DE PÁJAROS
Misioneros
luminosos nuestros órganos sexuales
perfectos como nido de pájaro
carnívoros, inimitables.
Los órganos de
las vírgenes
donde caben todos los sueños
los órganos de miel de las prostitutas
donde caben todos los hombres
Los órganos de
las señoras donde cabe
un hombre y se invocan miles
Los órganos de
polvorientos de las muertas
donde suspiran los gusanos
Los órganos de
la mujer grávida
en plena erudición creadora.
El mundo creado
a través de un círculo.
YO, ÍCARO
Desde aquí
escapo al aire
oloroso a cemento
o a las cuerdas de alumbrado
Retiro mi
libertad
de entre la abominable máquina
de zurcir alas y palabras.
La máquina del
sí
y del no
Escapo
al viento que baila
sobre las antenas aleteando sus
vértebras de acero
Huyo hacia el
más simple átomo
que vive en los niveles de la brisa
Las paredes caen
como bloques
de nubes
Me desplazo contemplándolos
a todos
TÚ
Tú retenido en
mis ojos como
un paisaje hermoso
Tú guardado en
la mansedumbre
de mis alas
Tú como único
dios en los ritos
de mi sexo
Tú diciendo en
el amor el
último suspiro
Tú febril en el
fondo de mi piel
Tú acuático
corriendo por mis
venas
Tú hermoso,
abstraído, terrenal
Tú hombre,
animal, vegetal, pieza
Tú en todas
partes, sobre todas
las cosas.
RUMBO DE TINTERO
Tarde que hunde
su paisaje creciente.
Resuelve andar
la esencia. Resuelve dar su olor al
aguacero.
Ya no me quedan barajas en mangas de
camisa.
Dicto el momento, lo aligero, doy otra
boya a la tristeza. No me busquen más en aquel sitio.
No estoy tampoco
en ningún otro. De sábanas y dudas
muere mi testamento. Lleno de sombreros rutilantes.
En tanto, techo
la vieja casa de lunas y papeles. Soy
mi propio margen de felicidad. Ropero, cacerola,
noviembre delgadea. Rumbo de tintero para el nuevo
status de mi vientre.
Página preparada por Alberto
Martínez-Márquez