La
selección de personal por competencias
1.1.Introducción
El hombre es un organismo
complejo y no existe un método sencillo para evaluarlo. La tarea de evaluar se
complica aún más cuando se trata de hacer una gestión integral de Recursos
Humanos, por el hecho de que el "buen candidato", en términos
absolutos, no existe. Una persona sólo es un buen candidato si se le coloca en
una tarea profesional que satisfaga sus necesidades, utilice sus capacidades y
formación y le estimule a alcanzar un puesto acorde con su nivel óptimo de
capacidad. La adaptación de los candidatos (empleados...) al puesto de trabajo
resulta, pues, de la mayor importancia.
Pero, ¿cómo predecir el
éxito que obtendrá un candidato en su futuro puesto de trabajo?, ¿cómo saber si
el seleccionado es el más adecuado de entre todos los entrevistados?. Son preguntas machaconas que se repiten constantemente
empresas y directivos. Los errores en los procesos de selección suponen
cuantiosas pérdidas económicas, tanto para las empresas como para sus clientes,
ya sea por la merma en la calidad o por el aumento del coste, ya que la
eficacia de la empresa se resiente. Para los profesionales reclutados a través
de un mal proceso de selección, la experiencia, además de ser negativa, cuenta
con el agravante de la pérdida de tiempo por ambas partes.
1.2.Cómo evitar fallos
Para evitar derroches de
cualquier tipo, se ha elaborado un nuevo método llamado "selección por
competencias", un proceso simple y económico, que permite reducir
drásticamente las selecciones fallidas.
Hoy en día, el interés se
centra en medir, valorar y gestionar aquellos que las personas son capaces de
aportar a su puesto de trabajo, más allá del mero cumplimiento de las funciones
y responsabilidades de éste. Es decir, establecer métodos para maximizar el enriquecimiento
que cada profesional puede aportar a la labor dentro de una compañía. Se trata
de lo que se ha denominado "gestión por competencias".
La selección por
competencia se basa en el propio rendimiento profesional, en lo observable.
Este método estudia, define y gestiona la realidad laboral misma. No bucea en
un universo conceptual complejo, en teorías psicologizantes
de lo que subyace al comportamiento, sino que, con todo realismo, estudia a
partir de hechos, lo que hacen los profesionales excelentes y lo compara a su
vez con lo que hacen los profesionales medios en el mismo puesto.
Las competencias van más
allá de los conocimientos. Tanto éstos como las habilidades, son un listón
mínimo, necesario pero no suficiente para desempeñar un trabajo eficaz.
Por ejemplo, piense usted
en un recepcionista de hotel. Seguro que ha sido seleccionado por poseer una
formación adecuada, un conocimiento suficiente de determinados idiomas. Sin
embargo, los excelentes tienen esto y algo más: son educados, se preocupan por
satisfacer las necesidades de los clientes más allá de las expectativas,
recuerdan los gustos y las preferencias de los huéspedes habituales, entre
otras muchas cualidades. Las competencias sirven para medir y objetivar todos
los elementos y, es más, para detectarlos en los posibles candidatos y así
conseguir seleccionar precisamente a aquellos que se los aplicarán en su
trabajo.
Por lo tanto, para
seleccionar con éxito nos encontramos con dos grandes obstáculos: el que los
conocimientos y las habilidades no son suficientes, y que si los profesionales
que escogen preguntaran a los candidatos directamente sobre sus cualidades, se
encontrarían con que todos los postulantes estarían en la línea de lo que
busca. ¿Qué candidato a un puesto de recepcionista diría no ser educado,
dispuesto y atento?.
1.3.Selección eficiente
Sin embargo, ¿cuántos de
ellos actúan luego en esa línea?. Los valores de una
persona, que son conscientes, no siempre coinciden con los comportamientos que
luego se desarrollan en el trabajo.
Sabemos entonces lo que
no podemos hacer para seleccionar con eficacia: ni basarnos exclusivamente en
los conocimientos y habilidades, ni caer en la trampa de preguntar por los
valores generalmente asumidos. Entonces, ¿qué podemos hacer?.
Básicamente avanzar en dos áreas:
1.4.Conclusión
Quien pretenda salir
triunfante de un proceso de selección ya no puede confiar exclusivamente en su
capacidad intelectual, en su amplia formación, en su excelente imagen o en el
dominio de la situación. Los entrevistadores ya no se dejan impresionar por un
excelente curriculum o por los nervios templados.
Ahora escuchan durante horas al candidato para que su personalidad, valores y
comportamientos afloren en su esencia más pura. ¿Hay algo más humano?. Las formas dejan paso al fondo, lo que se traduce en
importantes ventajas para entrevistado y entrevistador. Los primeros podrán
mostrarse tal como son y los segundos ganarán en fiabilidad.
Gemma Arocena