LIDERAZGO
El
lenguaje de reconocer
Fischman, David
El
reconocimiento en el mundo empresarial es como el agua en el desierto, muy
escaso.
Un profesor me contó que suele mostrarles a sus
alumnos un video de un juego de basketball y les pide que cuenten el número de
pases. Mientras los alumnos compiten entre ellos por acertar el número de
pases, un gorila aparece en la pantalla de la televisión. Cuando el profesor
les pregunta si vieron algo diferente en el video, los alumnos sólo quieren dar
su cifra de pases, nadie vio al gorila.
En el trabajo sucede lo mismo. Estamos concentrados
compitiendo por contar los pases; es decir, por alcanzar nuestras metas, y
perdemos de vista el todo. Especialmente perdemos de vista los sentimientos de
los protagonistas: nuestros subordinados. El reconocimiento es uno de los más
importantes motivadores que existen.
Un estudio demostró que era cuatro veces más
importante el reconocimiento que los aumentos salariales. Además, bien
utilizado, es una herramienta de aprendizaje.
Por ejemplo, un comentario de reconocimiento tal
como: “Te felicito, estuviste excelente en la reunión de ventas, eres muy
creativo”, aparentemente parece bueno, pero falla en lograr aprendizaje. ¿Qué
significa estar excelente?.
El subordinado no puede saber si lo que hizo bien
fue lograr empatía con el cliente, o que estuvo bien preparado, o que ofreció
soluciones de ventas creativas. Como menciona el profesor Keagan
de Harvard, no puedes reforzar conductas positivas si
no sabes claramente cuáles son. Sería muy diferente si el comentario hubiese
sido: “Te felicito, estuviste excelente manejando objeciones”.
Otro problema de este comentario es que es
atributivo.
Papel de
jueces
Al decirle eres “creativo” o “comprensivo” o “inteligente”
nos ponemos en el papel de jueces y le asignamos una etiqueta a una persona.
Aunque sea positiva, sigue siendo una etiqueta que quizás la persona no sienta
totalmente sincera. Uno sabe lo creativo o tolerante que es realmente. Como
menciona Keagan, es como ponerle un terno de una
talla determinada a una persona. Probablemente sienta que le queda grande,
generándole una sensación de incomodidad. Es mucho mejor expresar nuestros
sentimientos sobre la acción del subordinado más que encasillarlo en un
adjetivo. Por ejemplo, en lugar de decirle “eres creativo” podemos decirle “me
sentí estimulado por tus ideas”, o en lugar de decirle “eres comprensivo”
podemos decirle “me sentí muy comprendido”.
Cuando reconocemos por conveniencia, los
subordinados sienten la manipulación y el reconocimiento termina siendo
contraproducente. Para que tenga alguna ventaja, éste debe ser sincero.
Sin embargo, algunas persona
sienten que no es necesario reconocer o agradecer a los subordinados. “¿Acaso
cuando voy a una bodega debo darle las gracias al bodeguero al comprarle un
chocolate? Yo le pago y él debe servirme al igual que los subordinados”. Pero
el chocolate no tiene la posibilidad de agrandarse o achicarse a discreción, el
subordinado sí tiene la capacidad de dosificar su compromiso.
Según una encuesta realizada en Estado Unidos, el
50% de los empleados pone el mínimo de esfuerzo para mantenerse y que no lo
despidan.
Cuando una persona se entrega al trabajo y da su máximo
esfuerzo debemos recordar que nos regala un 50% más del promedio y debemos
agradecérselo.