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A modo de introducción escribo unas líneas previas para presentar a quien fuera una de las personas más importantes de mi vida, que poco tiene que ver con la historia del Dresden, pero que el primero, único y más completo personaje que transitaron hasta hoy por mi corta vida, que me cautivara con sus anécdotas, con sus historias, con su sabiduría, y con esa magia que me rodeaba en cada momento que compartía con él. En mi lista de agradecimientos, como titulo va la dedicatoria a este gran personaje de mi vida, al que no le dediqué nada hasta el momento. Es por esto, y por un rapto de inspiración involuntaria que asomó en el momento siempre oportuno de una noche invierno, que me decido hacer pública esta carta, o este cuentito para compartirlo con todos los que lo quieran leer. Es la primera vez que hago público algo tan privado, donde le quito un velo a mi sentimiento. Por favor, les pido perdón por si encuentran algún error en la sintaxis o en el discurso. Soy apenas un amateur que está pasando por un grato momento de comunicación con las letras, y experimenta en cada línea lo que brota de adentro… Espero les guste. Está escrito de adentro. De muy adentro. Señoras y Señores, mi carta:
Buenos Ayres, Azcuénaga 1483 6to A, 13/07/05
A veces la vida puede tener ciertos matices, algo tristes, algo azules, que opacan las mejillas de cualquiera. Pero hace casi tres minutos la cosa fue muy distinta.
Es un hecho que a todos nos pone algo melancólicos el hecho de ejercitar la memoria y traer del pasado, a modo de recuerdo, a alguna persona que uno quiso mucho y ya no la tiene a su lado. Es ese saber que uno no puede disponer de su compañía nunca jamás, nos deja con una angustia en forma de pelota que se ubica justo en la boca del estómago.
Les voy a tratar de describir lo más ajustadamente posible esta escena que acabo de vivir hace escasos minutos. Digamos que esto proviene de una larga caminata reflexiva de vuelta de mi seminario de hisotira. Luego de terminar de comer, hayábame solo, abriendo un vino y escuchando al maestro Coltrane y su saxo endemoniado. A modo de museo, mi casa decorada con fotos de mi maestro de la vida, mi abuelo, me acompaña en tan grato momento.
Es en esa fracción de segundo que mirando una de sus fotos automáticamente levanto la copa y a modo de brindis le dedico esta noche.
A penas bajé la copa, luego obviamente de probar un sorbo de este vino, una lágrima recorrió mi mejilla de norte a sur. Pero con un agregado que la hacía diferente a cualquier lágrima que pudiera habérseme caido inoportunamente de alguno de mis ojos.
Esta era sumamente especial. Tenía forma, gusto, tacto y olor a caricia. Era como si esa lágrima fuera la caricia tierna y paternal que alguna vez mi gran Abuelo supo darme cuando chico.
Y es pensar en esto que me vuelven sus caricias. Una vez más su mágia, esa eterna mágia que supe admirar de su ser, se vuelve a dar a la distancia.
Pirincho, donde quiera que estes, escuchá en mi corazón lo mucho que te quiere tu nieto el mayor.
Nos vemos!!! Y espero seas vos el primero en recibirme por esos pagos.
Te quiere mucho tu nieto JP |
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