Reciente deforestación a tan solo unos Km.
de la comunidad Lacandona de Najá

foto por R. Johnston

"Para la gente que en su mitología describe a la tierra como algo cubierto de selva, la destrucción de la selva significa la destrucción de su mundo" -Didier Boremanse.

La deforestación y los Mayas Lacandones

Las selvas poseen con diferencia sobre otros ecosistemas de la tierra, la más amplia variedad de animales y vida vegetal. Con su hogar en estás selvas, viven nativos que han adaptado perfectamente su forma de vida a este entorno. De hecho, forman parte integrante del equilibrio del ecosistema. La mayoria de las culturas indígenas han desaparecido a causa de la deforestación. Los Mayas Lacandones han vivido durante cientos de anos en la selva sin destruirla. Pero de repente, la vasta extension de pristina selva ha sido violada, y las vidas de los Lacandones alteradas de manera irrevocable. En menos de medio siglo, y a pesar de las protestas de los mediosambientalistas, el 80 o 90% de la selva Lacandona ha sido destruido. Significativas invasiones de extranjeros, a la par que la deforestacion masiva comenzó a mediados de este siglo con los taladores de mahoganis y las prospecciones de petroleo. En un intento de aliviar las presiónes de la población y la escaséz de tierras, el gobierno arranco un enorme programa de distribucion de tierras en la selva. La embestida continua conforme, llegan nuevas olas de granjeros inmigrantes, y las nuevas generaciones necesitan nuevas tierras para subsistir. Estos agronomos acuchillan y queman a granjeros y ganaderos, talan los árboles, y dejan la tierra exhausta hasta más alla de toda posible recuperación. Desde los 50, la población de la selva Lacandona ha sufrido una explosion desde unos pocos cientos a más de 200.000 personas.

El doctor James Nations, un antropólogo ecologista de Conservacion Internacional, que vivió con los Lacandones durante tres anos a mediados de los 70:

Los Lacandones practican un complejo sistema agrícola de ciclos de cosecha y re-crecimiento y eventualmente vuelta a la selva de nuevo, lo que les permite vivir en la selva sin destruirla. La interconexion entre su cultura y su agricultura nos es revelada en historias, canciónes y oraciónes. Los Lacandones y la selva son uno. Su existencia está entrelazada: los indígenas como los Lacandones mantienen viva la selva; sin selva no habría indígenas, y sin indígenas que la protegieran, la selva no sobreviviría.

A finales del siglo XIX, la riqueza de la selva Lacandona al sur de Chiapas, Mexico, fué descubierta por los madereros, que talaron y vendieron caoba y cedro para su distribución por todo el mundo. Para ellos, la selva fué una fuente de beneficios. Muy pronto, después de que los madereros limpiaran zonas de la selva, los granjeros y ganaderos inmigrantes les siguieros, y continuan hoy en día siendo una amenaza contra la selva y la forma de vida de los Lacandones. Los árboles de la selva son talados e incendiados, a partir de lo cual el suelo, que es temporalmente enriquecido en nutrientes provenientes de las cenizas puede sostener unos pocos ciclos de cosechas de agricultura intensiva. Despues la tierra se abandona, o se vende a los ganaderos que la siembran con pasto africano para alimento del ganado. Durante un tiempo, el ganado se vende como carne y se distribuye a las grandes ciudades y mercados internacionales. Al final, la tierra está exhausta hasta más allá de toda posible regeneración.

La práctica por parte de los Lacandones de un uso recuperable de la selva contrasta con el consumo derrochador del mundo industrializado. Usando su sistema no destructivo, los Lacandones pueden obtener de sus tierras alimento en abundancia , sin devastar la selva a su alrededor. Hasta hace poco, vivián sin la necesidad de contar con nadie que no fuera de su propia comunidad para sus necesidades diarias. Tenemos que aprender de los Lacandones como ser respetuosos con nuestro entorno y controlar el uso de sus recursos.

Bajo circunstancias ideales, la selva podría ser una fuente permanente de maderas tropicales, si tan solo se utilizarán los árboles maduros y se permitiera que los más jovenes sostuvieran la capa superficial del suelo y lo fertilizaran con mantilo. [Los cínicos podrían decir que mientras existan las ganancias, los recursos siempre serán sobre explotados]. El daño principal lo realizan los campesinos hambrientos y desesperados que penetran a la selva por los caminos que abren las compañias madereras. A menudo, se les culpa a ellos de la continua destrucción de la selva. En realidad, son las leyes agrarias y la negligencia del gobierno a promover reformas agrarias nacionales lo que está forzando a la gente a destruirla.

Robert Bruce, un antropólogo que ha trabajado con los lacandones desde 1953, indica esto desde una perspectiva humana:

...me parece que el condenar propiamente la estupidez animal de tal destrucción refleja una carencia de imaginación. Tendría uno que ser incapaz de imaginar lo que se estaria dispuesto a hacer si se estuviera en la posición de un pobre diablo, que carece de alguna profesión o de cualquier habilidad, excepto la de esa forma primitiva de subsistencia, pero que tiene una esposa e hijos que alimentar. De hecho, dificilmente no podria imaginar a un hombre mandando al infierno abstracciones tales como "Ecologia" o "El futuro de la humanidad", antes que satisfacer la necesidad inmediata de poner algo más que anquilostomas y amibas en los estomagos hinchados de sus hijos. Tan deplorable como esto puede ser, también lo es comprensible.

Trudi Blom, antropóloga y vieja amiga de los lacandones, entendio mejor que la mayoría de la gente lo que la destrucción de la selva significa para la cultura lacandona:

He aprendido a través de amargas experiencias que no puedes esperar proteger a los Lacandones sin salvaguardar su selva... En los suenos de los Lacandones, los cuales guían sus vidas, cada animal, planta u objeto de rito es un instrumento profetico o de mágia de proteccion. Conforme la selva va siendo talada e incendiada, por culpa de nuestra estupidéz y codicia, los animales desaparecen uno tras otro; el jaguar, el jabalí, el puma, el mono-arana... todos ellos desaparecen, y pronto tambien las almas de los Lacandones lo haran... no importa cuantos de ellos queden, el hecho es que sus almas se marchitan y mueren conforme su magnifica selva es destruida, y todos nosotros tenemos parte de la culpa.

[...] Lo que estamos viendo es el último reflejo de una cultura magnífica. Los misioneros, los madereros, los colonos Tzeltal y la seduccion de la tecnología occidental están simplemente acelerando un proceso inevitable. Lacanjá (la comunidad Lacandona del sur) ya ha cedido a la tentacion. Estan gastando todo el dinero que el gobierno les concede en aparatos y baratijas inútiles. Estan locos por gastar, como los Americanos en los anos 20. Y cuando no queden caoba, no tendrán nada. Absolutamente nada. Su situacion sera peor que la de los indios más pobres de las reservas de los Estados Unidos... Pero en Najá, si te ganas la confianza de Chan K’in el Viejo y otros ancianos, todavía puedes tener una idea de lo que ha sido la cultura Lacandona. Chan K’in en particular es un hombre extraordinario. Hasta tal punto que no ha permitido al gobierno talar caoba en los alrededores de Najá. Cuando el muera, no habra nada que los pare.

[adaptado de ARTLINK 1996]

Contenido

Enlaces a otros sitios en la Web

The Usumacinta River: Building a Framework for Cooperation between Mexico and Guatemala
Conflicts of Land Tenure and Conservation in the Lacandon Forest - by Hugo A. Guillen Trujillo


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