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Escritora Suiza, cautivó la
literatura infantil. Sus obras en las que suelen describir la vida de los niños
en las aldeas de los Alpes, se destacan por a sensibilidad y la amenidad.
Uno de sus más destacados
libros es Heidi, por la cual miles y millones de niños, y también
"los que son como niños" rogaron ante ella durante su vida, para que
revelara cuál había sido el destino de la niñita, del tío del Alm, de Peter,
de Clara, y de todo al respecto. Como la obra no fue continuada en los veintiún
años que corrieron entre la publicación de Heidi y el fallecimiento de su
autora en la ciudad de Zürich en 1901, el público comenzó a dirigirse a los
muchos traductores de Johanna Spyri (cuyos libros eran ya aceptados como clásicos
en Alemania y en Suiza) para hacerlos accesibles a los niños de otros países,
alejados de las montañas, los valles, los lagos, donde la autora siempre vivió.
Con el tiempo estas historias,
surgidas de los inagotables y maravillosos recuerdos de la infancia de la propia
Frau Spyri, por una razón u otra fueron de dominio público y el personaje de
Heidi, como el de Alicia, D´Artagnan y el de Jim Hawkins, constituyeron la
propiedad de nuevas generaciones de niños en el mundo entero.
Tan poco es lo que se sabe de la
vida y carrera de Johanna Spyri, que no muchos saben que Heidi comenzó su vida
literaria poco después de 1870, mientras Europa se veía castigada por la
guerra Franco-Prusiana. Johanna tenía entonces cuarenta y tres años y por
espacio de dieciocho años había sido la esposa de Bernard Spyri, consejero del
Cantón de Zürich. No obstante, el libro no fue publicado hasta 1880. Muchos de
los personajes y de las escenas inolvidables de la obra eran queridos recuerdos
de su propia niñez en la aldea de Hirzel, donde nació en la casa del
doctor en Julio de 1827. La casa blanca sobre la montaña verde, que fue el
lugar de su nacimiento, todavía se conserva a pocos kilómetros de la ciudad de
Zürich. Desde las ventanas del piso superior se obtiene una vista de pinos
obscuros junto al famoso lago de Zürich. Hanneli, era la cuarta hija del doctor
Johann Jacob Heusser, y su esposa Meta Sebweizer. Johann Heusser era el médico
principal de la aldea, y Meta gozaba de una buena reputación local como poetisa
y escritora de canciones.
La escuela aldeana, a la cual
concurrió primero Johanna y luego sus hermanas y hermanos, había sido una
granero en medio de un sembrado. Seguramente su primer maestro debió haber sido
muy poco hábil para confundir su timidez con holgazanería, humillándola
constantemente ante toda la clase. El resultado fue que la sacó de allí y la
envió a la otra escuela que funcionaba en casa del pastor de la villa. Como la
misma Frau Spyri, su traductor, Charles Tritten, trató de reflejar los
episodios de la vida de Johanna Spyri en su trazado de la adolescencia de Heidi;
de tal modo, los días escolares de Heidi y sus posteriores tareas como maestra
en la aldea de Dörfli, según se relatan en el segundo volumen de Heidi,
"Heidi y Peter", tienen mucho que ver con la propia adolescencia de
Johanna Spyri. Así su interés por la música, su amor por los pájaros y las
flores de los campos alpinos y de bosques cercanos a su hogar.
Lo mismo que a Johanna, la Heidi
señorita alentó muy poca curiosidad por lo que había más allá de las montañas
que la rodeaban. Regresó de la escuela de Hawthorn con la alegría de pensar
que pasaría el resto de su vida entre los queridos amigos de su infancia.
Sabemos que Frau Spyri vivió feliz y contenta en aquel perímetro de pocos kilómetros
en torno a Zürich.
Cuatro años después de la
publicación de Heidi, su querido esposo y compañero comprensivo, falleció.
Su único hijo había muerto
pequeño pocos años antes.
Viuda a los cincuenta y tres
años Frau Spyri vivió serenamente en Zürich escribiendo muchos cuentos de los
chicos de las montañas, aquellos chicos que hacían sus juguetes de madera con
las propias manos o cuidaban de las cabras en las praderas alpinas durante el
verano (Grittli, Jörli, La pequeña salvaje, El lago de
los ensueños, Luisita...). Y como aquellos relatos comenzaron a
adquirir fama en el mundo exterior, la autora de Heidi evadió cada vez más
contacto con el público. Deseaba sinceramente evitarlo, porque prefería
"no exponer los aspectos más íntimos y profundos de su alma ante los ojos
humanos",deseo que en general los autores de nuestros días no están
acostumbrados a ofrecer como ejemplo.
Sabemos entonces, que Charles
Tritten cumplió el deseo de mucha gente al continuar con la historia de
Heidi escribiendo Heidi y Peter.
En una oportunidad, antes de
lanzar su última obra "Los hijos de Heidi" Tritten redactó
una breve nota que merece ser leída:
Hubo
una época en que los escritores podían terminar sus narraciones con las
palabras "...y vivieron felices por muchos años". Y por lo demás,
estaban seguros de que cada uno de sus lectores quedaría encantado con un final
tan dulcemente amplio. Todavía en nuestra época la gente mayor se siente
inclinada a aceptar esas palabras del autor como final. pero de ningún modo
nuestra juventud de hoy. El "por muchos años", en su imaginación
incansable, puede cubrir una enormidad de aventuras, desgracias y sucesos
felices.
Así es como esa gente joven se
sienta frente a una mesa, toma la pluma y escribe al autor preguntando
exactamente qué es lo que le ocurrió posteriormente a cada uno de los
personajes, incluyendo hasta a los animalitos de la obra en sus preguntas, y
hasta el mismísimo día de su muerte.
Si es que me acuerdo bien,
"Heidi y Peter", el libro que escribí como continuación de la
encantadora obra de la señora Johanna Spyri, "Heidi", terminaba con
la boda de Heidi y Peter. Los dos quedaron contemplando cómo el sol se hundía
en el horizonte, detrás de las obscurecidas laderas de Dörfli. Y Heidi
permitió a Peter que dijese las últimas palabras:
"-Es una promesa- dijo
Peter-. Pero a pesar de todas las veces que pueda retornar, nunca viviré un
día más feliz que éste."
Vengo a darme cuenta ahora que
" Los hijos de Heidi " está terminada, de que hecho un embustero de
Peter. Porque quedaban muchos y muchos días felices en su vida. Y será un
placer para mí compartir todos esos días felices con ustedes, los que me han
escrito para preguntarme si es que Heidi y Peter llegaron alguna vez a ser
papás de un niño.
Hace pocos días, la mamá de
una niñita, a quien había estado leyendo "Los hijos de Heidi", me
hizo una pregunta sobre la que he estado reflexionando mucho. Me preguntó si
Johanna Spyri no desaprobaría, si viviera aún, la libertad que me he tomado en
mis dos libros, de interpretar para los chicos de hoy lo que pudo significar el
"...vivieron felices muchos años...", de la vida de Heidi.
En primer lugar conocí a la
señora Johanna Spyri tanto como puede conocerse a un ser humano, aunque
perteneciendo a una raza distinta. Cada una de las obras que escribió fue un
ejemplo de su amor por los niños. Cada una de ellas fue escrita en memoria de
aquel "niñito perdido" que solía preguntarle que había detrás de
la postrera frase "...y vivieron felices por muchos años". Yo sé que
nunca rehusó conformarse a los deseos de un niño, mientras vivió.
De tal modo, fui a mi escritorio
y mostré a la madre aquella algunas de los cientos de cartas infantiles que me
llegaron desde la publicación de "Heidi y Peter".
-Verdaderamente -dijo la madre-,
Heidi pertenece a todos esos niños que viven en lugares tan distantes. Y no
solamente la pequeña Heidi, sino la Heidi que llegó a ser una espléndida
joven, para convertirse luego en una joven esposa admirable y en una madre
feliz, cargada de sabiduría. "
Charles Tritten.
Y así, después de una vida
rica, plena y llena de frutos, Johanna Spyri muere a pocos kilómetros del lugar
en que había nacido, pocos días antes de cumplir sus setenta y cuatro años,
justamente cuando el hermoso sol de los Alpes entibiaba los pastos de su amado
valle.
Extraído del libro "Los hijos de
Heidi" Ed. Acmé, colección Robin Hood
Julio de 2001 |
Escrito por
Daniel Rams |
Ramos Mejía,
Buenos Aires, Argentina |
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