LOS HEROES SON RECORDADOS PERO...

 

 

Por:

Anais

 


 

 

¿Qué es un suspiro?

Es una lagrima que jamas cayó...

es un momento en la memoria...

una confesión jamás hecha...

una pregunta que jamas te atreviste a hacer...

Un suspiro es ese vacío que no puedes llenar...

un recuerdo que no puedes borrar...

una ilusión que se niega a morir...

Un suspiro es todo lo que callaste...

un pasado atrapado en ti...

que no encontró otra forma de salir...

 

-Ale Olvera.-

***

 

Aquella madrugada los habitantes de Ziceta II, miraron temerosos, a un hombre envuelto en una capa negra atravesar el pueblo sigilosamente. Se metió por una de las pequeñas callejuelas de casas blancas y grandes ventanas de roca blanca tallada. Nadie se atrevió a salir a preguntarle su procedencia y propósito en el pueblo, después de lo ocurrido durante la noche nadie se hubiera atrevido a enfrentarlo, el miedo rondaba por los corazones de los colonos de Ziceta aquella noche.

El hombre detuvo su caballo, frente a una de las casas de las orillas del pueblo, aquellas que colindaban con el bosque. Desmonto del caballo y dejo ver su vestimenta también negra. Toco la puerta pero nadie le abrió, volvió a llamar dado golpes más fuertes en la puerta de madera, esta cedió.

El hombre penetro en la casa y la encontró en penumbras, tropezó con algo, miro al piso y con la escasa luz que dio la luna al despejarse el cielo, observo que eran escombros con lo que había tropezado. Miro entonces arriba y pudo ver claramente el cielo, los escombros con los que había tropezado no eran otra cosa que el techo desmoronado. Su cara se cubrió de preocupación y temor de no poder encontrar a los habitantes de la casa.

- ¡¡¡CORI!!!!, ¡¡¡¡CALDINA!!!!, ¡¡¡¡¡¡MYRA!!!!.- Sus gritos se escucharon por todo el pueblo.

- ¡¡¡¡¿LATIS?!!!!.- Se escucho la voz de una niña proveniente del pueblo.

Latis salió a toda prisa de la casa, penetro la oscuridad con sus ojos y vio a una pequeña figura que se acercaba corriendo a toda velocidad hacia él. Detrás de ella se veía otra figura de mujer y un hombre que intentaban darle alcance a la niña.

Tan pronto Cori llego ante Latis, le hecho los brazos al cuello y se puso a llorar. Este se agacho para abrazarla, sentía un gran alivio de saber que estaba bien.

- ¡Aléjese de es niña!.- Ordeno el hombre.

Latis se incorporo dispuesto a dar pelea si así se requería. Al ver directamente su rostro el hombre reconoció al segundo al mando en las fuerzas de Céfiro.

- Lo siento, no logre reconocerlo.- Dijo el hombre.

- ¿Que ocurrió?- Interrogo el espadachín.

- Fuimos atacados durante la noche.- Aclaro la mujer.

- ¿Fueron la fuerzas de los Tradicionaliostas?.-

- No, fue... fue... una criatura...- Dijo el hombre.

- ¡¡¡¡¿Una criatura?!!!!.- Repitió Latis sorprendido.

- Si, una criatura, un moustro para ser más exacto.-

- ¿Dónde esta Caldina?.-

- Mi mami, dijo que acabaría con ese moustro antes de dejarnos a mi y a Myra, con Bet y Celeb.-

- ¿Caldina entro al bosque siguiendo a ese moustro?.-

- No, se utilizo como carnada para alejarlo, ella y...-

Latis no espero a terminar de escuchar a Celeb, para entrar en el bosque en busca del rastro de Caldina.

No era difícil seguir la pista del moustro, ya que había muchas ramas rotas de los arboles, indicando por donde había pasado.

Casi amanecía cuando llego a un claro del bosque.

Ahí, al pie de la montaña, dormitaba una especie de saltamontes gigante, sin embargo no se veían por ningún lado señales de Caldina. Latis enfureció al pensar que la bailarina había sido derrotada.

Hizo aparecer su poderosa espada y conjuro un hechizo de hielo sobre el animal. Corrió a toda prisa hasta él para partirlo por la mitad, estaba apunto de dar el golpe cuando descubrió que detrás de él se encontraba una pequeña cueva incrustada en las rocas de la montaña. Se detuvo y siguiendo un impulso se acerco a revisarla...

La escasa luz de los primeros rayos de la mañana, apenas penetraba en aquél reducido lugar, Caldina abrió lentamente los ojos y estiro su cuerpo entumido por dormir en el áspero piso de roca. Un ruido, proveniente de la entrada de la cueva llamó su atención, guardo silencio, no debía arriesgarse. La bailarina distinguió una sombra alta entre las penumbras.

Con movimientos felinos se deslizo hasta quedar pegada a una de las pared de roca, el extraño paso por delante de ella, cuando estuvo a su espalda intento golpearlo con una piedra.

El extraño se giró a toda prisa y detuvo la mano de la bailarina.

- ¡¡¡Latis!!!.- Grito emocionada. El espadachín hizo una mueca que al parecer era una sonrisa de alivio por haberla encontrado a salvo.

Ambos salieron de la cueva y se dieron las explicaciones necesarias mientras amanecía. De pronto Caldina recordó que no estaba sola, se paro en la entrada de la cueva y grito con todas sus fuerzas:

- ¡¡¡Helia!!!, ¡¡¡Heli!!!!.-

En el umbral de la cueva apareció la hermosa chica pelirroja. La luz del sol dio justo sobre su rostro lo cual la deslumbro por unos momentos forzándola a cubrirse el rostro con una mano. Parpadeo varias veces antes de que sus ojos se acostumbraran a la luz. Fue, entonces que Latis pudo verla completamente.

Él no se impresionaba con facilidad, pero en esta ocasión tuvo que admitir que aquella mujer lo había dejado sorprendido con su belleza. El cabello pelirrojo era muy poco común en Céfiro y después de conocer a Lucy, tenía cierta preferencia por las mujeres que ostentaban ese color en el cabello. Además esta mujer tenia un cuerpo hermoso, redondeado y atlético que se podía apreciar perfectamente por su atuendo. "Debe ser de Ziceta" se dijo por la observación del cabello y sus ropas provocativas, parecidas a las que Caldina usara años atrás.

Caldina estaba disfrutando realmente la escena de ver a Latis pasmado por la belleza de su huésped.

Un crujido hizo a todos voltear al lugar donde se hallaba la criatura, era el hielo que había logrado romper y estaba furioso. Se lanzo inmediatamente sobre Latis. Los picos de los miembros delanteros del animal se clavaron sobre su cuerpo. Pudo sentir como penetraban por sus costados y su espalda.

La bailarina atacó al animal con sus navajas intentando liberar a su amigo, pero este la rechazaba utilizando sus otras patas, en un momento la arrojo contra un árbol y perdió el sentido.

Frente a la cueva, Helia miraba horrorizada lo que pasaba, al igual que la pasada noche, se sentía inútil tan solo observando. No recordaba algún otro momento en su vida en el que se sintiera tan temerosa he inútil. Veía a Caldina tirada en el piso, inconsciente, y a Latis siendo atravesado por los picos en las patas del animal.

Llego un momento en que ya no soportaba más lo que veía, su mirada se perdió ante la batalla que presenciaba. Una frase se repetía una y otra vez en su mente: "Tienes que ayudarlos", "Tienes que ayudarlos", "Tienes que ayudarlos", "Tienes que ayudarlos", "Tienes que ayudarlos"...

- ¿¡¡¡¡COMO!!!?- Dio un grito desgarrador mientras cerraba los ojos para contener las lagrimas, se sentía derrotada por la desesperación.

Su mano fue rodeada por las flamas dotándola de un guante, una espada surgió de él. Sus ojos estaban en blanco.

Latis tocaba el limite de su resistencia. El saltamontes gigante, hundía cada vez más profundamente sus picos en él. El hombre se sentía cada vez más débil, una sustancia que emanaba de los picos le corría por las venas y le quemaba.

No podría aguantar mucho tiempo...

Velozmente Helia se coloco delante del moustro y comenzó a atacarlo. Cada estocada era certera y mortífera, pronto obligo a la criatura a soltar a Latis para defenderse de sus ataques. Corrió directamente a él y de un solo golpe le corto la cabeza.

El saltamontes gigante se derrumbo. Segundos después. Heli también perdió la consciencia y cayo al piso a escasos centímetros del animal. Su espada desapareció dentro del misterioso guante...

Una sombra pequeña observaba todo desde el filo de la montaña, sonrío con malicia al ver caer a Helia y desapareció...

 

 

 

b a

Si no querías que lastimáramos a tus criaturas...

¿Por qué las mandabas a pelear?...

Tu ropa es igual a la que usaba Ascot...

¿Acaso, tu también eres hechicero?...

Yo también te quiero mucho Ascot...

...y también quiero mucho a Rafaga, Nicona Presea, Guru Clef, Caldina y Latis...

No hay nada que yo pueda disculparte...

Si... te quiero. Te quiero más de lo que imagine que podría querer a alguien. Cuando casi te mueres me sentí muy sola...y entendí que nadie podría ocupar ese vació que dejarías... entendí... que sin darme cuenta... te habías convertido en parte de mi vida...comprendí que te amaba...

Entonces...aprenderemos juntos...

No puedo sentir su presencia... ellas han...ellas ya no están aquí....

-¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡MAAAAARRRIIIIINAAAAA!!!!!!.-

 

El hechicero despertó.

Ese sueño había regresado después de tantos años...

Tal vez no había sido una muy buena idea regresar a Céfiro...

Sentía la presencia de Marina en el planeta, como si pudiera encontrarla al dar la vuelta en cualquier corredor...

Se incorporo lentamente y se sentó en la cama...

Reconoció el lugar, estaba en una de las celdas que eran protegidas por una burbuja de magia.

Sonrío.

¿Cómo podían ser tan ingenuos?, Guru Clef, su maestro, había creado ese tipo de celdas.

Apoyo sus manos en una de las paredes de la burbuja y creando una luz blanca introdujo sus dedos en ella hasta hacer una hendidura que poco a poco hizo más grande hasta que salió de la burbuja.

- Demasiado fácil...-

Sigilosamente abrió la puerta de la celda y miró fuera, no había nadie custodiando su celda, definitivamente los Tradicionalistas eran demasiado confiados...

Corrió por los pasillos para salir hasta el jardín. En el camino se encontró con algunos guardias desprevenidos que no le causaron ningún problema.

Se introdujo en el bosque y siguió corriendo rumbo al lago, el río que lo alimentaba era la forma más rápida y segura de salir del castillo. Corrió por la orilla y entonces la vio...

Ahí estaba Marina...

Emergiendo del agua...

Sus cabellos se confundían con el agua...

Sus curvas perfectas se observaban en la lejanía...

Como una sirena emergiendo del océano...

Un parpadeo...

Y la náyade se evaporo....

Ascot dio un prolongado suspiro y siguió adelante, tendría que hablar con Guru Clef acerca de esas alucinaciones. Se detuvo y aparto sus pensamientos. Sentía que alguien lo observaba.

De la nada, como un rayo, la punta de una espada apuntaba a su garganta...

Observo a la guerrera frente a él y se quedo admirado...

Era una mujer muy hermosa...

Traía un vestido lila corto que se ajustaba a su cuerpo húmedo y sus largos cabellos mojados casi tocaban el piso...

Le sorprendió sobre todo la fiereza de sus ojos color mar y su hermosa figura de sirena...

-¿Quién eres tu?.- Más que una pregunta sonó como una orden.

- Me presentare contigo si tú lo haces primero.- Fanfarroneo el mago.

- No juegues conmigo.- Dijo la chica molesta – Tientas demasiado tu suerte.-

Ascot suspiro fuertemente, esta mujer era el "fantasma" que había visto en el lago...

De lejos se asemejaba mucho a su esposa muerta, pero al tenerla enfrente le resulto mucho más difícil encontrarle un parecido.

- Mi nombre es Ascot, el mago, discípulo de Guru Clef.-

- Y amigo intimo del rey... ¿no?.-

- Podría ser...-

- ¿Qué hace el prisionero favorito rondando por el lago?-

- ¿Dando un paseo?. Bien, me encantaría quedarme ha charlar pero debo irme...-

- Tendrás que pasar sobre mi, si quieres escapar.- La guerrera dio una estocada contra el mago pero solo abanico el aire.

- No tengo ningún inconveniente en hacerlo.- Al decir esto y mostrando una increíble agilidad el mago empujo a la guerrera mientras ponía un pie detrás de los de ella para hacerla tropezar.

Al conseguir su objetivo, Ascot echo a correr pero la mujer, desde el piso, lo sujeto del tobillo haciendo que tropezara, inmediatamente se monto sobre él y le puso su espada sobre el cuello.

- ¡Vaya Mirash! ¡No pense que estuvieras tan necesitada de "un hombre"! jajajajajajaja.- La risa burlona de Tueris se dejo escuchar.

Mirash levanto la vista para encontrar a la rubia que se dirigía a ellos con su hermano y dos tradicionalistas más que hacían esfuerzos por no reírse.

- Di lo que quieras Tueris, pero creo que ha Osiris no le va a gustar que dejaras "salir a pasear" a su más valioso prisionero. Tu debías de estar de guardia ¿no?.-

La sonrisa de la rubia se le congelo en los labios. Había abandonado su guardia confiada en que el hechicero dormía, y al regresar ya no lo había encontrado. A Osiris no le iba a gustar nada eso. Una vez más, Mirash se había anotado otro punto con él.

"No importa" –se dijo Tueris- "Ya emparejaremos los tantos después"...

 

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- ¡¡¡¡¡¡¡¡HERMANAAAAAASSSSSSS!!!!!!!!!!!!!!¡¡¡¡¡¡¡¡NO SE VAYAN!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NO ME DEJEN SOLA!!!!!!!!!!!!!!.- Iris da desesperadas vueltas en la cama que regularmente ocupa Aura, se sienta, se convulsiona un poco, Paris la toma entre sus brazos y la abraza, ella hecha a llorara hasta quedarse dormida. Él la recuesta suavemente sobre la cama. Aura entra justamente en ese momento en la habitación llevando una jarra con agua.

- ¿Cómo se encuentra la señorita Iris?.-

- Sigue delirando... ¡¡¡¡MALDICIÒN!!!!.- El rey da un fuerte golpe contra la pared con el puño cerrado, la pared se resquebraja un poco y de su mano corren pequeños hilos de sangre.

Aura se sobresalta y se queda congelada en la puerta.

-¡¡¡¡¿POR QUÉ NO PUDE PROTEGERLA?!!!!!!!.-

***

Flashback

El deslizador, con Paris e Iris recorre a gran velocidad el bosque, pronto oscurecerá y quieren ingresar antes de eso a la ciudad de Ayax, paso obligado para llegar a Ziceta II.

De pronto escuchan unos ruidos extraños, antes de que puedan reaccionar, una flecha se incrusta en el hombro derecho de Iris, haciéndola caer. Paris detiene inmediatamente el deslizador y se apresura a auxiliar a su compañera que se desangra, otra flecha pasa rozando.

Saca su espada y se pone en guardia, escucha la chillona riza de una mujer.

-¿Quién eres?, ¡¡¡¡Muéstrate!!!.- Ordena el Rey

Cuatro fornidos hombres, vestidos de negro, y cubriéndose el rostro lo rodean, una mujer de largos cabellos rizados y castaños, de ojos también castaños se presenta ante él. Va vestida de una manera por demás provocativa, usa solo un bra negro y unas pantaletas del mismo color, con muchas joyas y una capa también negra, posee un voluptuoso cuerpo. A su espalda lleva un arco con flechas doradas.

- Soy, Danaé, jefa de "las sombras" ríndete, tu y tu compañera nos pertenecen ahora.-

- ¿Son de los tradicionistas?.-

- No, nosotros cuidamos de nuestros propios intereses Rey, estoy segura que ya sea Osiris o el gobierno de Céfiro pagaran gustosos por tenerlo de vuelta.-

- ¿Crees poder obligarme?.-

- Como gustes, alteza, pero no creó que su linda novia soporte mucho la perdida de sangre, mis flechas son mortales y certeras, es difícil que alguien viva más de una hora. Si viene con nosotros la curare. –

Paris estaba por ceder cuando una explosión lo hizo alejarse de aquella mujer. El humo le impidió la visibilidad un tiempo, solo se sintió arrastrado a lo profundo del bosque por un brazo fuerte pero delicado, entre el polvo solo vio la hermosa silueta de una mujer que se movía como una ninfa de los bosques, ágil y bella. Cuando el polvo se disipo, contemplo a Aura, parada al lado de Maat que sostenía a Iris en sus brazos y a una mujer algo mayor de cabellos morados, Vada, la madre de Maat, quien había provocado la explosión para liberarlos.

***

Aura se acerco con miedo, y tomo con una de sus blancas manos la mano lastimada del Rey, sacando un lienzo blanco de un cajón, hizo un vendaje.

- No es tu culpa, tu no podías saber que los atacarían.-

- ¡Tu no entiendes!.- Dijo con frustración.

Retiro su mano de la de Aura.

- ¡¡¡¡NUNCA HE PODIDO PROTEGERLAS!!!!!.- Dijo a punto de sollozar.- ¡¡¡¡TODAS LAS MUJERES QUE HE AMADO HAN MUERTO SIN QUE YO PUDIERA HACER NADA!!!!!.- Su cuerpo entero se estremeció, estaba furioso y lleno de rencor y frustración.

Aura se retiro un poco de él, estaba asustada

.- Primero mi madre, luego mi hermana, que murió por proteger una tierra, que yo no puedo mantener en paz y un castillo del cual tuve que huir, y luego ella...que era la criatura más hermosa y pura de este mundo, y ahora, Iris, mi amiga, mi compañera.... ¡¡¡¡¡NUNCA HE PODIDO PROTEGERLAS!!!!!.-

Paris se derrumbo ante la impotencia, y a pesar de hacer grandes esfuerzos para no hacerlo, termino llorando como un niño pequeño, incapaz de controlar toda su indignación, coraje y desesperación. Aura se acerco, la conmovía y la asustaba ver a aquel fuerte hombre adulto llorar como un pequeño. Nunca llegaría a entender que fue lo que la movió a hacerlo, pero arrojo sus brazos al cuello del Rey y lo atrajo hacia ella con delicadeza, lo abrazo cariñosamente y él le correspondió el abrazo aferrándose a ella como si fuera la única cosa real en el cuarto.

Al estar así, juntos, Paris sintió una calidad brisa alrededor de ellos, parecía venir de Aura, pero se sabía tan alterado que no le dio importancia. La brisa cálida, inundó la habitación y cambio el gesto de dolor de la cara de Iris, por una sonrisa de alivio y trajo esperanza y fe al corazón del joven Rey de Céfiro.

***

- Gracias.-

El cuerpo de Aura se estremeció al escuchar la voz masculina detrás de ella.

- ¿Por qué?.- Dijo sin voltear a verlo. El Rey se sentó al lado de ella, que de costumbre se encontraba sentada al borde de barranco sintiendo el viento sobre sus cabellos y rostro.

- Por lo de anoche.- Dijo él.

Sin que pudiera evitarlo, las mejillas de Aura se tiñeron de rojo carmesí.

 

Continuara...

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