Dancing Elf

Sacrificio

(Sacrifice)

Acto 2

(Devoción Parte 1)

(9:31)

 

 

 

“Yo… Yo he estado aquí antes… Tú… frágil, silenciada y sentenciada. Aquí estás, sola conmigo… Nosotros nos estamos quemando vivas aquí…”

“Observa, he estado aquí antes… Esta piedra marca el calor del resplandor… aquí es donde nos quemaremos vivas… huir… huir de mis venas…”

“Pero no estoy ciega, levemente quemada. Te estoy esperando…”

 

“TILO WOLFF VON LACRIMOSA”

“Echos Von Lacrimosa”

“Sacrifice, Track 3”

 

 

 

 

l tiempo era despejado en la escuela secundaria donde Anahís estudiaba, habían pasado varios meses desde que aquella cruzada en otro mundo comenzó y concluyó, habían pasado diversos meses desde que Luz había desaparecido… Lucy de ningún modo acariciaba el tema, y por mas que Anahís anhelara saber sobre el destino corrió Luz, no se aventuraba a inquirirlo concisamente… era algo poco cortés, además de ser impropio para una señorita como lo era Anahís, sonrió con melancolía, nostalgia y soledad mientras vislumbraba los árboles del exterior, silenciada por el anhelo de tener entre sus brazos la suavidad, finura y delicadeza del cuerpo de su amada Luz, y no poder hacerlo, Anahís en cierto modo se sentía mal por haberle dicho a Paris lo que tenía que expresarle… por engañarlo de un modo tan poco digno, pero no podía permitirse lastimarlo confesándole que sentía amor, cariño, afecto, apego, ternura y adhesión por Luz y no por él… en realidad era algo frustrante para ella… pero sabía en el fondo de su corazón que solamente cuando muriera podría reunirse con Luz, como ella lo dijo, para no separarse de ningún modo…

         ~ Luz… ~ Suspiró Anahís mientras observaba el cielo azul.

         Anahís había llenado toda una hoja de su cuaderno con un hermoso poema de amor destinado a Luz, el cuál probablemente sólo le podría decir luego de mucho tiempo esperando.

         Así era cómo Anahís anhelaba un reencuentro con Luz, aunque sabía que por el momento sería algo casi imposible de realizar…

         Ella mataba las tardes escribiendo, o realizando distintas tareas, tanto escolares como caseras, todo a modo de olvidarse por un instante de Luz, sin llegar a lograrlo totalmente, sin llegar a quitar a Luz de su mente.

         Había hecho un dibujo a lápiz que representaba el rostro de Luz, una expresión única y divina en tan hermoso rostro, a decir verdad, aquél dibujo que hizo Anahís revelaba mucho de su espíritu, y sus anhelos, le había quedado hermosísimo, cual la más celestial obra de arte…

 

         Cierto día, Anahís paseaba en compañía de Lucy. Marina había tenido un trabajo importante en grupo lo cuál no le permitió salir a pasear en compañía de sus amigas.

         Anahís miraba con algo de alegría que Lucy era muy similar a Luz, claro, eso se debía a que amabas eran la misma persona, lo mismo en esencia.

         ~ Oye, Lucy, ¿Te puedo preguntar algo y no te molestarás? ~ Preguntó tímidamente Anahís.

         ~ Claro, Anahís, sabes bien que puedes preguntarme lo que quieras. ~ Respondió Lucy sonriéndole cariñosamente.

         ~ Gracias, me alegra que me digas eso…

         ~ ¿Qué quieres preguntarme?

         ~ Pues… es que no sé si manifestártelo…

         ~ Vamos, tenme confianza, ya me la has tenido antes…

         ~ Está bien… mira… ~ Dijo Anahís sacando de su mochila el dibujo que hizo de Luz.

         ~ Pero sí… ¿Es Luz? ~ Preguntó Lucy asombrada ante aquél dibujo.

         ~ Sí… Luz… ~ Murmuró Anahís algo apenada por la confesión que iba a realizar.

         ~ Así que aún la amas… ~ Dijo Lucy sonriendo con enigmática sonrisa.

         ~ ¿C-cómo lo sabes? ~ Preguntó Anahís incrédula.

         ~ Pues… cuando Luz y yo volvimos a ser una, algunos de mis recuerdos se pasaron a Luz, y de Luz a mi… tengo conocimiento de lo que tuviste con Luz… pero nunca imaginé que pudiera ser algo tan profundo… ~ Murmuró Lucy sonriendo mientras un leve rubor encendía sus mejillas.

         ~ Así que sabes lo que siento por Luz… ~ Preguntó Anahís contrariada.

         ~ Sí…

         ~ ¿Y por qué no lo mencionaste antes?

         ~ Pues… ~ Dijo Lucy ruborizándose. ~ A decir verdad, a mi no me gustaría que anduvieran contando lo que hago con mi persona especial cuando estamos a solas, no me agrada ser indiscreta, tú me conoces Anahís, a mi no me gusta ser una molestia, y lógicamente no iba a estarte diciendo cosas como esas delante de Marina o de alguien más…

         ~ En verdad me alegra mucho que lo sepas, Lucy… deseaba poder contarle a alguien todo esto que siento en el corazón… y que grita por salida… ~ Dijo Anahís sonriéndole amorosamente a Lucy.

         Lucy por su lado imaginó lo que estaba pasando por la mente de Anahís y decidió que no era justo engañarla.

         ~ Anahís, quiero aclararte que aunque Luz y yo volvimos a ser una, nosotras somos distintas en muchos aspectos, además de que yo no soy Luz…

         Anahís miró a Lucy, comprendió que la intención de su amiga no era la de herirla, sino de dejar bien en claro los papeles tan distintos que tenía Lucy y Luz.

         ~ Lo comprendo, Lucy… lamento haberte hecho pensar mal…

         ~ No, no fue así… es sólo que…

         ~ Esta bien, no hay ningún problema…

         ~ ¿Y de qué quieres hablar?

         ~ Pues… quería saber dónde se encontraba en estos momentos Luz…

         ~ … Pues… Luz volvió a mi interior, según creo… ahora está en mi corazón, formando parte de mí… como debió ser siempre…

         ~ ¿Luz esta…?

         ~ No, aún vive… siento su presencia a cada cosa que hago, a donde quiera que voy, donde quiera que esté, puedo sentir su presencia en mi interior… es un calor agradable… un calor muy tierno que juega dentro de mi pecho como una dulce y linda niña pequeña…

         ~ Así es Luz… ~ Murmuró Anahís sonriendo tristemente.

         ~ Sin duda… ~ Suspiró Lucy devolviéndole la sonrisa.

         Anahís y Lucy caminaron por la ciudad como estaban acostumbradas, fueron a ver una película, a comer  y conversar, para finalizar esa tarde sentadas a la sombra de un árbol de cerezo, mirándose fijamente.

         ~ ¿Crees que algún día pueda volver a verla? ~ Preguntó Anahís.

         ~ Sí… yo opino que sí… después de todo, se juraron volver a verse… ~ Respondió Lucy.

         ~ Gracias, Lucy…

         ~ A ti es a quien debo de agradecer, Anahís, después de todo, fue gracias a ti que Luz regresó a mí…

         ~ No, Lucy… no me lo agradezcas…

         ~ ¿Sabes? Me agradaría en extremo que pudieras reunirte con Luz…

         ~ ¿Por qué dices eso, Lucy?

         ~ Porque… siento al alma de Luz deseando estar contigo… abrazarte… besarte… llenarte de besos y caricias…

         ~ Ese es también mi mayor deseo…

         ~ Anahís… ¿En verdad estas tan enamorada de Luz?

         ~ Sí, Lucy, muchísimo… es mi máximo amor…

         ~ ¿Y qué hay de Paris? ¿Qué hay si tuvieras que escoger entre Luz y Paris?

         Anahís se puso sombría ante la pregunta de Lucy.

         ~ Paris… es un muy buen amigo, pero… no es mi tipo… ahora que lo pienso bien… y mi decisión ya está tomada, escogería sin duda alguna… a Luz…

         ~ Te cautivó más la ternura de Luz…

         ~ Sí… mucho…

         ~ Bueno, creo que es hora de despedirnos… ¿Nos veremos mañana?

         ~ Sí… hasta mañana, Lucy…

         ~ Hasta luego, Anahís…

 

         Anahís caminó hacia su casa en medio de la penumbra del atardecer, era muy melancólico aquél ambiente en el que caminaba siempre hacia el mismo lugar, sola, sin nadie que le estrechara la mano con amor, cariño… y protección.

         A decir verdad, Anahís había sabido sacrificar bien su amor por Luz, ante poniéndolo a la imperiosa necesidad que sentía de verla.

         Sacrificarse por su amiga, por Lucy, fue por ella en un principio que fue a ver a Luz aquél día que tan bien se le había marcado en la mente… y en el corazón…

         ~ Luz… ~ Susurró Anahís entrando en su habitación.

         Sin decir nada mas se sentó en el borde de la cama y se quedó contemplando como el sol se extinguía en el horizonte, dejándola más sombría a cada instante.

 

         Así llegó el fin de semana, en esta ocasión las tres amigas caminaban a lo largo de un hermoso parque recreativo, Anahís intentaba distraer su mente unos instantes, para no caer en esa depresión constante en la que vivía por culpa de aquella hermosa niña que se fue dejándola con el corazón estallándole en deseo…

         Lucy, Marina y Anahís recorrieron aquel sitio entreteniéndose en distintas cosas, en juegos mecánicos y de destreza.

         Lucy ganó un osito en una galería de tiro y se lo obsequió a Anahís a quien notó algo distante y entristecida.

         ~ Toma. Ya sabes quien te lo obsequia… ~ Dijo Lucy sonriéndole a Anahís.

         ~ Luz… ~ Susurró Anahís.

         ~ Si… pero ojo, es un secreto… ~ Dijo Lucy guiñándole el ojo.

         Anahís le sonrió tiernamente al observar algunos de los gestos comunes de Luz en Lucy. Definitivamente era verdad que habían vuelto a ser una.

         Marina al ver cómo Anahís recibía el osito de Lucy comenzó a hacer comentarios a lo cuál Anahís y Lucy le correspondieron con sonrisas.

         ~ No te preocupes, Marina, ahora mismo ganaré para ti aquél conejo de peluche. ~ Dijo Anahís sonriéndole.

         Así transcurrieron los instantes, y las tres amigas miraban la belleza de su ciudad desde la Torre de Tokio, mirando hasta donde alcanzaban sus vistas, cuando de repente, aquél ya conocido resplandor apareció frente a ellas cegándolas por completo.

         Cuando abrieron los ojos, se descubrieron flotando sobre un paisaje supremo, y dudaron de realmente estar en Zéfiro.

 

Continuará en el Acto 3