Si un niño te pregunta por que el sol viene y se va,
Dile que es por que en este mundo no hay luz
Solo oscuridad...
- Juguemos a que tu
eras una bruja y yo un espadachín que tenía que matarte para rescatar
a una princesa.- Dijo un chiquillo de cabellos morados cortos y de ojos
castaños. Su vestimenta era típicamente cefiriana,
consistía en unas botas adornadas con una joya morada, pantalones flojos
blancos y una camisa también blanca adornada con motivos dorados y una
piedra morada en el centro.
- ¡Yo no quiero
jugar a eso!, ¡no quiero ser una bruja!.- Dice la chiquilla algo
enfadada, sus ojos son color miel y tiene un sedoso cabello negro lacio que le
llega a los hombros, sus ropas son evidentemente de Autosam,
usa un vestido amarillo pálido que le llega un poco arriba de las
rodillas, con calcetas blancas y unas extrañas botitas blancas,
ceñida a su cabeza porta esa diadema extraña con un cristal
circular, tan común en Autosam
- Tienes que
hacer lo que yo te diga.-
- ¿Por
qué?.-
- Por que soy
mayor que tu :P.-
- Eso no es
cierto, apenas debes tener mi edad.-
-
¿Cuántos años tienes?.-
- Tengo siete
años, y muy pronto cumpliré ocho.-
- Eres una bebe,
yo tengo nueve años.-
- Pues pareces
de seis.-
- Eso es por que
tu “bruja” me hechizaste y para volver a mi tamaño normal,
tendré que matarte.-
- ¡Ya te
dije que no quiero jugar a eso!.-
-
¡Prepárate para tu fin hechicera!.- El niño utiliza una
especie de vara larga como espada.
-
¡¡¡¡BASTA!!!.- Grita la niña mientras huye del
niño, esto lo sorprende y lo hace perder el control de sus movimientos,
como resultado golpea a la chiquilla en la cabeza.
-
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡MAAAAAMAAAAA!!!!!!!!!.-
Grita la niña mientras llora.
- Espera,
espera, tranquila. Discúlpame, yo no quería golpearte. Jugaremos
a lo que tu quieras.-
Ella parece
tranquilizarse un poco.
- ¿De
verdad?.- Dice mientras hace esfuerzos por detener el llanto.
- Si, pero deja
de llorar.-
- Esta bien.-
Dice la niña sonriendo.- Entonces jugaremos a que yo era un soldado de Autosam y tu eras un enemigo.- La niña
rápidamente se pone de pie y empieza a perseguir al niño mientras
junta sus manos en forma de pistola y hace “pushum”,
“pushum”
Ambos
niños corretean felices por los pasillos de la gran nave. Un hombre los
ve pasar...
- ¡Hey!, esperen.- Dice mientras corre detrás de ellos,
los niños no parecen oírle y siguen corriendo, ya cuando no puede
más terminar por gritarles con todas sus fuerzas.-
-
¡¡¡¡ALINA!!!!, ¡¡¡¡JAIR!!!!.-
La niña
se para en seco, y momentos después el niño también.
- ¡No
tenias que gritarnos Zaz!.- Dice la niña algo
molesta.
- Lo siento.-
Dice el hombre algo avergonzado.- Tu mama te esta buscando, lleva a Jair contigo, estamos apunto de llegar a Céfiro.-
ba
- Me llamabas,
padre.- Dice Shet, mientras con sus manos sostiene
una antorcha que despide luz azulosa. El lugar es completamente oscuro, pero se
percibe que es una especie de bosque, los arboles se
entrelazan en sus puntas enroscándose unos con otros lo cual no deja
entrar la luz y le da un aspecto terriblemente macabro al lugar.
- Acércate pequeño.- Dice el anciano, que
envuelto en una capa solo deja ver su huesuda mano, mientras le indica al
niño que se acerque.
- Hoy, es el día, pequeño, hoy despertaras a
tu nueva vida.- Toma al niño por los hombros, este se tensa un poco, no
le agrada lo que esta pasando.
- Tranquilo hijo mío, descansa, vamos cierra tus
ojos.-
El niño hace lo que le pide el anciano y cae
dormido.
- Bien, muy bien. – Dice mientras lo hace flotar.
Se lo lleva detrás de él, los arboles se abren y dejan ver un prado, al centro hay una
mesa de piedra y alrededor unos extraños cristales de roca que terminan
en pico, son negros, y con una extraña luz, azul-gris, comienzan a
brillar, el cielo parece agitarse como el mar en ese momento, y los rayos son
atraídos a la tierra. El viento se agita alrededor, tan rápido
que el anciano casi es arrastrado por el.
El anciano se acerca, de sus ropas saca una tétrica
daga, cuyo filo esta extrañamente torcido hasta terminar en un filoso
pico. Coloca una mano rugosa sobre la frente del niño y pronuncia unas
extrañas palabras:
- Tu, el encargado de cerrar el ciclo, quien debe volver
del abismo, quien debe purificar esta tierra, eh aquí al elegido para
llevarte.-
El viejo sostuvo la daga en alto, un relámpago cayo
del cielo, sobre la mesa de piedra, el cuerpo del pequeño niño
apenas si se estremeció, pero la roca fue rodeada por fuego rojo.
El anciano rasgo las ropas del pequeño hasta
descubrirle el pecho, y sobre la piel, garabateo con la daga, una estrella de
seis picos, el rostro del niño demostraba un dolor infinito,
sentía que más haya del filo del cuchillo, que su sangre
ardía y le quemaba.
Cuando el anciano termino de dibujar la estrella, el cielo
dejo caer miles de rayos, y un huracán se formo en las montañas.
Por ultimo, el viejo dibujo un circulo alrededor de la
estrella.
- Los ciclos abiertos, deben ser cerrados...-
Con esta frase, cerro el circulo.
El niño al fin dio un grito desgarrador y su cuerpo
comenzó a brillar con una luz aveces roja, aveces azul, empezó crecer...
La naturaleza estaba enardecida, todo estaba fuera de
control, el viento arreciaba arrancando los arboles,
los truenos caían a la tierra, el mar furioso arremetía contra
las playas, los volcanes hicieron erupción y la tierra se
cimbró...
Un rugido de Leon, el grito de un
ave y un chillido de dragón salieron de las partes más recondidas de Céfiro y recorrieron el planeta....
El fuego abandonó la roca, descubriendo el cuerpo
desnudo de un joven...
ba
Las imágenes catastróficas se sucedían
una a otra, reflejadas en el espejo...
Una mujer de rubio cabello contemplaba alterada el
espectáculo, sus azules ojos se llenaron de lagrimas...
- Es el fin...-
- No, a un no.-
Un apuesto hombre de negros y largos cabellos abrazó
a la dama por la espalda...
- Aun no es el fin, amor, aun podemos ayudar un poco.-
La mujer se volvió y se refugió en sus
brazos.
- Papa, Mama, ¿Qué ocurre?, sentí algo
extraño, me dio miedo...-
- Ven pequeña.- El hombre la cargó y la
niña se acurruco en sus brazos, el sueño la invadió
inmediatamente. La rubia dama se acerca a ellos.
- Es hora de que despiertes pequeña Nina.- Dijo
mientras besaba su frente y unas lagrimas rodaban por sus mejillas.
El hombre seguido de la mujer rubia, lleva a Nina hasta una
habitación y la recuesta en una cama mullida con colchas blancas, una
luz amarilla la rodeo.
La mujer se abraza al hombre.
- Mañana, ya no será mi pequeña.-
- Lo lamento princesa, las cosas nunca han sido
fáciles para ti.- Le dijo el hombre viéndola a los ojos.
- Esta bien, ahora te tengo a ti para ayudarme.- Se abrazo
aun más a él.
El entrelazo sus brazos a la diminuta cintura de la mujer y
la beso tiernamente en los labios.
ba
Guru Clef observaba con
interés Céfiro por uno de los monitores de la nave. Casi no
había cambiado nada en los diez años que habían
transcurrido, si bien más bien parecía haber rejuvenecido desde
su matrimonio con Medea y el nacimiento de su hijo, puesto que era más
comprensivo y menos gruñón. En este momento, el que seguía
siendo el mago más poderoso de Céfiro, observaba con interés
su planeta natal, hace unos segundos le había parecido ver una sombra
alrededor del planeta y más que eso, había sentido una
energía perturbadora.
- ¿Pasa algo malo amor?.-
- No estoy seguro linda, pero más valdría que
le informáramos a los invitados que no esperaran una bienvenida muy amable.-
Medea solo pudo observar la cara preocupada de su marido,
mientras este seguía concentrado en observar el planeta al que se
dirigían.
ba
La ilusionista
estaba por entrar a la habitación donde Latis
se recuperaba. Se detuvo en la puerta al ver lo que estaba a punto de ocurrir
en la habitación, sonrió para si misma. Con que esos dos se
gustaban. Eso si era una buena noticia, tal vez Helia
podría pasar las grandes murallas del corazón de Latis. Los ruidos de caballos acercándose al galope
la hicieron salir de la casa. Caldina dio un grito de
alegría al darse cuenta de que quienes se acercaban eran Iris y Paris.
Al escuchar el grito Helia salió para ver que
ocurría.
Fue
cuestión de segundos.
Apenas la
doctora salió de la casa, la tierra comenzó a hacer bruscos
movimientos oscilantes. La casa tras ella, que no estaba construida para
resistir temblores, se derrumbo al poco tiempo de que el movimiento
telúrico comenzara. La ilusionista corrió desesperada tratando de
regresar a la casa. Helia la jalo fuertemente del
brazo para detenerla, sabia que era demasiado peligroso. Ella recordaba
perfectamente los devastadores terremotos en Tokyo.
Los caballos de
los recién llegados relincharon asustados al oír los derrumbes a
su alrededor, el caballo de Iris corrió desbocado, Paris logro controlar
a su caballo y salió al galope para alcanzar a su prometida. Aura y Maat intentaron seguirlos sin embargo, una casa se derrumbo
justo frente a ellos asustando al caballo de Aura, quien cayo al piso
golpeándose la cabeza con los escombros, provocando una herida que
sangraba copiosamente.
El movimiento
seso.
Habían
sido escasos 30 segundos, pero habían bastado para que la pequeña
aldea fuera reducida a escombros. Helia soltó
a Caldina, pero esta estaba tan impresionada, que se
dejo caer al suelo de rodillas mientras lloraba. La doctora necesito de todo su
profesionalismo para no entregarse a la desesperación ella
también. Miro a su alrededor, por todos lados había gente
desesperada tratando de sacar a sus seres queridos de los escombros,
podía escuchar perfectamente los gritos y chillido histéricos de
los que había a su alrededor. Detuvo la mirada por unos segundos en una
mujer, cuya herida en la cabeza sangraba copiosamente, y era atendida por un
muchacho de cabellos castaños. Su primer impulso fue correr a
socorrerla, pero algo le dijo que ella estaría bien.
Dio unos pasos
adelante, entrando a los escombros que habían sido una casa, entro con
cuidado, sabia que cualquier movimiento brusco o descuido provocaría la
caída de lo que aun quedaba de techo, sobre ella. Se acerco a la que
fuera la habitación donde apenas minutos antes había dejado a Latis. Miro horrorizada como el cuarto completo se
había venido abajo, permaneció ahí, tratando de escuchar
algún indicio que le dijera que el espadachín seguía vivo,
pero nada...
Se acerco
entonces al cuarto donde descansaban las dos pequeñas, la
construcción se veía agrietada y frágil, la puerta estaba
atorada. Sintió algo extraño, no supo como pero tomo conciencia
de que sentía una energía que crecía en intensidad,
instintivamente se protegió el rostro y parte del cuerpo con las manos.
La puerta no tardo en convertirse en astillas cuando la energía choco
contra ella. Al disiparse el polvo de la explosión, los ojos de la
doctora brillaron apunto de llorar de felicidad. Latis
sostenía a las dos pequeñas niñas, el espadachín
estaba agotado y apunto de desfallecer. Helia
corrió a auxiliarlo, y se apresuraron en salir. Apenas habían
cruzado la puerta cuando el resto del techo se vino abajo. Caldian
corrió a abrazar a sus hijas hecha un mar de lagrimas, esas niñas
eran su vida, no soportaría perderlas.
Paris apenas
había logrado darle alcance al caballo de Iris. Su novia estaba
asustada, pero en perfectas condiciones, así que regresaron al pueblo.
El joven rey de Céfiro, observo consternado la devastación del
pueblo, devastación que no era capaz de comprender, no recordaba
ningún temblor desde la época en que no había un pilar en
Céfiro, e incluso en aquella ocasión, los temblores no habían
tenido tal magnitud y la mayor parte de la gente había podido refugiarse
antes de que comenzaran en el castillo.
-
¿Asombrado su majestad?, ¡Tratamos de advertírselo!.
¡Pero no quiso escucharnos!, ¡Todo esto es su culpa!.- Le dijo una
mujer rubia, que le cerraba el camino con su caballo.
No tardo en
darse cuenta de que estaban rodeados, y que sus amigos habían sido
capturados.
C O N T I N U A R A …