TUS PROPÓSITOS PARA EL AÑO NUEVO
Por:
Karla Castellanos
Prácticamente se ha ido el año 2000, quizá para ti sea tiempo de
reflexionar acerca de aquellas cosas que hiciste o dejaste de hacer, pondrás en
un lado de la balanza todo aquello que te hizo feliz, que te llenó de
satisfacción y en el otro lado pondrás aquellas cosas desagradables o
frustrantes que no quisieras volver a vivir, es decir, tomando en cuenta ambas
situaciones, determinarás si fue o no un buen año para ti.
¿Escribiste en algún lugar tus
propósitos del año 2000? ¿En dónde está ese papel? ¿Serás de las personas que
lo romperá triste o preocupado(a) por no haber logrado la mayoría de esos
propósitos o al contrario, de ser posible te gustaría publicarlo en el
periódico de tu comunidad, porque te enorgullece haber realizado con éxito
mucho de lo que te propusiste al iniciar el año? ¿Qué hay de las cosas que no
pudiste realizar? ¿Cambiaron por otras, las diste por perdidas o lucharás por
lograrlas en el próximo año?
Todos en determinado momento de
nuestras vidas vamos en busca del éxito, la única diferencia estriba en la
forma en que nos conducimos para lograrlo.
¿Qué entendemos por éxito?
Seguramente tendrás uno o varios conceptos para responder a esta
pregunta, pero dicho de cualquier manera, simplemente es alcanzar la cima y
lograr tus sueños, tus metas, tus propósitos o como quieras llamarle... pero
eso no es suficiente... no digo que no puedas soñar en grande para realizar en
grande, pero llegar a la meta no es suficiente, es solamente el principio de
una gran responsabilidad, no simplemente el fin de tu esfuerzo.
El éxito no lo es todo, no aquel
supuesto éxito que no está bendecido por nuestro Señor, porque si analizas que
un ladrón se propone asaltar un banco y lo consigue... el éxito obtenido de su
hazaña no será un motivo para sentirse orgulloso, todo lo contrario... aunque
independientemente de su acción haya logrado su meta. Otro ejemplo es cuando una pareja se propone contraer
matrimonio, el hecho de que reciban la bendición de Nuestro Señor, no significa
terminar allí su esfuerzo, sino estar conscientes de una gran responsabilidad
en pareja, para llegar a llenar las expectativas que el uno tenía del otro,
acostumbrarse a convivir juntos, estar dispuestos a dar lo mejor de sí mismos,
ser uno mismo en todo sentido, buscar de Dios en todo momento.
¿Cuántas veces
nos preguntamos por qué aquello que soñamos no logramos realizar? ¿Cuántas veces hemos pensado muy en el
interior de nuestros corazones, que nuestro Señor no nos ha escuchado? También cabe preguntarte ¿cuántas veces le
has preguntado a nuestro Señor si aquello que pides está de acuerdo a su
voluntad? ¿Cuántas veces oramos diciéndole
a nuestro Señor que Él conoce nuestro corazón y nuestras necesidades y que
sabemos que Él suplirá todo aquello que nos haga falta? Pero es probable que no
le pidamos de antemano que nos dé un corazón conforme al suyo y de allí en
adelante, que Él transforme nuestras vidas de acuerdo a su voluntad y no a la
nuestra. “Jehová cumplirá su propósito en
mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus
manos” (Salmos 138:8)
A veces me pregunto, ¿por qué nos es
tan difícil entregar nuestra voluntad al Señor y dejar todo en sus manos,
sabiendo de antemano que nunca estará en mejores manos? “Enséñame
a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra
de rectitud”. (Salmos 143:10) En indefinidas ocasiones queremos luchar con nuestras fuerzas para
lograr aquello que creemos dignos de merecer, nos afanamos, cuando realmente
podríamos reposar en el Señor, orar, simplemente esperando en el Señor. “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo
recibiréis” (Mateo 21:22) A mí
me pasó, hasta que un buen día
decidí dejar en manos del Señor aquello que me preocupaba, porque antes no
comprendía por qué no podía lograrlo (en el momento en que yo lo deseaba)...
ahora no me afano, espero, espero en el Señor, no podía hacer algo mejor, ahora
estoy tranquila porque sé que sus manos poderosas están labrando el camino
correcto para mi vida, porque si está dentro de sus propósitos podré alcanzarlo
y si no, sabré comprenderlo a tiempo, sin que me duela, porque escucharé con
atención, de qué manera con tanto amor podrá explicarme por qué razón no puede
ser.
Propónte para este nuevo año y para
el nuevo siglo acercarte cada día más al Señor, disponer tus oídos, tu mente,
tu corazón y entregarle tu voluntad, porque así serás un hombre o una mujer de
éxito, porque estarás confiando en aquel que jamás te fallará, en aquel gran
“Yo soy” quien es el único que puede cambiar tu vida, puede darte lo mejor,
puede hacerte prosperar en todo sentido, puede ponerte en el mejor lugar...
aunque nunca estarás mejor que a su lado, entre sus brazos, disfrutando de su
amor.
Hombre o mujer de éxito es todo
aquel que tiene como única meta entender los propósitos de Nuestro Señor en
nuestras vidas, es aquel que administra su vida, conforme a la voluntad del
Señor, alguien que ama lo que tiene y lo que es y lo que tendrá y lo que podrá
ser, porque Nuestro Señor está antepuesto a sus propósitos personales, porque
la única manera de lograrlo es prestando oídos al Todopoderoso, al Vencedor.
No olvides
colocar al Señor en el primer lugar en todos los días del año, que cada
actividad importante descrita en tu agenda, sea colocada en el segundo renglón,
porque ese primer renglón, deberá ser los 365 días del año para el Señor. Para cuando haya concluido el año 2001,
podrás revisar hoja por hoja tu agenda y te sentirás bendecido por todo aquello
que te permitió lograr... quizá aquello que nunca soñaste, o quizá ese sueño
que creías inalcanzable, te sentirás un hombre o una mujer de éxito, “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las
cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder
que actúa en nosotros” (Efesios 3:20) porque tu fortaleza es el Supremo
Creador, porque será Nuestro Señor quien día a día haya trazado el camino a la
cumbre, a las metas trazadas, y cuando te sientes a descansar en la cima, no te
enorgullezcas de haberlo logrado, porque no fue tu esfuerzo, sino su infinito
amor por ti, lo único que debes hacer es no alejarte del camino de Dios,
obedecer, estar atento a su palabra, dedicarle tiempo para escudriñar las
Sagradas Escrituras, porque como buen discípulo debes recordar que “Nunca se apartará de tu boca este libro de la
ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien”. (Josué
1:8)
Siempre que procures estar en comunión con el
Señor, que le busques, le ames, le obedezcas y seas buen testimonio ante los
demás, obtendrás el éxito por gracia de Nuestro Señor.
No puedes renunciar al éxito, porque tampoco
debes renunciar al Crecimiento Espiritual que te llevará hacia él.
Nota:
Este tema fue predicado por mi amigo y hermano Juan Fernando Lemus en el
convivo navideño de mi célula; Dios puso en mi corazón compartirlo con ustedes,
por lo que sin restarle el crédito a Juan Fernando, aporté con un enfoque
distinto, pero con el mismo propósito que él tuvo para con nosotros: hacernos reflexionar.
¿Tienes alguna opinión de esta página? ¿Te fue de
bendición? Te invito a manifestarlo en nuestro libro de visitas:
CRISTIANOS UNIDOS ¿Quiénes
somos? ÍNDICE CONSEJERÍA Para escribir
al autor de este tema haz click en su nombre
Te invito a que te inscribas
en el list de CRISTIANOS UNIDOS para recibir vía e-mail de dos a tres reflexiones breves
por semana., es gratis; ¿Te interesa? Solo envía un mail en blanco a CristianosUnidos-subscribe@listbot.com
desde donde recibirás en forma automática un mail de confirmación; mismo que
deberás responder [Reply] para que tu mail quede registrado, te recuerdo que te
puedes dar de baja en cualquier momento., o bien Haz clic en SUSCRIBIR
y registra tu mail en la página que se
va a abrir.