Constituyente, estatuyente, reglamentente o la sin nombre universitaria

Reinaldo Bolívar

Una de las cosas a las que hay que temerle en toda reunión o proceso es el momento de ¿Y qué nombre le pondremos matarilelilon? Ya que muchas veces, después de horas de reventarse las neuronas y elegir el nombre que se piensa adecuado, no faltará quien sugiera cambiárselo. Como pasa en los congresos o jornadas, donde el invitado o comentarista, sabia, o imprudentemente, recomienda que este evento “debería llamarse así y no aso”, porque de esa manera se estaría expresando el verdadero significado y...bla, bla, bla.

Otra acción, es la de pretender remplazarle el nombre a todo, para dar la impresión de novedad o cambio. Principalmente a las instituciones. A veces funciona, otra es solo un epíteto más. Algunos rechazan un termino porque alude a historias que no quiere recordar. Algo como la canción de “al quererte llamar, se me olvido tu nombre”. Tal vez por eso pintores o poetas terminan por solo enumerar sus creaciones o dejarlas sin título. Total, lo importante es el contenido, sino pregúntele a Neruda con su Poema 20.

El histórico proceso que vive la Universidad Venezolana es ilustrativo de todo lo anterior. Con la agravante de que algunos quieren convertir el caso de la nominación del actual contexto en el centro del debate. Sin importarle que esto los puede hacer caer en imprecisiones y más grave aún, alegarlos del verdadero debate.

Así para rechazar el termino constituyente universitaria, dicen ofuscados y hasta ofensivos que “La única constitución que hay es la nacional, por tanto solo se puede hablar de constituyente para este caso. Es absurdo que haya gente hablando de constituyente universitaria”. Olvidan que en el país se conformaron, y nadie dijo nada, la constituyente económica, la constituyente cultural —hay comisiones, en las cuales participan muchos profesores universitarios, antis y pro transformación—. En realidad el sustantivo constituyente se está convirtiendo en Venezuela en una especie sinónimo de cambio, de transformación, de reestructuración. Cuando alguien escucha constituyente x, inmediatamente sabe por donde viene el asunto. Así como el adjetivo originario, quiere significar, que se haga con la participación de todos los interesados en el área. A otros les recuerda el proceso de 1999, y lo relacionan con Chávez. Y si quien recuerda es un antichavista furibundo imagínese usted. No y no a la constituyente.

Pero, como de seguro, aseverarán que hemos estado equivocados y no podemos permitir un mal uso del lenguaje, les voy a dar otro dato. La única constitución no es la nacional. No respetables señoras y señores. En Venezuela hay 23 constituciones de Estado. Cada Entidad Federal, salvo el desaparecido Distrito Federal y el recién creado Estado Vargas, tiene una constitución. Es decir, que en estricto sentido, ateniéndonos a la estéril discusión sobre “el nombre de la criatura” que muchos enarbolan descuidando la verdadera sustancia de lo que se espera para la Universidad: Si, se puede hablar de una constituyente distinta a la nacional. Porque si hay otras constituciones, que claro está, jerárquicamente, están supeditadas a la Nacional. Pero, de acuerdo a los que ellos alegan, constituyente es constituyente.

Para concluir, creemos que lo más importante no es como bautizar el asunto. Ya el proceso se encargará de envolverse en su propio léxico, semántica, en su propio lenguaje común. Y así lo registrará la historia. Cada momento tiene sus eslóganes, sus consignas, sus lemas, sus imágenes, sus protagonistas, su dialéctica y por supuesto sus resultados. Y si alguien sigue empeñado en denominar o en pelear contra otras denominaciones, solo queda decirle que no importa como lo llame constituyente, estatuyente, transformación, reforma, reestructuración, lo fundamental es que sabemos, todos sin excepción, de que se trata la cuestión actual universitaria. Continuemos llenándola de contenidos.

EL GLOBO 10 DE MAYO DE 2001

Reinaldo Bolívar