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"Razones para construir juntos" | ||||||||||||
Revista electrónica semanal, Puebla, México, año 1, núm. 6, 26 de septiembre de 2004 | ||||||||||||
Política - Sociedad - Cultura | ||||||||||||
Política | ||||||||||||
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DEBATIR PROPUESTAS, SIN IDEAS Jorge L. Navarro Ahora no me avergüenzo de reconocer en mí un cierto talante de "reaccionario". Me explico: basta que un libro (o un tema) se ponga de moda, que todos hablen de él y que con actitud beatifica se vuelva el tema inevitable, para que yo "reaccione" y en mi estado de ánimo se me vuelva sospechoso. No es ninguna virtud, aunque tampoco un defecto. A veces es útil y a veces perjudicial. Por este prejuicio reaccionario, en mis días de estudiante universitario desaproveche la ocasión de leer a Octavio Paz, sólo porque todos hablaban de él con ojos de embelezo, Afortunadamente para mí, pude encontrarme con su obra muchos años después. Para mi regocijo. Y por este mismo "prejuicio" pude evadir que me tomaran como "carne de cañón" de los lideres estudiantiles den mi época de preparatoriano, cuando los lideres estudiantiles vendían su amor a los agentes echeverristas en las escuelas publicas, a cambio de viajes de estudio, cantidades industriales de cerveza y chicharronadas. Aquí en Puebla todo esto viene a colación porque en estos días electorales que corren, mi sensibilidad reaccionaria me ha comenzado a prevenir sobre un tema que se ha convertido en el único tema aparentemente inteligente del que se habla en los medios, entre los poderes formales e informales, es decir los llamados "lideres de opinión": el reclamo de que los candidatos empiecen a debatir "propuestas", las propuestas son necesarias para que haya "campañas de altura". Y el debate de propuestas viene a ser como la médula de la democracia, de otro modo las campañas se vuelven intercambio de descalificaciones y de ingerencias malsanas en la vida personal de los actores políticos, como sus preferencias sexuales o cosas por el estilo. Sinceramente no lo creo. No creo en esta panacea. Por más que tampoco deseo que las campañas se reduzcan a la vulgaridad y a uso del espacio público para la obscenidad. Más bien tengo la impresión de que esto de las propuestas no son más que otro recurso de la mercadotécnica electoral. Si alguno pudiera responderme esta pregunta podría zanjar buenamente mi suspicacia ¿Cuánto dinero invierten, los partidos y los candidatos, en imagen y publicidad y cuando dinero invierten en elaborar las propuestas? No me voy a sentar a esperar la respuesta, porque en realidad no necesitamos las cifras. Todos sabemos que el tiempo aire y los espacios en los medios no son lo que se suele decir "a precios populares". Y para elaborar las propuestas no se necesita más que recoger algunos temas más que sabidos y sobados: seguridad, ecología, empleo… Y buscarse algunas palabritas mágicas: "el reclamo más sentido", la "sustentabilidad", "atraer inversiones", la "equidad de género", la "participación". Y para ello pagar, a destajo, a algún asesor. Por cierto no se puede pasar por alto que el primer eslogan que todos repiten es la dichosa "vocación de servicio". Por ejemplo llama la atención que los candidatos al gobierno del Estado no tomen "partido" respecto de los grandes temas nacionales. ¿Qué papel tomaría Puebla en la agenda nacional? ¿Marín seguiría recibiendo la línea Bartlett, el oscuro "Dr. NO"? Fraile ¿cómo se sitúa respecto del proyecto de Fox, o del proyecto del PAN? ¿Todavía hay algún proyecto? Mario Marín, según la ultima envoltura con la que se pone a la venta, es un hombre humilde que viene del pueblo pero que aprovechó las "OPORTUNIDAES". Claro, las oportunidades las tuvo él pero ¿y las otras oportunidades? Las que su Partido, se ha negado a impulsar, con su negativa a las reformas pendientes, él ¿las asume o no las asume? Dicho sea de paso. |
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En cualquier caso los temas son los mismos y salvo alguna que otra diferencia irrelevante las propuestas tenderán a ser las mismas. En un debate público, de cara a la sociedad, a través de los medios, debatir propuestas, sin ideas, es como reiterar que la política, no es más que otro capítulo del mundo del espectáculo, que es astutamente gestionada por la "industria del entretenimiento". En política es importante el ideario, pero no como parte del adorno de un producto mercadológico. Las ideas ofrecen el horizonte y la perspectiva, permiten ver lo "alto" y lo "bajo", lo "cercano" y lo "lejano". Sin ideas, si se carece de ideario, -pido disculpas por la comparación- las propuestas son como construir una cañería de casa, donde no hay sistema de drenaje alguno. La falta de ideas también produce en el elector la incapacidad de juicio, porque el también, carece de perspectiva, de punto de contraste. No se debe obviar la necesidad que todos tenemos de comprender nuestra sociedad y nuestro tiempo. Es una necesidad de los científicos sociales, sin duda, pero lo es también para el hombre común. Si es que la palabra "democracia" tiene algún sentido real, los ciudadanos tienen que decidir por si y para si. Si carecen de esta comprensión la decisión siempre será pura arbitrariedad. Y en política la arbitrariedad normalmente se vuelve violencia. Decía Galbraith que "el primer requisito para una comprensión de la vida económica y social contemporánea es lograr una visión clara de la relación entre los hechos y las ideas que los interpretan". (La sociedad opulenta. Planeta-Agostini 1992). Pero en la vida social el individuo se puede dar el lujo de creer lo que quiera e interpretar como quiera los hechos sociales. A menudo la interpretación que triunfa no es precisamente la correcta, sino la que resulta más agradable. "Los públicos de todas las condiciones, de nuevo dice Galbraith, aplauden con más vigor lo que les resulta más agradable. Y para la influencia del discurso social cuenta mucho más la prueba de la adhesión publica que la piedra de toque de la verdad". Ya los antiguos habían alcanzado a intuir el mismo fenómeno. La corrupción de la democracia es la demagogia. Andrés Manuel puede sentirse halagado de que ya los antiguos pensadores griegos hayan pensado en él. Pero la realidad es terca y "a la larga, como Galbraith yo también lo creo, la verdad determina nuestra adhesión". Sin embargo para un político el éxito es un imperativo. Y los medios, irremediablemente, se justifican por el fin. No tengo ninguna duda de que van a optar por la vía de "lo agradable" antes que por la vía de "lo correcto", porque lo agradable "goza de todas las ventaja tácticas". No debemos asustarnos de que los políticos usen los medios que les aseguren la conquista de poder. Maquivelo dixit. A lo que si debemos temer es a que los políticos tengan la solución a nuestros problemas, sin haberse esforzado por lograr esa "visión clara" de la sociedad, sin haber generado las ideas y las convicciones dentro de las cuales las propuestas son apenas un medio. Tener ideas no es algo que podamos exigirle a un partido o a un político en estos aciagos tiempos nuestros. Ellos creen que es suficiente tener poder y, desgraciadamente, no se equivocan. Pero tener ideas y mostrar convicciones razonables es algo que podría cambiar el rostro de la política, si los actores tuvieran la generosidad y la apertura para ello. |