Coincidiendo con la llegada del año 2000 aparecieron
innumerables reportajes sobre lo más 
destacado
del 'siglo'. En todos ellos se hacía referencia al mayo del 68. Cuenta
la historia que fue un alzamiento espontaneo de la juventud francesa en contra
del gobierno. Epigramas como "Prohibido prohibir", "Seamos
realistas, pidamos lo imposible" ejemplificaban los deseos de unos jovenes
que pretendían romper la baraja marcada con la que los adultos corruptos
y aburguesados les obligaban a jugar. Han pasado más de 30 años
desde entonces y, a excepción de los 7 días de Mayo en Tiananmen,
la juventud de todo el mundo ha enmudecido, ha callado y con ello ha otorgado.
Ahora ya ni siquiera es necesario sacar tanques a la calle para aplastar el
clamor juvenil. Si dirigiésemos un micrófono supersensible hacia
la juventud lo único que escucharíamos es un débil y
repetitivo BEEEEEEE!!!!
Bienvenidos al rebaño global. Con nuestra propia aquiescencia hemos hecho de nuestro mundo -del tuyo y del mío- un gigantéstico redil.
Sexo, drogas, rock&roll, fútbol, religión, televisión, y mantel puesto en casa son algunos de los ingredientes del pienso que una inmensa mano nos echa, mientras otra mano obsequia capones a los de la lana negra.
¡Claro!
¡Cómo resistirse a las innumerables ventajas que nos proporciona
esta forma de ¿vida, hivernación, aborregamiento?! ¡Es
fantástico no tener que pensar, ni tomar decisiones, ni asumir responsabilidades!
¡Acaso hay alguien que quiera realizar el pesadísimo esfuerzo
de imaginarse un futuro diferente! ¡Sigamos entonces los railes de esta
vida impersonal que nos preparan!
Resulta increible que no seamos capaces de ver los ruines intereses del poder,
la miseria que rodea gran parte del planeta, la hipocresía que rige
la comunicación humana. Parece que tengamos miedo a gritar y quedarnos
sin voz y no poder contar las mentiras con que engordar.
Detrás de cada progreso humano está la lucha de muchas personas que decidieron ir contracorriente reclamando algo que consideraban justo y positivo. De esos esfuerzos nos beneficiamos ahora todos. Hoy en día, sin embargo, hemos confundido y sustituido los avances humanistas con los avances tecnológicos. Tenemos un alma tan pobre y una imaginación tan estéril que en el futuro, cuando hablen de nuestra generación lo mejor que podrán decir será: "Oh, sí, gracias a ellos tenemos el sonido surround y la videoconferencia."
Nadie habla de correr delante de los grises, ni de tirar huevos al gobierno civil, tampoco de irse al culo del mundo como misioneros; además, dificilmente se puede ayudar a los demás estando podrido uno mismo. Hablo, modestamente, de comenzar a ser integro y coherente con uno mismo, de aplicar a los demás el mismo trato que nosotros desearíamos recibir, de no tener miedo a cumplir los sueños.
Más alla de la verja de este apestoso redil hay un inmenso campo abierto por explorar. ¡Salta!
