LAKSHMI

EL INCESANTE FLUJO DE LA ABUNDANCIA



Al igual que la griega Afrodita y la romana Venus, la Diosa hindú de la Salud, la Belleza y la Abundancia nació de la espuma del “Océano de la Creación”. Cuenta la leyenda que los dioses que habían llegado hasta allí en procura del néctar de la inmortalidad, se arremolinaron al verla aparecer en todo su esplendor, como una joya preciosa.
Lakshmi es también conocida como Sri y como Padma por su conexión con el loto, en donde siempre está posada, además de portarlos en dos de sus cuatro manos. En algunas imágenes puede vérsela solamente con dos brazos, pero siempre con una mano derecha en posición de dar y la izquierda en posición de recibir.
En la mayoría de sus representaciones aparece junto a su esposo Vishnú. Suele también vérsela flanqueada por elefantes, como símbolo de prosperidad. Aunque su animal sagrado, como el de muchas diosas de diferentes culturas,  es la vaca.
Lakshmi corporiza toda la riqueza contenida en la tierra. Sus adoradores acostumbran a usar joyas brillantes para atraerla hacia ellos. Esto sucede especialmente durante la luna nueva de noviembre, fecha en las que las mujeres indias limpian sus hogares y cuelgan lamparitas muy pequeñas como las que suelen usarse en Occidente para el adorno de los árboles de navidad. “Las lucecitas asemejan el brillo de las piedras preciosas favoritas de Lakshmi”, asegura Chris Walderr. Con este rito, se espera que la Diosa les proporcione la buena fortuna, como premio a sus buenas acciones.
“En la mitología hindú, Lakshmi representa todo lo que es divinamente femenino -agrega Walderr- y su consorte, Vishnú, el conquistador de las tinieblas, representa lo masculino”.

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