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Basta de Arenque

Octubre 2002

 

¿Por qué Israel tiene que explicar que las bombas suicidas son algo malo? ¿Acaso ese problema informativo no debería ser un asunto de los palestinos?

Hace meses atrás, cuando la batalla en Jenín estaba en su momento álgido, recibí un llamado de una emisora de radio noruega.

Me preguntaron "¿Cómo están cubriendo la masacre de Jenín los medios israelíes?"

Le contesté "¿Está usted tan seguro de que hay una masacre en Jenín?".

"Por supuesto que estoy seguro, lo leí aquí en nuestros periódicos de lamañana y lo vi en televisión: Mataron a cientos. Es una masacre."

"¿Usted piensa que las tropas israelíes cometerían una masacre?" le pregunté.

"Así parece," respondió. "¿Estamos saliendo en vivo?" "Sí," me dijo." "Bueno, váyase al c.," le dije.

Y es exactamente así como me siento con respecto a los noruegos, cuyos sindicatos han impuesto un boicot sobre los productos israelíes, los daneses que ya no compran más naranjas israelíes, los alemanes-benditos sean- que están reteniendo repuestos para tanques y los belgas, que ni siquiera pudieron dejar la política afuera durante el festival Eurovisión de la canción.

Cuando los aliados de la OTAN, incluyendo los países que acabo de mencionar, fueron a luchar contra la ex Yugoslavia, dejaron el país en ruinas.

Prácticamente no dejaron ni un puente ni edificio en pie.  La embajada china, estaciones de radio y televisión, redes de energía eléctrica, suministro de agua, caminos, ferrocarriles, y toda la  infraestructura fueron reducidos a escombros para liberar a Europa de Slobodan Milosevic.

Y entonces, solo entonces, cuando la guerra se había ganado desde el espacio aéreo, entraron las tropas terrestres, principalmente cumpliendo el papel de guardianes de la paz.

En Jenín, como todos sabemos, 23 soldados israelíes fueron muertos en combate cuerpo a cuerpo en las estrechas callecitas de ese campo de refugiados; murieron 54 palestinos, muchos de ellos hombres armados. Podríamos haber aprendido de la OTAN en Yugoslavia, pero no lo hicimos, y ¿los daneses no comen  naranjas israelíes?

La gente se pregunta qué es lo que pasa con los medios israelíes.  ¿Por qué la imagen del país es tan mala?

La verdadera pregunta es, creo, un poco diferente. ¿Por qué Israel tiene que explicar que las bombas suicidas, en las que hombres y mujeres se hacen  estallar en jardines de infantes, ómnibus, pizzerías, son algo  malo?

¿Acaso ese problema informativo no debería ser un asunto palestino?

Alguien que le explique a un no-ruego o a un danés esa insufrible imagen de una madre gritándole a las cámaras de televisión que quiere que sus 10 hijos sean "shajids" -- mártires.

En la mayoría de las sociedades, las madres preferirían lanzarse ellas mismas sobre el enemigo para proteger a sus hijos.

Aquí la ecuación está dada vuelta, pero el significado no ha penetrado en la mente europea.

Recordemos la foto del niño de 12 años Muhammad al-Dura cuando moría en las primeras horas de esta guerra. El niño se acurrucaba junto a su padre, buscando desesperadamente protegerse del cruce de las  balas. Su padre se agazapaba detrás  de un barril con el niño colgado de la espalda.

¿Usted no habría puesto a su hijo entre usted y el barril?

Saddam se compra un suicida por 15.000 dólares y Qadhafi consigue uno por 10.000 dólares. Los palestinos venden a sus hijos y ¿somos los judíos los que tenemos que explicar sus valores? ¿Son naranjas israelíes lo que ellos no compran?

La gente de Noruega y de Dinamarca nunca sufrieron lo que significa vivir bajo la amenaza constante del terror, una situación en la que un niño no puede ir a una fiestita de cumpleaños o siquiera a la escuela, sin el miedo de ser asesinado o de quedar mutilado. Nunca se sabe dónde ni cuándo el terrorismo atacará . Sus víctimas son indiscriminadas. No son soldados, sino hombres, mujeres y una desproporcionada cantidad de niños y jóvenes, teniendo en cuenta los blancos que han sido elegidos.

Jenín era una fábrica de bombas. Decenas de ataques se planearon desde allí, incluyendo la masacre de la noche de Pesaj en el Park Hotel de Netanya. Y esa sí que fue una masacre, y vino de Jenín. El ejército israelí tenía todo el derecho, en realidad el deber, de ir allí y detener los asesinatos. Lo hicieron sin cometer los excesos de la OTAN y con un elevado costo personal.

Aparentemente, los europeos ahora se han comprometido a ayudar a los palestinos a reformar su sociedad. Los ayudarán a redactar una constitución, establecer un sistema legal independiente y una estructura democrática estable. Su habilidad para lograr esto es del interés de Israel. Seguro que el presidente Arafat está muy ansioso por cooperar.

Sin embargo, mientras tanto, tal vez sería de utilidad para que los europeos puedan implementar mejor sus ideales democráticos, que detuvieran su apoyo de facto al terrorismo como también el mensaje que les están enviando a los palestinos de que las bombas suicidas son algo bueno. También sería útil que algunos de los corazones sangrantes que están por allí en la Unión Europea dijeran algo sobre las sinagogas incendiadas en Francia, Gran Bretaña, Bélgica y otros países de su Unión.

Los europeos, y la prensa europea en particular, le deben una disculpa a Israel. Mintieron. No hubo una masacre en Jenín. Probable-mente hubo menos daños colaterales en casi dos semanas de lucha en áreas densamente pobladas que en un solo día de bombardeos de la OTAN en Belgrado. Tomó 18 meses de violencia y casi 500 muertos, dos tercios de ellos civiles, antes de que Israel entrara en Jenín. Los aliados no esperaron tanto antes de convertir en ruinas la Yugoslavia de Milosevic.

Entonces, si va a haber un boicot, tal vez los servicios de "catering" judíos deberían dejar de servir salmón noruego y arenque danés y chocolate belgas y champán francés, y los turistas judíos deberían elegir otros destinos para sus vacaciones este año. Y en cuanto a aquellos alemanes que parecían muy contentos de poder empezar otra vez a aporrear a los judíos, tal vez todavía haya que seguir trabajando un poco más sobre ese asunto del Holocausto.

¿Se acuerdan?

Hirsh Goodman - Agradecemos al Departamento de Prensa de la Embajada de Israel.

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