Desde 1976, el lugar comenzó a ser el atractivo de grupos escolares y público en general guiados por especialistas como el naturalista Ricardo Barbetti, quién promovió su designación como Refugio Silvestre. Mediante un convenio con la Fundación Vida Silvestre Argentina, la Municipalidad de San Isidro lo declaró Reserva Natural a perpetuidad por la Ordenanza Nº 5791/82, convirtíendose en la primera reserva natural municipal del país.

En el año 1987 abrió sus puertas al público, con la vigilancia a cargo de guardaparques de CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado). Gente interesada en conservarlo fue acercándose al lugar y conformaron un grupo de voluntarios que fundó la Asociación Ribera Norte, entidad encargada del manejo técnico y científico en la actualidad.