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La vida dura y Will Smith

Es otra historia que narra el brinco de la miseria a la pero no se detiene ahí. Nos muestra a un Will Smith más maduro como actor, todo dentro de una sólida actuación en que la esperanza lleva el rol principal

The Pursue of Happyness
Will Smith, Jades Smith.Danb Castellaneta
Dirigida por Gabrielle Muccino
Universal/2006

FEBRERO, 2007. Recuerdo que hace años Will Smith respondía a su entrevistador cuándo le preguntó por qué a su obra le daba siempre un tono optimista: "Es bastante convencional lograr algo que hable de asesinatos, sangre y venganza, creo que los ejemplos sobran (...) lo difícil es crear algo que al espectador le transmita optimismo en lo que hay adelante..." Un repaso a la carrera de este actor lo confirma: sus discos llevan un mensaje edificante y sus películas sobresalen por mostrarlo como alguien empeñado en divertirse con el personaje que le ha tocado.

Dicho lo anterior, en The Pursue of Happyness --así viene el original-- tenemos a un Will Smith distinto, no porque se haya convertido en asesino serial sino porque ésta viene a ser su mejor presentación en un papel dramático; en Alí, Smith encarnó a un fanfarrón que logró salirse con la suya en el mundo de los blancos, y ésta vez repite el parámetro sólo que de una manera, aunque también basada en un hecho real, a la que agrega un retoque inspiracional. Will Smith quizá se divierte con sus caracterizaciones, pero también les toma demasiado en serio.

La acción toma lugar en Oakland a principios de los 80. El país se halla en recesión y una de sus víctimas es Chris Gardner, recién divorciado de su esposa. La pareja tiene un hijo, Jaden (hijo de Smith en la vida real, por cierto), un niño que ya no pudo cursar la escuela debido a la insolvencia de su progenitor. Es el inicio de un declive que incluye la furia de caseros, la discusión con un "amigo" que debe 18 dólares que se desentiende y hasta un atropellamiento mientras va a una cita y donde pierde uno de sus zapatos.

Gardner pregunta casualmente a un individuo que trae buen coche y auto caro cómo le hizo. Este le dice que es corredor de bolsa, por lo cual decide inscribirse como interno en una empresa de contabilidad donde debe hacer decenas de llamadas telefónicas al día y servir de "mensajero", todo ello sin percibir un solo níquel. Fuera de la oficina donde mantiene sus esperanzas las cosas se tornan infernales pues el fisco arrebata de su cuenta bancaria el dinero que había logrado ahorrar por la venta de unos "escáners" --en realidad proyectores-- y, para colmo, un chiflado le roba uno de ellos con pretexto que es una "máquina del tiempo" que puede transportar al usuario a un concierto de Jimi Hendrix. Su esposa decide irse a Nueva York y luego llega tarde a una cita donde había enormes posibilidades de concretar una venta.

Hay críticos que han comparado con The Pursue of Happyness con La Vita e Bella, sobre todo por escenas donde Gardner se ve obligado a dormir en un baño del subterráneo y le dice a su hijo que un "escáner" es una máquina del tiempo que los enviará a la época de los dinosaurios. Pero el chico sabe que las colas que deben hacer para pasar la noche en un refugio maloliente no son tretas para ganarse un premio; de hecho, la actuación de Smith Jr. parece avizorarle buenas cosas si vuelve a incursionar en otras películas.

La trama camina sobre un campo minado que logra salvar saludablemente. En otras manos, la historia habría caído en la sermonería por un lado, o en la consabida crítica al gobierno de Ronald Reagan por el otro. Todo lo contrario: el guión se apega a la lucha del protagonista contra él mismo, más que hacia un sistema injusto: "Si alguien te dice que no puedes hacerlo no lo escuches, aun si te lo digo yo", dice Gardner a su hijo tras una "cascarita" de basquetbol.

Ningún espectador, sobre todo en México, donde la estrechez económica es cotidiana (menos para los señores diputados) se sentirá ajeno a las penurias de Gardner. Y si bien Will Smith tampoco esta vez se llevará el Óscar, su búsqueda para lograrlo ya va bastante bien encaminada. The Pursue of Happyness puede ser el preámbulo de esa felicidad futura.

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