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Literatura

Ilustración: El Mercurio, Chile

¿Finalmente ronda el Nobel de Literatura a Vargas Llosa?

Sólo un desdén similar al que se tuvo con Borges impediría que el Premio Nobel de Literatura sea entregado a Mario Vargas Llosa. De hecho este el momento adecuado, por cargos de conciencia y porque el último galardón a América Latina se dio hace 16 años

SEPTIEMBRE, 2006. Si nos fiamos por la distancia entre uno y otro, la entrega de otro Premio Nobel a un autor de habla hispana ya no debe estar lejos. El último de ellos fue Octavio Paz, en 1990, de modo que los señores en Suecia ya deben de estar considerando otro reconocimiento al tercer idioma más hablado del mundo. Y si los miembros del Jurado realmente tienen carga de conciencia tras las recientes revelaciones de Günter Grass, la decisión debe inclinarse hacia el peruano nacionalizado español Mario Vargas Llosa.

De hecho el que se haya demorado tanto el reconocimiento del Nobel a este novelista viene a ser un misterio, quizá explicado por las posiciones políticas del autor, ubicadas en el espectro de centro-derecha. Pero esa era precisamente la trinchera de Paz. De hecho no hay otra respuesta que convenza pues Vargas Llosa ha sido un autor cuya vigencia es innegable, así como su influencia. Ciertamente Travesuras de la Niña Mala, su obra más reciente, no aprobará la posteridad de, digamos, La Ciudad y los Perros. Pero el resto de su obra alcanza estándares mayores de otros autores que ya recibieron la presea.

La manera en que Vargas Llosa ha desarrollado la lengua española es tan grande como innegable. Es posible hacer un recuento de otros probables candidatos --quizá el brasileño Rubem Fonseca, añadido a que su país hasta hoy no ha recibido un Nobel de Literatura, o Carlos Fuentes, con posibilidades más lejanas si asumimos que el último galardonado de América Latina también era mexicano-- pero al final la baraja más fuerte está en manos de Vargas Llosa.

Quizá la Academia Nobel ha esperado demasiado en asomarse otra vez al continente: desde el reconocimiento a Paz otros grandes escritores y probables candidatos como Guillermo Cabrera Infante, Juan Carlos Onnetti y Bioy Cázares dejaron de existir, omisión que sería consideraba imperdonable de haberse dado en regiones como Europa o Estados Unidos.

Otro aspecto que nos indica ya es tiempo: en los setenta se le otorgó a Pablo Neruda, en 1982 a García Márquez y ocho años después a Paz. Estamos a mitad del primer decenio de este milenio y no estaría mal que América latina tuviera su primer Nobel de Literatura. Otra más: de los últimos tres premios, dos fueron en poesía. Gracía Márquez y Vargas Llosa quizá no compartan una amistad, aunque sí lo hagan con sus respectivos estilos novelísticos, ambos magníficos. Quizá ya es momento en que se forme otro tándem nobelístico en tal sentido.

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