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Johnny Pirata

Johny Depp y Keira Knightley comparten estas aventuras al mejor estilo de Emilio Salgari. Piratas del Caribe nos trae de vuelta a esas historias de bucaneros que se disfrutan al ritmo del crujir de las palomitas de maíz

Pirates of the Caribbean: Dead Man's Chest

Johnny Depp, Orlando Bloom, Keira Knightley, Stellan Skarsgard, Bill Nighy

Dirigida por Gore Verbinski

Buena Vista/2006

JULIO, 2006. Tres años han pasado, amigo mío, desde aquella vez que Johnny Depp se enfundó de pirata y trajo de vuelta las historias de bucaneros que, desde el estruendoso fracaso de Cutthroat Island con Geena Davis y James Harlin, había convertido a este tema al apestado de Hollywood. Pero ahora sí que como el chapulín, no contaban con la astucia de Depp, actor que no deja de crecer en talento.

Y es que no podemos dejar de soñar con los piratas, aquéllos, claro, que describieron Salieri, o al Long John Silver, de Stevenson, no los que venden CDs y software ilegales en las calles. El deseo de explorar tierras desconocidas, en alta mar donde no impera ley alguna y donde haya quizá oportunidad de ser recibidos por la Reina (Sir Francis Drake pasa al frente) y donde aparte podamos hacernos de algunos tesoritos no deja de ser atrayente.

Aquí surgen algunos puntos que son, vaya, ambiguos, en torno al sueño pirata. Ya conocimos al Capitán Jack Sparrow (Depp), un tipo ególatra y, ejem, bisexual quien deberá enfrentar algo denominado dead's men chest (algo así como el pecho de los hombres muertos) y luego al mismísimo capitán Davy Jones, del legendario Holandés Errante quien se lleva a otra dimensión a quienes captura y quien ya más bien luce como marisco. La acción es interminable durante las dos horas y media de la cinta: Depp lucha por un corazón, brinca y llena varias escenas con los infaltables duelos a espadazos.

Por su parte la adorable Knightley vuelve a ser Elizabeth, quien esta vez descubre su espíritu piratesco al disfrazarse como joven bucanero y participa más activamente en la cinta, algo meritorio pues de la primera lo único que se recuerda es su línea "¿cree usted que esto es doloroso? ¡Póngase un corsé!" al tiempo que (Will) Orlando Bloom finalmente tiene un encuentro con su padre, de lo que surgirán situaciones inesperadas.

Por otro lado, cuando los efectos especiales son parte de la trama y no al revés, nos arrojan imágenes espectaculares como ese gigantesco monstruo llamado Kraken, capaz de tragarse galeones enteros de un bocado, algo que se ve muy real, tremendamente real, como la del canibalismo donde Jack se come unos pedazos de dedos de pie, remitentes, en más de una forma, al Indiana Jones obligado a comer cosas exóticas durante sus aventuras.

Se ve claramente que Depp disfruta los papeles de pirata, y que el de Jack Sparrow lo desarrolla con gusto. Quien busque acción, duelos es espadachines y demás, esta secuela de Pirates of the Caribbean es opción inobjetable.