San Andrés de Arroyo
Volviendo a Herrera de Pisuerga, nos dirigiremos por la N-611 a Alar del Rey.
A 8 km. de esta población, en un apacible paraje del término de SANTIBÁÑEZ
DE ECLA, se encuentra el monasterio de San Andrés de Arroyo, habitado por 28
monjas cistercienses y fundado en el año
1186 por D.ª Mencía, hermana de Doña Berenguela, bajo los auspicios de Alfonso VIII. Construido en
este enclave al haberse hallado milagrosamente una imagen de piedra de San
Andrés, abandona
da
en el cauce del arroyo que corre junto a los muros. Su iglesia, de una sola nave con crucero y tres ábsides
cuadrados (el de en medio, de corte poligonal de siete lados) rasgados por espaciosos
ventanales, nos muestra la sencillez, severidad y limpieza ornamental de este
monumento.
La portada se haya protegida por un espacioso
pórtico. Está formado por columnas de capiteles de hojas y arquivoltas
sencillas de arco apuntado.
El claustro, formado por galerías de arcos apuntados
soportados por pares de finas columnas con exquisitos capiteles.
Destacan sobremanera las columnas esquineras, más gruesas, con fustes
profusamente decorados. Una de ellas posee un capitel de tallos calados casi en
el aire, es otra de las
joyas del arte medieval hispano.
Al claustro se abre, a través de una portada y
cuatro ventanales enmarcados por limpias arquivoltas, apoyadas en limpias
columnas con perfectos capiteles de hojas rizadas, la sala capitular donde se
conservan los restos de las antiguas abadesas D.ª Mencía y D.ª María. Es una
estancia cuadrada cubierta por una magnífica bóveda de crucería.
En medio del jardín del claustro, se puede apreciar una
gran taza de una vieja fuente. Otra fuente mana en una de las paredes del
claustro, y tiene por decoración una hermosa celosía tallada en piedra.
Todo el edificio fue construido en el siglo XIII,
siguiendo los cánones ideados para el Monasterio de Las Huelgas. Posee
una plazoleta en la parte exterior de la Iglesia, pero dentro del recinto, donde
se sitúan las casas en que vivieron los colonos y criados de las monjas. La
entrada a esta plaza, desde el exterior, se hace a través de un gran arco
ojival, con una esbelta espadaña contigua de un solo y gran ventanal.
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