RONDALLA TECNOLOGICO DE PUEBLA

1998 - XXV ANIVERSARIO

 

as instalaciones del Instituto Tecnológico Regional No. 22 de Puebla abren sus puertas en agosto de 1972 bajo la dirección del Ing. Hugo Carretero González. Algunos de los estudiantes que habían cursado el primer año de su educación preparatoria en la actualmente desaparecida Vocacional 16 se integran como primera generación de preparatoria técnica iniciando su segundo ciclo, mientras otros lo hacen desde el primero. La energía creativa de los jóvenes estudiantes de la nueva institución empieza a cobrar forma en diversas actividades; académicas, deportivas, culturales en varias facetas, etc. La institución carga con la enorme responsabilidad de la formación de cuadros para organizar, fomentar y conducir todas estas formas de expresión. Circunstancialmente, entre los profesores y empleados de la nueva institución se encuentran dos jóvenes recién llegados del estado de Yucatán, quienes haciendo honor a la bella tradición musical de aquel estado hacen sonar los primeros acordes de guitarra dentro del nuevo plantel: los hermanos Mario y Miguel Angel Ruiz Silva. En forma paralela, algunos de los estudiantes con inquietudes musicales, Jorge Loyo Galindo entre ellos, y probablemente bajo la influencia de las tonadas que la radio dejaba escuchar, aprovechaban los escasos momentos que las actividades académicas permitían, para reunirse a intentar acordes en la guitarra que alguno de ellos había llevado. Bastó una sencilla convocatoria en forma de pequeños carteles para dar inicio de manera organizada y bajo la dirección de Miguel Angel, al grupo que a partir de ese momento llevaría la representación musical del Instituto a muy diversos lugares, y que sería una piedra fundamental del movimiento musical en todo el estado: La Rondalla del Instituto Tecnológico de Puebla.

Miguel Angel lo relata así en sus apuntes ¨Charlas con el Reloj de Catedral¨:

¨Charlas con el Reloj de Catedral¨

(fragmento)

¨... concluídas las vacaciones de navidad, año nuevo y reyes, dió inicio un período mas de clases. Todo hubiera sucedido igual de monótono para todos, cada quien centrado en sus actividades cotidianas, de no ser por un reto que el director del plantel educativo lanzó con verdadera ironía y dardo punzante, encaminado a herir mi sensibilidad. Y ¿sabes qué, reloj? ... lo logró.

- ¿Qué reto? ¿En qué consistió? - calma mi amigo, paciencia.

- Oh! Como serás, cómo te gusta hacerte el interesante ... - ¿Sabes? Si interrumpes menos, pronto y rápido lo sabrás ... – bueno pues, me callo – .... Pues sí, ese reto consistió en que yo debería tenerle integrado un grupo musical, ya fuera coral o estudiantina; en fin, un grupo que representara artística y culturalmente los intereses educativos del Tec. Yo respondí que por cuestiones económicas resultaba mas cómodo integrar una rondalla que una estudiantina, pues mal que bien, todos guardamos y conservamos por asuntos familiares una guitarra en casita. Bien – me dijo - correcto, integre usted lo que quiera pero ya.

Como el tiempo y los días se sucedían con bastante rapidez y nada de nada – qué quieres, reloj – me daba mucha pena cruzar saludos con el pues siempre salía con lo mismo: ¿Qué pasó maestro, no que muy bueno? No me defraude y recuerde, tome todo el tiempo necesario, pida ayuda en control escolar, saque usted sus avisos, en fin, yo confío en usted maestro. Si ingeniero, gracias.

Así de rápidos pasaron los días del mes de enero; mi director con sus reproches dulces pero hirientes que llegaban al fondo del alma mas que del corazón. ¿Cuántos avisos puse en los tableros y nadie se presentaba a inscribirse para iniciar la aventura? Perdí la cuenta. Y estaba también perdiendo la fé, la esperanza y la paciencia cuando de repente.... – ¿Qué fue? ¿Qué pasó? Sigue por favor! Mira mis agujas como están erizadas de la emoción! - ...caray, no exageres reloj... Pues sí, que en esos precisos momentos de duda, impaciencia e inseguridad personal por el tiempo que transcurría sin poder cumplir con el reto pactado, ya no con el director del Tec sino conmigo mismo (y puedes llamarle, reloj, como tu quieras: orgullo, vanidad, machismo, soberbia, timidez, o lo que tu desees)... que pasan justamente donde estaba yo meditando aquellos chamacos. Aquellos, sí, aquellos a quienes escasamente un mes atrás habíamos ayudado a realizar tan feliz y singular aventura en el viaje de estudios a Tamaulipas. Mis cavilaciones sobre como hacer para lograr llamar la atención e interesar a los jóvenes estudiantes a ayudarme a lograr mi propósito encontraban forma. De repente se me bota la canica y después del saludo fugaz, pues iban de paso a cumplir con sus actividades que los abordo: Oye tú - ¿yo? – Sí. – mande usted maestro - Oye mira, agujero, ¿Te acuerdas como una vez tu y tus cuates me pidieron un favor y yo sin pensarlo mucho les ayudé? - Sí profe, claro que sí; le estamos eternamente agradecidos y además cuente con nosotros para todo lo que se le ofrezca.- Gracias Loyo, pero es poco lo que necesito. - Lo que sea Mike, ya sabes que todo cuanto hagamos por ti nunca resultará bastante por todo cuanto tu has hecho por nosotros. - Una vez mas, gracias por tus palabras, pero ¿sabes? Lo único que por ahora quiero que hagas es lo siguiente: – Sí profe, le escucho- Reúne por favor a todos tus compañeros que tengan guitarra y si saben tocarla, mejor. Nos vemos a las doce horas en el saloncito del edificio K. – ¿Aquel que está enfrente de los baños?- Sí, exacto. - ¿Cuándo profe? - Deja ver... cuando será bueno... ya se! ¿ Tienen clases el sábado? - No profe – Bueno. Entonces, ¿te parece que nos reunamos en el sitio y hora que te indiqué antes? - Sí profe, como no!, bueno Mike, ¿es todo? - Sí Jorge, ahí nos vemos, no se te olvide, ¿eh? Recuerda: sábado.

Así fue, mi querido reloj, como aquel chispazo provocó lo que tu ya has ido conociendo a lo largo de estos años, ¿satisfecho? – Sí claro, no lo dudes... pero, ¿cuándo fue la fecha exacta del inicio? – Esperaba esa pregunta de ti, mi querido amigo. Esa fecha estará por muchos años grabada en nuestras mentes: Sábado 17 de febrero de 1973. ¨

 

La Rondalla del Tecnológico de Puebla fue fundada en el mes de febrero de 1973 bajo la dirección del Profr. Miguel Angel Ruiz Silva con los alumnos siguientes:

Jorge Loyo Galindo

Hugo Daniel Carsolio García

Agustín Palacios León

Rogelio Rojas Campos

Antonio Hernández Miranda

Alfredo Godínez Marines

David Velasco Hernández

Miguel Ramírez Castelán

Alejandro Gracia Blanco

Ignacio Méndez González

Juan Manuel Ramírez Cortés

Luis Cabrera García

Gustavo Flores

Carlos Galicia Morales

Víctor Jesús Reyes Vargas

Germán González López

El primer recital formal de la recién formada Rondalla del Tecnológico de Puebla se llevó a cabo en el Teatro Principal el 10 de mayo de 1973 con improvisado uniforme de camisa blanca y pantalón obscuro, celebrando como es de suponerse, el día de las madres. Entre las canciones que formaron aquel primer repertorio estaban: Corazón de Roca, Novia Mía, Un Minuto de tu Amor, Como, Amada Amante y algunas otras.

En 1974 se integran nuevos elementos a la rondalla, con lo que se genera lo que bien podría llamarse la segunda generación. La foto muestra una presentación en una secundaria de la población de Zacaola. Algunos elementos portan el traje original, mientras los de recién ingreso utilizan cualquier color.

De nuevo ingreso aparecen en la foto: Jorge Reyes Ponce, Antonio Guerrero, Rafael Mauleón Yáñez y Carlos Molina Andón aún con acompañamiento. A la postre Carlos llegaría a ser un elemento muy importante en la rondalla como primer requinto, solista y nombrado por el Profr. Miguel Angel, representante de todas las generaciones que integraron al grupo. La Rondalla había adquirido ya su primer contrabajo, uniéndose al grupo especialmente para ejecutarlo Carlos Barrios Tovar, el duende.

n 1975 la Rondalla del Tecnológico de Puebla se reúne en un estudio de grabación de la ciudad de México para la realización de su primer disco de larga duración. La fotografía de la portada se lleva a cabo en el interior de la Hostería del Virrey, imprimiendo un sello distintivo muy colonial al primer disco grabado por rondalla alguna en nuestro querido estado de Puebla. Para ese momento se habían integrado nuevos elementos, lográndose consolidar un grupo bastante homogéneo. Entre estos nuevos miembros se encuentran: Miguel Angel Loyo como declamador, Miguel camarón Gómez Moreno, Jaime López Cháidez, José Luis Juárez, Agustín cuervo Palacios Leon, Víctor Cabrera Morelos y Antonio Guededo, perdón, Guerrero. Otro nuevo elemento que también participó en la grabación de este disco, aún cuando no apareció en la fotografía de la portada fue Gerardo Morales Carrasco, el güango.

La grabación del tercer disco L.P. de la rondalla tiene lugar en 1982 en el estado de Yucatán, conmemorando el IX aniversario. En ese año la rondalla estaba constituída por los siguientes elementos:

 

Enrique Guerrero Rodríguez

Oscar Galindo López

José Martín Limón Osorio

Hugo Daniel Carsolio García

José Héctor Leon Ruiz

Severino Mentado Monfil

Arturo Chávez Flores

Jesús García López

Edmundo Camargo Alba

Luis Martín Herrera Arroyo

Rafael Vázquez Hernández

Alberto Barrientos Castillo

José Luis Apam Zenteno

Miguel Angel Ramírez Aguilar

Hugo Ramos Lezama

Arturo Fierro Kao Romero

Rogelio Tlapalama Escalona

Luis Loyo Galindo

Martín de Jesús Peláez Torres

Carlos Molina Andón

René Hernández Pérez

Miguel Angel Ituarte González

Nicolás Wences Cuautle

Jorge Puga Piña