Yo ya me voy al puerto donde se halla
la barca de oro que debe conducirme.
Yo ya me voy; sólo vengo a despedirme,
adiós, mujer, adiós para siempre adiós.
No volverán tus ojos a mirarme,
ni tus oídos escucharán mi canto.
Voy a aumentar los mares con mi llanto,
adiós, mujer, adiós para siempre adiós.
No volverán...