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Chechenia – ofensiva
contra los derechos humanos
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Astemir
Murdalov con algunas de las cartas que ha dirigido
a las autoridades en su lucha por encontrar a su
hijo, Zelimkhan, «desaparecido» en enero
de 2001.
© Paula Allen
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«... el actual grado de destrucción
de la ciudad indica que las fuerzas rusas han sometido
a Grozni a un bombardeo indiscriminado y desproporcionado.»
Lord Judd, miembro de la Comisión de Asuntos Políticos
de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, abril
del 2000
El conflicto de Chechenia se ha caracterizado por informes
generalizados y verosímiles que acusan a las fuerzas
rusas de violaciones del derecho internacional humanitario
y de los derechos humanos, como desapariciones forzadas,
ejecuciones extrajudiciales, violaciones y otras torturas.
Este tipo violaciones de derechos humanos son infracciones
graves de los Convenios de Ginebra y constituyen crímenes
de guerra.
Las fuerzas chechenas también han cometido abusos;
por ejemplo, según los informes, los combatientes
chechenos han ejecutado a soldados rusos capturados. Estos
abusos constituyen asimismo crímenes de guerra.
La noche del 26 de marzo del 2000,
Kheda (Elza) Kungaeva, una muchacha
de 18 años, fue secuestrada
de su hogar en el pueblo de Tangi-Chu.
Los soldados rusos que la secuestraron
estaban bajo las órdenes del
coronel Yury Budanov. Kheda murió
después de que el coronel se
la llevara a su tienda para someterla
a interrogatorio. El coronel Budanov
admitió haber matado a Kheda
Kungaeva, pero alegó que lo
hizo en un estado de «demencia
temporal». La fiscalía
desestimó pruebas de que Kheda
Kungaeva había sido violada
antes de morir. El coronel Budanov
fue acusado de homicidio, secuestro
y abuso de poder. Es, según
tiene entendido Amnistía Internacional,
el primer oficial ruso al que se ha
sometido a juicio por crímenes
contra civiles en Chechenia desde
que se reanudó el conflicto
en 1999. El juicio, que comenzó
en febrero del 2001, aún no
había finalizado al escribir
este informe. |
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Unas 300.000 personas, en su mayoría mujeres y
niños, han abandonado sus hogares huyendo de la
guerra. A mediados del 2002 quedaban aproximadamente 160.000
personas en alojamientos temporales y en campos para desplazados
internos, la mayoría de ellas en la vecina Ingushetia,
donde padecían condiciones muy duras y un grave
hacinamiento. Las autoridades rusas están presionándolas
para que regresen a sus casas, tanto si pueden hacerlo
en condiciones de seguridad como si no.
Según los informes, las fuerzas rusas han detenido
arbitrariamente, torturado y dado muerte a miles de civiles.
La mayoría de las personas son aprehendidas por
las fuerzas rusas en las comprobaciones de identidad a
que éstas someten a los convoyes civiles que viajan
de Chechenia a Ingushetia, o durante las zachisti, las
operaciones militares «de limpieza» que efectúan
las tropas rusas en las poblaciones. Estas operaciones
van acompañadas de abusos generalizados contra
la población civil. Según los informes,
durante ellas se ha secuestrado, torturado, violado y
dado muerte tanto a hombres como a mujeres, e incluso
a niños.
Algunas unidades militares parecen estar ocultando las
placas de matrícula de sus vehículos y cualquier
otra información que pueda identificarlos cuando
realizan estas operaciones.
A veces se ha mantenido recluidos a los detenidos en lugares
que no eran más que hoyos cavados en la tierra.
Se les niega el acceso a familiares, a abogados y al mundo
exterior. Los que han sobrevivido dicen que la tortura
es una práctica rutinaria y sistemática,
que se viola tanto a los hombres como a las mujeres detenidas,
que los golpean con martillos y garrotes, y los torturan
con electricidad y con gas lacrimógeno.
Centenares de personas, entre ellas
un anciano de 90 años y varios niños,
fueron detenidas el 2 de julio del 2001
durante una operación efectuada por
soldados rusos en la ciudad de Sernovodsk,
localidad próxima a la frontera con
la República de Ingushetia. La operación
se llevó a cabo, según los
informes, a raíz de que cinco soldados
rusos perdieran la vida al explotar una
mina. Muchos de los detenidos dijeron que
los habían torturado o maltratado;
según algunos, los soldados usaron
para ello electricidad e hicieron que los
atacaran los perros militares. La mayoría
de los detenidos fueron puestos en libertad
esa misma noche, pero aproximadamente un
centenar fueron llevados a un centro de
detención temporal. Se desconocen
la suerte y el paradero de por lo menos
seis personas. |
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Las autoridades rusas se han mostrado muy reticentes
a la hora de procurar información sobre el número
de investigaciones y enjuiciamientos. Por otra parte,
las investigaciones de las denuncias relacionadas con
ejecución extrajudicial, desapariciones forzadas,
tortura y malos tratos son muy raras. Las investigaciones
que llegan a realizarse son por lo general inadecuadas
y rara vez acaba procesándose a los responsables.
En vez de hacer rendir cuentas a los perpetradores, las
autoridades rusas están al parecer destinando de
nuevo a Chechenia a unidades militares que según
la opinión general han estado implicadas en violaciones
de los derechos humanos.
Muchos chechenos desconfian profundamente de las autoridades
rusas y tienen pocas esperanzas de que cualquier queja
que presenten llegue a producir enjuiciamiento.
Muchos temen que presentar tal denuncia los exponga a
más violaciones de derechos humanos. Las autoridades
rusas no han tomado ninguna medida apropiada para combatir
este clima de temor y para alentar a las víctimas
de tales abusos a presentar una denuncia.
Las críticas de la comunidad internacional ante
las violaciones de los derechos humanos y las infracciones
del derecho internacional humanitario en Chechenia han
sido con frecuencia débiles, especialmente tras
los sucesos del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos
y la posterior intervención militar en Afganistán
que lideró Estados Unidos y fue apoyada por el
gobierno ruso. La comunidad internacional debe alentar
a todas las partes del conflicto checheno a cumplir el
derecho internacional humanitario y a tomar medidas urgentes
para proteger a la población civil.
Las autoridades rusas han permitido que surgiera en Chechenia
el clima de impunidad que protege y alienta a los que
violan los derechos humanos. Las autoridades llevan demasiado
tiempo ignorando su obligación de procesar a los
responsables de los abusos contra los derechos humanos
y de proporcionar a las víctimas un remedio efectivo.
Es hora, pues, de que la Federación Rusa tome medidas
para hacer que los compromisos que ha firmado en materia
de derechos humanos y la justicia se vuelvan realidad.
Los derechos de
los niños
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