"UNA EXTRAÑA VISITA"
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             Las tres mujeres miraban sorprendidas la escena. Nora las tranquilizaba diciéndoles que era muy buena en este tipo de sesiones, "verás que todo desaparece, nunca más volverán a experimentar algo semejante."
Escucharon que la vidente las llamó.
- “Por favor las necesito, pónganse por este lado, acá a mis espaldas. Necesito que me refuercen, repitan mis palabras con fuerza, no tengan miedo.”
              Después de 2 horas, terminó su trabajo. Se la notaba muy cansada, su respiración agitada demostraba que había hecho un gran esfuerzo.
- "Déjenme descansar unos 10 minutos y luego les explicaré de quien se trata, ya sé quién es y que es lo que quiere, me ha pedido algo muy importante."
Le alcanzaron un vaso de agua que se lo bebió inmediatamente y salieron al jardín dejándola recostada en uno de los sillones de la sala.
              María Elena fue al parque en busca de su hijo. Regresó inmediatamente pues no estaba muy distante. Tomasa preguntaba intrigada, "señora cuénteme que pasó?".
- "Luego te explico", la tranquilizó, "dice que nos dirá de quien se trata. La he dejado descansando."
Efectivamente después de haber reposado un rato, la vidente pidió hablar en privado con ella.
- "Señora", le dijo, "necesito hablar con usted a solas."
Las demás personas salieron de la sala. Sentándose al lado de la vidente se dispuso a escucharla.
- "Una pregunta directa", le dijo, "¿Alguna vez tuvo usted alguna pérdida? ¿ A perdido a algún hijo?"
- " Si", le respondió, "una vez perdí a una hija."
- "Cuénteme como fue por favor".
- "Yo estaba gestando pero desde los 5 meses tuve varias amenazas de aborto, por lo que  mi médico me ordenó absoluto reposo. Así estuve el resto de lo que faltaba, no podía realizar ningún esfuerzo. Cumplí los 9 meses y el doctor quería a toda costa que el parto sea de forma natural. Recuerdo que mi esposo insistía para que me practiquen una cesárea, pero el doctor no aceptó. El alumbramiento se haría de la forma que indicaba. Un día Viernes, me encontraba sola, sentí fuertes dolores abdominales y algo me chorreaba por las piernas. Era un líquido sanguinolento, llamé a mi esposo por teléfono, pero lamentablemente su trabajo queda muy distante. Acudí a un familiar cuya casa estaba cerca e inmediatamente vino a recogerme. Me llevó a la clínica, los dolores eran cada vez más fuertes y ya había hemorragia. Apenas llegamos, mi hermano bajó desesperado a pedir una camilla, me llevaron de frente a la sala de operaciones. Eso es todo lo que recuerdo.
Más tarde llegó mi esposo. Se enteró que nuestra hija se había ahogado en mi vientre. Dicen que casi mata al doctor, se volvió loco, el había insistido que se me practique una cesárea, como le vuelvo a repetir. A mí me lo ocultaron. Pedía ver a mi hija por que me habían dicho que había nacido niña. Me engañaban que estaba en la incubadora. Lo que querían era prepararme para darme la fatal noticia."
- "Qué lástima señora", le respondió "es muy lamentable, créame que lo siento. ¿ y de vivir la niña, que edad tuviera en estos momentos? 8, 10 años?"
- "Si", le respondió.
- "¿Dónde la sepultaron. La visita usted, le reza, le ha hecho alguna misa de recuerdo, ha pedido el descanso de su alma?"
- "No", le volvió a responder, "desde que mi esposo y mis familiares la sepultaron, nunca fui a verla, prefería olvidarla. Me hacía un daño enorme recordar ese episodio trágico. Mi cuñada me contó alguna vez que era una muñequita. Estaba con sus meses cumplidos, totalmente formada, dicen que fue una bebita preciosa, tan solo de escuchar lo que me contaban me ahogaba el llanto. Por eso nunca fui a visitarla al cementerio."
- "Bueno señora, ha llegado la hora de comunicarle que se trata de su hija. Ella ha regresado a conocer a sus hermanos, sobre todo al último. Le llama mucho la atención y juega con él. Estas manifestaciones siempre han ocurrido, lo que pasa es que ahora se siente su presencia, es más fuerte y esto tiene una explicación que sería muy difícil explicarle. Le aconsejo que ore por su alma, le voy a dejar una oración que la rezará por espacio de 10 días a partir de esta noche. Mande a celebrar una misa. Pídale a su esposo que la lleve a visitarla al cementerio. La niña necesita descansar, mucha oración, mucha fe. No hay que tener temor, sólo piedad y compasión por esa pequeña alma en pena. Le aseguro que lo que está ocurriendo nunca más se volverá a repetir. Hay cosas que mantengo en reserva. He conversado con ella, sólo quiere paz y los ama mucho.

                  Los ojos de María Elena estaban cubiertos de llanto. Se le había formado un nudo en la garganta. Los recuerdos se le vinieron de golpe. Era verdad lo que la vidente decía. Todo coincidía. Estaba dispuesta a realizar todas las indicaciones. Le suplicaría a su esposo que la lleve de inmediato al cementerio. Estaba segura que él no se negaría. Irían con todos sus hijos. Eran sus hermanos. Pero lo principal, rogaría mucho por el descanso eterno de su alma.
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