![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
EL PRIMO "GUALATO" pag. 5 | ||||||||||
Los aplausos de los presentes indicaron que no lo habíamos hecho mal, le pidieron otra y el no se negó, mientras cantaba lo observaba, era el mismo, no había cambiado en nada, seguía igual de loco y arriesgado. Muy tarde, cuando ya los estragos del licor hicieron efecto me animé a decirle el motivo de mi visita, “Primo le dije, me vas a disculpar que malogre estos momentos de alegría pero he venido con instrucciones precisas”, comencé mi perorata, paso a paso le comenté la preocupación del tío, los detalles de lo que le había comentado su jefe, de la operación a su señor padre, me escuchaba en silencio y sonreía, parece que mis palabras le resbalaban, no causaban ningún efecto. Cuando terminé, me quedé callado esperando algún comentario, después de unos breves momentos me respondió: “Nelson, te agradezco tu preocupación, es más, valoro mucho el interés en prevenirme y cuidar de que algo malo me suceda, trasmítele estas palabras al tío Martín, hasta ahora nunca causé daño alguno, me siento capaz de ejercer la profesión, los méritos acumulados en este tiempo garantizan y certifican lo que te digo, me harías el favor de pararte? Así lo hice y me dejé conducir al mostrador del bar, en la vitrina estaba pegado un recorte de periódico, me fijé la fecha y era reciente, de un mes y días. El titular decía. “Salvan a familia completa de morir intoxicados” hacían mención al médico que actuó en esa emergencia, se trataba de Alberto. Unos campesinos habían ingerido insecticida por error, de no ser por la oportuna intervención de Gualato habrían muerto, el les hizo los lavados gástricos y prestó las atenciones de emergencia, gracias a ello cinco integrantes de esa humilde familia se salvaron, esto fue resaltado por el periódico del lugar en grandes titulares. "No solo esto primo -continuó-, aparte de operar al papá del mayor Pajares, he realizado otras operaciones delicadas, asisto a congresos representando al hospital, tengo mi academia de enfermeras, la gente me quiere, que más le puedo pedir a la vida...". "De manera que regresa tranquilo, no se preocupen de nada, quiero que te quedes unos días, me harías un gran favor si consideraras mi pedido de acompañarme un tiempo, necesito retribuirte lo que hiciste por mí, te tengo una inmensa gratitud...". Le contesté que "el trabajo me impedía acceder, que me gustaría estar a su lado siquiera una semana, que me sentía bien con el, disfrutaba de su compañía, pero tenía que partir de regreso en la mañana del día siguiente". "Entonces disfrutemos lo que queda de la noche", me manifestó. Así fue, seguimos charlando y cantando hasta la madrugada. Gocé como nunca esos momentos. Muy tarde, como a las tres de la mañana salimos abrazados. En la calle con la brisa que bañaba mi rostro, le dije: “Cuídate primo, de verdad te quiero y te estimo, no sabes cuanto... Lo menos que deseo es que te pase algo, retírate, inventa cualquier cosa, sal de esto por favor...”.Nuevamente me tranquilizó como solo el sabía hacerlo. Repitiendo la canción “Maribel” marchamos con rumbo a su casa. Solo uno que otro parroquiano circulaba a esas horas. No obstante al reconocerlo, lo saludaban con estimación. |
||||||||||
Descansé unas horas. En realidad no pude dormir. Le había pedido que me pase la voz a las 7 de la mañana, no hubo necesidad, a las 6 ya estaba en pié, el cuarto quedaba cerca de la puerta de entrada y no quise despertarlo, cogí un papel y escribí una nota de despedida, le pedí que agradezca a su esposa, que no se olvide de mi recomendación. Abrí la puerta y respiré profundamente llenando de aire mis pulmones, el ambiente fresco me despejó, miré su placa por última vez, cerré por fuera y de a pocos me fui alejando del lugar. Trataría de darle una explicación al tío. Que su pedido fue cumplido al pié de la letra, pero al mismo tiempo me sentía preocupado. En silencio subí al ómnibus, tomé asiento y el sueño me venció. Desperté en Ancón, a la entrada de Lima. Atrás quedaba este episodio, nadie me creería lo que había vivido unas horas antes. Después de cinco años, mirando en un quiosco los titulares de los diarios, sorprendido leí que habían atrapado a un egresado de medicina que estaba ejerciendo la profesión sin haberse titulado ni colegiado. Le habían embargado sus bienes, su academia de enfermeras, pero no decían que se trataba de una persona que no había terminado ni la secundaria, mas bien recalcaban: “estudiante de medicina”. Se trataba de Gualato. Lo sentenciaron a cuatro años. Sus intervenciones en las emergencias mencionadas sirvieron para que los jueces no sean más severos con el castigo. No hizo carcelería efectiva como los demás reclusos, le asignaron la enfermería del penal. Era amigo de los policías y personal penitenciario. Cuando cumplió un año y medio lo dejaron en libertad por buena conducta. Su esposa lo abandonó, salió del penal y se dirigió con rumbo desconocido. Perdió familia, propiedades y amistades, en alguna oportunidad me dijo que era como el “hombre corcho”, que salía a flote desde cualquier profundidad. De seguro sucedería así, donde sea que fuera, siempre se recuperaría. Cuando alguien de la familia miente, le decimos “No seas gualato..." Esta palabra quedó registrada en nuestro repertorio familiar. Pero con sinceridad, donde sea que se encuentre, le deseo lo mejor. Ojalá la vida le haya dejado alguna enseñanza, algo positivo. Siempre estará en mi recuerdo. |
||||||||||
![]() |
||||||||||
![]() |
||||||||||
![]() |
||||||||||
Ir a Página Inicial Ir a Página Literaria |