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"LOS MERCADERES" | |||||||||||||
pag. 2 | |||||||||||||
La víspera de su muerte estaban en la habitación mi hermano Alejandro, María Teresa mi ex esposa le frotaba las manos que las tenía moradas de tantos pinchazos, yo estaba en el marco de la puerta contemplándola cuando de repente sentí unos palmoteos en la espalda. Volteé y no había nadie. Nuevamente los volví a sentir, pero esta vez mas fuerte, por lo que dirigiendo una mirada a mi hermano le hice señas que salga de la habitación. Ya en la sala le expliqué lo sucedido. Le hice recordar la promesa que me hiciera su esposa, de despedirse en esa forma. Analizamos la necesidad de que ya descanse de tanto sufrimiento, que había que estar preparados, que ya me tenía que retirar, pero que si el desenlace era fatal, sea la hora que fuere me llame por teléfono para regresar. Caminé las pocas cuadras que separaban nuestras casas e ingresé a la mía, eran las 11 de la noche y mi madre aún estaba despierta esperando las novedades. Al preguntarme por la salud de su nuera Jovita, le respondí y conté lo que acababa de experimentar, recalcándole la necesidad de que termine su pesadilla y deje de sufrir. Con los ojos llorosos me escuchó y asintió con su cabeza. "Mamita", le dije, "de seguro Alejo me llama, yo estoy convencido de lo que te digo, para mi, ya fue una despedida". Me recosté vestido. Sabía que el teléfono sonaría y debía estar listo para salir de inmediato. Pasaron las horas. A las 3 de la mañana el timbre del telefono me hizo volar de la cama, levanté el auricular y la voz temblorosa de mi hermano estaba al otro lado, "Nelson", me dijo, "se cumplió lo que dijiste, acaba de fallecer, podrías venir inmediatamente?..." Al momento de volver a ingresar al dormitorio, pude contemplar que su rostro había recuperado sus delicadas facciones. Su perfilada nariz resaltaba en su carita dormida, la toqué en el brazo y aún estaba caliente. No pude contener las lágrimas. Amargamente aceptaba su partida. Me senté en la sala a esperar que amanezca para preparar las exequias. Mi hermano no tenía la cabeza fría como para hacer los trámites respectivos para su traslado al velatorio. |
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Después de su entierro, de regreso a mi casa, por la noche en mi cama pensaba y recordaba los bellos momentos que pasamos en familia. Cuando de pronto sentí olor a quemado, prendí la luz y observé que la plancha estaba enchufada. Lo curioso era que yo no la había prendido, pero en fin jalé el cordón para desconectarla y volví a mi lecho. A la siguiente noche me prendieron el televisor. Me cuenta mi madre que esa misma tarde encontrándose con mi hermana en mi cuarto haciendo limpieza, vieron que la cama se hundió y sonó como que alguna fuerza extraña se recostara, como que alguien se hubiese tirado con fuerza por lo que tuvieron que salir despavoridas. Todas las noches me hacía notar su presencia. Yo, ya estaba horrorizado. Al séptimo día, a las 3 de la mañana la puerta de mi habitación que se encontraba con seguro se abrió de golpe, los cerrojos volaron por los aires, por lo que opté por salir y dirigirme al cuarto de mis padres, les pedí un espacio para dormir y no me da verguenza contarlo. Fue entonces que rezando le pedí que ya era tiempo de que descanse en paz, que ya era suficiente, que había interpretado su mensaje, que rogaba por su alma y que la recordaría por siempre. Fue lo último que pasó. Nunca mas volví a sentir nada extraño. En la actualidad, aunque hayan pasado 6 años de esa fatídica fecha que nos dejó, cuando algo malo me va a suceder, la sueño, como que me advirtiera de que tenga mucho cuidado. Así fueron los hechos. Esto sucedió. No tengo que inventar nada. En nuestras reuniones familiares siempre la recordamos. Su bondad fue tal, que estando muy enferma cogía un plato de sopa y con paciencia de santa daba de comer en la boca a mi anciano padre. Cucharada tras cucharada lo obligaba a terminar, luego se quedaba contemplándolo y nos recomendaba que lo cuidemos, "...cuando me vaya, quién verá al papá viejo...por favor cuídenlo mucho..." Es por eso que cuando ella falleció, decidimos no decir nada a mi padre. Le mentíamos que se había ido de viaje, que pronto regresaría. El sonreía y nos reprendía por tratar de engañarlo, "yo la veo", decía, "conversa conmigo todos los días...me dice, ven papá viejo..., ven..., para enseñarte lindos sitios..." A los dos meses mi padre se fue con ella. Partió a su lado. Otro duro golpe remeció a la familia. En comentarios, aceptábamos el hecho de que los inseparables ya estaban juntos para toda la vida. "QUE DIOS LOS BENDIGA Y LOS TENGA EN SU GLORIA" |
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