Mi partida era a las 4 de la tarde del día siguiente. Llegué con mi maleta al terminal. Miré si por casualidad ella se encontraba entre la gente, pero nada….Subí al ómnibus y cuando el motor se puso en marcha sentí que el corazón me estallaba. No pude evitar derramar algunas lágrimas. Miré por la ventanilla y vi a mi familia que me daban el adiós. Poco a poco el carro dejaba la ciudad y de repente ...Oh!.. milagro!... al pasar por su casa, miré a su balcón y allí estaba ella de blanco, dándome la despedida. Ella no me vió, pero yo si la pude divisar claramente, con sus ojos llorosos, envió un beso al aire que yo lo recogí y lo guardé en lo mas recóndito de mi corazón.
El vehículo dejó la ciudad. Se alejo velozmente y allí en Cajamarca quedaban mis recuerdos. El más puro amor, la mas bella de las mujeres, mi romance juvenil....
Hasta ahora ya con mis 59 años a cuestas, la recuerdo. Nunca más supe de ella. Pero en alguna oportunidad les conté a mis hijos esta historia, se emocionaron y me comprendieron.
Este es un ejemplo de miles. Sé que habrá mejores historias de amor de los promocionales pero quería dejar constancia que alguna vez mi joven corazón amó de verdad...
....Para ti María querida, donde sea que te encuentres....