"UNA MARCHA DE CAMPANA"                          pag.  2

Por eso que fue muy impactante para todos los que estábamos observando esta escena que tenga los "cojones" para enfrentarse al temido militar con riesgo a que lo expulsen del colegio por este acto. Los dos levantaban la voz y perdían los estribos, de repente Julio se le fue encima con intención de propinarle un golpe con el puño, pero no cumplió su propósito por cuanto el brigadier general nuestro entrañable Gustavo Rosell  le sostuvo la mano antes de que impactara en el rostro del "Chuto" Vera.
Se había formado un círculo de curiosos estudiantes. En realidad había un odio reprimido hacia este personaje por los abusos que cometía sobre todo al hacernos rampar en el campo de fúbol donde la tierra roja nos dejaba los uniformes sucios. Era raro que alguno tenga dos uniformes para alternar en  la semana, de manera que nuestras madres tenían que lavarlos y secarlos con la pancha para acudir al día siguiente a las aulas. Por eso que el, astuto y sagaz prefirió dar por terminado el incidente.
Esa noche no dormimos. Todos en pequeños grupos comentábamos el incidente. Temíamos que en represalia, la expulsión de nuestro querido amigo era evidente.
Pero cuando Gustavo corría la noticia de que el Instructor había tomado la determinación de anular el parte y olvidar este espinoso altercado, el alma nos volvió al cuerpo.
En realidad todos habíamos estado en falta. En el caso de Bazán, el  no estar acostumbrado a libar alcohol, hizo que pierda los estribos y aflore este resentimiento que lo tenía reprimido.
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