Desde muy pequeño su padre le enseñó a ser duro
y a trabajar con dedicación. Un día cuando Thomas era
aun muy pequeño, Joe le tiró al agua para ver como se
las arreglaba, no es extraño que a los cinco años el joven
Connery fuese un excelente nadador. Nunca se metió en problemas,
siendo siempre un muchacho muy prudente.
A los 9 años comienza a trabajar repartiendo la leche después
de asistir a la escuela, en la cual no destacará precisamente.
A los 13 años deja definitivamente la escuela para entrar a trabajar
en una fábrica, en un momento en el que eran más importantes
unas pocas libras que el conocimiento para poder ayudar la maltrecha
economía familiar. Más tarde en su primitiva etapa como
actor Connery absorberá como una esponja toda esa cultura que
por unas circurstancias u otras no pudo apreciar o disfrutar siendo
un niño.