Boletín - 9 de setiembre de 2001

Gracias por todo el cariño y lindos deseos en la ocasión de mi compleaños. Para mí ha sido la mejor celebración hasta la fecha. En particular quisiera agradecer a los jóvenes por su programa de bailes y cantos. Creo que para todos fue una alegría experimentar su entusiasmo y energía.

También agradezco a los que prepararon la rica comida para la convivencia. Tenía ganas de comer un poco de todo pero al final comí un taco, una popusa y un tamal. La venta de comida ganó $752 para ayudar a los pobres del Perú. En la segunda colecta de la misa recibimos otros $776 para el Centro Mary Bloom.

Uds. saben que voy al Perú del 15 de octubre al 8 de noviembre. Las donaciones serán un ayuda grande, especialmente para los que han sufrido a causa del terremoto de junio. Mientras nuestros niños a veces tienen demasiado, los niños en algunas partes del Perú sufren de hambre y falta de recursos para ir a la escuela. En este momento los voluntarios del Centro Mary Bloom están tratando de ayudar a una familia cuya mamá está sufriendo de cancer.

Al comenzar el nuevo año escolar estamos epezando un proceso para formar un plan estratégico para la parroquia. Pido sus oraciones y su participación. Va a haber un cuestionario para identificar las necesidades y objetivos de Holy Family. El 11 de octubre habrá una “sesión de escuchar” donde todo miembros de la parroquia puede expresar su inquietudes y escuchar a los otros.

Al mismo tiempo estamos formando una comisión hispana y consejo parroquial que pueden trabajar conmigo en formular un plan estategico. Como Uds. saben hay muchas necesidades que tenemos en cuanto a edificios y programas aquí en Holy Family.

La Señora Darcy Hemstad, que es enfermera registrada, estará aquí otra vez este Domingo a la 1:45 para ayudar a los matrimonios que quieren saber más sobre el método Billings de planificación familiar. La enseñanza de Jesús está resumido el Catecismo:

2366. "La fecundidad es un don, un fin del matrimonio, pues el amor conyugal tiende naturalmente a ser fecundo. El niño no viene de fuera a añadirse al amor mutuo de los esposos; brota del corazón mismo de ese don recíproco, del que es fruto y cumplimiento. Por eso la Iglesia, que 'está en favor de la vida', enseña que todo 'acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida'. 'Esta doctrina, muchas veces expuesta por el Magisterio, está fundada sobre la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador'."

2367. "Llamados a dar la vida, los esposos participan del poder creador y de la paternidad de Dios. 'En el deber de transmitir la vida humana y educarla, que han de considerar como su misión propia, los cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios Creador y en cierta manera sus intérpretes. Por ello, cumplirán su tarea con responsabilidad humana y cristiana'."

2368. "Un aspecto particular de esta responsabilidad se refiere a la 'regulación de la natalidad'. Por razones justificadas, los esposos pueden querer espaciar los nacimientos de sus hijos. En este caso, deben cerciorarse de que su deseo no nace del egoísmo, sino que es conforme a la justa generosidad de una paternidad responsable. Por otra parte, ordenarán su comportamiento según los criterios objetivos de la moralidad: El carácter moral de la conducta, cuando se trata de conciliar el amor conyugal con la transmisión responsable de la vida, no depende sólo de la sincera intención y la apreciación de los motivos, sino que debe determinarse a partir de criterios objetivos, tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos; criterios que conserven íntegro el sentido de la donación mutua y de la procreación humana en el contexto del amor verdadero; esto es imposible si no se cultiva con sinceridad la virtud de la castidad conyugal. [GS 51,3.]"

2369. "'Salvaguardando ambos aspectos esenciales, unitivo y procreador, el acto conyugal conserva íntegro el sentido de amor mutuo y verdadero y su ordenación a

2370. "La continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos son conformes a los criterios objetivos de la moralidad. Estos métodos respetan el cuerpo de los esposos, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica. Por el contrario, es intrínsecamente mala 'toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación': Al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal, llamado a entregarse en plenitud personal'. Esta diferencia antropológica y moral entre la anticoncepción y el recurso a los ritmos periódicos 'implica... dos concepciones de la persona y de la sexualidad humana irreconciliables entre sí. [Juan Pablo II]"

2371. "Por otra parte, 'sea claro a todos que la vida de los hombres y la tarea de transmitirla no se limita sólo a este mundo y no se puede medir ni entender sólo por él, sino que mira siempre al destino eterno de los hombres'."