Mi sobrina sabía como recibir un regalo. Es algo que cada uno de nosotros tenemos que re-aprender, especialmente en tiempo de Navidad, no solamente porque puede ver algún paquete bajo el árbol de navidad. Hay un presente más grande que nos espera. Lo reconocemos al principio de la misa cuando hemos bendecido el Nacimiento. Estoy hablando del regalo más importante--el Niño Jesús y la salvación que el nos ganó.
Al final de la misa tendremos un formar especial de mostrar nuestra gratitud. El sacerdote tomará el Niño del pesebre para que todos tengan la oportunidad de acariciar o besarlo. Es semejante a lo que hacemos el Viernes Santo para la veneración de la Cruz. Este tipo de veneración es particularmente fuerte entre nuestros hermanos griegos. Para ellos la imagen en algún sentido tiene la presencia de la persona representada, en este caso el Niño Jesús. La estatua bendecida tiene un poder que se puede encontrar por medio de la fe.
Después de la misa te invito acercarte al Nacimiento, para tiempo agradeciendo a Dios por el don de su Hijo. Y si tienen un pesebre en su hogar, agarra el Niño en sus manos, pasarlo con reverencia a los otros miembros de la familia.
La devoción al Niño Jesús es algo que debemos a San Francisco de Asís. Antes de el, la énfasis fue en la gloria de Jesús como el Señor Resucitado. Pero Francisco quería enfocar en la humildad de Jesús, especialmente los dos momentos de mayor debilidad--su crucifixión y su nacimiento. En el año 1223, Francisco pasó el invierno con unos hermanos en la sierra de Italia. Reunió la gente de pueblo de Greccio y usando animales--el burro, las ovejas, el buey, etc.--y pastores verdaderos hizo una representación viva del Nacimiento de Jesús. Quería que ellos entendieran las circunstancias duras en que Jesús nació y así acercarse a El.
Durante el tiempo de navidad Dios nos invita hacer algo semejante. Tenemos que hacer un lugar para Jesús en medio del desorden. Quizás puedo dar un ejemplo personal. Uds. saben que el arzobispo Brunett nos visitó para el 12 de diciembre. Decidí organizar un poco mi cuarto. Descubrí varias cosas que pensaba haber perdido. Es un buen proyecto para el Año Nuevo. Limpiar nuestro cuarto. No estoy hablando principalmente del cuarto físico, sino espiritual.
Si vamos a responder a Jesús, tenemos que crear un espacio para El. En nuestra parroquia hemos comenzado la práctica de Adoración Eucarística. El Pan que recibimos en la comunión es la presencia real de Jesús. Lo tenemos expuesto todo el día de miércoles y viernes durante el día y toda la noche hasta sábado en la mañana. Es realmente impresionante el número de personas que han venido para pasar una hora en adoración a Jesús--y las bendiciones que han recibido personalmente y para sus familias.
El Pan Eucarístico es como Belén. Jesús nos vino en la forma humilde de un bebito. Ahora viene en la forma aún más humilde de pan que es su Cuerpo y su Sangre, su Presencia Real en la Misa. Mi invitación es hacer un espacio en su vida para Jesús, venir a la misa todos los domingos. En una carta especial, el Santo Padre nos hizo recordar que asistir a la misa dominical es una obligación sería para todo católico. En la misa recibimos el regalo más grande que es la presencia verdadera de Jesús nuestro Salvador
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